Nueva vida y nuevos placeres…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por maduro_morboso.
Mi accidente no fue para nada uno mas, menos aún para mí porque me dejó totalmente paralizado desde el cuello hacia abajo, cambiar totalmente mi modo de vida y ver las cosas se hicieron primordiales para mi superación. En primer lugar perdí totalmente mis pudores “sociales” ya que dependía totalmente de mis enfermero/as para absolutamente todo, desde alimentarme al aseo diario.
A los 6 meses ya había logrado ciertos avances y tenía algunos movimientos que me hacían ver mas positivamente a la vida.
Todo esto acompañaba mi sexualidad activa que se hacía presente apenas me tocaban la verga ya sea para limpiarme o lo que sea, cada vez que la tocaban se me paraba, se hizo común y hasta era tema de charlas atrevidas con mis enfermeras. No puedo decir que mi culo era virgen porque ya me había metido dedos y algún objeto antes de esto así que supongo era evidente que estaba mas abierto de lo normal. Esto, particularmente me dejó un par de experiencias en esa clínica pero lo que quiero contarles hoy viene después.
Ya en mi casa era mas fácil acostumbrarme y tener confianza con quien cuidaba de mí, si bien mi recuperación no era total me permitía moverme con mucha dificultad obviamente pero me dejaba mas oportunidades, principalmente cuando debíamos quedarnos a solas por cuestiones diversas en que el resto de mi familia salía.
Tener una pc e internet me nutría de ideas y pretextos varios al tiempo que me ayudaban a mantenerme al día.
José mi asistente se encargaba prácticamente de todo y en esto los roces eran comunes, por supuesto se me paraba la verga muy fácil y él se burlaba al principio mientras me daba una apretadita en los genitales jugando, al poco tiempo me hacía preguntas mas personales que yo trataba de responder buscando algún avance de su parte.
Un día después de hacer ejercicios físicos de rehablitación, elongaciones y demás nos sentamos a tomar mate (bebida de infusión parecida al té en Argentina) y mientras charlábamos abrí intencionalmente una pagina con videos porno y entre ellos gay, era evidente a esa altura mi mala intención tanto como para que enfrente a una pregunta directa, me dijo:
-“Te animarias a hacer eso?” viendo un hombre chupándole la pija a otro en el monitor…
-“Sí por supuesto, está muy bueno!” le respondí sin verle la cara…
Se paró, cerró la puerta con llave y bajándose levemente los pantalones joggings me acercó la pija a la cara y me dijo: -“acá tenés…”
Giré un poco y tomándola apoyé los labios en la cabeza testeando el gusto, realmente se sentía mas que bien; un lejano saborcito a jabón junto a un leve perfume que venía mas de otro lado que de sus genitales, esto me hizo metérmela en la boca mientras terminaba de crecer entre mis labios totalmente ensalivados, trataba de no apoyar los dientes pero por su tamaño no era fácil tratar de disfrutar casi 19 cms de hermosa pija dura, la tenía muy rosada y solo se ensanchaba en su zona media para alcanzar unos 4 cms de diámetro.
Me entretuve muchísimo tiempo yendo y viniendo, ensalivándole la pija y dejándole ver cuánto me gustaba su poronga en mi boca, trataba sin éxito de tragarla entera lo que me daba arcadas acompañadas de sendos lagrimones, sólo la sacaba para darle pequeños lengüeteos a sus huevos, así incómodo como estábamos sentí que apuró sus movimientos previos a acabar, metí la verga en la boca lo más posible pero dejando lugar cerré los labios para contener sus fluidos que de cualquier manera me sorprendieron ya que al dar prácticamente en la garganta me dió una arcada buscando tomar aire todo al mismo tiempo recibía los lechazos en la boca, apenas se detuvo tragué sin pensar mucho y me dediqué a darle unas lamidas limpiando lo que quedaba de semen y saliva en su hermosa pija.
Me preguntó si me gustó y si me animaba a otra cosa, obviamente le dije que sí; ya estaba jugado, las cartas hechadas y no sabía si se repetiría todo eso así que quería aprovechar y hacer todo lo que era posible.
Me acomodé en posición “de perrito”, en cuatro patas; mientras él me ponía vaselina liquida que usábamos para masajes, no necesitaba mucho en realidad ya que la sensación de “sumisión” era extrema, no puedo definirlo muy bien ya que aunque la situación fue buscada y consentida me sentía, por lo menos mentalmente; invadido, superado no sólo físicamente sinó que mi predisposición mental fue transformándose de “disfrutar un buen momento” a “hacer que mi compañero me goce lo mas posible”.
Un dedo, y dos fueron venciendo lentamente mi esfínter haciendo lugar a uno más, una vez en mi interior los giraba hacia los lados sacándolos y volviendo al interior hasta que al rato me dijo, “listo, ya está…”
Me apoyó la cabeza de la pija en la cola y presionando se agarró de mis caderas para metérmela de un empujón lento y larguísimo que acabó cuando sentí que hizo tope sus piernas contra mis nalgas, sentía mi ano abrazando ese pedazo de carne que sin detenerse me dejaba sin defensa, lo único comparable que puedo recordar es que sentí mi culo como un elástico viejo que se va “soltando” poco a poco hasta dejar pasar al intruso.
Me tuvo un par de minutos así hasta que empezó a meter y sacar lentamente, al principio recorría unos pocos centímetros hasta que en un momento lo hacía con un recorrido largo y sin pausas, la sensación de estar “lleno”, de ser “invadido” en mi cuerpo me hacia disfrutar muchísimo, me sobrecalentaba pensar en que un hombre me estaba cogiendo a gusto y placer, tal como tantas veces yo lo hice con cuanta mujer tuve oportunidad, esa idea; ese pensamiento tan machista y visceral que sentía me abría una nueva forma de disfrutar el sexo.
Sus golpeteos rítmicos contra mis nalgas me traían más de un recuerdo que se mezclaban en mi cabeza calentándome a tope, él solo me decía que mi cola quemaba de caliente, que le encantaba mi culo y que me cogería muchísimo de ahora en mas, yo no respondía más que algunos gemidos…
Cambiaba de ritmo repentinamente cada cierto tiempo acompasadamente hasta que en un momento empezó el golpeteo frenético contra mis nalgas para culminar acabando en mis entrañas, que placer fue sentir ese líquido adentro mío lubricando el camino de sus últimas estocadas.
Se limpió con unas servilletas de papel mientras yo me masturbaba para acabar también mientras él me miraba.
Creo que ese día no caminé mejor pero sí mucho mas liviano.
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