Nunca me lo hubiese imaginado, aunque siempre me lo imaginé (Venezuela)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por venezolano2322.
Los tiempos de estudio.
No sé ustedes, pero yo tengo una debilidad inmensa por los chamos morenos claros, delgados, y altos.
Y así mismo era Francisco.
Un chamo que estudió conmigo en el liceo.
Me daba morbo verlo con el pantalón de gabardina marcándole el bulto adelante, y las nalgas redonditas.
Me provocaba apretárselas, estrujárselas, lamérselas, comérselas, entre otras cosas.
Siempre llegaba a mi casa cayéndome a pajas, imaginándome que Francisco era mi amigo y me acompañaba a mi casa a hacer cualquier trabajo para el liceo, y que nos bañábamos juntos, y veíamos nuestros cuerpos apenas comenzando a ser adultos.
Pero la verdad era, que aunque él estudiaba conmigo, no era mi amigo, nosotros no hablábamos para nada.
Ni nos saludábamos, pero teníamos amigas en común y podía escuchar sus conversaciones sobre sexo, donde él explicaba con señas y gestos faciales las posiciones en que le gustaba coger a sus supuestos tires.
Era todo un macho hetero, no sé si lo que decía era verdad o mentira, pero oírlo me excitaba mucho y era más que suficiente para una paja segura.
Él se dejaba una chivita bien cuidada y yo me imaginaba que se la chupaba o que me la restregaba por todo el cuerpo mientras me pasaba la lengua, o que me hacia cosquilla con ella en el culo mientras me lo mamaba.
Lo que yo pensaba era muy diferente a la realidad, Francisco siempre se metía conmigo, decía que yo era marico, y eso no me ofendía, porque de hecho, lo soy.
Pero era incomodo que lo dijera en público, tratando de que todos se rieran de mí, y muchas veces lo logró pero yo ni pendiente, igual me gustaba su actitud dominante y machista.
Nos graduamos juntos y no supe más de él por un tiempo, pero para mi sorpresa, al comenzar la universidad, me lo topé en mi misma sede, pero me quedé más sorprendido cuando me saludó con un movimiento de cabeza.
Desde allí, cada vez que me lo encontraba en la universidad, me saludaba igual, o me decía un “Epale”, creo que en una ocasión hasta me dio la mano.
Siempre lo veía porque él estudiaba una carrera afín a la mía, pasaron los 5 años de la universidad sin ninguna novedad más que un saludo espontaneo de ambos cada vez que nos encontrábamos.
El trabajo
Eran tiempos de pasantías, y para mi grata e ingrata sorpresa, estaba Francisco en la misma empresa que yo.
Aunque no pude evitar pensar, “este carajito cada vez se pone más bueno”, me dio miedo que, como en el liceo, él tomara una actitud burlona hacia mí que me hiciera quedar mal ahora en el trabajo.
Supongo que en esos 5 años había madurado porque no lo hizo, y teníamos que trabajar juntos, porque los dos éramos pasantes y desarrollábamos el mismo proyecto, en la misma oficina, con el mismo jefe directo.
Yo veía a ese chamo todos los días, y me seguía dando morbo, pero ya no llegaba vuelto loco a pajearme.
Fueron muchos los días que trabajamos lado a lado en AutoCAD, actualizando los planos de la obra que se iba ejecutando.
Nos llevábamos bien, incluso reíamos y echábamos vaina juntos, pero siempre con cierta distancia de parte y parte.
Francisco era un buen ingeniero, yo aprendía de él y supongo que el aprendía de mí, nos complementábamos.
Un día, nuestro jefe directo se fue 2 horas antes y nos dejó solos en la oficina (un tráiler) en medio de la obra.
Iba a comenzar a llover y cuando llueve no se puede continuar trabajando, así que los obreros se fueron y quedamos él y yo solos en nuestros asuntos.
Se prendió el coñazo de agua que parecía que se iba a caer el cielo.
Al terminar nos pusimos a ver videos en YouTube para pasar el rato, y riéndonos de marisqueras.
Él me enseñó un video porno de una tipa a quien un negro se cogía patas al hombro, mientras veía el video en su teléfono, él lo estaba viendo al mismo tiempo, por lo que su cabeza estaba tan cerca de la mía que podía sentir su respiración.
De vez en cuando desviaba la mirada hacia sus labios e inconscientemente pasaba la lengua por los míos para humedecerlos.
Al terminar el video, Francisco me dice, -¿viste el video? Pa’ que sientas envidia de la tipa.
¿Quién te viera a ti con un negro así? – El comentario me dio risa, pero le respondí: -Nada que ver-.
Me volteé y me puse a hacer mis cosas de nuevo en AutoCAD.
Francisco se paró a ver por la ventana.
–Marico, que ladilla, sigue lloviendo, y yo tengo un dolor en el cuello y en los hombros que lo que quiero es llegar a mi casa y acostarme de una vez-.
–Verga, así mismo estoy yo, estar sentado aquí es muy cansón-.
Sí, pero yo estoy más molido porque tengo la espalda roja y me arde porque ayer fui pa’ la playa, ve esto.
Me dijo desabotonándose la camisa mientras se sentaba en su silla al lado mío para enseñarme su espalda quemada por el sol.
Yo como el que no quiere la cosa, volteé disimuladamente a verlo, y si la tenía quemada, pero independientemente de eso, lo que me llamó la atención fue los músculos tensos de sus hombros y cuello, la espalda ancha y dura.
Enseguida me imaginé teniéndolo encima de mí cayéndonos a besos y pasando las manos por su espalda, su verga dura que apuñalaba mi abdomen, y mi guebo como un fierro haciendo presión en su ombligo.
Francisco se terminó de quitar la camisa y la puso en una silla.
Agarró de su bolso una crema que comenzó a echarse en la espalda, hasta donde su elasticidad le permitía.
Yo ya había terminado, y guardado el archivo, así que mientras él hacía eso, me paré a ver por la ventana, y como seguía lloviendo, aproveche para echarle una ojeada al pecho de Francisco.
El coñoemadre estaba más rico de lo que me había imaginado.
Era un pecho ancho, y se veía bien marcado, sin caer en lo voluminoso, era delgado pero definido, el abdomen era planito y tenía una hilera de pelos finos, desde el plexo hasta el ombligo, y desde el ombligo se perdía debajo de la correa.
Las tetillas era marroncitas y lisas, redonditas y pequeñas, de esas que parecen que están dormidas pero que si comienzas a pasarle la lengua se paran.
Los brazos los tenía fuertes, sin llegar a ser musculosos, sólo eran macizos y se veían bien tonificados.
Ahora tengo que esperar que se seque esta vaina porque si no voy a manchar la camisa, me dijo él, subiendo la cabeza para mirarme a la cara.
Yo asentí y me fui a acercar a mi silla, y le vi la espalda llena de crema blanca, que no estaba bien esparcida, así que instintivamente al pasar por detrás de él, le pasé el dedo índice al mismo tiempo que le decía que tenía un montón de crema allí, que si no se la esparcía bien, nunca se le iba a secar.
El se quedó tranquilo y callado mientras le restregaba la crema, como sin darle importancia.
Su piel era suavecita.
– ¿Qué perfume es ese, 212 de Carolina Herrera?- Le pregunté.
–No, huele bien pa’ que veas- Dijo él.
Yo me acerqué un poco más a su nuca y aspiré.
–Si mi olfato no me falla, es 212- dije.
Él se volteó, se puso de frente hacia mí mientras se olía la muñeca, y me la acercaba a la cara para que yo se lo oliera también, lo cual hice medio temeroso, porque podía ser otra broma de él.
-¿Cuál es? Adivina- Coño no sé, ni idea- Es 212 VIP, dijo riéndose, mientras me llevo los dedos a la nariz, tocando también mis labios con sus manos.
Yo le quité la mano de mi cara, y con la otra mano me la pasó por la cara de nuevo, y cuando intenté quitarle la mano, me agarró las dos manos y las presiono hacia abajo, inclinando su cuerpo que aún estaba sentado, hacia adelante.
Su cara quedó muy cerca de la mía y sentí su olor más de cerca.
Traté de forcejear con él pero no tenía ganas de eso, tenía ganas de saltarle encima y comenzar a besarlo, sentir su lengua en mi boca, empujando la mía hacia adentro y ver que tan bien besaba.
Entre esos jugueteos dejó de llover, el se puso su camisa y yo veía mientras se metía la mano por dentro del pantalón para arreglársela por dentro.
–Dame la cola pues- me dijo.
(Dar la cola es cuando llevas a alguien en tu carro hacia alguna parte cerca de donde vas) Pero en esta ocasión lo percibí como un juego de palabras.
El vive cerca de mi casa, estudiamos en el mismo liceo porque era cercano a nuestra casa pero yo nunca le había dado la cola antes, aunque quería dársela jajaja.
En el camino, estuvimos enfocados en temas normales, lo dejé en su casa y me fui.
Esta vez sí llegué a mi casa pajeandome.
Estaba full de leche y sentía las bolas pesadas por lo que había pasado en la oficina.
Me imagine besando a Francisco, acariciándole la piel del pecho, lamiendo la hilera de pelos de su abdomen, mordiéndole el pecho, desabrochándole la correa descubriendo lo que había abajo.
Me veía en el espejo desnudo, flexionando los brazos y las piernas para que se marcaran mis propios músculos, haciendo fuerza en el abdomen para que se marcaran mis abdominales, con la mano derecha en el guebo dándome duro y con la otra apretándome la tetilla derecha y moviéndola de adelante pa’ atrás.
Los ojos cerrados y la cabeza hacia arriba.
Puse dos almohadas una encima de la otra y comencé moverme cogiendo las almohadas, imaginando que restregaba mi verga en el culo de Francisco mientras olía su perfume de su propia nuca, las manos entrelazadas con las mías por encima de su cabeza, separándolas, y un vaivén encima de él mientras gemía como loco mi nombre y pedía que lo penetrara más profundo.
Hasta que le daba justo donde era y llenaba mis sabanas de su leche por el roce de su verga en la cogida que le estaba dando.
Esto me puso loco y acabé dando 3 enterradas en mis almohadas, tan profundas que el prepucio se me deslizaba completico hasta atrás y la cabeza del pipe tan roja y cabezona soltando los chorros de leche disparados.
Francisco me gustaba full.
Quería cogerme a ese carajo, pero también me provocaba que con la verga gruesa que me imaginaba que tenía, me penetrara él a mí bien profundo.
Arduo Trabajo
Ese fin de semana no supe de Francisco porque los fines de semana no trabajamos.
Al llegar el lunes a la oficina, tuvimos que trabajar muchísimo porque se realizaron muchos cambios en la obra que teníamos que registrar, Francisco y yo estábamos agotados, salimos a las 4 de la tarde del trabajo y aun no habíamos terminado, nos fuimos pa’ su casa pa’ terminar, al llegar allí me di cuenta de que estaba solo, su familia estaba de viaje.
Comencé a trabajar en el comedor mientras él desde la cocina, sin camisa, sin zapatos y con el botón del pantalón desabrochado, preparaba algo para comer.
Después de comer, se fue un rato a su cuarto y me pegó un grito desde allá para que llevara la laptop, cuando entré lo encontré en paño porque se iba a bañar.
Vi su cuerpo y me vinieron los recuerdos de la oficina, esta vez vi sus piernas gruesas y como el pipe le guindaba dentro del paño.
No me podía concentrar pensando en cómo ese hombre estaba bañándose en el mismo cuarto que yo, desnudo, echándose jabón, tocándose todo el cuerpo, quizás con la verga semiparada.
Al salir del baño, se sentó goteando al lado mío para ver lo que llevaba hecho en la computadora.
–Chamo ¿no estás cansado? Anda a bañarte, yo te presto una franela y un short porque esto va pa’ largo- Se paró y sacó del closet la franela y el short y me la lanzó encima.
Luego se acerco a mí y me quito la laptop de las piernas y comenzó a trabajar él.
Yo me fui al baño no sólo porque estaba cansado y quería una ducha, sino para ver, oler y tocar todo lo que había allí, y el hecho de estar desnudo con Francisco en el mismo cuarto me daba morbo.
Quitándome el bóxer, el guebo se me liberó como un resorte.
Me metí a la ducha y disfrute el agua y el jabón que minutos antes, ese carajo con el que fantaseaba tanto, había pasado por su cuerpo desnudo.
Cerré los ojos, me di unos cuantos jalones para calmarme el pene, pero se paraba más.
Tenía que salir en paño porque la ropa que él me prestó, la había dejado en la cama, tenía el guebo parado, así que me lo presioné bien hacia arriba, y lo apreté cuando le di vuelta al paño alrededor de la cintura.
Cuando salí del baño, vi a Francisco soltándose el paño, en frente de la laptop como pensando en algo que estaba haciendo allí, mientras se ponía el bóxer, sin casi percatarse de mi presencia.
Tenía el vello púbico rasurado bajito, y el guebo medio despierto.
El mío iba a estallar.
Me acerqué a él rodeando la cama para alcanzar la ropa y ver lo que él veía en la laptop.
Agarré el bóxer y me lo puse sin soltarme el paño, él se movió unos pasos atrás, para sacar algo del closet, y me roció perfume sobre el cuello.
– ¿Este es el perfume, viste?- dijo.
Se sentó sobre la cama con la laptop en las piernas, yo le seguí, desdoblándome el paño pero colocándomelo en el frente para disimular la erección.
Señaló algo en la pc y yo me acerqué para ver bien, el se acercó más y sentí su respiración en mi nuca.
–A ti te huele diferente- Me dijo.
Yo volteé lentamente y sentí el roce de su cara en la mía.
Su barbilla me la pasaba por los cachetes, sentía lo suave de su cara que se deslizaba sobre la mía, cerré los ojos y sentí sus labios, suaves y húmedos, mis labios envolvían su labio superior una y otra vez, su lengua ya trataba de entrar en mi boca, me quitó el paño y lo lanzó al piso y puso su mano en mi pierna metiendo los dedos dentro del bóxer, empujándome con su cabeza hacia atrás para que me recostara.
Se monto encima de mí besándome la boca, deslizando sus labios por mi cuello y oliéndome, me agarró las manos y las puso por encima de mi cabeza y comenzó el vaivén que yo hacía con las almohadas pero guebo con guebo por encima del bóxer, se movía lento y de repente embestía duro, se movía rápido y después cambiaba el ritmo en círculos.
Bajó la cabeza pasándome la lengua desde el pecho hasta la liga del bóxer y cuando su pecho estuvo a la altura de la cabeza de mi pene, fue subiendo sin despegarse de mi cuerpo, de manera que sentía como su peso iba incrementándose sobre mí.
Mientras me besaba la boca, yo le masajeaba el pipe por encima de su bóxer, metí la mano dentro y sentí como se humedecía la palma de mi mano a medida que su prepucio se descubría.
Le saqué el guebo completo y las bolas le colgaban por encima de la elástica del bóxer.
Su guebo estaba durísimo apuntando hacia mi cara.
Él se dejo caer nuevamente sobre mí y sentí su líquido pre seminal en mi abdomen, con lo duro de su verga.
Puso sus manos en mi cadera y las deslizo hacia abajo para bajar el boxer.
Mi verga se soltó y rebotó hacia arriba chocando con sus bolas.
Él se levantó un poco y metió una pierna entra las mías y empujo mi bóxer hasta que se salió de mis pies.
Ágilmente puso sus rodillas entre las mías y abrió mis piernas dejando mi ano expuesto y mis piernas apoyadas sobre las suyas.
Se dirigió a mi boca y comenzó a besarme intensamente mientras me agarraba las manos con fuerza impidiéndome tocarlo, y sus caderas iban hacia adelante y atrás tanteándome el ano con la cabeza de su guebo.
Se paró y viéndome desde arriba, se quitó el bóxer, se puso de cuclillas sobre mi cuerpo y se sentó encima de mi pelvis, empujando mi guebo hacia atrás con sus nalgas, yo me incorporé y lo abracé y comencé a mordisquearle las tetillas en esa posición, le pasaba la lengua por el pecho y por el cuello.
Me empujo hacia atrás y me puso la punta del pene en mi boca, y así comencé a mamársela enfocándome solo en la cabeza, que le punzaba y soltaba gotas de pre cum de vez en cuando.
Francisco me puso de espaldas y se montó sobre mí meneando su verga en mi culo, el cual escupió para que su verga se deslizara sin problema por la raja, sin penetrarme.
Su cara estaba encima de la mía dándome besos en las mejillas y yo sentía su aliento, su respiración agitada en mis oídos.
En un instante que se separó de mí, me volteé para ver y ya estaba clavando su lengua en mi culo, metió los brazos por debajo de mis piernas para que mi culo quedara parado y paso mi guebo por debajo para pasarle la lengua desde la cabeza hasta el culo, el cual penetraba con su lengua, que se sentía caliente y húmeda.
Yo apretaba las sábanas, porque me estaba volviendo loco de tanto placer.
Al separar su cara de mi culo, se puso a mi derecha y me besó con la boca llena de saliva por la chupada que me había dado.
Presione sus labios contra los míos fuertemente.
Francisco me mordió las tetillas y el pecho hasta dejármelo rojo, bajo por mi abdomen y comenzó a mamarme el guebo de nuevo mientras yo le acariciaba la cabeza.
Me empujo las piernas hacia arriba con los brazos y volvió a meter la lengua en mi culo en un mete y saca rápido.
Agarró un condón que tenía debajo de la cama, lo sacó del empaque y se lo puso en la boca, sacó la lengua y ésta penetró el condón, y metió su lengua en mi boca.
Yo le chupaba la lengua como si fuese su propio pipe mientras le pasaba las manos por los costados de su cuerpo, y lo presionaba contra mí.
–Ponme el condón- me dijo.
Se acerco de cuclillas a mi cara y le coloqué el condón alternando entre mi boca y las manos.
Le agarre el guebo desde la base y lo choqué tres veces contra mi lengua, a la tercera vez, salió disparado hacia arriba.
Aproveche la posición en que el estaba para bajarme un poco mamarle el culo, le agarre las nalgas con las dos manos y las apretaba mientras le metía la lengua en el culo una y otra vez, francisco se movía de arriba a abajo para que mi lengua llegara más adentro de sí.
Después de un rato, volvió a mi boca y me besó, -Te quiero coger rico, que lo sientas bien adentro- dijo mirándome a los ojos.
Se posiciono nuevamente entre mis piernas, y con un poco de lubricante frio cuya punta introdujo en mi culo, me metió el dedo medio hasta la próstata, casi haciéndome acabar.
Lo sacó y me besaba mientras la cabeza de su verga entraba en mi culo, era gruesa y derecha, la cabeza era un poco más gruesa que la base y su verga se sentía dura, como un palo cubierto de cuero.
Cuando la cabeza entró, comenzó a mover la cadera muy despacio y sin mucho alcance como abriéndose camino dentro de mí, hasta que estuvo más de la mitad del pene adentro y ese poquito que faltaba me lo metió de un empujón y lo dejo profundo haciendo círculos como casi un minuto, mientras su boca estaba toda apoyada en la mía respirando lenta y profundamente para recuperar el aliento.
Comenzó a bombearme lentamente, lo sacaba despacio y lo metía despacio.
Luego lo sacaba rápido y lo metía despacio, lo metía duro y me lo sacaba rápido.
El ritmo me sorprendía, era diferente en cada embestida, me gustaba, sentía todo su pecho encima de mí.
Francisco decía mi nombre mientras me cogía y me pedía que lo abrazara fuerte mientras me lo metía más profundamente, luego se despegaba, me agarraba por los tobillos y me lo metía así casi salvajemente, su vello púbico me puyaba en las bolas, yo estaba a punto de acabar pero quería prolongarlo más.
Me lo sacó, me aplico más lubricante y me lo metió de espaldas, me puso en 4 y me lo metió así también, me puso de lado y me presionaba por el pecho para que estuviera bien unido a él.
Me solté y le dije que se sentara en la cama, y me monté sobre él y besándolo comencé a cabalgarlo, en círculos, de lado a lado, de arriba abajo.
Él gemía como loco y me abrazaba fuertemente para mantener el equilibrio de ambos.
-Marico, voy a acabar, quiero acabarte adentro- Me dijo con voz entrecortada mientras yo lo cabalgaba.
Yo sólo lo empuje hacia atrás, le dije que pusiera los brazos en la nuca y aceleré el ritmo de mi cabalgata hasta que el comenzó a moverse también, tan rápido y tan fuerte que me hizo acabar a mi también y bañarme el pecho de leche, que también cayó en su pecho.
Recuperando el aliento, me sonrío y se incorporó para besarme, puso la punta de la lengua en un poco de semen que estaba cerca de mi pecho y nos besamos mientras su pipe se desinflaba dentro de mí.
Se quitó el condón y nos quedamos un rato acostados acariciándonos el pecho y besándonos sin decir nada.
Luego nos paramos y nos bañamos juntos, donde lo volvimos a hacer, y al terminar el trabajo, dormí en su casa porque su culito también quería probar mi guebo por primera vez.
A nuestros 23 años, podemos aguantar bastante y sobre todo si es tan rico como esa vez con Francisco.
¿Quién no ha tenido un Francisco en su vida?
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Marico: es una manera de llamarnos entre los jóvenes en Venezuela.
No quiere decir que seas marico, es sólo una expresión coloquial.
AutoCAD: Es un programa de computadoras usado para hacer planos, entre otras cosas.
Carajito: Es como decir "muchacho, o muchachito"
Coñoemadre: Es una expresión venezolana que tiene muchos significados, pero en el relato lo uso como nombre.
Háganme saber si les gustó.
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