Oficina caliente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por samgoz.
Mi amigo Miguel (20 años) y yo (33) quedamos de vernos en mi oficina por la noche, para buscar pornografia en la red y darnos un buen agarrón.
Anduve bien caliente desde el día anterior, esperando ese momento. Al acostarme no pude aguantar las ganas y me hice una puñeta bien rica, imaginándolo.
Cuando llegó de inmediato entramos a la red. Veíamos una imagen tras otra de hombres desnudos, con vergas largas y gruesas, sin nada de grasa en sus cuerpos y unas nalgas redondas y suaves como melones; posando, cogiendo, mamando, metiéndose el dedo en el culo, besándose.
Mientras, mi amigo y yo veíamos esas imagenes tan candentes, sentados uno junto al otro, nuestros muslos rozándose, oprimiéndose; nuestras manos empezaron a recorrerlos lentamente, desde la rodilla hacia arriba, hasta llegar al paquete; nos apretamos la verga uno al otro, por encima del pantalon; desabotonamos nuestras camisas para acariciarnos los pezones hasta endurecerlos. Todo, sin dejar de observar las imagenes que se sucedían en la pantalla de la computadora.
Luego nos vimos a los ojos y empezamos a besarnos apasionadamente, acariciando nuestros cuerpos, introduciendo las manos por debajo de la ropa. El se puso de pie y me mostró su tesoro posterior, como me lo había prometido: dos hermosas nalgas lampiñas, cubiertas apenas por un hilo de tela. Yo tomaria una y la besé, luego la otra, para después hacer a un lado el hilo de tela y hundir mi lengua y mi rostro entre sus cachetes, buscando introducirme por el agujero de su culo.
Al mismo tiempo, él se inclinó para darme acceso con mayor libertad, se masturbó y me puñeteó también a mí. Entre jadeos empujó sus nalgas hacia mi rostro, yo chupé su culo con desesperación y antes de llegar al orgasmo nos pusimos de pie el uno frente al otro para bañarnos con nuestras leches.
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