Ojos colo gris
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como les había contado en mi primer relato (http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-26746.html), soy de Guadalajara, Jalisco en México.
Actualmente tengo 22 años, mido 1.70, soy de cuerpo definido (delgado y tonificado), muy peludo, piel morena clara, ojos castaños y cabello oscuro. Sin embargo, para el momento de los relatos que estoy contando era mas bien flacuchento, con aspecto algo enfermizo y ojeras marcadas.
Era febrero del 2009 en aquella ocasión, y después de mi primera vez no había vuelto a tener relaciones sexuales. Por ese entonces, la ciudad estaba con los preparativos para la conmemoración de su fundación y también la fiesta por san valentín, de modo tal que había mucho ruido por todos lados, y sobre todo en la preparatoria donde asistía. Chicos y chicas ligando, arreglándose para los diversos eventos que habría, en fin… hormonas a todo lo que daban. Menos yo, que me estaba encargando de organizar un evento del comité estudiantil (del cual yo no era parte) debido a que me lo habían pedido hasta que me hartaron y cedí; en consecuencia llegaba más temprano a la preparatoria y me iba más tarde.
No obstante, la noche del evento no podría asistir ya que mi mamá le había prometido a su mejor amiga que yo le ayudaría en su pastelería desde temprano hasta que cerrará porque recientemente habían dado baja a un integrante por problemas de salud, por lo que les haría falta personal para una fecha tan movida.
La mañana del 14 de Febrero pese a mi cansancio me levanté temprano a bañarme, recuerdo que me vestí con unos pantalones de mezclilla y una camisa rosa. Mi madre me dejó en Galerías (una plaza comercial) y de ahí caminé algunas cuadras hasta la pastelería de Constanza, la amiga de mi mamá, donde de inmediato me saludó y me regaló un uniforme que me había mandado a hacer, le agradecí las molestias y ella me dijo que no había problema pero había que apurarnos porque la gente ya había empezado a llegar. Conforme fue pasando el día, pude darme cuenta que la mayoría de las personas que entraban eran hombres de todo tipo, que sin excepción buscaban una salida fácil para un regalo que habían olvidado o que no habían querido tomarse la molestia en pensarlo, lo que me dio la oportunidad de mirar a muchos jajajajaja aunque lo hacía procurando ser lo más discreto posible, no solo por mí, si no que tampoco quería faltarle el respeto a nadie y mucho menos que eso ocasionara algún problema a Constanza.
Fue justo al atardecer que entró una mujer seguida de dos niñas y un joven, al parecer ella era quién había olvidado la fecha importante, y no era san valentín, al parecer su esposo cumplía años, pequeño detalle jajaja. Pronto escogió un pastel, y otros postres para llevar de regalo, pero era su hijo más grande quién llamó mi atención: medía 1.83 (lo supe más tarde), era exageradamente delgado, de piel blanca, tenía el cabello negro azabache muy corto, un par de ojos grises y por primera vez noté una nariz con un tabique muy marcado así como sus facciones. Era uno de los chicos con los cuales me había topado antes de conocer a Hugo, y aunque al principio pensé que lo estaba confundiendo, él eliminó toda duda cuando se me quedó viendo también hasta que se acercó y me saludó con un "yo te he visto antes". Aunque debo admitir que me emocionó verlo, en ese momento entré en pánico porque tanto Constanza como su madre nos voltearon a ver, y en aquél entonces cuando nadie sabía que era gay, aunque fuera totalmente ilógico, uno siempre imaginaba que de alguna manera saldría a relucir la nota, pero no, la señora solamente me saludó con la mano y me dijo que era un gusto conocer a uno de los amigos de su hijo y Constanza más ocupada de las ventas, le recordó sutilmente a la señora el motivo de su visita.
Él aprovecho esa distracción y se acercó para hablar conmigo.
-Quita esa cara de miedo, yo no soy el bruto de Ariel.-me dijo con una voz que era suave pero al mismo tiempo tenía algo que la hacía sonar profunda.
-¿Quién?-pregunté sin entender.
-El enano pendejo.-me dijo sonriendo mientras hacía un ademán con la mano derecha.-Me acuerdo de lo que te dijo y me mucha pena.
-No te apures, ni lo recordaba.-dije con sinceridad al tiempo que acomodaba unas bolsitas de estraza con granos de café cubiertos de chocolate.
-Pero te acordaste de mí, pequeño.-Me dijo cerca de mi oreja inclinándose un poco mientras fingía que me ayudaba.
Yo sentí como se erizaba mi piel y maldije por dentro que mi uniforme tuviera mangas cortas, porque él se dio cuenta y yo aun no estaba seguro si él podría tomarlo a mal en caso de que fuera heterosexual. El me dio un puñetazo suave en mi brazo y se despidió en seguida que su madre le dijo que ya estaba todo listo, no si antes dejarme su numero celular y decirme que esperaba verme pronto.
Cuando llego la hora de cerrar Constanza se despidió de todos, y yo regresé a mi casa en autobús sin dejar de pensar en Octavio, me fui a dormir y a la mañana siguiente (15 de febrero), me sorprendí al ver que tenía varios sms en mi celular agradeciendo mi esfuerzo para organizar el evento, pero uno de ellos era de Octavio invitándome para ir a una cafetería que al parecer le gustaba mucho, nos pusimos de acuerdo y para la tarde yo me dirigía a mi cita muerto de nervios.
Me había vestido con un pantalón ajustado color negro y una camisa blanca a cuadros azul marino y me había peinado (algo que en ese entonces no hacía), entre a la cafetería y Octavio ya estaba sentado, el alma se me fue a los pies cuando lo vi, se había puesto una bermuda cargo de color cafe que revelaba unas piernas delgadas pero bien formadas llenas de vellos rizados que brillaban castaños con el sol, unos vans grises y una polo blanca, a diferencia de mí, él iba despeinado y francamente lucía como si acabara de despertar. Me senté con él y platicamos bastante tiempo, Octavio tenía 21 años y ya estaba terminando su licenciatura, era el más grande de sus amigos que se conocían por tomar clases de francés en la misma escuela, hablamos de nuestras familias, estudios, de la primera vez que nos vimos, de la actitud de Ariel y me confesó, que su amigo era el más fanfarrón de todos pero que lo apreciaban demasiado porque siempre estaba dispuesto a ayudarlos en lo que fuera y para Octavio, era el hermano menor que siempre había querido, por eso siempre salía con él, ya que al parecer tenía una afición por meterse en problemas debido a su carácter; también hablamos de otras cosas y tal vez hubiéramos seguido así de no ser por una llamada de sus amigos que lo invitaban a un bar y cómo iría Ariel, Octavio me dijo que tendría que ir a cuidar que no ocasionara problemas.
Yo estuve de acuerdo aunque me sentía algo decepcionado por la manera tan abrupta como termino todo, pero Octavio solo sonrió.
-Aun tenemos tiempo, ven vamos a divertirnos.-me dijo retirándose a pagar.
Salimos y me llevó hasta su motocicleta, me pidió que me sentara adelante de él y yo con todo gusto acepté, en cuanto Octavio pasó sus brazos a mi alrededor para tomar el volante sentí como mi boxer empezaba a mojarse, y más cuando Octavio se pego a mi y me hizo sentir un bulto muy duro contra mis nalgas, cada que pasábamos por un tope o dábamos vuelta Octavio se repegaba más contra mí y me decía cosas como que estábamos de la manera indicada, o que se la había puesto muy dura.
Llegamos a su casa y me dijo que no había nadie, porque los domingos sacaban a las niñas a pasear desde temprano, me agarró el trasero y enseguida metió su mano bajo mi boxer, yo empece a suspirar cuando metió uno de sus dedos entre mis nalgas y me empezó a acariciar el ano, me llevó a su cuarto y me empezó a besar, sus besos eran muy largos y se ocupaba de hacer suyos mis labios, jugaba con mi lengua usando la suya y mientras me besaba con sus manos recorría mi rostro, me acariciaba la espalda y poco a poco me empezó a desvestir, me desabrochó la camisa y besaba mis pezones y costillas, me quito el cinturon y con los dientes me bajo el cierre, se deshizo de mi pantalón y empezó a lamer mi polla sobre el boxer que ya estaba bastante mojado yo suspiraba y lo veía quitarse la bermuda, los tenis y las calcetas, me volteé y le quite la polo, dejándolo solamente en un brief negro que estaba bastante abultado y de un lado dejaba salir la cabeza de su verga, yo me quité mi boxer y le quite su brief al tiempo que le lamía y daba besos en el espacio que hay entre la pierna y los testículos. Ya libre, su verga empezó a crecer más hasta ponerse ancha y completamente erecta en sus 20cms (a él si le medí la polla después), sus testiculos eran rosados y grandes sin ningún vello, se le empecé a mamar con avidez hasta que parecía que me la quería tragar del placer que sentía, todo su cuerpo tenía un olor suave y reconfortante, el precum que brotaba de su verga me sabía dulce y yo quería seguir ahí, pero Octavio me llevó a su boca para que lo volviera a besar.
-Tranquilo pequeño, harás que me corra.-me dijo con el rostro sudado y enrojecido, antes de volver a besarme.
El bajó y se metió mi verga de 18 cm a la boca y empezó a chupar mientras con una mano jugaba con mis huevos y mi ano, me puso de espaldas y comenzó con un beso negro que no se centro en mi ano únicamente si no que se tomo el tiempo de recorrer y hacer suyas mis nalgas completas, para mí era la gloria y gemía con bastante fuerza, era un sentimiento distinto al que había tenido con Hugo.
-Shh, pequeño… solo siéntelo, no tienes que gritar.-me dijo Octavio reclamando mi boca volviéndome a besar, mientras me masturbaba.-Ven siéntate conmigo.-añadió sentándose en la orilla de su cama, sacó un condón de su aburó y se lo puso.
-Siéntate peque, de frente.-me dijo con sus ojos grises sin separarse de los míos.
Le hice caso, y con calma me empece a sentar frente a él, comencé a sentir un dolor insoportable que antes no había tenido pero supuse que era debido al tamaño de la polla de Octavio que era demasiado grande para mí, así que sin quejarme me relaje y seguí bajando, Octavio me besaba el cuello, me acariciaba la espalda sin prisa, lo más duro fue al llegar a la mitad de su polla que era donde más engrosada estaba y cuando solté un quejido que no pude contener, Octavio me dijo que así estaba bien para él, pero lo empece a besar para distraerme y finalmente tuve toda su verga dentro de mí, con el simple movimiento que provocaba la respiración de Octavio en su polla yo suspiraba y el me siguió besando, mientras empezaba a mover su pelvis, el placer me recorría todo el cuerpo y varias veces sentí como se me entumían los pies, hasta que fui yo quién empezó a subir y bajar por su propia cuenta, el me servía de apoyo y entonces él entreabría sus labios en señal de placer y yo los besaba o le daba pequeños mordiscos, cada vez más yo aumentaba el ritmo y cuando la polla de Octavio salía completamente sentirla entrar otra vez era delicioso, pero también el sentirme sin esa verga dentro me daba más ansias, y volví a bajar el ritmo hasta que me dedique a subir y bajar lentamente, sintiendo todo el movimiento y las caricias de Octavio, quien me cargo y me recostó en el colchón de manera que tuve alzar mis piernas y cruzarlas sobre su espalda, con mis talones lo atraía hacia mí y el me penetraba de una manera lenta pero fuerte que me hacía sentirlo completamente, el me besaba en la boca y no quitaba sus ojos grises de los míos, finalmente todo se empezó a poner borroso y cerré los ojos mientras movía mi cabeza de un lado a otro, sentí como una descarga se liberaba en mi cuerpo y Octavio me seguía penetrando, arqueé mi espalda mientras sentí como Octavio se corría dentro de mí y yo también empecé a soltar semen mojando mi mejilla y mi torso.
Lo mejor fue que Octavio se quedó dentro mió y se acostó sobre mí besándome el cuello. Poco después se retiró, se deshizo del condón y lo envolvió en unos kleenex, y lo tiró al cesto. Yo lo miraba desde la cama con su polla enrojecida y aun semierecta, Octavio se dio cuenta y empezó a subir su mano suavemente sobre su verga, sin creerlo vi como su polla se volvia a poner grande y tiesa otra vez, yo también me volví a calentar de inmediato.
Octavio tomó su celular y lo vi mandar un sms. Ese día le canceló a sus amigos, me guiño un ojo y se fue a acostar otra vez conmigo. Lo hicimos nuevamente en su cama y más tarde en su baño. Antes de finalizar el día le avisó a sus padres en otro sms que un amigo se iba a quedar a dormir esa noche; por otro lado yo le avise a los míos.
Luego de aquella ocasión comencé a salir formalmente con Octavio y después iniciamos una relación que duro un par de años. Pero todo eso son otras historias.
Espero que les haya gustado mi relato. Gracias.
Pd: Muchas gracias a quienes comentaron y leyeron mi relato anterior.
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