Omar y yo. 1a parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Recién entramos a la preparatoria, mi mejor amigo Omar tuvo apendicitis, lo operaron y lo fui a visitar. Me abrió la puerta su mamá, su familia era pequeña, tan solo Omar y su mamá, no tenían más familiares. Yo llevaba un globo de Mickey que decía “Mejórate pronto” fue lo único que pude comprar en la tienda de regalos del hospital.
Entré y ahí estaba mi amigo, un poco pálido, con el suero conectado a su mano, recostado en esas camas horribles de hospital, cubierto hasta el pecho con una sábana azul, despeinado, viendo televisión. Me acerqué despacio, volteó a verme y sonrió, yo hice lo mismo, hicimos algún comentario sobre el globo mientras lo amarraba a su cama. La mamá interrumpió para decir que aprovechaba que estaba yo para ir a sacar unos copias de algunos documentos y comprar algo de comer, después de eso, salió.
-Cómo te sientes Omi?- le pregunté
-Madreado- contestó
Tenía una sombra de barba de 3 días, para sus 16 años, tenía mucho vello facial, de nuestros amigos, era el único que se afeitaba. A pesar de la palidez y lo despeinado, se veía hermoso, sus ojos expresivos, su boca delineada, su nariz perfecta.
-Te mandan saludos Karina y Esteban- le dije
-Que vengan en lugar de mandarme saludos, cabrones, me he aburrido muchísimo, solo hay tres canales en esta pinche televisión y pues mi mamá ya ni sabe qué decirme- Contestó
Sonreí y le comenté que no podían ir a visitarlo por la lejanía del hospital, pero que teníamos ya el plan para verlo en su casa en cuanto llegara a ella. Omar se me quedó viendo fijamente a los ojos, yo le respondí la mirada, de repente sentí un vacío en el estómago, sonrió, se me juntaron muchas emociones y desvié la mirada.
-Qué paso?- me dijo
-Nada wey, creo que sigues dopado- dije sonriendo, sentía que mi cara ardía de tan roja.
-Te puedo pedir algo?- preguntó
Yo dije –Claro que sí, qué necesitas? Llamo a alguien? Te duele algo?
-Somos compas no? Es que mira, me traen a cada rato esa cosa para que orine, pero no puedo, se me cohíbe el pinche pito cuando la enfermera me está esperando- dijo
-Y qué quieres? Que yo te ponga el pato para que orines cabrón?- dije riéndome
-No wey, quiero que me ayudes a levantarme para ir al baño, mi mamá no me deja por el suero, pero ya estoy que reviento, ayúdame tu con el suero no?-
-Hmmm y si te pasa algo Omi? Y si te duele?-
-Ayúdame, no seas así!- dijo con una expresión de niño regañado, era tan bonito, parecía pintado a mano. No pude resistirme.
Se retiró la sábana, y movió una pierna, yo le ayudé jalándole la otra y le extendí la mano para que se enderezara. Con una mueca de dolor se incorporó y despacio bajó de la cama. Se dio la vuelta, su bata sólo iba amarrada atrás por tres nudos, una en el cuello, otro a media espalda y otro en la cintura, mientras caminábamos lento no pude evitar ver la abertura de su bata. Se veía la línea entre sus nalgas, oscurecida por el vello, sus nalgas redonditas y sus piernas velludas. Traté de disimular, el volteó a verme y con una expresión de travesura me dijo:
-Estas pinches batas, te dejan el culo al aire-
Respondí –Ya veo… no subas el brazo, el suero Omi-
Entramos al baño, acomodé el pedestal del suero y me dirigí a la puerta. Omar se puso rojo y me llamó-
-Wey.. vas a decir que soy abusivo, pero solo tengo una mano-
-Qué quieres que te detenga el pito ara que orines o qué?- respondí
-No, solo para que lo sacudas- dijo riéndose –No… me puedes alzar la bata?-
Me acerqué, me puse detrás de él, no sabía cómo acomodarme, si le subía la bata desde atrás iba a recargarme en sus nalgas, y sobra decir que yo ya tría una erección tremenda, si lo hacía de frente, tal vez lo incomodaría. Me hizo la seña de que me pasara al frente, tomé la orilla de su bata y se la subí, volteé hacia el frente, para fingir que no me interesaba verlo orinar.
-Mira como me dejaron… como cuando tenía diez años- dijo con un tono de indignación
Automáticamente volteé, efectivamente le habían rasurado el vello púbico, traía cintas con vendas y un tubo más arriba, y más abajo pude ver su pene, moreno, en semi erección, unos testículos colgando muy abajo. Cuando comprendí que llevaba más de 3 segundos viéndolo, regresé la mirada al frente, y luego al techo. Sonreí otra vez, lo más varonil posible y le dije:
-No mames, seguro que desde los 3 años ya estabas peludo-
Él se rió y empezó a orinar, de reojo pude ver como detenía su prepucio atrás y orinaba con fuerza, subió la mirada y tuvo ese escalofrío que te da cuando estas orinando. Después de algunos 40 segundos, que me parecieron dos horas, empezó con un chorrito intermitente, sacudió su pene, bajo el prepucio y me dijo:
-Gracias wey, me has salvado la vejiga-
Lentamente regresamos a su cama, traía una manchita de orina en su bata, la vio y me dijo que no se la había sacudido bien porque capaz que se venía, llevaba 3 días sin “chaqueta” y a esa edad, 3 días es una eternidad. Se recostó, lo tapé de nuevo y regresamos a ver la tele.
De repente sentí su mano sobre la mía, volví a ponerme nervioso, volteé a verlo, me estaba viendo una vez más con esa expresión extraña, a media sonrisa, con los ojos muy abiertos, se le marcaban sus hoyuelos de las mejillas, con su pulgar acarició el dorso de mi mano, sonrió y me dijo –Gracias-
Sentí que se me salía el corazón, cambié a todos los colores posibles, volteé mi mano y le apreté un poco la suya. Estaba muy emocionado, sólo pude decir:
-Hijo de tu madre!!!! Ni te lavaste la mano!!!- Y no agradezcas Omi, para eso somos amigos no? Sabes bien que por ti, lo que quieras-
En ese momento oímos que abrían la puerta, era su mamá, retiramos las manos y empezamos a hablar de lo que había pasado en la escuela, cosas sin importancia. Después de unos 15 minutos me despedí, con otro intercambio de miradas, que decían más de lo que podríamos haber hablado en horas. Me despedí de su mamá. Me agradeció mucho la visita y me dijo que al otro día ya estarían en su casa, que cuando quisiera llegara a visitarlo.
Esa noche soñé con él, no dejé de suspirar, estaba enamorado el Omar.
Pasaron 3 días para juntar valor y verlo de nuevo, estaba confundido, qué tal si me lo había imaginado y él no me había coqueteado?
Llegué a su casa, con los libros y la tarea del día, para que no se atrasara mucho. Su mamá me pidió que subiera a su cuarto, ya que ella estaba lavando ropa, toqué a su puerta, y dijo –Quéee?- Parecía de mal humor. Entré despacio y le dije –Qué de qué pinche ogro?- Omar volteó rápidamente y sonrió, le devolví la sonrisa y me acerqué a él, estaba sentado en su cama, leyendo una revista. Me hizo una seña para que me sentara en la cama, así lo hice, después de hablar sobre cómo seguía, empecé a contarle sobre las tareas y lo que había pasado en la escuela, el parecía que no me ponía atención, solo me miraba sin parpadear.
-Me estás haciendo caso wey? Qué me ves?- le dije
-Te extrañé- me contestó
Yo me quedé sin palabras, lo miré y sin pensarlo me acerqué a él, lo besé. Fue un beso rápido, me retiré para ver su reacción, me moría de emoción, estaba igual de pálido que él. Omar estaba inmóvil, pasmado diría yo, después de cinco largos segundos, parpadeó y suspiró. Me sonrió una vez más con esa carita de lindo y me agarró la mano.
-Me pasas esa libreta?- Dijo mientras señalaba su escritorio, me levanté con una erección total, tratando de ocultarla, me estiré por la libreta y se la di. Sacó un papelito doblado en 4 y me lo dio.
-Léelo cuando estés solo-
Lo guardé en mi pantalón en el momento en que su mamá entro al cuarto para hacerle las curaciones a su hijo. Muy nervioso me despedí y Salí rápido de su casa.
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