Orgía en un motel de Tijuana
Jorge, su hermano Marcos y otros compañeros del grupo de la iglesia van por unos días a Tijuana y viven excitantes experiencias en el motel donde se hospedaron..
¡Dios, fue genial! Mi hermano Marcos, de 18 años, y yo fuimos con un grupo de amigos a Tijuana el día después de la Navidad de 1985. Los dos días siguientes estuvieron llenos de juerga de borracheras como nunca antes había visto mi joven cuerpo de 16 años. Nos alojamos en un motel.
El Marcos y yo nos habíamos masturbado y mamado juntos; nos encantaba hacer el 69. Pero nada realmente serio.
Les habíamos dicho a nuestros padres que íbamos con unos compañeros del grupo de la iglesia, así que todo estuvo bien. De hecho, íbamos a compartir nuestra habitación con otros cinco amigos. Uno de ellos, el Ricky, fue nuestro líder durante el viaje. Tenía 20 años y una camioneta que podía transportarnos a todos. Él había arreglado las reservaciones y todo. Realmente yo no lo trataba mucho, pero Marcos sí. ¡Él me dijo que deberíamos esperar cualquier cosa!
Mi hermano estaba en lo correcto.
También estaba con nosotros el Saúl, que tenía 17 años, y su hermano, el Eric, que tenía 15 años. El Tommy, de 16 años, y el Lalo, de 15, también estaban allí.
El Marcos y yo habíamos entrado al grupo de la iglesia pocos meses antes y casi no habíamos convivido con ninguno de ellos (excepto mi hermano, que sí se había tomando unas cervezas con el Ricky).
Cuando llegamos al hotel, descubrimos que había otras dos habitaciones llenas de morros que estaban tratando de escapar de casa como nosotros. Junto a nosotros, a un lado, estaban cuatro morras que conocían a los cinco morros en la habitación que tenía una puerta que comunicaba con la nuestra.
Salimos a pasear y fuimos al Centro Cultural Tijuana. Pasamos la tarde recorriendo salas y vimos una película en el planetario.
¡La mayor parte fue genial, pero no tanto como lo que pasó esa noche!
El motel no tenía cable, así que cuando regresamos, sacamos los paquetes de cerveza y nos sentamos a mirar la televisión. Los morros de la habitación de al lado encontraron a las chavas y comenzaron la fiesta. Nos sentimos realmente excluidos pero muy cachondos. No pasó mucho rato cuando todos estábamos en ropa interior y acostados en las dos camas o en el suelo, listos para dormir.
El Marcos y yo ya habíamos planeado intentar poner en marcha las cosas si fuera necesario. Estar acostado en una cama con el Eric y el Lalo a cada lado hizo que mi verga comenzara a ponerse dura. Puse la mano en mi entrepierna y comencé a frotarla lentamente a través de mis calzoncillos. Muy pronto tuve una erección furiosa. Noté por el rabillo del ojo que el Ricky y el Marcos me estaban mirando.
El Marcos dijo: “¡Oye, Jorge, parece que necesitas ayuda!”.
Se acercó a los pies de la cama, se apoyó contra ella y dejó que sus manos recorrieran el interior de mis piernas. Levanté un poco mi trasero y lentamente él bajó mis calzoncillos hasta mis rodillas. Luego agarró mi verga palpitante con su mano. Se inclinó y comenzó a lamer mis bolas, manteniendo su mano sobre mi verga. Bajó sus calzoncillos con la otra mano y comenzó a acariciar su propia carne de 8 pulgadas.
Pronto, estaba tomando la mayor parte de mi verga por su garganta. Estaba en éxtasis. No había dicho mucho, pero los ruidos que yo hacía llamaban la atención de todos.
Sin saber lo que dirían los demás, levantó la vista por un momento y dijo: “Bueno, cuando no puedes encontrar viejas cerca, ¡tienes que conformarte con la mejor opción!”.
Me encantó. Para el Marcos una buena verga era lo mejor.
Puse una mano sobre el Eric y otra sobre el Lalo. Sus cuerpos firmes y jóvenes eran realmente excitantes. Lentamente me moví hacia sus vergas, solo para descubrir que estaban palpitando y mojadas con líquido preseminal.
Pronto se giraron de costado y comenzaron a sentir mi cuerpo firme. Al Lalo le encantó lo que vio y decidió empezar a hacer algo al respecto. Acercó su cabeza a mi pecho y comenzó a lamer mis pezones.
Cuando el Eric vio eso, no pudo aguantar más. Puso su boca con fuerza sobre mis labios, me obligó a abrir la boca y me miró fijamente besándome con mucha fuerza. Me encantaba tener su lengua tan profundamente en mi boca, pero lo obligué a que volviera a meterse su lengua en la boca para poder explorarla también.
Muy pronto, todos se estaban acariciando muy fuerte. El Saúl y el Tommy estaban mirando al Ricky, que todavía estaba en la otra cama. Los tres se habían arrancado los calzoncillos.
No pude soportar más los sentimientos y grité: “¡Me estoy viniendo!”. Mi leche comenzó a dispararse directamente a la boca de mi hermano. A él le encantaba probar el semen tanto como a mí.
Quité mis manos del Eric y el Lalo el tiempo suficiente para sacar al Marcos de mi verga y llevarlo a mi boca. Ambos nos besamos el tiempo suficiente para que yo probara mi semen. Entonces el Lalo también quiso ver cómo sabía y empezó a hacerme un francés.
En ese momento, el Saúl había comenzado a mamarle al Tommy. El Ricky les dijo: “¿Por qué no se levantan del suelo y prueban esta cama?”. Rápidamente ellos aceptaron la invitación y se unieron en una de las cadenas de mamadas más hermosas que jamás hubiera imaginado.
Mi atención se centró en mi cama cuando el Eric me tocó. Me dijo: “¡Qué rico, Jorge! Ahí está mi hermano chupando al Ricky de la forma en que yo quería chuparlo. ¡Me encanta!”.
El Lalo decidió que necesitaba sentir el sabor de una verga, así que se acercó al Marcos y se la probó. No pasó mucho tiempo antes de que mi hermano dijera: “¡Augh, ya me vengo! ¿Quieres tragártelos?”.
El Lalo se apartó y dijo: “Esta vez no”.
Aproveché la oportunidad y moví mi boca frente a la verga del Marcos. Justo cuando mis labios la tocaron, él se corrió. El semen llenó mi boca y tragué todo lo que pude, pero algo goteó por mi barbilla y sobre mi pecho.
El Eric también quería probarlo, así que me besó con fuerza. El Lalo debe haber cambiado de opinión, porque tentativamente comenzó a lamer el semen de mi pecho.
“Mmmmh”, dijo, “¡¡debí haberlos aceptado!!”.
Pronto escuché al Ricky, al Saúl y al Tommy gemir de verdad. Los tres llegaron casi al mismo tiempo. Sus cuerpos palpitantes y rechinantes realmente me excitaron y mi verga empezó a elevarse de nuevo.
Pronto vi al Eric tomar la polla del Lalo en su boca y este salió disparado por su garganta. El Marcos no quería perderse nada, así que besó apasionadamente al Eric, solo para probar el semen adolescente del Lalo.
El Ricky gritó: “¿Qué tal otra cerveza?”.
Aquella noche nadie se molestó en volver a ponerse los calzoncillos. Nos emborrachamos y seguimos besándonos y mamando hasta la madrugada. No salimos del motel hasta la 1:00 de la tarde del viernes. A quién le importaba. Sabíamos que esa noche habría más diversión.
¡Estoy seguro de que la gente que nos veía debe haberse preguntado qué hizo que siete adolescentes fueran tan buenos amigos! Incluso tuve suficiente coraje para apretar el paquete del Saúl y el trasero del Tommy en público. ¡Eso nos preparó aún más para regresar al motel por la noche!
Continuará
Ufff sigue… Quiero saber mas
Ufff sí cuenta más