Oscarito
Cuando llegó su tío Joaquín a Oscarito lo sorprendió que fuera tan grande y fuerte, claro que para la corta edad de Oscarito, un hombre joven como Joaquín que venía del campo era como un gigante igual que su papá..
Oscarito había escuchado a sus papás hablando de su tío Joaquín, que venía a quedarse en casa por unos meses; Oscarito no lo conocía pero le hacía ilusión conocer al hermano de su papá. Oscarito no tenía hermanitos, su madre trabajaba en un pequeño hotel en el centro de la ciudad, a veces trabaja todo el dia y otras veces trabajaba por las noches, su papa tenia casi 30 años y trabajaba de taxista; vivían en un pequeño apartamento y acordaron que Joaquín se quedara en la habitación del nene.
Cuando llegó Joaquín a Oscarito lo sorprendió que fuera tan grande y fuerte, claro que para la corta edad de Oscarito que acababa de cumplir 6 añitos un hombre joven como Joaquín de 27 años que venía del campo era como un gigante igual que su papá. A Joaquin le llamó la atención que el niño fuera tan consentido y hablara con una vocecita floja y cuando caminaba se movía y se contoneaba más como una niña; a Joaquín, hombre rudo del campo, le pareció que el niño iba para mariconcito pero prefirió no tocar el tema y actuar con normalidad.
La primera noche luego de la cena los hermanos se quedaron hablando y poniéndose al día de las historias de la gente del pueblo. El nene apareció con su pantaloncito corto de dormir para despedirse antes de dormir, le dio un besito en la mejilla a su padre y luego otro a su tío, cuando caminaba hacia su cuarto Joaquín se quedó por un par de segundos observando el par de nalguitas mullidas balanceándose con el contoneo de la pequeña cinturita.
Al rato Joaquin sintió los efectos de los tragos de ron que se había tomado con su hermano Pedro, entró a la habitación, se quitó la camisa, el pantalón y se quedó en calzoncillo y así se tumbó en la cama donde quedó dormido rápidamente por la combinación del cansancio del viaje, la digestión de la cena y el licor.
A la mañana siguiente al despertar, Joaquín se dirigió al baño a orinar, cuando saco su miembro observó que estaba algo baboso y tenía la mata de pelos mojada también, soltó un buen chorro de orina, cepilló sus dientes y tomó una ducha. Los días transcurrían con normalidad y sin variación aparente. Una noche, adormecido en la cama, sintió el corrientazo desde la punta de la verga hasta la base del ombligo, dio un respingo y encontró a Oscarito prendido con más de la mitad de la tranca en la boquita, el niño se apartó cuando vio que su tío se había despertado de repente; Joaquín se quedó paralizado. Sería difícil decir cuál de los dos estaba más asustado, el nene temía que su tío le fuera a reñir, al tío le preocupaba que su hermano o su cuñada pensaran que él le hacía cosas al niño.
– vete a dormir! le ordenó con voz seca y tono fuerte.
Oscarito temió que su tío ya no lo quisiera. Joaquín intentaba evitar un contacto directo, estuvo pensando en dar por terminada la visita y regresarse al pueblo antes de tiempo; al día siguiente Joaquín llegó por la tarde medio bebido y encontró a Oscarito viendo tele, fue directo al baño, descargo una buena meada dejando la puerta abierta, el niño al oír el chorro potente se levantó y fue acercándose al baño, su tío se dio media vuelta mientra se sacudía el trozo de verga, miró fijamente al niño con la mirada turbia, Oscarito no quitaba los ojos de la gruesa herramienta que se fue poniendo dura, hinchada. Con temor se fue acercando y cuando estuvo a su alcance la tomó en su manito, sin mediar palabra inclinó la cabeza abrió la boquita y pronto los labios se cerraron cuando el cabezón había entrado, la legua recibió todo el sabor de las últimas gotas de orina y babita que salían de ese pedazo de carne caliente. Hacía ya meses que Oscarito había aprendido el arte de succionar una verga y exprimirle todo el jugo, y a ello se dedicó con el trozo de su tío Joaquín; le pasaba la lengua por el huequito de la punta, se la tragaba todo lo que podía hasta el fondo de su boca, le apretaba con la lenguita infantil, disfrutaba del sabor fuerte y terroso, el olor que le quemaba la naricita y le daba un mareito que le gustaba. Un momento después sintió como la boquita se le llenaba de ese juguito espeso que tanto le gustaba, cálido y muy viscoso, trago y siguió tragando hasta que sintió que lo tenía todo en su barriguita.
Desde ese momento Joaquín aprovechaba cada ocasión, cada momento oportuno que tenía con el nene para darle lo que tanto le gustaba, lo dejaba jugar con su verga y de vez en cuando intentaba que la cabeza le pasara a la gargantita aún inmadura,era una delicia sentir como esa boquita hambrienta de verga peleaba por tragar hasta el fondo, la naricita hinchada esforzándose en respirar mientras el pedazo de carne invadía toda la boca, los ojitos lloroso por el esfuerzo de la garganta, las corridas de Joaquín eran abundantes, espesas, fuertes, 27 año y los huevos siempre llenos de ADN, un manjar que Oscarito a sus 6 añitos parecía gustarle más que cualquier otra cosa.
Una noche, Oscarito se afanaba intentando sacarle una tercera ración de rico esperma a su tío, y Joaquín con los ojos cerrados se dejaba llevar por la succión de esa boquita siempre dispuesta a recibir una buena descarga. Ninguno sintió la puerta del apartamento cuando Pedro llegó, había atendido una carrera en su taxi que le había dejado a unas calles de casa y pensó en pasar y aprovechar para ir al baño, a Pedro le pareció raro no encontrar a Joaquín viendo la tele, cuando de camino al baño pasó por la habitación de Oscarito se los encontró allí. Su hermano sentado desnudo en la cama con las piernas abiertas y Oscarito en su shorcito de dormir, agachado entre las piernas de su tío bombeando la cabecita, tragando pipe.
– Que? Disfrutando veo… dijo Pedro, en tono divertido
Joaquín dio un salto del susto, se tapó la verga y se quedó pálido
– No…no… intentaba decir Joaquín
Oscarito tenía cara de susto también,no sabía si su papá se enfadaría y lo castigaría
– Tranquilo, tranquilo…dijo Pedro… yo sé que a Oscarito le gusta ordeñar, verdad bebé? …le dijo mirando a Oscarito, que se sonrojó y bajó la mirada, aún acurrucado en la cama, la boca aún babosa y calentita; Pedro se acercó a Oscarito, le cogió de la barbilla, le alzó la carita y lo puso mirando a Joaquín
– 6 añitos y todo un mariconcito tragador de leche…. Dijo Pedro, Joaquin aún no sabia que hacer, seguia arrinconado tapandose la verga que ya había perdido dureza.
– Te gusta el juguito verdad bebé? Pregunto Pedro mirando fijamente la carita roja por el esfuerzo y la respiración fuerte de Oscarito
– si pa…respondió el niño
– Y tu tío te da bastante juguito? … Joaquín sintió un vacío en el estómago, se le bajó la sangre a los pies, estaba lívido pensando en que la respuesta de Oscarito mínimo le condenaría a una paliza de su hermano; Pedro era igual que él, un hombre del campo y aunque había venido a la ciudad hacía años, aún conservaba todo su fuerza y vigor a sus 30 años.
– Si pa… volvió a decir Oscarito
– Y la de papi te gusta también? ..
– Si pa, es rica…
Joaquín de repente entendió todo, por eso el niño estaba tan enviciado, por eso tenía esa habilidad para chupar verga. Pedro soltó la carita de Oscarito y abriéndose el pantalón sacó un vergajo no más largo que el de Joaquín pero sí un poco más gordo, torcido y venudo; Oscarito salto como si tuviera un resorte y en menos de un segundo le comía más de la mitad del tronco a su padre
– Desde hace meses que se la viene comiendo, dijo Pedro mirando a Joaquín y bajando la mirada vio cómo su bebé sudaba luchando con el pedazo que tenía en la boca, la saliva chorreaba.
– antes que se lo goce otro por ahí mejor que aprenda en casa, dijo el comprensivo papá
Joaquin sintió que la verga se le iba a explotar, cuando Pedro soltó su descarga Oscarito no perdió ni una gota, le encantaba beberse todo el juguito de su papá
Pedro se limpio un poco la cabeza de la verga con la sábana, Joaquín no se atrevía a moverse
– Dale dale, no te quedes ahí, hay que aprovecharlo, si nació para maricón habrá que darle lo que le gusta…
Joaquín se levantó del borde de la cama donde estaba sentado y se puso frente a Oscarito, que con gusto volvió a engullir y apretar con todos los músculos de su boquita esa carne rica que tenía enfrente, Joaquín estaba al límite
Pedro ya saliendo de la habitación sin volver la cabeza dijo en voz alta, con la tranquilidad que su mujer no estaba para escucharlo
– Ya le dije que está grandecito y que hay que ir abriéndole el ortito poco a poco para que se la pueda tragar por la colita
Joaquin disparó un chorro potente en el fondo de la gargantita de Oscarito.
que buen relato amigo necesto un neeneasi jeje me encantan de esa edad
Es bueno tu relato me dejaste empalmado la edad esta bien pero mas nenes les enseñas mejor pues ya traen ese gusto por la verga y todo se da en su momento que lo disfruta uno y el termina gozando de principio a fin
No manches es mejor q yooo…. 🙂 😉 🙂 😉
Hola chicos, quiero agradecer esos amables comentarios, siempre es reconfortante saber que hay gente a la que le agrada aquello que uno hace y a la vez eso da ánimos para continuar.
Alexpinwi: jejejeje nahhh!! estoy seguro que no soy mejor escritor ni narrador ni nada por el estilo. pero en serio te agradezco bastante el entusiasmo
cebollita; pedro ziga: sinceramente, yo creo que la gran mayoría de nenes no piensa ni tiene consciencia de estas cosas PERO hay algunos otros, pocos muy pocos, que desde muy temprano muestran curiosidad y deseo, yo fui así desde muy pequeño, recuerdo que cuando íbamos en familia a la playa y jugaba en la arena de la orilla en realidad pasaba todo el tiempo mirando a todos los hombres con el bañador mojado porque se les notaba perfectamente el tubo de carne….imaginad cuantos hombres o jóvenes se habrán dado cuenta de que en mis ojos había interés
UN RELATO MUY EXCITANTE, MUY BIEN NARRADO, TE FELICITO
Riquísimo!!!