OTRA VEZ CON MI PRIMITO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por HentaiBoy.
Como recordaran hace unos cuantos meses (en abril) publique un relato con todo lo relacionado con mi primito Ricardo (de 14 años de edad) y de cómo a través del tiempo se desarrolló nuestra particular relación que después de tantos encontronazos eróticos terminó por fin en una desvirgada que nunca olvidaría.
Quisiera acotar que hace poco volví a enviar ese relato para que lo re-publicaran, ya que no sé por qué razón el final estuvo incompleto; sin embargo ya paso más de una semana y aún no lo han publicado.
Habían pasado más de ocho meses desde que me cogí a mi primito Ricardo, y desde aquella vez quede con ganas de volver a tenerlo ensartado, pero como sabrán las cosas con él son complicadas debido a su bipolaridad y su turbia personalidad.
Sin embargo, a pesar de todo eso pude encontrar la manera de sobrellevar y adaptarme a la naturaleza inusual de mi primito.
Después de la desvirgada que le hice a mi primo las cosas estuvieron normales por unos días; ambos hacíamos como si nada hubiese pasado, no volvimos hacer nada morboso; aunque si hablábamos, echábamos vaina y yo a veces le decía lo mucho que me gustaban sus nalgas bien paraditas.
Un hecho curioso es que esa vez él no volvió a mostrarse odioso conmigo y así estuvo hasta que finalizo el año.
Mi primo se fue los primeros de enero con una tía, yo mientras tanto me quede hasta comienzos de febrero compartiendo con mis “hermanitos” Bastian y Esteban; después viajé.
Una vez que estuve nuevamente en mi casa pase todo ese mes escribiendo sobre todas las cosas que había vivido con mi primo desde que lo conocí, estaba dispuesto a publicar mi relato en una página que había descubierto por casualidad (si, esta página web).
Después, a finales de abril tuve que viajar al sur del país por asuntos familiares y cuestiones de trabajo.
Es importante resaltar que las cosas en Venezuela se estaban poniendo bien jodidas y aunque algunos de mis compatriotas dirán que desde hace tiempo la situación ya estaba arrecha, la verdad es que en el territorio reinaba la escasez, la delincuencia, la corrupción y la negligencia; mientras tanto, las interminables colas, con filas y filas de personas, estaban a la orden del día.
Pero yo aquí no vine hablar de política sino de cosas morbosas.
Lo cierto del caso es que por lo jodido de la situación me tuve que quedar por tres meses en esa región del país.
Y debo confesar que viví cosas interesantes allá en esa lejana zona sur del territorio venezolano.
El hecho curioso más resaltante fue el que pasé con un carajito, un niño de apenas 8 años de edad que me sorprendió súbitamente.
Les había hablado anteriormente sobre lo intuitivo que soy referente a ciertas situaciones de las cuales soy testigo; más bien se puede decir que puedo “leer” a una persona con tan solo conocerla y aunque parezca difícil de creer a veces sé si esa persona oculta algo.
Bueno, la cuestión es que cuando conocí a ese carajito supe al instante que él era gay.
Me toco llegar en su casa porque yo conozco a toda su familia desde hace mucho tiempo, y ellos me consideran parte de la familia así que me pidieron que me quedara con ellos.
Era la primera vez que veía a ese niño llamado David; pero aunque supe sobre su condición de gay apenas lo vi, no le preste mucha atención.
Él se comportaba como un niño común de su edad y para ser sincero no era nada simpático, es un poquito feo; pero igual yo lo trataba de forma normal, aunque a veces me ponía odioso, mas sin embargo él parecía estar emocionado conmigo porque prácticamente estaba encima de mí todo el tiempo y siempre andaba detrás de mí.
Las cosas cambiaron en cierta ocasión cuando me recosté en la cama para tomar una siesta, al mucho rato de estar durmiendo sentí algo raro, pensé que era parte de un sueño, pero no fue así, al abrir mis ojos vi claramente como David tenia agarrado con ambas manos mis 17 cm de verga semi-erecto, además me lo estaba chupando como si se tratara de un helado o una gran paleta de dulce.
Apenas me vio despierto sonrió y como si nada me dijo:
-¡me gusta tu pija, es grandota!-
Yo en seguida y de forma exaltada me senté en la cama y guarde mi herramienta con rapidez porque no quería que nadie entrara y nos viera.
-“Que carajito tan marisco”- me dije; pero una vez más mis corazonadas resultaron ser ciertas.
Después de ese encuentro, a David no le importaba derrochar marisconería cuando estaba conmigo; era chistoso verlo comportarse como toda una niña delante de mí diciendo que quería ser una princesa y hacer cosas femeninas.
A veces decía que quería volver a chuparme la pija -“como le gusta mamar güebo al carajito ese”- pensaba yo siempre.
No obstante, cuando estaban sus papas, hermanos y demás personas mayores, el marisquito ese se comportaba como todo un hombrecito.
Y así pues, oponiéndose al dicho que tenemos por aquí que dice que si un niño o un tipo es bonito, es porque seguro es marisco (si es lindo es gay), al David ese, a pesar de ser bien feo, no le importaba actuar como toda una nena cuando yo estaba cerca.
Otro gay en potencia que lo dejaría en la lista de espera porque no estaba dispuesto a arriesgarme cayendo en juegos infantiles; además, en esa casa vivía demasiada gente y era arrechísimo hacer algo perverso y morboso.
Aunque creo que hubiese buscado la manera de no ser porque el carajito ese de verdad era tan feo que no provocaba aventurarse.
Pasaron los meses y nuevamente logre viajar a mi región; corría el mes de julio cuando se me ocurrió llamar a mi primito hermano Bastian para averiguar qué tipo de regalo quería recibir él en su cumpleaños del mes próximo.
Me sorprendió al escuchar que solamente deseaba que yo viajara para su cumpleaños y estuviese ahí con él.
Ese Bastian no dejaba de asombrarme, así que le prometí que viajaría para su cumpleaños.
Cabe destacar que en todo ese tiempo yo mantenía contacto con mi primo Ricardo vía mensaje de texto y WhatsApp; aunque debo confesar que debido a su bipolaridad fue difícil mantener una conversación amistosa y coherente con él.
No siempre manteníamos una plática informativa o sustanciosa ya que la mayoría de las veces él solo respondía con un “Si”, “No”, “Tal vez”, “No sé”, “Ok”, y eso a mí me daba una pinga de arrechera, porque yo le hablaba, le preguntaba cosas, y él solamente respondía de forma monótona y aburrida.
Fueron contadas las veces en la que entablamos una conversación normal.
Hubo una vez en la que estuvimos hablando durante un buen largo rato; en esa ocasión él me dijo que quería verme, también comento que le gustaba que yo fuese su primo; finalizó diciendo que en realidad me quería muchísimo y me extrañaba.
Obviamente quede impactado con tanta información, sabía muy bien por donde venía la cosa, así que fui sincero y le correspondí diciéndole casi lo mismo; aunque yo quería que me hablara más sobre su condición de gay bipolar, debo confesar que todo lo que le dije no lo dije porque quería seducirlo para volver a cogérmelo sino porque de verdad me interesaba e importaba que mostrara esa parte sentimental conmigo.
Así pues, en cierta ocasión le notifique que iría para el cumpleaños de Bastian y que después lo iría a visitar.
Todo salió según había previsto y anunciado pues un día antes del cumpleaños de mi querido hermanito viaje a esa zona del país nuevamente.
Algo con que no había contado en mis planes fue el hecho de que no iba a poder llegar en casa de mi abuela, ni de mi tía, la mamá de Bastian, sino que tendría que quedarme en la residencia de mi hermana.
Algunas veces pienso que las cosas que nos pasan están predestinadas y pasan porque tienen que pasar; solo hay una falsa ilusión de control en nuestras vidas, aunque lo que si podemos elegir es si ir por el mal camino o por buen camino.
Sin embargo, estos términos para mí son tan ambiguos y confusos porque lo que para ti podría ser malo para mi podría ser bueno o conveniente, y viceversa.
Resulta que mi hermana se había mudado para el mismo sector en donde vivía mi primo Ricardo.
¿Qué coincidencia todo aquello? Al fin después de tanto tiempo pude hacer que mi primito hablara abiertamente conmigo y con confianza, además le había prometido que en el próximo viaje lo visitaría; entonces cuando decido viajar me encuentro con que llegaría cerca de donde él vive.
Las cosas no podrían estar orientándose por mejor camino.
Ese día que llegue a la ciudad pude darme cuenta de que ciertamente la casa nueva de mi hermana quedaba a un par de calles de la casa de Ricardo, sin embargo no fui a visitarlo, fui directamente a casa de mi abuela.
Al verme llegar Bastian se emocionó como nunca; Esteban no estaba pero creo que no se emocionaría tanto con mi presencia pues recuerdo que la última vez que estuve por ahí él se había molestado conmigo porque lo deje mal con una chica que le gustaba (yo no tenía la culpa de que la carajita esa estaba pendiente de mi).
Esa tarde me divertí mucho con mi “hermanito”; además yo me la llevaba muy bien con todo el mundo, así que cuando los panitas del barrio se enteraron de mi llegada fueron hasta allí y comenzaron a echar vaina con nosotros y terminamos jugando fútbol.
Justo cuando estaba por irme, Estaban y dos primos más llegaron, pero como lo supuse Estaban ni me dirigió la palabra; que rencoroso el niño.
Salude a los otros primos y me fui.
Yo estaba súper cansado por el viaje así que me dormí apenas llegue a casa de mi hermana.
Al día siguiente fue el cumpleaños de Bastian y él quería que yo pasara todo el día con él echando vaina, es por esa razón que desde muy temprano me fui a casa de mi abuela.
Lo felicite apenas llegué y le dije que se alistara porque lo iba a llevar de paseo; salimos al centro de la ciudad, fuimos a un centro comercial, comimos helado e hicimos todo lo que mi hermanito quiso y lo que el presupuesto monetario me permitió; nos divertimos de lo lindo.
Al llegar nuevamente en casa de mi abuela seguimos echando vaina y hablamos de todo un poco.
Me sorprendió saber que ya Bastian tenía otra mentalidad y ponía en práctica todas las cosas que le había dicho tiempo atrás.
Y lo mejor de todo es que aún me admiraba y valoraba muchísimo.
Me pareció muy gracioso cuando Bastian de repente se bajó el pantalón, luego el bóxer y me enseñó su pene muy emocionado diciendo de lo crecido que lo tenía y de los pelitos que le estaban saliendo.
Además añadió de forma seria:
-¡Creo que voy a tener el pipe tan grande como el tuyo hermano!-.
Yo solamente me limite a sonreír de manera irónica.
-Siempre que puedo me hago la paja- me dice después el muy morboso mientras reía con picardía y se tocaba su pene tan blanco como él.
-¿Y quien te enseño a pajearte?- le pregunté de manera sarcástica.
-Pues tú, ¿quién más hermano?- respondió al instante.
A decir verdad Bastian se parece mucho a mí en varios aspectos, de igual manera era poseedor de un pene de buen tamaño para su edad; además es bien parecido, simpático y tiene madera de galán; definitivamente a ese chamito atractivo no le iban a faltar chicas que se pelearan por él.
Pasaron las horas y apenas anocheció me fui a casa de mi hermana y aunque Bastian no quería que me fuese no me quedo de otra; además yo estaba anheloso de ver a Ricardo.
Eran las siete de la noche cuando llegue a casa de mi hermana y le dije que iría a visitar a nuestro primo Ricardo.
Camine ansioso un par de calles y llegue a casa de mi primito; no era la primera vez que iba a su casa.
En el inmenso terreno habían tres casas: la más grande quedaba en frente y era de su abuela; la siguiente era pequeña, quedaba casi en medio y estaba pegada a la de la abuela, esa era la casa en donde vivía Ricardo; la última casa era mediana y quedaba al final del terreno, esa era de una de las tías de mi primito.
-¡Aló! ¿Primo estás en tu casa?- le dije yo por teléfono.
-Sí, ¿Por qué?- respondió él extrañado.
-Bueno sal que estoy afuera- le dije.
Ricardo no creyó nada de lo que le había dicho; colgué la llamada y al cabo de un par de minutos lo vi asomándose afuera de la casa y cuando me vio sonrió de forma sorpresiva.
Ese muchacho no dejaba de impresionarme, cada vez que lo veía después de una larga temporada estaba diferentemente lindo y precioso, aunque conservaba esa carita angelical que lo hacía resaltar de forma simpática e inolvidable.
Llevaba puesto un short playero a cuadros de color beige y una camisa negra sencilla; lo resaltante era su nuevo corte de cabello que lucía bien arreglado.
Se veía más sifrino que nunca, y eso me gustaba.
-¡Hola primito! ¿Cómo estás?- le dije apenas lo tuve cerca, seguidamente le extendí la mano y me la estrechó, después le di un abrazo ligero.
– ¿Y eso que estas por aquí?- dice Ricardo sorprendido.
Le explique todo el asunto con el primo Bastian y recordó que ciertamente lo había felicitado por el Facebook pero que no creía que yo aparecería así de repente; aunque el sabia como era yo con Bastian.
Al poco rato mi primo me invito a pasar a su casa y mientras nos sentábamos en la pequeña sala le pedí un poco de agua.
En esa pequeña casa vivía mi primo y su papá, pero según me explico, en ese momento su padre no se encontraba ya que estaba en un viaje de trabajo.
Además, en casa de su abuela únicamente estaba un tío; y en la última casa estaba su tía con su familia.
En seguida nos pusimos a conversar cordialmente, le conté acerca del paseo que hice con Bastian y sobre todas las otras cosas que habíamos hecho ese día.
Hablamos de otros temas poco interesantes pero que nos hicieron reír bastante; la actitud de Ricardo era curiosa, no parecía ser el primito que yo conocía, tenía otra personalidad, no obstante, aún podía notar esa esencia que lo hacía ver gay.
Lo extraordinario de la condición de Ricardo era que por ningún lado se le notaba lo marisco; cualquiera que lo conociera y tratara pensaría que es un chico heterosexual normal, pero en el fondo ocultaba una personalidad de gay pasivo que al parecer solamente yo podía percibir.
Y no quiero sentirme especial por darme cuenta de ese detalle; porque vamos a estar claros, se nota a leguas, en la forma de vestir o de hablar, si un chamito o un tipo son mariscos; la costura y el plumero se ve por todos lados, sin embargo yo veo más allá de eso.
Además, yo con Ricardo había hecho la prueba, señalándoles a algunos de manera sutil (inclusive a Esteban y Bastian) sobre algunos indicios que evidenciaban de que mi primo era todo un gay muerde almohadas, pero fue inútil, nadie veía lo que yo veía.
Por suerte nadie tomo en serio mis “suposiciones”.
Después de un rato de seguir conversando le pedí prestado el baño a mi primo, así que nos fuimos a la habitación del papá; una vez ahí me di cuenta de que había comenzado a llover y cuando salí del baño le dije que si no era problema con que me quedara durmiendo en su casa porque había comenzado a llover.
Mi primo me ve extrañado pero al cerciorarse de que realmente estaba cayendo un chaparrón de agua, me dice que como no estaba su papá podía quedarme sin problemas.
Las cosas estaban yendo por buen camino.
Ahí en la habitación de su padre estaba una computadora de mesa encendida y pude ver que mi primo tenía la página de Facebook abierta.
Mientras yo me sentaba en la cama saque mi teléfono del bolso tipo bandolero que llevaba conmigo y llame a mi hermana para decirle que me iba a quedar en casa de Ricardo.
Al poco rato mi primo me dice que me acerque a la computadora para que viera algo en su muro, eran unos videos graciosos.
Luego le digo que abra Youtube y busque más videos graciosos; después de ver unos cuantos videos él de repente pone el canal de un tal Juan Pablo Jaramillo.
Apenas lo vi en pantalla dije:
-¡Ese es gay!-
Ricardo me ve y se pone a reír suavemente, entonces después de ver un video, pone a un tal Sebastián Villalobos y me dice:
-Él es bien simpático, me gusta como habla-.
Yo al verlo digo con voz serena:
-Ese también es gay-
Después de ver un video del Villalobos ese y certificar de que ciertamente era marisco (aunque al tal Jaramillo se le notaba más la marisconería), mi primo cierra todas las páginas diciendo que se iría a dormir; yo en seguida agarro el teclado y le digo:
-¡Vamos a ver porno!-
Y justo cuando Ricardo se levanta yo me siento y metiéndome en Redtube le pregunto qué tipo de porno le gustaría ver; él no dice nada.
Después busco en la sección de porno gay y pongo un video; mi primo ve el comienzo del video y jurungando su teléfono hace como que no le interesa.
Posteriormente le pregunto qué en donde dormiría yo, Ricardo respondió diciendo que donde yo quisiera.
La cama en donde estaba acomodado mi primo era grande y la otra que quedaba en la habitación de al lado era pequeña, esa era la habitación de Ricardo.
-No te importa que duerma ahí contigo- le digo yo mientras me quitaba los zapatos.
Ricardo hace un gesto con los hombros si despejar la vista de su móvil.
Yo me acerco a la computadora y quito el video gay y pongo uno de porno hetero; después me quito el pantalón y la camisa quedando solo en bóxer y franelilla.
Poco después me aproximo a la cama y pregunto:
-¿No te importa si yo duermo así?-
Ricardo me ve a la cara y luego baja la mirada hasta mi entrepierna y después dice:
-No sé, has lo que tú quieras-.
-Entonces voy a dormir así, pero antes me voy hacer la paja- digo yo en tono arrogante.
Ya el video que había puesto en la computadora estaba en pleno desarrollo y mientras me apretaba la verga pude sentir como poco a poco iba creciendo.
Ricardo notó claramente mi erección y sonrió de manera disimulada, entonces mirándome a la cara me dice:
-¡Tú no te atreves hacerte la paja!-.
Ja-ja como si no me conociera el puto ese, debe ser que no recordaba cuando él estaba más carajito y le gustaba ver cuando me masturbaba.
Acto seguido me recosté en la cama a su lado y sacándome la verga a medio rasurar comencé a pajearme muy lentamente.
Ricardo por su parte se había sentado y me veía en plena acción masturbadora.
Mi primito estaba hipnotizado viendo como mi verga se ponía durísima; yo sabía muy bien que de un momento a otro ese marisco se excitaría y reaccionaría de alguna forma.
-¡Hazlo más rápido!- dice mi primo de repente.
-¿Por qué no me lo haces tú entonces?- respondo yo en seguida.
Hubo unos segundos de silencio, pero después mi primo sonríe y lentamente acerca su mano derecha a mi pene, lo presiona con suavidad y comienza a pajearme primero lento y después rápido; al poco rato acerca la otra mano y continúa con la faena.
-¡Ya voy que me estas lastimando!- digo pocos segundos después.
Entonces me giro, agarro el bolsito bandolero que había traído y saco un lubricante junto con un condón.
Mi verga estaba palpitando de excitación; al fin había logrado que Ricardo entrara en acción y estaba dispuesto a disfrutar al máximo de cada momento.
-“Me lo voy a coger bien cogío pa que sea serio”- me decía yo de manera maliciosa.
-Échame de esta crema para que no me lastimes- le digo mientras destapaba el lubricante.
En ese momento pude notar que Ricardo tenía el pene tan tieso como el mío así que con un movimiento rápido se lo agarro por encima y apretándoselo le digo que se lo saque.
Ricardo tenía vergüenza, no sé porque razón ya que su pene tenía un buen tamaño y era estúpido que se sintiera apenado por eso.
-¡Para ver, sácate esa vaina!- le decía yo mientras intentaba bajarle el short playero.
Mi primo se resistía mientras yo me le iba colocando encima, después de un leve forcejeo quedamos cara a cara, entonces de un momento a otro Ricardo se arrimó tanto que comenzó a besarme como loco.
Todo paso tan rápido.
No había olvidado lo bien que besaba mi primo, pero yo no me quedaba atrás porque comencé a introducirle la lengua con suavidad y después me dispuse a morderle los labios con delicadeza.
Nuestras lenguas chocaban y jugueteaban de forma incesante; las ansias de sexo aumentaban paulatinamente con cada lenguazo.
Mientras nos besábamos como locos yo comencé a quitarle la camisa; una vez que lo despoje de la camisa me aleje y le quite el short.
Después yo me quite la franelilla.
Pocos segundos después Ricardo comenzó a bajarme un poco más el bóxer de color rojo dejando más al descubierto mi verga rojiza y palpitante.
Entonces mi primito se inclinó y se apoderó de mi pene e introduciéndoselo lentamente a su boca empezó a chupármelo de una manera única.
Ese carajito se había vuelto un experto, me volvía loco la forma como me hacía sexo oral.
Ricardo saboreaba mi verga de forma extraordinaria, le pasaba la lengua con delicadeza y se lo metía hasta que no le entraba más en la boca; subía y bajaba bruscamente, de vez en cuando descendía hasta mis testículos y los chupaba levemente.
Estuvo un buen rato jugueteando con mi verga y como yo estaba excitadísimo le dije que ya se lo quería meter.
Así que me acerque y le quite el bóxer ajustado de color amarillo que llevaba puesto haciendo saltar su verga gruesa, pálida y bien rasurada.
Les aseguro que si mi primito no fuese marisco, marica o puto, haría gozar a más de una chica incauta con ese pedazo de carne.
De un momento a otro Ricardo se acercó para besarme mientras me masajeaba los testículos y subía con sus dedos hasta mi glande.
Yo mientras le correspondía con mi lengua también le apretaba las nalgas y le pasaba mis dedos en su raja con la intensión de llegar hasta su agujero.
Luego lo recosté boca arriba mientras continuaba besándolo, entonces me incorpore y agarre el lubricante presionándolo un poco hasta que el olor a piña colada impregnó toda la habitación.
Engrase mis manos y abriendo las piernas de mi primito comencé a embarrarle toda la zona anal.
La luz de la habitación estaba encendida así que pude ver perfectamente ese culito apretado, rosadito y rasurado de mi lindo primito.
Me emocionó mucho ver eso.
De una vez me dispuse a introducirle el dedo medio de mi mano izquierda con mucha delicadeza; mientras excavaba el culito de mi primo veía su cara de excitación a la vez que gemía de placero o quizás de dolor.
Pocos segundos después metí también el dedo índice y comencé a meter y sacar ambos dedos, igualmente hacia movimientos circulares para tratar de dilatar ese hermoso agujero que deseaba penetrar con ansias.
Ricardo parecía disfrutar todo aquello porque hacia movimientos con la cintura a la vez que gemía con los ojos cerrados.
Me gustaba mucho ver su carita de excitación mientras yo lo cogía con los dedos, así que me acerque y comencé a besarle el cuello sensualmente.
Al cabo de unos minutos me dispuse a introducirle un tercer dedo mientras yo le comía los labios con pasión.
No sé porque, pero en ese momento estando con los ojos cerrados me pareció que estaba besando a una chica, ja ja que pensamiento tan inoportuno.
Ya estaba excitadísimo y la verga me palpitaba tanto que decidí que ya era momento de metérselo a mi primito; así que me termine de quitar el bóxer y agarre el preservativo, lo destape y me lo puse cuidadosamente, entonces busque el lubricante y me embarré la verga lo suficiente.
Había llegado el momento esperado, así que me acerque a Ricardo, le abrí las piernas y le dije que las sostuviera; entonces le puse más lubricante y arrimándole la verga a su culito dilatado, comencé a metérselo muy lentamente.
Pude sentir como la cabecita de mi pene iba abriéndose paso dentro de mi primo mientras yo experimentaba una leve presión; entre tanto el olor a piña colada proveniente del lubricante se intensificaba; Ricardo en ese momento se soltó la mano derecha y me la colocó en el abdomen.
Pensé que lo estaba lastimando pero no dijo nada, así que proseguí hasta que mi verga estuvo todita dentro de su culito, podía ver apenas la base del condón.
Me pareció increíble que todo le hubiese entrado sin problemas, quizás el lubricante ayudo demasiado, aun así podía sentir lo ajustado y caliente que estaban las entrañas de mi primito.
-¿Te duele?- le digo.
Mi primo no dice nada pero hace un gesto negativo con la cabeza.
Seguidamente comienzo con mucho cuidado con el vaivén del meter y sacar.
Volvía a sentir esa sensación que desde hacía meses quería experimentar, sensación que al parecer sólo me la podía dar Ricardo, al menos por los momentos.
Así estuve por varios minutos hasta que empecé a incrementar el ritmo de mis embestidas; de un momento a otro mi primo me dice con voz apagada que le estaba doliendo muchísimo así que baje un poco el ritmo.
Al encontrar el ritmo perfecto veía como mi primito gemía con los ojos cerrados a la vez que movía sus caderas.
Así pues, mientras yo zumbaba cintura como un loco pude notar la evidente excitación que había invadido todo su lindo cuerpecito adolescente.
Pasaron varios minutos y ahora mi primito se masturbaba rítmicamente; entonces deje de agarrarle las piernas y suspendí una de ellas sosteniéndola con una mano mientras que apoyaba la otra en la cama; así estuve cintureandolo por varios minutos.
Al rato agarre el otro muslo de mi primo y lo levante, entonces me puse ambas piernas al nivel de los hombros mientras continuaba cogiéndomelo rítmicamente.
Yo jadeaba mientras que Ricardo gemía como toda una hembra y nuestros cuerpos se calentaban haciendo que nos humedeciéramos por el sudor.
En ese instante me puse encima de mi primito y comencé a darle besos en el pecho y fui subiendo hasta quedar cara a cara, entonces me acerqué a su rostro y empecé a besarlo desenfrenadamente, poco después introducía mi lengua y le mordía sus labios levemente.
Como dicen por aquí, “De pana que estaba gozando burda” esa escena de sexo apasionado y frenético.
Y ahí estaba yo ensartando a mi primito y dándole como es, no había palabras para explicar la experiencia tan placentera que estaba teniendo en ese momento.
Decidí que era turno de otra posición, así que deje de besarlo, le saque mi verga, me recosté y me senté en la cama apoyándome en su espaldar, después de volver a echarme lubricante, le ordené a mi primito que se me sentara encima.
Entonces Ricardo se puso de frente y se acomodó encima de mi verga, y sosteniéndola con una mano se lo comenzó a meter poco a poco.
Una vez encajados empecé a subir y bajar mi cintura mientras que mi primo estaba en cuclillas prácticamente.
A decir verdad esa posición me pareció un poquito incomoda porque primero mi primo no podía mantener el equilibrio por mucho tiempo y segundo me lastimaba la espalda con el respaldo de la cama; además la cama hacia un fuerte ruido cuando chocaba con la pared.
Por dicho motivo decidí que parara, le saque la verga y me acosté; luego le pedí que se sentara dándome la espalda, una vez que se puso de rodillas comencé a metérselo lentamente, entonces agarrándolo de la cintura lo levantaba y bajaba rítmicamente, llego un momento en el que él solito subía y bajaba.
En esa pose podía ver sus nalgas rebotar con mi pelvis y ver claramente como mi verga entraba y salía de su culito ajustado y caliente; me daba morbo esa escena y al mismo tiempo me ponía a mil.
Al cabo de un rato mi primo gemía más y más duro, entonces lo recosté encima de mí y mientras él apoyaba sus pies en la cama yo comencé a masturbarlo rítmicamente, al poco rato me quito la mano y él solito empezó a masturbarse con desesperación.
Pasaron varios minutos y pude sentir como mi primito contraía y apretaba el culito, se estremecía y gemía de placer; al parecer Ricardo no aguanto tanta excitación y acabó de manera satisfactoria, prácticamente se derramó su semen encima.
Yo mientras tanto seguía con la penetración de manera violenta, inclusive levanté a mi primito para facilitar la acción, rítmicamente subía y bajaba mi pelvis; poco después Ricardo voltea la cabeza y mirándome tiernamente se acerca y empieza a besarme apasionadamente.
Al poco rato le ordené que se acomodara hacia adelante, entonces sin sacarle la verga lo acomodo de manera que queda en cuatro y mientras yo me ponía de rodillas le baje la cabeza acomodándosela en una almohada y empinándole el trasero comencé a cogerlo vigorosamente; debo confesar que esta es la pose que más me gusta.
Quería meterle toda la verga así que le dije que se abriera las nalgas con la mano.
Así pues cogía a mi primo violentamente y mientras le sacaba toda mi verga y se lo volvía a meter bruscamente podía ver como su culito me lo devoraba; además noté que el condón estaba cubierto parcialmente de sangre.
Era definitivo, literalmente le estaba reventando el culo.
Me ponía encendidísimo ver a Ricardo ensartado hasta la pata; le decía a cada ratico que me gustaba muchísimo su culito mientras le apretaba las nalgas con una mano y se podía escuchar el sonido característico que hacia mi pelvis al chocar con su trasero; después de unas cuantas embestidas le dije que estaba a punto de explotar.
Ciertamente sentía el clímax llegar a su fin, la sensación orgásmica comenzaba a llenar mi verga repentinamente; pero en ese momento mi primo dice algo que me sorprendió muchísimo:
-¡Quiero que me acabes en la boca!-.
Yo impresionado accedo a tan especial petición y le grito que estoy a punto de acabar; entonces me detengo bruscamente, le saco la verga, me extraigo el condón velozmente, me acerco a Ricardo, quien rápidamente se voltea con la boca abierta, y mientras me pajeaba ágilmente le descargo cuatro chorros de abundante semen fresco, caliente y cremoso.
Ahhhh que sensación orgásmica tan sublime; que rico y divino es ese momento cuando uno logra descargarse de esa manera.
La satisfacción es inmensa y sumamente placentera.
Un orgasmo perfecto.
Después de haber acabado satisfactoriamente veo que mi primo me agarra la verga y comienza a chupar y a lamer el resto de líquido seminal que aun chorreaba en mi miembro.
Debo confesar que esa escena me impresionó mucho y admito que también me gustó.
Y mientras yo le agarraba el cabello pensaba en lo glotón que resulto ser mi lindo primito.
Una vez que terminó de limpiarme la verga por completo mi primo se levantó y mirándome de manera morbosa hace como que me va besar, pero yo me alejo un poquito pensando en lo asqueroso que sería probar semen; sin embargo, como era mi propio semen decidí darle rápidamente un beso de piquito.
Ambos quedamos agotados y cansados así que lo abrace y me acosté con él en la cama, estábamos pegajosos de sudor y de semen.
Entonces al rato le informo que me iría a bañar y me levanto; cuando estuve en la puerta del baño le digo:
-Acompáñame a bañarme-.
Mi primo se levanta y tomando una toalla se mete en el baño conmigo.
Pocos segundos después comenzamos a bañarnos; y mientras la regadera estaba encendida y lavaba nuestros residuos de sexo yo me le acerco, le sostengo la cabeza y empiezo a besarlo haciendo pausas mientras el agua nos caía encima y recorría nuestros cuerpos.
Confieso que a los pocos minutos mi verga adolorida presentó indicios de querer retornar a la acción, pero mi primito no quiso volver a experimentar, pues alegaba que le ardía muchísimo el culito.
No era para menos, pero definitivamente “aguantó la pela el carajito”.
Así pues, terminamos de asearnos y nos vestimos, bueno yo me volví a quedar en bóxer y franelilla.
Segundos después de haber puesto una sábana limpia, nos acomodamos en la cama pero Ricardo no quiso que lo abrazara, sin embargo después accedió a que durmiéramos abrazados.
Y así finalizó nuestra noche de sexo salvaje y placentero.
GRACIAS POR LEER; HASTA OTRA EXPERIENCIA.
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