OTRO CHICO DE 13… ¿O TENIA 12? (22)
A veces el límite se hace difícil de respetar. Nunca he forzado a un menor a interactuar conmigo, al hacerlo mi idea es no solo conseguir mi propio placer, sino que el chico tenga una experiencia rica que al final le deje un buen y lindo recuerdo..
Hola amigos, cada vez que escribo mis experiencias pasadas, van apareciendo otros recuerdos que estaban muy escondidos, como éste súper especial.
Cuando me fui a vivir a otra ciudad, me incorporé a una corporación de ayuda social, en donde me hice de un buen grupo de amigos, con quienes, junto con desarrollar nuestra labor de ayuda a la comunidad, compartíamos gratos momentos.
Así fue como conocí a Luis quien me invitó a conocer su familia, compuesta por su mujer, un hijo de unos 13 años (este hijo, de nombre Eduardo era un poco alto de estatura, por ende supongo tenía 13 años pero pudieron ser 12), una hija un par de años menos y un bebe de pocos meses.
Me integré favorablemente al grupo mencionado, y así al vivir yo solo, recibía invitaciones para compartir con otros integrantes en su entorno familiar, lo que para mí era buena opción que la soledad es buena pero no tanto.
Una tarde, ya en confianza con Luis, le propongo que yo cocinara algún plato especial, que siempre me ha gustado la cocina, y acordamos hacerlo un día que el tenia descanso al siguiente y no habría problema si la tertulia se extendía a horas más allá de lo normal, lo que era algo altamente probable.
Y así, llegado el día aparecí con los elementos y me puse a cocinar, amenizando con una conversación y una botella de vino, así nos íbamos conociendo más personalmente.
Una vez terminada mi preparación, nos acomodamos a cenar los 5 (el matrimonio y los dos hijos ya mencionados y yo, el bebe dormía plácidamente), lo que transcurrió en un agradable ambiente.
Una vez terminada la cena, los chicos se van a dormir, ellos compartían un dormitorio. Nosotros nos quedamos charlando y dando cuenta de una segunda y tercera botella de vino. Lo grato del momento y sin tener compromisos el día siguiente nos hacía estar muy relajados, sin mayores apuros.
Ya pasada la medianoche, en algún momento me llamó la naturaleza y sentí la necesidad de orinar, por lo que pedí permiso y me indicaron el lugar que se ubicaba el baño.
Me dirigí al sitio y una vez desahogada mi necesidad, en una decisión completamente irracional, me introduzco al dormitorio de los chicos. Dos camas en los costados, en una la hija dormía girada hacia la muralla, en la otra el chico, que me saluda cuando entro. Me arrodillo al costado de la cama y le pregunto cómo está, me responde que bien, y sin mediar palabra, metí una mano entre la ropa de cama en búsqueda de su pene.
Eduardo, Lalo como le decían todos, era un apuesto adolescente de, creo, 13 años que quizás eran 12 como antes señalé, no estoy seguro, pero de un desarrollo físico un poco apresurado, que ya media como 1,70 m. de contextura atlética que gustaba de jugar futbolito, y hacer ejercicios.
Pues como digo, metí mi mano a lo que el preguntó sorprendido porque hacia aquello, a lo que le dije que guardara silencio. Encontré lo buscado, un pene de buen tamaño, un poco fláccido, que salía de una buena mata de pelos. El cooperó levantando la ropa de cama descubriéndose, ante lo cual yo acerqué mi boca y me introduje ese virginal miembro en mi boca, a lo que respondió con un escalofrío. Le di una rápida mamada que le produjo una erección, yo aproveche de chupar sus huevos, lamer sus pelitos y volver a chupar con ansias, para enseguida ponerme de pie y regresar al comedor no sin antes decirle a Lalo, que ya regresaría.
Y así, seguimos la tertulia, yo convenientemente empecé a beber menos, y los dueños de casa lo hacían al mismo ritmo, por lo que al rato ya se notaba los efectos de ello.
Me puse de pie, trastabillando a propósito para dar la sensación de ebriedad mayor a la real, y les dije que me retiraría a mi domicilio, que vería la posibilidad de conseguir un taxi (sabíamos que eso era difícil ya que siendo una ciudad pequeña y en día de semana era complicada tal gestión) ante lo cual el dueño de casa me invita a quedarme, a lo que me negué (obviamente era parte del plan). La esposa insistió que de ninguna forma me podía ir, y me ofreció quedarme en la casa con el único “inconveniente” que tendría que compartir cama con……Lalito.
Agradecí la amabilidad, y ya me indicaron la habitación de los chicos, a la cual accedí en la semi oscuridad, con la iluminación que alcanzaba desde un poste en la calle, le pedí no encender la luz para no despertar a los chicos. Cerré la puerta y me encaminé a la cama de Lalo, me senté en el borde y le hablé para saber si estaba despierto lo que me confirmó.
Me desnudé por completo, observando a la hermana en la otra cama, y me metí entre las sabanas, alcanzando con mis manos la deliciosa fruta virginal que me aguardaba. Le bajé el pantalón de pijama hasta las rodillas, a lo cual el siguió hasta sacarlos por completo, y me deslicé furtivamente hasta tener aquel miembro, virgen hasta ese momento, que ya había alcanzado una erección acorde a las hormonas que hervían en su joven cuerpo. Procedí a meterlo en mi boca, lo que –de nuevo-arrancó un escalofrío de placer al muchacho.
Me deleité con él. Los efectos del alcohol ingerido se disiparon ante la emoción y morbo de la situación, y empecé a lamer, chupar, como creo nunca había hecho a alguien. El chico se retorcía de placer, sus huevos desfilaban una y otra vez por mi boca. Sus pelos llenaban mi boca para ser saboreados con mi lengua y dejarlos húmedos, una y otra vez.
De vez en cuando sacaba mi cabeza para mirar a su hermana que dormía plácidamente. Está comprobado que alrededor de las 3 a.m. es la hora en que el sueño está más pesado en las personas, lo que favorecía mis acciones.
Luego de incontables minutos en esa faena, decidí dar un paso más, y volví a la posición vertical y le pedí a Lalito “métemelo”, y sin esperar respuesta me puse de espaldas a él, tomando su pene y llevándolo a mi culo. Me ensalivé un poco y puse su punta humedecida de precum además de mi saliva de las mamadas previas, y le pedí me abrazara.
Cual sable ardiente, me entró de golpe hasta el tope. Indudablemente su experiencia nula en las artes sexuales lo llevó a seguir mis indicaciones sin demora, ante lo cual debí morder la ropa de cama para evitar se escapara algún gemido. Le pedí se quedara inmóvil unos momentos a fin de adaptarme al nuevo invasor, para luego empezar a movernos metiendo y sacando su pene, perdiendo así su virginidad, de una forma inesperada y ni siquiera imaginada, y yo, disfrutando de un regalo que ni en el mejor de los sueños hubiera ideado.
Al estar mirando hacia la cama de la hermana, podía verificar que no se movía ni un ápice, respirando con normalidad, lo que me llevó a un siguiente paso, que de todas formas denota que algún efecto etílico quedaba en mi cuerpo, dado que le pedí me sacara su deliciosa verga y le hice arrodillarse, con mis piernas abiertas, las que sin demora llevé a sus hombros, acercando su pelvis y su húmedo pene cual espolón de barco, que rápidamente se incrustó hasta el fondo de mi ser.
Al hacerlo ambos miramos a la cama del lado, y como todo seguía normal, empezó a follarme tal cual lo pudiera haber hecho alguien con mucha experiencia. Se acomodaba para lograr las más profundas clavadas y obviamente tratando de hacer el menor ruido. La cama estaba bastante firme por lo que su movimiento era apenas perceptible. Además, los dueños de casa se habían acostado bastante bebidos y la otra opción de sorpresa estaba a nuestro lado así que seguimos dándole. La penumbra me permitía observar su rostro y la emoción de su primera culiada.
El chico me estuvo follando en esa posición incontables minutos, muchos para ser realidad que llego un momento en que ya yo me empecé a preocupar que la luz exterior iba en aumento lo que indicaba que la aurora estaba al filo. Le pedí me bajara de sus hombros y le empecé a mamar por algunos minutos, pero nunca le pude hacer acabar.
Por la mañana (jajá, ya era mañana hacia rato) me levanté alrededor de las 9 horas, agradecí por todo y me fui a mi casa. Pero antes de salir del lujurioso dormitorio, le pregunte a Lalito si le gustaría repetir en mi casa a lo que inmediatamente dijo que sí.
No pasó ni una semana cuando una tarde alguien toca a la puerta y al salir, veo que era Lalo, que aún vestía de uniforme del colegio (el sueño de muchos). Prontamente le hice pasar y sin decir palabras, le llevé al dormitorio, donde rápidamente le agarré el bulto ante lo cual sonrió. Le empecé a desabotonar la camisa, sacar la corbata, mientras él soltaba su cinturón. En un par de minutos estábamos desnudos retozando en mi cama, con que ansias y deseo lo acariciaba por todos sus rincones, su culo virgen todavía y sentía la dureza de su pene apuntando a mi pelvis, invitación ante la cual no me pude resistir y bajé a iniciar una rica mamada, ahora sin restricciones, a toda luz y que me permitió observar con más detención. Su pene era de un tamaño grande para su edad, unos 17 o 18 cms, no muy ancho, rodeado de una buena mata de pelos castaños. Sus muslos también ya dejaban ver pelos efecto del desarrollo, sus huevos no eran tan grandes, pero de tamaño parejo.
Así pues, me deleité un buen rato mamándole y posteriormente manifestó su deseo de penetrarme a lo que accedí, primero de costado y luego piernas al hombro. En ésta ocasión, al estar solos lo pude guiar de mejor forma y en especial llevarlo a la explosión del Vesubio, es decir que acabara derramando su leche tierna, para lo cual le di indicaciones de concentración, yo le masajeaba los huevos y le decía frases y preguntas morbosas en relación a lo que estaba sintiendo y haciendo.
Así y para fortuna mía (y creo de él también) en un momento empezó a acelerar su ritmo, su frente y rostro en general brillaba de sudor, yo le empecé a pedir que fuera más violento, que me atravesara con su estoque, todo lo cual lo llevó al climax que se manifestó en un grito y una clavada húmeda que señaló su primera eyaculación sexual acompañado.
Una y otra y otra se hicieron sentir las oleadas de semen en mi culo, acompañadas de gemidos-quejidos que no dejaban dudas sobre el gozo compartido.
Sentí como su pene perdía la dureza, y se acomodó boca abajo a mi lado, sonriendo, su rostro húmedo de sudor, pero demostrando lo gozoso que fue el momento. Yo le empecé a acariciar la espalda y sus nalgas, su culo hasta ese momento virgen, y le pregunté si yo podía hacérselo………con un gesto me dijo que sí.
Yo estaba en el cielo, lo acomodé a mi preferencia, poniéndole un cojín en su bajo vientre lo que me dejó su culo en inmejorable posición, le metí la lengua lo que le hizo dar un salto y una exclamación, para luego introducirle un dedo suavemente, seguido de un segundo.
Apliqué lubricante y puse mi pene a la entrada, poco a poco lo fui ensartando, yo respirando en su nuca, diciendo “que rico regalo me haces”, ya cuando iba un poco más de la mitad, me cargué completamente y le llegó hasta el fondo produciéndole un gemido. Me quedé quieto y le dije “espera que se acomode”, por lo que, en un par de minutos, ya inicie mi follada, la primera, la inolvidable de un culo que dejaba de ser virgen, y mejor aún a tan tierna juventud.
El placer tan exquisito, el sentir como ese culo ardiente abrasaba mi miembro en cada entrada y salida. La emoción de saber que eres el primero, complotaron en contra de la duración, por lo que en poco tiempo estaba lanzando los chorros de mi leche a su interior, diciéndole “eres mío, nunca lo olvides”, sus gemidos se mezclaban con los míos, hasta cuando ya mi pene salió de su cuevita para quedar en reposo.
Quedamos un tiempo en la cama, para luego una ducha y vestirnos para regresar a su casa.
Con Lalito lo hicimos muchas veces, como siempre él llegaba sin aviso, muchas veces de uniforme. Lo vi cómo se fue desarrollando un poco más, su voz más grave, mas pelos corporales, en el ombligo y camino de la felicidad, todo lo que implica el desarrollo de un adolescente.
De un día para otro ya dejó de visitarme. No en mala, que de repente lo he visto y todo normal, lo pasado nunca mencionado.
Espero les haya agradado. Es como lo recuerdo y se los he compartido. Ya saben que mi correo es [email protected] para comentarios y sugerencias.
Guau!! No sé si en esas circunstancias preferiría ser tú o Lalito. Jejeje.
Genial. Yo hubiera hecho exactamente lo mismo. Le habría entregado mi super culazo. Besos.