Otro padre que se la pasa comiéndole el culo a su hijo gay.
Un padre descubre que su hijo no tan solo es gay, sino que le encanta usar ropita de nena, por lo que en la fiesta de cumpleaños del padre el hijo le da como regalo que su padre le de por el culo. .
Todo comenzó cuando mi hijo comenzó a estudiar en la secundaria, al principio ocasionalmente usaba los pantis de su mamá o de sus hermanas, luego comenzó a robar los pantis y sostenes de las hijas de algunas vecinas, para ponérselos, cosa que uno de sus compañeros de clases se dio cuenta, de ese particular gusto de mi hijo, y tras pedirle que se dejase dar por el culo, sin que él lo presionara mucho comenzaron a tener relaciones en las cuales mi hijo siempre andaba vestidito de nena, además de que se ponía a mamar la verga de su compañero de clases.
La cosa es que posteriormente otros chicos se enteraron y también los dejó que le dieran viciosamente por el culo, y lo pusieran a mamar sus vergas, hasta que otro grupo de chicos, con los que mi hijo no se dejaba dar por el culo, lo asaltaron, rompiéndole toda su ropa hasta dejarle completamente desnudito, y cuando varios de ellos, ya estaban a punto de abusar de él, apareció la guardia de la escuela, por lo que todos ellos al verla salieron corriendo.
Para no hacer el cuento corto, demasiado largo les diré que se armó un escándalo, y su madre mi exmujer se comunicó conmigo, explicándome ligeramente lo sucedido, sin entrar en muchos detalles, y ocultándome en todo momento que mi hijo en realidad era gay, y que le gustaba vestirse de nena, por lo que ella quedó en mandarlo a la ciudad para que mi hijo siguiera estudiando aquí, cosa con la que estuve de acuerdo, aunque personalmente desde que nació, nunca nos habíamos conocido.
Al llegar a mi casa, apenas tocó la puerta aparecí, pero se me le quedé viendo de manera rara, hasta que para asegurarme que era mi hijo se lo pregunté, tras salir de mi asombro me respondió de manera afirmativa, posteriormente le comenté que de momento lo había confundido con una chica.
Ya viviendo en mi casa, mi hijo discretamente comenzó a ponerse una que otra prenda femenina sin que yo me diera cuenta, hasta que un día en que salió para una fiesta, al regresar lo descubrí completamente vestidito de nena, esa madrugada me molesté mucho con mi hijo, pero no precisamente por andar vestido de nena, sino por no haberme dicho nada, por lo que debido a eso, no le quedó más remedio que confesarme su gusto por andar vestido con prendas femeninas y hasta me contó que ocasionalmente tenía sexo anal con uno que otro de sus nuevos compañeros de clase.
Para la mayor sorpresa de mi hijo, lo tomé con calma, aceptando que él se vistiera de mujer y hasta que tuviera sexo con quien él quisiera, por lo que al ver la libertad que yo le daba, cuando me encontraba en la casa, por lo general él andaba en pantis y sostén como si realmente fuera una chica, pero lo que más le sorprendió fue cuando le entregué un gran paquete de pastillas anticonceptivas, diciéndome que se tomase una diaria, ya que eso aportaría las hormonas femeninas que su cuerpo necesitaba.
Poco a poco y con el pasar de los meses, sus características femeninas fueron aumentando, además cuando mi hijo necesitaba comprar ropa, depilarse o asistir al salón de belleza, me hacía cargo de las cuentas, además de mantenerle en cualquier otra cosa que le hiciera falta.
Ocasionalmente como ya les comenté, a mi hijo le gusta andar por toda la casa, solo usando pantis y sostén, y siempre me comenta que realmente aún lo hace por comodidad, pero había momento en que, si me encontraba en la casa, mi hijo con toda la intención, andaba por toda la casa, mostrándole sus paradas nalgas, mientras que a se me iban los ojos tras sus nalgas.
Recientemente cumplí años y decidí hacer una pequeña fiesta en la casa, a la que invité a algunas de mis amistades, y desde luego a mí hijo, pero él mismo se presentó como una amiga de la familia, en lugar de mi hijo, ya que decidió asistir vestido y actuando totalmente como una chica.
Al principio me sentía algo raro bailando con mi propio hijo, pero a medida que seguimos bebiendo y bailando, ambos nos fuimos relajando más y más, por lo que cuando comencé a besarlo, y acariciar su cuerpo, lejos de incomodarse, me comentó que se fue sintiendo de lo mejor.
No podía creer que yo agarrase de esa manera a mi propio hijo, y frente a todos mis invitados, mientras bailábamos de lo más pegados, lo besara de la manera en que lo estaba haciendo, y como mis manos acariciaba todo su cuerpo, en especial sus paradas nalgas, pero cuando de momento comencé a sentir aún por encima de la tela de mi pantalón y de la tela de su vestidito sus calientes y duras nalgas pegada a mi parada verga, me emocioné muchísimo más, al grado que mientras aún bailábamos mi hijo me dio la espalda, y comenzó a restregar sus paradas nalgas contra mi cuerpo, sintiendo mi dura y caliente verga sobre sus nalgas.
Se puede decir que pasamos toda la noche bailando, él dejando que lo agarrase por donde me diera la gana frente a todos los presentes, por lo que una vez todos se marcharon de inmediatos fuimos a mi cuarto, y sin decirnos nada seguimos besándonos.
Al tiempo que mi hijo se fue desnudando, hasta quedarse en pantis y sostén, y tras acostarse bocabajo en mi cama, le bajé ligeramente los pantis, y casi de inmediato comenzó a sentir como la caliente cabeza de mi verga comenzaba a penetrar su esfínter, él gimió de dolor y placer a medida que todo mi buen pedazo de carne lo penetraba, al tiempo que no dejaba de mover sus caderas disfrutando de todo el placer le proporcionaba con mi verga.
Aunque en innumerables ocasiones mi hijo ha llegado a tener sexo con otros hombres, en ese momento el estar haciéndolo con mi propio hijo, para mí además de ser sumamente excitante, era algo ricamente morboso, por lo que seguir sintiendo como mi verga se fue abriendo paso dentro de sus nalgas, una y otra vez, como entraba y como salía mientras le sujetaba con fuerza por sus caderas, era algo increíble.
Esa noche y mientras salvajemente le daba por el culo, mi hijo aprovechó y le propiné varias ardientes nalgadas, que dejaron bien rojas sus nalgas, al tiempo que mi hijo me pedía una y otra vez que le diera más duro, y le clavase con más fuerza toda mi verga.
Todo lo que le estaba haciendo, para mí era tan y tan placero, que lamenté mucho el no haberle dado por el culo mucho antes, para mí fue tan rico todo lo que le estaba haciendo, que cuando me vine dentro lo disfruté al máximo, pero apenas retiré mi verga de su culo, y me recosté a su lado, en lugar de quedarme recostado al lado suyo, de inmediato me dirigí al baño, me aseé, y regresé rápidamente a su lado con varias toallas húmedas.
Tras limpiarme mi adormilada verga, con varias de las toallas, mi hijo se dedicó en cuerpo y alma a darme una buena mamada, por lo que, en cosa de pocos momentos, ya se me había vuelto a poner bien dura, y gustosamente le volví a clavar toda mi verga dentro de sus paradas nalgas.
Lo mejor de todo era el escuchar a mi hijo con voz afeminada, pedirme que le diera más y más duro, cosa en que procuré complacerlo, pero a medida que más duro le daba por el culo, y él más gemía de placer, de momento en mi mente hacían acto de presencia pensamientos de culpa y arrepentimiento, pero de inmediato más duro le daba por ese culo.
Los dos nos quedamos dormidos en la cama, bastante agotados, al rato él se levantó para ir al baño asearse y expulsar todo lo que le dejé dentro, para luego volverse acostar a mi lado, al rato fui yo quien me levanté me dirigí al baño oriné y me lavé la verga, pero mientras orinaba y posteriormente me lavaba, volví a pensar de manera más detenida en lo que mi hijo y yo habíamos hecho, palabras como abuso, pervertido, padre incestuoso, morboso, en fin todo eso me dije al analizar lo que había ocurrido entre mi hijo y yo.
Al regresar a la cama, tenía la intención de hablar seriamente con mi hijo, aceptando mi culpa, y pedirle perdón por lo que le hice, y que el hecho que él se vistiera y procurase actuar como una mujer, no me relavaba a mí de ninguna responsabilidad, ya que yo soy el adulto de la relación, para colmo soy su padre, y él a pesar de sus defectos, es mi hijo.
Apenas me acerqué a mi cama y lo vi recostado dándome la espalda con ese culito completamente desnudo, todo en lo que venía pensando, como por arte de magia desapareció de mi mente, y en su lugar apenas me recosté a su lado nuevamente mi verga se puso al tope, y sin consideración alguna me lo volví a clavar por ese sabroso culito que tiene.
A medida que me lo seguí clavando, mi hijo me comentó que en la fiesta varios de los clientes y socios a los que invité de manera discreta le hicieron acercamientos, y mi hijo les dijo, que, aunque que tuviera tetas y unas lindas nalgas, en realidad era un chico, lo que a la gran mayoría de los que se le acercaron no les incomodó, es más como que los excitó mucho más y le pidieron que considerase sus ofertas.
No sé, pero el escucharlo contarme eso, en lugar de incomodarme, me excitó más, y él al darse cuenta me propuso que sí yo lo autorizaba y él se llegaba acostar con alguno de ellos, me contaría todo con lujo de detalles, así que a medida que le seguía dando nuevamente por el culo, le dije que sí que lo hiciera, y que luego me lo contase.
Hoy en día, sus tetas son mucho más grandes, y no les voy a venir con el cuento de que se debió tan solo al uso de las hormonas, ya hubiera querido yo, pero lo cierto es que pagué la operación, como también pagué el que corrigieran su certificado de nacimiento, para poder obtener su actual identificación, y aún no decide si se opera para tener un coño en lugar de quedarse con su pequeña verguita.
Pero por los momentos, ya le hemos comenzado a sacar provecho a los gustos de mi hijo, lo que más me ha llamado la atención es que alguno de los que se han acostado con mi hijo, además de que voluntariamente le han mamado el culito, también le han mamado su pequeño micro pene, que para ellos es como si fuera un clítoris, razón por la que eventualmente lleno de curiosidad también se lo llegado a mamar a mi hijo, y si realmente quizás sea por las hormonas femeninas que toma, que su cosita como que cada día es más pequeña.
Recientemente su madre se comunicó conmigo, y sin discreción alguna me preguntó por la loca de nuestro hijo, cuando yo traté de decirle que fuera más discreta, riéndose me comentó que desde la primera vez que yo me lo clavé, ella se enteró al siguiente día, ya que él desde que estaba en la escuela, tiene la costumbre de que cada vez que tenía relaciones sexuales con otros chicos, siempre se lo ha contado a su madre.



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