Pablo el preceptor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Donde cursaba mis estudios junto a mi primo Juan y algunos amigos del barrio, teníamos un preceptor de 19 años llamado Pablo y aunque no era nada del otro mundo a mis 14 años estaba recaliente con él, al parecer el preceptor no ignoraba mis sentimientos porque en más de una oportunidad al pasar me guiñaba el ojo o me hacia alguna broma.-
Un día a la hora de clase previa autorización del profesor fui al baño, había terminado de orinar cuando ingresa Pablo y se pone a mear, al verlo mi corazón comenzó a latir a mil por minuto, no podía apartar mi vista de su verga mis deseos estaban a punto de concretarse y para llamar su atención le dije:
-Más de tres sacudidas se considera paja, me miró y riéndose de mi ocurrencia me preguntó:
-Qué estas haciendo en hora de clase en el baño, le respondí todo cachondo:
-El profesor me autorizó a venir al baño.-
Como no quería dejar escapar la oportunidad que me obsequiaba la diosa fortuna de sacarme la calentura con él, me jugue a todo o nada total más que una trompada o una buena cagada a pedo no iba a ligar. Sin dejarlo reaccionar y antes que se guarde el pene se lo agarré me agache y metiéndolo en mi boca comence a chuparselo, sus genitales estaban impregnados de un suave olor a colonia lo que me enloqueció mucho más, al principio se resistio un poco pero su calentura pudo más que la razón me introdujo en el baño cerró la puerta hizo que me sentara en el inodoro y agarrándome de la cabeza con ambas manos comenzo a follarme por la boca; mi lengua y mi boca toda saboreaba ese pedazo de carne venosa y palpitante que entraba y salía de ella
Luego comenzó a acelerar cada vez más sus envestidas hasta que se corrió llenándome la boca con su agridulce y tibio elíxir que manaba a borbotones de su pija haciendo que me tragara hasta la última gota de ese manjar-
Yo tocaba el cielo con las manos Pablo era todo mío, mientras se subía la cremallera de su pantalón me dijo:
-Quiero que vengas a mi casa para poder follarte, aquí corremos un riesgo innecesario, me estaba dando un prolongado beso en la boca cuando el maldito timbre anunciando el recreo nos volvió a la realidad.-
Le conté a mi primo Juan lo sucedido con el preceptor, él no podía creerlo y enseguida me preguntó como la tenía de grande, le dije:
-Quedate tranquilo la tiene más chica que tu hermano Tito quien desde hacia tiempo me venía cogiendo.-
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