Paco y la erección matutina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ElMarques.
El frio de la mañana lluviosa, me tenía soplando calor en mis manos. Esperaba en el frente de la casa a mi compañero de la universidad; temiendo que empezara a llover de nuevo, saque el móvil del bolsillo, y marcar al número de Reinaldo, para ver si venía a buscarme.
A dos casas de la mía, un joven va saliendo; solo lleva puesto un short muy corto y con la franelilla en el hombro, iba con el torso desnudo. El chico de piel morena, en los brazos, músculos se marcaban tenuemente, con el abdomen; bajando la mirada al detallarlo… en su entrepierna, una carpa de color azul opaco, se veía totalmente abultada.
Mirando a otro lado, con los ojos abiertos de impresión, veo al chico pasar por el frente; con los ojos achinados, aun los llevaba pegados de lagañas. Cuando veo que ya va, por la esquina; sonrojado comienzo a reírme, y con la sensación de calor, bajando desde mis orejas, pensaba; << madre ¡guebo! Tiene ese muchacho >>, en unos segundos, me había puesto totalmente caliente, y en mi mente veía; la erección, gorda, grande, larga y de lado. Me preguntaba; – ¿cómo puede salir y no darse cuenta? –.
Reinaldo llega, baja el vidrio y sonríe apenado por la tardanza. Sin verle, subo al auto, Reinaldo hablando, no le oía, porque en ese momento me preguntaba; << ¿Quién es él? No lo he visto antes >>.
¿Marlon? – Repite una y otra vez Reinaldo –
¿Qué? – viéndole a los ojos, siento el rubor en mis mejillas, por la vergüenza –
Ah pues ¿y a ti que te pasa? –
¡Nada! –respondo secamente.
En eso Reinaldo, pone una mano de él, encima de la mía; y apretándola la lleva a su entrepierna. Le sacudo rápidamente y él se ríe.
¿Qué? ¿Acaso ya no te gusta? – Reinaldo lo dice seriamente.
Le veo, y los cristales de los lentes brillan al verme con una pizca de sarcasmo. Le palpo el muslo de la pierna y le digo;
¡No! hace rato que lo intentamos ¿y tú y yo?, ya no se puede–
¿Tan malo fue? – Pregunta–
¿El sexo? No… pero tu si –.
Al llegar a la universidad, Reinaldo sin dirigirme una palabra se alejó molesto, no le di importancia, y a la tarde en bus me toco llegar a casa.
Recibo un mensaje de Reinaldo, temprano en la mañana, el mensaje dice; que los espere, que va a buscarme. Molesto ignoro el mensaje, y estoy saliendo de la casa.
El chico va saliendo también, mirando de lado contrario, con el mismo short corto de ayer; se mete la mano dentro, y acomoda la erección de su pene, al girar la mirada, entro de nuevo, por el portón, por donde mismos iba saliendo, me agacho y a través del enrejado del portón, le veo pasar por la calle.
Me puse nervioso y reía de mí mismo; mi sexo se levantaba dentro de la ropa y mordiendo mi labio inferior me pregunte de nuevo; – ¿Quién será el? –.
Esa mañana, vestía de negro, con chaqueta de cuero y botas de color marrón. En el espejo largo del baño me veía; mi pene pálido y con el glande rosado, resaltaba en la negritud que cubría mi cuerpo, viendo a mi rostro blanco y excitándome con mi imagen reflejada en el cristal; me hacia la paja, pensado en el chico de la erección matutina.
El verde de mis ojos, veía al espejo, y mi guebo con el glande brilloso, apuntaba a mi reflejo, me puse de perfil; y viendo como me jalaba mi pene, imagine al chico en mi baño, ahora mismo conmigo…
Lo veía; de pie y de frente al espejo, de rodilla y agarrando sus piernas velludas. La virilidad que amanecía hinchada, me la restregaba en la cara, y lamiendo la cabecita del pene; con la lengua, recogía el precum que brotaba.
Con el cuerpo arqueado, convulsioné con los ojos cerrados; imaginando que el chico acababa en mi cara. El semen de mi pene, salió disparado y gotas espesa en el inodoro cayeron, el resto la deje caer por el piso, jadeando y chistando de placer, sentía el sudor correr en mi cuerpo, llevando mis manos junto con mi pene; en el lavamanos, me lave con jabón y agua.
A pesar que la mañana era fría, al salir afuera; la frescura me sentó bien. Llega tocando corneta Reinaldo y salgo a montarme en el auto.
Creí, no ibas a esperar– me dice Reinaldo–
¿Cómo? –le miro a la cara y el marrón de sus ojos; me miran dubitativo.
Te has hecho ¡la paja! –
¿Qué…? – quedo perplejo y sonriendo le miro, adivinando su expresión.
Los ojos te brillan – me dice.
No aguanto la risa, y ahí en el asiento de copiloto, me termino de privar a carcajadas; << no sabía porque me reía, si por; ¿que era verdad o porque los ojos me brillan? >>. Secando las lágrimas de mis ojos, al llegar a la universidad, Reinaldo un beso en los labios me da. Ignorando, sin molestarme bajo del auto y el resto del día relajado estuve.
La mañana siguiente; en la esquina esperando el autobús, esperaba molesto, que pasara. Cuando el chico pasa por el frente de mí, iba con mono deportivo y franelilla amarrilla; la cara de adolescente obstinado y flojo, la tenía apurruñada; el pico del labio inferior, de lo rojo que estaba se veía hinchado del sueño, bajo su axila el periódico llevaba, imagine; << por eso debe levantarse molesto, si lo manda a comprar todas las mañana muy temprano >>.
Resignado iba en el metro, –me dolía la cabeza–, con solo pensar en ir tan apretado, oliendo los olores de los demás pasajeros, jaqueca todo el día tuve, por suerte a la noche me llevo Reinaldo a casa.
Al llegar a casa, la calle estaba a oscura, Reinaldo al darme un beso, le rechazo, el molesto sujeta con fuerza mi cuello. Cerrando los ojos, ciento el beso en mis labios, al abrirlo, el enojo de su rostro me hace palidecer, y aun apretando mi cuello, con el dedo índice me señala a la cara.
No te equivoques… ¿vale? – me dice.
Moviendo la cabeza y asustado, asiento a lo que me ha dicho. Lo conozco y la estabilidad de sus emociones, le ha traído problemas anteriormente.
Era viernes, no hay clases, veo el reloj en el teléfono y ya son; las 10: 00 am. El frio y la lluvia cayendo, esa mañana en la cama, era placentero.
Después de preparar café, me sirvo una taza, y en la sala viendo encendiendo el televisor, en el mueble acostado quedo viendo la televisión. Acotado de largo, solo con un short, tipo calzoncillo y franela blanca, bostezando cambiaba de canal, sin quedarme en alguno.
El tintineo de una llave golpeando las rejas del frente de la casa, me hace poner de pie. Veo por la ventana y esta una joven chica, vecina de la cuadra, al verme me hace seña para que salga. Un poco ladillado, salgo a ver que quiere la muchacha. Me dice, que si le puedo ayudar con algo, –pensando de que debe tratarse–. El chico de la erección matutina aparece, y en las manos un bolso trae, el chico al lado de la muchacha se pone, mientras esta habla; – ¿si puedes ayudarlo a mi primo paco, con un problema que tiene la laptop? –, sin dejar de mirar a la manos al chico, asiento sin saber, si esta en mis manos poder ayudarlo.
Una vez adentro, el chico conmigo solo quedo. La prima de este se fue al mercado y la lluvia en esa mañana de desparramo en ventarrón.
¿Qué le pasa a la laptop?
Anoche la apague, y hoy al encenderla, no quiso iniciar –me dice.
Sentados en la mesa de la sala, abrimos la laptop y cierto que no iniciaba.
María me ha dicho, que tal vez puedas ayudarme – el chico habla.
Si la última vez, le ayude al hermano de ella – le contesto.
El chico, tenía puesto esa mañana; el mismo short azul opaco y con franelilla blanca. Una sombra se veía en el bigote de vellos lisos, los labios carnosos y rojos, contrarrestaba con el color oscuro de la piel, los ojos oscuros con cejas gruesas y rectas le hacían ver una expresión de sueño permanente, la voz del chico; es gruesa y al hablarme, –en vez de escucharlo, en mi mente le besaba los labios–.
Apartando los pensamientos sexuales de mi mente, intente ponerle atención. Al no poder intentar solucionar el problema, le digo que debemos formatear, me pregunta –que necesitamos para eso–
Poniéndome de pie, agarrando la laptop, le digo que necesitamos un CD de instalación, caminando a mi habitación, el detrás de mí viene.
Al entrar a la habitación, él se sienta en mi cama. Sentado frente a mi PC, busco en las cajas, disco de instalación. Al hacer una recuperación de archivos, en una memoria USB, la conecto a mi PC. Las primera carpetas que abrieron, en una; imágenes de porno y videos pornográficos aparecieron.
La situación fue incomodad; casi podía oír el tragar grueso de paco. Disimulé y cerrando las ventanas, termine riéndome, cuando en unas de las carpetas, fotos de él, desnudo, aparecían. El calor descender por mis orejas, se multiplico en ese momento incómodo. Paco viéndome a los ojos, con la mirada de sueño que tiene; sonríe y muestra su dentadura blanca derecha.
Tienes que… pendiente con lo que descargas – le digo con voz ahogada.
El asiente, y sus ojos negros brillaron de inocencia. Al rato de estar instalando el sistema en la laptop; él me dice, que elimine toda la porno que he recuperado del disco duro.
¿Estás seguro? – le pregunto –. Acostándose en mi cama, agarra un almohada, la dobla y se coloca debajo de la cabeza, sonriendo me asienta que sí. Tomando confianza a igual que él, le pregunto; –
¿Y la foto tuyas? –
Paco acostado en mi cama, mientras estoy sentado frente a la PC, estoy al lado de él, sus rodillas rozan mis piernas, y al preguntarle si borraba las fotos de suyas; con su mano, sobando, la entrepierna abultada, giña el ojo y dice; – igual aquí la tengo–. Resoplo y giro la mirada al monitor, por el rabillo del ojo, le puedo ver la sonrisa en sus labios, y como su mano inquieta, no dejaba de remover, su pene de un lado al otro dentro del short.
Respirando hondo y siendo la calentura en mi rostro, nervioso, pero preciso a lo que iba hacer; coloco mi mano, en la entrepierna de paco, en mi mano palpito queriendo reventar la tela del short. El chico no dijo nada, ni se movió. Solo se dejó tocar por mi mano experta; le masajee y el guebo gordo, como masa se movía.
Le miro a los ojos, y él está totalmente serio, pero en sus ojos negros, el brillo del placer le delataba. Poniéndome de pie, hago a un lado la silla, me arrodillo y metiendo los dedos por el elástico del short; en un estirón, la virilidad de paco reboto con el capullo aun cubriendo el glande.
Viendo como su erección, ancha y dura, pulsaba hacia arriba y poco a poco el capullo fue cediendo. La mirada de paco, deseaba, que mi boca de una le mamara, pero aguatando las ganas miraba su falo crecer y recordaba la primera vez que lo vi empalmado, una mañana.
Relamiendo en mis labios, me acerque, y mi peso en sus piernas quedo, teniendo cerca de mi cara, su miembro viril; por las bolas le olfatee en los pelos que tenía, el olor: suave, unidos con los demás olores, de precum y a orine, con la lengua, le lamí toda la zona, el chico inexperto; se removió de placer y con la mano detuvo mi cabeza, para que no pasar de nuevo mi lengua.
Le mire a los ojos, y con una mano, la puse en su abdomen plano, para que se acostara de nuevo. Paco relajando su cuerpo, ve como me trago su pene, hasta pegar mis labios con la mata de pelo que crece en su ingle. El sabor fue indescriptible; era suave y a la vez agrio con toque dulzón, me dejo pegado, hasta mamarle cada parte de grosor del guebo.
Los ojos de Paco, se pusieron blancos, al estar chupando y pegando mi lengua para sentir la textura suave de su falo, Paco extasiado; con su expresión me decía; que era la primera vez que alguien le chupase el pene. Bajando y subiendo cada grosor del pene, me lo tragaba y mi garganta la llenaba, el glande caliente de Paco, en la campanilla me tocaba y arqueadas me provocaba.
Al pasar la lengua por las bolas, paco entre jadeos, me dijo; – ¡no quiero acabar todavía! –. Le hice caso y de pie me puse; Paco me vio a los ojos, –creyendo que ya le iba a mamar más el guebo–, me naje el short y desnudo quede, el viendo impresionado; como me acotaba boca abajo en la cama, agarrando una almohada la metí debajo de mi cintura.
Con el culo levantado, paco miraba mis nalgas pálidas detenidamente. El en total desnudes, y arriba mío, con ambas manos me abría las nalgas y en la entrada de mi culo rosado, con el dedo tocaba. Se acostó encima de mie cuerpo de largo, podía sentir la erección palpitar en la raja de mis nalgas, el jadeando en mi oído, el aliento pesado, me sofocaba.
Me daba cuenta, que paco a un era virgen. Lamiendo mi espalda torpemente, me la dejaba todo baboso, –hasta que le dije; dale, ¡cógeme! –, el chico se movía y me dijo; –
¿Y si acabo rápido? –
No importa, es tu primera vez, siempre pasa – le conteste.
Paco poniendo, su pene en mi culo, empujado mi cuerpo hacia atrás y el presionado, –dentro mi todo su guebo fue a dar–, el dolor lo recibí, apretando los dientes. El chico disfrutan; que es estar dentro de un culo, lentamente, comienza a bombear y desesperado por los impulsos de la primera vez, rápidamente su cintura la empieza a mover.
Las bolas de paco, chocando con mis nalgas, el sonido se unía a los jadeos de nuestras voces. Me agarro de la cintura y pegado su cabeza a mi nuca; paco sin sacar todo su pene, salía y entraba rápidamente. Casi chillando, al estar penetrándome, el disfrute lo descontrolo y en empujón profundo, me hizo pegar la mejilla a la pared.
Disfrutando sus embates inexpertos, el chico, clavándome fuertemente y casi gritando, dentro de mi culo, toda su leche desparramo. En mismos sudor, mi cuerpo pálido con el moreno suyo, su pecho a mi espalda pego; mientas jalaba mi pene, sentía su respirar descontrolado acariciar mi nuca, terminando de hacerme la paja con miembro viril aun dentro de mí, en varias disparos de leche en la cama acabe.
Más que contento, esa mañana, paco se fue con la laptop formateada y con las bolas vaciadas. Después de esa vez, el chico lo intentó más de una vez; pero teniendo a Reinaldo, me fue imposible repetirlo de nuevo.
Nota de autor:
A ustedes que me leen, sabrán que mi mente cachambrosa, inventan muchas cosas. Este relato a igual que los demás, es ficción – ¡si lo sé! – no les gusta saber eso, “que todo es ficción”, pero ignora. En fin, la situación al principio, de ver a un chamo salir aun con lagañas en los ojos y empalmado; lo he escrito pensado en una momento real de mi vida, mejor dicho; es el primer relato que escribo a partir del algo real en mí. Todo lo demás en este relato, si ha sido inventado, estas situaciones solo suceden en los relatos…
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