Papito Mío
Una mujer decide abandonar a su esposo y su hijo para huir con su amante, esto desataría la amargura de Alonso, hundiéndose en el alcohol y desquitándose con su pequeño hijo Lucio, sin embargo la soledad y el alcohol lo llevaría a desahogar sus penas en su tesoro más preciado..
Esta historia está basada en hechos reales y ocurrió en la década de los 80s cuando Lucio era tan solo un niño de 8 años, como ya lo saben en su momento relataré esta historia como si fuese Lucio quien la cuenta, para mayor entendimiento para ustedes, recuerden que ustedes al igual que Lucio pueden contarme su historia para que sea relatada eróticamente, por medio de mi instagram (mando_gg) o preguntarme por mi telegram, como siempre les digo todo es completamente anónimo.
Regresando a esta historia, Lucio era hijo único, su padre Alonso era un hombre de 38 años dueño de una pequeña tienda de abarrotes y esposo de Estela, Alonso dedicaba demasiado tiempo a su tienda, para poder hacerla productiva y darle una vida digna a su pequeña familia, sin embargo eso provocó el descuido hacia su mujer, que se daba su ingenio para escaparse con su amante y revolcarse con el para completar la ausencia de su esposo Alonso.
Alonso
Alonso era un hombre muy atractivo, que emanaba virilidad con tan sólo su presencia, de rostro muy varonil, y de complexión corpulenta del cual sobresalían sus brazos musculosos y pectorales robustos y tupidos de sensual vello oscuro, sus piernas eran gruesas como rubles, que imponían en su andar y aqua hombre era poseedor de un excitante bulto que enmarcaba su entrepierna y que despertaba a la imaginación de las clientas que visitaban su tienda, Alonso era un hombre muy sexual, solía tener sexo con Estela casi a diario, pero el trabajo en la tienda lo absorbería a tal grado que el sexo disminuía cada vez más, provocando que con el tiempo Estela se consiguiera un amante, y así tomando la decisión de abandonar a Alonso y a su pequeño hijo Lucio.
Lucio
Lucio era todo lo contrario a su papá, físicamente se parecía más a Estela, su madre, era un niño de complexión frágil y delgada, con cabellos lacios y dorados que caían como hilos de seda, El Niño estaba muy desapegado a su madre pues Estela cada vez lo descuidaba más para pasar tiempo con su amante, eso hizo que El Niño se refugiara y se alegará más a Alonso, Lucio aprovechaba esos pequeños momentos que su padre estaba en casa para estar con El, se le colgaba por la espalda jugueteando con el o se subía en su regazo para comer con su padre, El Niño admiraba la fortaleza física que poseía Alonso, lo veía como un súper héroe disfrazado de padre, se aferraba a El en cada oportunidad que tenía, incluso amaba ducharse con El, tal y como lo hacía cualquier padre con su hijo, sin embargo Lucio no solo idolatraba a su padre, también admiraba con cierto morbo la desnudez de Alonso al compartir la ducha.
El pequeño niño no dejaba de admirar como el velludo cuerpo de su padre se empapaba en agua en la ducha, admiraba como su padre enjabonaba su cuerpo y como estiraba su larga y gorda verga para enjabonar su virilidad hasta llenarla de espuma, para después proseguir a enjabonarlo a El. Alonso lo hacía sin ninguna malicia sin embargo Lucio disfrutaba sentir las ásperas manos de su padre recorrer su pequeño cuerpecito para ser duchado, El Niño se sentía algo excitado al compartir la ducha con su padre, y contemplarlo desnudo y con un gran miembro que le colgaba y que en su vida cotidiana ocultaba bajo sus pantalones, pero ahí en la ducha podía verlo en todo su esplendor, tanto así que en alguna ocasión el pequeño daría un paso más y tomaría con sus manos aquella verga mojada en tono de jugueteo, sin embargo su padre lo tomaría así como un juego curioso de su pequeño hijo. Aquellas duchas que compartía con su padre serían el inicio de aquel callado deseo que Lucio empezaba a sentir por su padre.
Y es aquí donde empezaría esta historia de Lucio.
Mi madre un día cansada de la ausencia de mi padre decide huir con su amante, siempre se murmuró en el pueblo de la ligereza de mi madre, pero siempre fueron eso solo rumores, y mi padre era el único que no los escuchaba por estar dedicado a su negocio, sin embargo eso lo descubriría al encontrarme solo en casa y ver los closet vacíos sin la ropa de mi mamá, ahí fue cuando los rumores se hicieron más fuertes hasta ser escuchados por mi papá.
Mi padre dejo los primeros días a cargo de la tienda a un ayudante, para encontrar la solución al abandono de mi mamá, a mi eso me gustaba pues mi papá estaba más tiempo conmigo, pero después empecé a ver a mi papito más triste y apagado, la gente decía que no entendían como mi mamá podía haber abandonado a semejante hombre tan guapo, mi padre empezaba a beber casi todos los días, me dejaba en la escuela por las mañanas y mientras el estaba en su negocio, para después pasar las tardes conmigo en casa.
Pero mi padre se dedicaba a beber mientras compartíamos, (por decirlo así) pues mi papito se hundía en la depresión.
Tras el abandono de mi madre ambos dormíamos en la misma cama, mi padre dormía en un sueño profundo provocado por el alcohol y yo admiraba su cuerpo con tan solo sus clásicos calzoncillos blancos mientras el roncaba sin parar, veía como de su bulto se despertaba aquella erección nocturna de todo hombre, y yo con cuidado tocaba siempre asegurándome que siguiera roncando.
En alguna ocasión mi papito se despertaba mientras le tocaba, pero yo astutamente me hacía el dormido, para después El retirar mi manito de su bulto tan calientito.
Cada noche era así yo aprovechaba para disfrutar de tocarlo, me gustaba sentir su calor, su dureza y su longitud. Una noche El se paro en la madrugada con cuidado de no despertarme y se dirigió al baño, yo me di cuenta y supuse que irá a orinar, al ver que se tardaba le levanto y por la rendija de la puerta entreabierta veo a mi padre parado con sus calzoncillos a la rodilla, mientras el se jalaba ese enorme trozo con mucha rapidez.
Mi corazón se aceleraba al ver semejante imagen y pude ver como mi papito con gran excitación en su rostro comienza a lanzar varios chisguetes de líquido blanco y viscoso de su verga, eso era algo que yo nunca había visto en El.
A la noche siguiente mi papito bebía más de lo normal y ya pasada la noche nos fuimos a la cama, espere por un tiempo hasta escuchar sus ronquidos para empezar a manosear su monumental verga como era costumbre, esta vez con mucho cuidado de no despertarlo saqué su verga dentro de su calzoncillo, quería sentirla esta vez piel a piel, era tan grande y tan gorda que no cabía en mi manito, al sentirla comencé a respirar con dificultad por la sensación de sentir eso en mis manos, veía su cara para ver si seguía dormido y al confirmarlo comencé a jalarla como lo había visto la noche anterior.
Mis jaleos hicieron descubrirle la cabeza brillante que escondía su prepucio, y yo la cubría y descubría de nuevo con mi sube y baja, quería volver a ver aquel líquido viscoso que mi papito había expulsado, por un momento me olvide que mi papito podía despertar y se lo jalaba más rápido, pero eso provocó que mi papito despertara y de un golpetazo en mi manito me desprendiera de su verga.
Mi papito me pego una regañiza al verme descubierto yo asustado me metí al baño mientras el seguía pegándome de gritos después de un rato escuché como seguía durmiendo, estaba ahí roncando completamente ebrio por todo lo que había bebido, yo no me atreví a salir, después de un rato miro en el suelo sus calzoncillos blancos, los tomo y veo como en su parte de frente tenía manchas de orines y un vello negro incrustado, comencé a olfatear ese calzoncillo y su olor me hizo olvidar la regañiza, ese olor me gustaba olía demasiado fuerte una mezcla de sudor y orines y ese vello incrustado me lo metí en la boca para chuparlo mientras aspiraba de ese calzoncillo.
Nuevamente mi papito me descubre esta vez con su calzoncillo.
Se había despertado y había entrado para ver lo que hacía, furioso y aún borracho me gritaba e insultaba como nunca lo había hecho, con sus fuertes brazos me levanta del suelo gritándome, pequeño marica y otros tantos insultos, me lanzo a la cama y me bajo mi calzoncillo y comenzó a darme fuertes nalgadas diciéndome de insultos.
P- Eres un pequeño marica! Que es lo que te pasa? Porque haces eso!
Mi papito me gritaba sin parar de nalguearme, sus golpes provocaban mi llanto y miedo.
P- Te gusta la verga? Pequeño marica!!! Te gusta? Pues te voy a dar para que dejes de buscar putito!!!
Mi papito revoloteaba entre los cajones de la cómoda sacando una crema humectante, y bruscamente comenzaba a introducir sus dedos en mi culito, yo no paraba de llorar, estaba muy asustado, pero mi papito no paraba.
Después de un rato paro de meterme los dedos, pensé que ya había parado, pero no fue así, mi papito se estaba untando de esa crema para poder meterme su verga.
Empece a sentir un profundo dolor que me invadió mi culito mi papito metía su enorme tronco en mi pequeño culito, yo gritaba de gran dolor, pero la embriaguez de mi papito no lo detenía, no escuchaba mis súplicas que imploraba que parara.
Por el contrario pareciera que eso lo excitaba, sentía como ese gordo trozo de carne se adentraba mas y mas, hasta poder sentir el resoplido de su aliento alcohólico en mi nuca.
A pesar de que mi papito no podía meter todo su tronco dentro de mi por estar tan cerrado, logró meter lo suficiente para conseguir algo de placer, pues empecé a escuchar sus gemidos embriagados de hombre deseoso de sexo.
P- Uuuuuf Aaaaaghh! Asiii gimeeeee como la puta de tu madre!!
Decia mi papito mientras se daba placer con mi culito, pero el alcohol no lo dejaba distinguir que lo mío no eran gemidos sino gritos de dolor.
Sin embargo y aunque no consiguió entrar por completo, mi papito logro lubricar mi adolorido culito con su leche que expulsaba a borbotones en mi interior.
El ejercicio que hizo al abusarme y el cansancio hizo que a los pocos minutos se quedara de nuevo dormido, mientras yo sollozaba y lloraba de dolor.
A la mañana siguiente y ya completamente sobrio mi papito despertó y descubrió lo que me había hecho, me despertó y yo tembloroso aún por el miedo me cubrí con la sabana, con una mirada de arrepentimiento me pregunto si estaba bien, pero yo aún tenía miedo, no le respondía, suplicó por un rato hasta que me convenció de ir al baño con El.
Mientras nos duchábamos mi papito me revisaba asegurándose de que ni me había provocado daño, al confirmar que no estaba herido, decidió que yo no iría a la escuela y que nos quedaríamos en casa los dos.
Ese día aprovechó para hablarme de lo sucedido, mi papito me pregunto que porque yo lo tocaba, yo le conté toda la verdad.
L- Me gusta tocarte papi, me gusta ver cuando nos bañamos como te mojas y te lavas, me gusta ver y sentir como se te pone dura, me gusta como la tienes llena de pelos.
Mi papito estaba sorprendido por todo lo que le dije, le dije que no me dejara seguir durmiendo con el que yo lo quería mucho.
Mi papito dejo que siguiera durmiendo con El.
Me trataba mejor y dejaba de tomar cada vez menos. Después de un tiempo volvía a tocarlo mientras dormía, hasta que un día El se despertó y dejó que lo siguiera tocando, pero esta vez El ya no se molestaba me dejaba hacerlo.
P- Metetelo en la boca mi hijito!!
Era ya mucho tiempo que mi papi no tenía una pareja y ambos compartíamos la cama, éramos solo El y yo en la casa, empezamos a sentir una atracción entre los dos, por compartir la cama.
Que así sin mas ni más mi papito comenzaba a enseñarme cómo tocarlo y como chuparlo para la satisfacción de ambos.
Ese sería nuestro secreto, nadie nos veía y ahí yo iniciaría una enseñanza sexual que mi papito me proporcionaría y cada vez más crecería hasta volver a ser poseído por El, pero esta vez no como un abuso sino como una forma distinta de amar…
Me encanto el relato, esta historia merece continuar, yo creo que la relación padre e hijo tiene mucho que contar y ese niño se le ve con ganas de aprender
muy buena abra segunda parte
Que ricooooooo 🥵🥵🥵🥵 quiero seguir leyendo más de ésta historia.