parte 4
inicia mi primer fin de semana a sus ordenes.
Esa noche después del cine nos acostamos, nos quedamos viendo televisión y hablando por un rato. Era fantástico, parecíamos una pareja de enamorados, fue allí que me detuve a pensar, acaso somos una pareja de enamorados? Solo nos hemos visto un par de veces, hemos tenido relaciones, riquísimas relaciones, pero nada más, apenas supe su apellido hoy. Decidí quedármelo solo para mí porque no quería arruinar el momento. Después de todo el sexo era estupendo, estaba aprendiendo mucho, la pasaba bien, me trataba muy bien, ¿qué más podía pedir?
Durante la conversación Alfredo me comento lo mucho que le gustaban mis piernas, mis nalgas y en general mi cuerpo, le explique qué jugué mucho voleibol y hacia gimnasio, como broma le mencione que empezaría a trabajar por completo en mis nalgas, quería hacerlas ver mejor. El se puso a reír y me comento que le encantaría verme usando lencería, eso me prendió, no sé porque, nunca había tenido esas ideas, aunque debo admitir que me atrae mucho la idea del crossdressing, la idea de lucir como nena no me era del todo mala idea, ya me sentía su hembra y deseaba ser poseído todo el tiempo. Así que quizás era algo que intentaría.
Después de un rato me levante, me despedí y me fui a casa, durante el camino no pare e pensar en la idea de la ropa. Y durante los siguientes dos o 3 días la idea me dio vueltas por la cabeza mucho. Conversaba con Alfredo casi a diario, y acordamos de vernos el siguiente fin de semana, y quedamos en que iba a quedarme con el desde el viernes hasta el lunes. Estaba muy emocionado. Así que me decidí a comprar en línea algunas cosas para entrega rápida, compré una ropa muy sexi, hilos y tangas y un par de babydolls y camisones para dormir, me decidí a hacerlo feliz.
Llego el día y me fui con un jean normal, pero adentro ya llevaba puesta la primera sorpresa, iba yo muy alegre, sintiéndome super sexy con mi ropa interior un calzoncito cachetero de encaje blanco, no puedo negar que me encantaba como se me veía. Y ni decir como lo sentía. Me sentía muy caliente con la situación, aunque al mismo tiempo tenia miedo que no le gustara o que me pensara que era un ridículo.
Al llegar a su casa inmediatamente me corrió la electricidad por la espalda, mi cuerpo exigía satisfacción, lo salude, me invito a entrar y me pregunto si deseaba tomar algo, no se si era el clima o era lo que yo estaba caliente, pero le pedí una cerveza, no sentamos muy juntos a tomar la cerveza, le hable que tenia una sorpresa para él, pareció un poco sorprendido, él me dijo que quería ver su sorpresa, me levante y me senté frente a el con las piernas abiertas de modo que quedamos cara a cara, de inmediato me puso las manos en la cintura, y comenzó a tocarme, estábamos de frente, podía sentir su pene crecer y endurarse, al mismo tiempo podía sentir mi cuerpo transformarse en una nueva persona, la nena, la mujercita con una sola misión, darle placer a su hombre, satisfacerlo y sacarle toda la leche. Ese era yo, llevar la ropa interior tan femenina me hacía sentir mas hembra que nunca, era irremediable que esto sucediera, ya era una nena, no quería solo ser un pasivo, deseaba ser su hembra, su mujer, sabía que sería en la intimidad, pero lo deseaba mas que nunca. Lo comencé a tocar, acariciaba su pecho, su pelo, su cara, le dije que le deseaba, quería que me cogiera con muchas ganas, que me penetrara, que le deseaba y que quería ser su hembra, el me detuvo, me asusto un poco, pensé que había dicho algo indebido y me sorprendió mucho lo que dijo, “tu eres mi hembra, quiero que este fin de semana seas mi hembra en todas formas”, me pare y me quite el pantalón, cuando vio mi calzoncito parecía perrito al que le enseña un hueso, estaba feliz, me dio vuelta, vio mis nalgas y se abalanzo sobre ellas, me mordía, me tocaba, me besaba, me sobaba, parecía que no sabia que mas hacer, y que más darme. Yo sabia exactamente lo que quería.
Como él seguía sentado tocando mis nalgas, me baje un poco el calzoncito, y él iba devorando lo que le iba dando, su boca ansiaba mi hueco y hueco ansiaba su boca, así que se lo di, no baje la prenda para que el pudiera sentir que estaba allí. cuando sus labios se posaron sobre mi anito, sentí el universo, pare mas el culito y se lo entregue completo, con una mano alcanzaba su cabeza y lo empuja mas hacia adentro, el lamia y me cogía con su lengua, yo deliraba y sentía como la excitación me corría por todo el cuerpo, le quería adentro pero también estaba disfrutando como la lubricación de saliva permitía a sus dedos ir entrando poco a poco. Después de unos minutos de intenso placer, me di la vuelta le cogí de las manos y lo hale hacia mí para indicarle que le quería en la cama, al llegar al altar del placer, lo bese con mucho morbo, lo toque, le sobe su miembro que estaba como una dura piedra, acaricie su pecho, mientras me agarraba con las manos de mis nalgas y me las abría, apretaba y sobaba mi anito. Me empujo para que me acostara, pero no lo deje, di vuelta y lo empuje a él, me subí sobre él, y me puse en una posición de 69, quería que siguiera mamando mi ano y quería pagarle el favor. Al ver su pene como siempre le salude, hola amor mío, lo bese de la punta y después le pase la lengua desde alrededor de la cabeza, su cuerpo se contrajo por el placer, luego le pase la lengua desde la punta hasta la base, sin dejar ni un milímetro suelto, luego subí succionando igual cada parte, al llegar arriba lo metí en mi boca suavemente, y le succione la cabecita, deseaba sentir el sabor de su liquido prese minal, mientras tanto el jugueteaba con mi ano, se lo comía, me estaba cogiendo con su boca y sus dedos, una hermosa sensación, me estaba cogiendo dos veces al mismo tiempo, por la boca y por el ano. Una sensación muy me sentía lleno y completo, seguía comiéndome su pene, lo metía en mi boca hasta donde entrara, saboreaba sus jugos, disfrutaba su grosor, su consistencia, sentía lo caliente de su carne dentro de mi boca, y sabía que quería más.
En un segundo pude notar que ya estaba poniéndome por lubricante, lo había alcanzado de la mesa noche, y sonreí porque sabia lo que venía, me levante y me puse de perrito, en 4, me prepare porque estaba ansioso y decidido, puse mi pecho contra la cama, pare el culito lo mas que pude, y sentí como su pene jugaba entre mis nalgas, no lo metía, solo pasaba de arriba abajo, se ponía lubricante y me ponía a mí, el siempre ha sido dulce y suave conmigo, sus penetraciones son lentas, dejándome que mi ano se acomode y se acostumbre, no esta vez, sentí la punta empujando para entrar, y sin pensarlo entro hasta le fondo, sentí sus huevos chocar contra mi y mis nalgas se abrieron por completo para él, me encanto esa sensación del macho poseedor que te toma sin dudarlo. Gemí y creo que eso lo excito más empezó con mucha fuerza, me agarro de la cintura, y me daba con mucha fuerza, escuchaba como chocaba con mis nalgas con fuerza, me dio una nalgada que me hizo apretarle el gimió y me dio con mas fuerzas, me daba duro. Lo gozaba, me pregunto si quería más y sentía que la voz no me salía, me pregunto de nuevo, y con mucho esfuerzo logré decirle que sí, que quería más, le dije dame todo lo que quieras, que placer, por un momento el placer llega hasta tal punto que se siente como si se perdiera la conciencia. Fuerte, mas fuerte, me agarro de los hombros me puso casi de rodillas sin sacarla, yo trataba de que no saliera, paraba el culito, el seguía se detuvo un poco, para besarme me gire y lo bese apasionadamente, sus manos tocaban mi pecho, apretaban mis nalgas, me dejo caer, caí rendido para sentir sus embestidas de nuevo, siguió cogiéndome con fuerza, por momentos rápido, fuerte, directo, en otros momentos sentía que trataba de moverse a los lados, arriba o abajo, yo gozaba a mas no poder. Me la saco por completo y volvió a meterla de golpe, volvió y la saco y la metió, la saco y la metió, yo volaba, lo disfrutaba, me he vuelto adicto al sexo, al pene, a ser cogido. Me encanta darle mi culo y que haga lo que quiera, el que no lo ha hecho no sabe de lo que se pierde, volví a preguntarme a mí mismo, ¿porque espere tanto? Con mi cara en la cama gemía, mientras con mis manos abría mis nalgas, me decía que le encantaba mi culo, que lo quería verse mover, paro sus movimientos para dejar que me moviera, era mi momento de brillar, me moví para que meterlo y sacarlo, hice los círculos, lo metía hasta dentro y después lo dejaba casi hasta afuera, lo metía de nuevo solo de la puntita, metía y sacaba la cabeza y en un segundo lo dejaba ir hasta adentro, sus testículos rebotaban contra mí, es lo mejor del mundo.
Salió repentinamente me dio vuelta, me abrió las piernas y se las puso en los hombros, apunto y hasta adentro, sabroso, solo alcance a gemir, dame más, cógeme duro, me daba más y más. Empezó a hablarme fuerte y sucio, me decía que su culo era suyo, que iba a cogerme cuando quisiera, que quería hacerme gozar día y noche, que ese fin de semana iba a ser su hembra. Yo estaba como en otra dimensión, le escuchaba, le respondía yo que sí, pero realmente mi atención estaba en el placer que estaba recibiendo. Le besaba, nos besábamos como poseídos, quería más, cogimos por mucho tiempo. Sudamos los dos, cuando se acostaba sobre mi sentía como su cuerpo su cuerpo se deslizaba por el sudor, era tan excitante. Salió de nuevo, se acostó en la cama y con su mirada supe que era lo que tenía que hacer, me subí y le acomode sin usar las manos, mi gran amigo Lucas el dildo me enseño eso, lo puse en la entrada y empecé a bajar para que entrara, hasta el día de hoy no logro superar la increíble sensación del momento que entra, primero el placer del glande que su puntita abre el camino, luego cuando va avanzando va abriendo a medida que se va haciendo más gruesa, después caer por la gradita entre el glande y el cuerpo del pene, Alfredo tiene un pene con un prepucio algo grueso, puedo jurar que sentía su prepucio correr hacia abajo, mientras va entrando en mi ano, su carne caliente quemándote de placer los intestinos, su cabeza rozando tu punto G, al final el delicioso placer de todo ese cuerpo adentro, empujando para llegar mas y mas profundo, todo tu haciendo espacio por dentro para pueda correr libremente, ambos cuerpos moviéndose casi como bailando, casi sincronizados, los gemidos y las palabras lujuriosas.
Luego de un rato, la respiración acelerada, los movimientos más rápidos, con su mano derecha toma mi pene y empieza a sacudirlo, voy a morir de placer, agarro las sabanas, voy a explotar, mi semen sale como en una explosión de leche escarlata, y uno segundos después saca su pene y me tira su semen sobre mi cuerpo, se mezcla con mi propio semen, estamos agotados. Pero el la vuelve a meter, y vuelve a empujar aunque con menos fuerza, pero sigue dando, que rico, dámelo que soy tuyo, dale a ese culito que te pertenece. Dale lo que puedas y lo que quieras. Va aminorando los movimientos yo no quiero que termine, lo disfruto tanto que lucho contra el agotamiento por seguir. Inevitablemente termina. Pero esto me dice que será un fin de semana para no olvidar.
UNA LOCURA TOTAL TU RELATO. BESOS.