Parte II del Cine
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
“En este tiempo transcurrido, muchas cosas me había imaginado lo que me animé a visitar de nuevo el cine X…
Esta vez vestía deportivamente todo de blanco y hasta calzaba unos deportivos de ese color, y en la cabeza una gorra del Real Madrid. Mi madre me había dicho que esos pantalones eran demasiado cortos pero me gustaban porque me parecían provocativos y súper ajustados.
Al igual que la vez anterior no llevaba ropa interior por lo que provocaba miradas cuando tomé el metro.
Al entrar en la obscuridad de la sala comprobé que la fila trasera estaba llena de actividad, por lo que noté mi paquete abultado.
Un señor estaba sentado junto a un muchacho que se dejaba masturbar muy lentamente, lo que me motivó mi curiosidad sentándome al otro lado de ellos.
La escena era muy morbosa: su mano hacia un suave movimiento hasta la empuñadura del miembro, siguiendo con un fuerte empujón que abría por completo su capullo, mientras yo me acariciaba mi miembro por la envidia que la situación me provocaba.
El señor me había mirado sonriente y me dijo: ¿quieres tú también?
Con un gesto asentí y bajándome el pantalón le ofrecí mi polla que atendió con la mano que tenía libre y que ya goteaba esa especie de lefa que me salía cuando estaba muy excitado.
El chaval que estaba con él parece que disfrutaba con la situación mirando el tamaño de mi miembro, colocándose de pie entre nosotros.
Yo pensaba que era mi oportunidad de ensayar mis ganas de experimentar en activo.
Era un muchacho muy rubio de piel muy blanca y suave que empecé experimentar al acariciarlo.
El señor como si supiera lo que yo quería hacer, parecía que me ayudaba pues con una mano bajaba el pantalón del chico y con la otra me animaba a ponerme también de pie.
Yo quería metérsela y se lo dije: Quiero metértela…. ¿Cuántos años tienes? – Catorce. -Yo tengo quince.
Mientras dice el señor: yo os voy a ensalivar para que podáis disfrutarlo y a continuación empezó alternativamente a chupármela a mí y al chaval pasándole la lengua por atrás…
Yo no podía aguantar más, así que le empujé para doblarlo frente al respaldo del asiento delantero.
Se la coloqué en el mismo ano mientras que el señor le agarraba sus testículos con una mano y con la otra presionaba mis nalgas para empujarle para penetrarlo.
Parece que le gustaba porque me agarró los cachetes clavándome sus uñas mientras yo iniciaba una cabalgada de meter-sacar sin apenas dificultad lo que me hacía entrever que no era la primera vez.
Estaba sudando y no vacilé en quitarme la camiseta, descubriendo mis cuadritos abdominales que golpeaban el trasero del rubio con golpeteos seguidos.
El hombre se la estaba meneando el solo y yo pude agarrársela a la vez pues nunca había tenido en mis manos algo tan grande.
Me corrí abundantemente y como seguía empalmado y con ganas el hombre me dice: Ahora me la metes a mí. E intercambiando su posición con la del muchacho el mismo me la colocó en su orificio, y empujándome me sienta y se coloca encima totalmente penetrado.
No tuve que moverme nada, el contraía sus músculos y parecía que me absorbía.
Sus golpes sentándose se hacían más fuertes, hasta que me dice: Antes de correrte me gustaría que te mearas dentro de mí.
Me parecía ya algo asqueroso, pero sugerente: ¡Toma todo!
Y ponía mis piernas entreabiertas para facilitar que cayera la orina al suelo. La sensación era sublime y excitante, haciéndome sentir mayor dureza en mi empalme que penetraba en un orificio más suave y húmedo que me trasladó a nueva eyaculación.
Parece que iba a ser el turno del chaval aunque me gustara más hacerlo con mayores.
Sentado me puse de lado acercando mis nalgas a su miembro empalmado, evidentemente más pequeño que el mío pero muy alargado.
Con destreza y al parecer experiencia en estas posiciones inició la penetración muy lentamente, hasta que yo mismo me apreté contra él pues ya deseaba sentirlo. ¡Era mi primera vez! Y sentí que se corría de inmediato…
A continuación me acerca su cara e intenta darme un beso en la boca. Yo estaba muy confundido pero quizás nuestra edad parecida facilitó un beso en la boca, breve en su inicio pero que después se eternizó mientras nuestras lenguas exploraban nuevas sensaciones y el señor jugueteaba con nuestros culos introduciendo a la vez que nos besábamos uno de sus dedos.
Estas sensaciones provocaron nuevas ganas excitándose los miembros, ahora rodeados de manos trémulas de varias personas que se habían acercado.
Al mismo tiempo que besaba al muchacho (me dijo se llamaba Andrés) acerqué mi mano a sus nalgas, pero la sorpresa fue encontrar que alguien le estaba penetrando y su eyaculación resbalando caía sobre mi mano.
Le agaché frente a mí para hacer que me la mamara, mientras otra persona que no veía me apuntalaba con su miembro, metiéndola poco a poco con firmeza y sin marcha atrás.
Esta vez me corrí al mismo tiempo por delante y por detrás.
Una mano generosa pasó una toalla por mis nalgas y polla. Y subiéndome la ropa tomé el pasillo para salir.
A poca distancia del cine observo que el señor vine detrás y con más detenimiento aprovechando la luz exterior, estudio su imagen.
Parecía tener unos 45 tacos, más o menos… corpulento sin llegar a ser grueso y extremadamente muy bien vestido con un pantalón azul que parecía de seda y una camisa tipo tenis de color blanco de marca. Con disimulo me venía siguiendo y me puse a observar el escaparate de una tienda…
Mi imagen se reflejaba en el cristal… la ropa que llevaba me hacía más jovencito, y notaba como se quedaba mirando fijamente mis broceadas piernas , metiéndose una mano en el bolsillo para que yo me fijara.
No había nadie ya que la tienda no la abrían hasta las 6: los dos como si estuviéramos viendo los artículos del escaparate: El con su mano en un bolsillo que parecía manipulársela y yo con cara de despiste sin saber dónde mirar…
¿Tienes prisa?
– ¡No hasta las 9!
¿Quieres venir a mi casa que está muy cerca y no hay nadie?
– No sé, no te conozco.
– Lo pasaremos muy bien, pues en el cine no estábamos cómodos y me he dado cuenta que te gusta mucho…
– ¿Y qué haremos?
– Te la chuparé mucho mejor hasta que te corras en mi boca, y te la seguiré chupando muy despacio hasta que te empalmes de nuevo…¡ Vamos ya!
Su explicación me había puesto muy excitado y le seguí hasta una casa ajardinada cuya cancela abrió…
Nada más traspasar la entrada había un salón grande con sofás y sillones, sobre un moqueta que ocupaba toda la dependencia.
Se sienta en un sillón, colocándome de pie de frente y primero recorre mis nalgas, los muslos y acaricia mi cuello hasta desabrochar el pantalón que lo deja caer.
Me parecía algo diferente al cine. Al sentirme liberado del pantalón, mi polla muy empalmada provocaba su siguiente acción:
Colocándome entre sus piernas, posa sus labios con delicadeza sobre mi capullo entreabierto. Juguetea con la lengua y pasa a “comerme” los testículos…
Sus manos recorren mi abdomen hacia arriba, deteniendo en mis pezones que acaricia primero con sus manos y luego mordisque suavemente con su boca. Yo me quito mi camiseta, me descalzo y quedo completamente desnudo frente a él. No puedo evitar la tentación de agacharme y palparle su paquete, mientras rápidamente se baja su cremallera, pantalón, descansándose también hasta quedar tan desnudo como yo.
Su cuerpo tiene un ligero perfume que tapa el posible sudor de nuestros cuerpos: Es más alto que yo: unos 1,80 frente a mis 1,65. Ninguno tenemos vello – yo creo que él está depilado -. Nos sentamos en el sofá y se inclina sobre mí posando sus labios sobre los míos. Primero no me atrevo a corresponderle, pero la curiosidad me hace entreabrir la boca y su lengua me asalta…
Mi mano mueve su miembro bastante más grueso que el mío, muy duro, algo torcido hacia un lado con un capullo muy afilado y brillante – que me despierta también asombro y morbo.
Mientras su mano me está haciendo una especie de masaje muy suave entre las ingles y alrededor del ano, lo que me hace sentir muy relajado y me tumbo a lo largo del sofá.
Se coloca de rodillas y yo boca arriba, descansando mis piernas en sus hombros.
¡Espera un poco que voy al servicio para traer una crema suavizante que te gustará…
Mientras va a por ella, no puedo evitar pajearme llevado de la excitación del momento…
Vuelve enseguida con un gel que pone en su etiqueta: para las partes íntimas… me riega con abundancia entre las nalgas y la polla, haciéndome sentir el mentolado del producto, abriendo más las piernas y estrechando los pies sobre su cuello.
Me agarra por la cintura arrastrándome más hacia él que me la coloca totalmente apoyada y siento su afilado miembro de manera muy distinta a la experiencia del cine.
Noto que apenas me la mete unos 4 cm. Y se centra en masturbar mi miembro entre chorros de más crema.
¿Te hago daño? – Mientras la desliza suavemente hacia afuera, volviendo a penetrar esos pocos centímetros.
No le contesto, porque mis manos aprisionan contra mí su cuerpo, delatando que me está causando gusto.
De repente empuja y me mete la mitad, que aunque la tiene muy gorda no llega a hacerme daño aunque siento que no va a poder penetrar más.
Su mano me ha descapullado y lo recorre en círculo lentamente.
Ahora imprime un movimiento constante de mete-saca sin rebasar la mitad de su miembro ( unos 7 cm.) y coincidiendo con el inicio de una masturbación frenética de mi polla a punto de venirse, me la empotra a fondo quedando fuera solo sus testículos que producen un golpeteo en mis nalgas. Como no creyendo que me la ha metido toda por su excesivo grosor, palpo con mi mano y verifico que me tiene totalmente clavado, y que por entre el ano y los muslos se resbala un caliente esperma que ha arrojado. Sigue empalmado pero ahora cambian sus movimientos: profundos y lentamente hasta dejarla casi sin meter, mientras que abundante leche siento que moja todo mi vientre.
Nueva penetración violenta y tres más, que provocan que sienta un gusto parecido al correrme que recorre mi interior y produce una descarga potente encima de mi vientre.
Nos quedamos quietos tumbados, colocadas ya mis piernas a lo largo y el estirado a mi lado.
¡Ven vamos a ducharnos!
Me lleva a una ducha tipo vapor turco enjabonándome todo el cuerpo, y limpiándose él muy bien. El vapor nos envuelve y casi no se ve nada.
Siento que su mano empieza a moverme muy despacio la piel del capullo, abriendo y cerrando… hasta que noto mi miembro surgente de nuevo.
El queda a cuatro patas, mientras que el agua resbala por nuestros cuerpos y me ayuda a colocársela a la entrada de su gruta personal.
De un golpe que necesito aplicar con fuerza se la meto hasta el fondo de mis 13 cm, seguido de una vertiginosa cadencia de afuera a dentro y dejándola parada dentro unos segundos para retrasar mi corrida.
El `produce unas absorciones y presiones de su ano contraído en mi miembro, y yo hago un movimiento de tornillo golpeándole con fuerza.
Aguanto unos 15 minutos en que siento que ya no puedo contenerme más y descargo una nueva corrida en su culo.
¡ Si quieres yo voy los sábados a ese cine y después podemos volver aquí…¡
Nos vestimos y me acompaña a la puerta…hasta la semana próxima.
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