Pasaje a lo desconocido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La historia que voy a contar me sucedió hace cerca de 5 años en mi natal Cienfuegos. Mi nombre es Alberto, tengo 19 años de edad y estoy terminando mi año de Servicio Militar Obligatorio para comenzar a estudiar en la universidad. Desde que nací vivo en el Micro A en uno de los tantísimos edificios multifamiliares que ahí se construyeron. Vivo en un primer piso y en el cuarto piso de ese edificio y en el mismo hueco de escalera vive mi amigo Carlos, de mi misma edad. Los dos cursamos nuestros estudios primarios en Batalla de Santa Clara, y la Secundaria en la ESBU José Maceo. En esa época, yo cursaba el noveno grado y Carlos el octavo, porque a causa de un accidente automovilístico, había perdido un año de estudios. Nuestras madres se conocen desde jóvenes, pues también estudiaron juntas, por lo que siempre nos juntábamos a jugar o estudiar en su casa o en la mía. Los domingos veíamosen su casa "Pasaje a lo desconocido", dirigido por el periodista Taladrid en el que se trataban diversos temas de orden científico, histórico, etc. Un día trataron sobre la impotencia masculina por causas orgánicas y ahí él me contó que producto del accidente había tenido un problema en la médula y no tenía erecciones desde ese día. Que lo trataba un neurólogo, pero que había pocas esperanzas de que algún día fuera como el resto de los muchachos. Eso me causó una pena inmensa, pues nos habíamos criado como familia, no como amigos.
Esa semana comenzó un ciclo de Cine erótico en la televisión y Carmen, su mamá, se encontraba en mi casa viendo un programa musical. Ambos, como era costumbre durante el verano, andábamos sin camisa y en shorts. Durante la película, como es normal en cualquier muchacho de 14 años cuando se ven escenas de alto contenido erótico, yo tuve una fuerte erección y él me comentó que yo estaba "con el circo armado", yo me reí pero no le dí importancia y seguí sentado en la misma posición, sin intentar ocultar lo que era bien visible. Al rato me brindó un refresco y como estábamos sentados en un sofá, apoyó una mano sobre mi muslo para levantarse. Cuando regresó con los vasos, me dio uno y volvió a apoyarse en mí, pero esta vez más cerca de mi tieso miembro. Mientras nos tomamos el refresco, me puso la mano varias veces sobre el muslo como si conversáramos, pero cada vez me tocaba más y más cerca de mi tranca. En eso, sentimos la llave en la puerta y él retiró rápidamente su mano y yo crucé una pierna sobre la otra para que no se notara en las condiciones que estaba.
Cuando terminó la película, estuvimos un rato más conversando y me fui para mi casa. Esa noche me tuve que "estropear la vejiga" en una descomunal paja y pensando en la mano que había estado tan cerca de mi picha.
No ocurrió nada más hasta el próximo sábado en la noche y fui para su casa para ver "La película del sábado" y el final de la semana de cine erótico. Esa noche su mamá tenía trabajo, pues es mesera en el restaurante "El Castillo de Jagua" y terminaba su turno a las dos de la madrugada. Comenzamos normalmente a ver la televisión y como la otra vez, me invitó a tomar refresco, a lo cual acepté encantado, pues su mamá por trabajar en un restaurante, conseguía los refrescos, lo cual en mi casa no ocurría, pues mi mamá es maestra primaria. Cuando se levantó, al igual que la semana anterior, se apoyó en mi muslo y aunque no había ninguna película aún, enseguida tuve una reacción, sintiendo como se me endurecía casi que instantáneamente mi miembro. Cuando regresó, lo primero que hizo fue mirar mi entrepierna y cuando vio que la tela del short estaba bien levantada, simplemente se sonrió. Nos tomamos el refresco y fue a llevar los vasos para la cocina, volviendo a tocarme tanto al levantarse como al regresar. En esos momentos ninguno de los dos nos mirábamos a la cara, yo por mi parte sentía las manos sudadas y temblorosas y me daba cuenta que él estaba por el estilo.
En cuanto comenzó la película, eche la espalda bien hacia atrás, las piernas bien hacia adelante y abiertas, para que se notara bien la erección. Luego de un rato, él me colocó tímidamente una mano sobre mi muslo y ahí la dejó, sin atreverse a moverla. Yo tampoco me atrevía a hacer nada, hasta que me decidí y puse mi mano sobre la de él y poco a poco lo fui atrayendo para que se acercara a mi superparada picha. Una vez que me la estuvo tocando, retiré mi mano y comencé a realizar contracciones para que se me moviera y él lo sintiera. La verdad es que la película pasaba y yo ni sabía de qué trataba. Luego de mucho rato, hizo un primer movimiento muy suave con su mano y comenzó a apretar y aflojar su presión sobre mi pinga. La respiración de los dos era super agitada, no sé si por la exitación sexual o por lo nervioso que ambos estábamos o por las dos cosas. Lo cierto es que él tiene una lesión en la médula, pero sus testículos no sufrieron ningún daño, por lo que su organismo debía de estar repleto de hormonas masculinas como el mío.
Poco a poco, el nerviosismo fue dando paso a un poco de atrevimiento y comencé a acariciarle la nuca, el cuello, las orejas y a pasarle suavemente un dedo alrededor de los labios. Nuestra respiración era cada vez más agitada, y entonces me subí la pernera del short e hice que metiera su mano bajo el mismo y aunque no traía colzoncillo, estaba de por medio la fina tela del suspensorio, pero ahora sus caricias eran mucho más efectivas y enseguida comencé a mojar su mano con el líquido preseminal que iba soltando. Él me acariciaba suavemente la cabeza de la pinga y después de un rato, me decidí y le saqué la mano y me baje el short hasta la rodilla y le volví a poner la mano sobre mi miembro. Él seguía con su masaje y como que asombrado por el líquido que le iba mojando su mano. Sin decirle palabras, le tome uno de sus dedos e hice que fuera regando ese líquido por toda la cabeza de mi picha. MIentras, él se quedó como embelezado con su cabeza recostada en mi hombro, mirando lo que no podía verse a sí mismo. Entonces hice que la agarrara cerca de la cabeza y comenzara a subir y bajar lentamente, haciendo que el prepucio ocultara e hiciera aparecer el glande. Entonces, casi que sin aviso, tuve una fuerte eyaculación, llegando parte del sémen hasta mi cuello y llenando mi pecho y por último embarrando su mano. Tuve que decirle que suspendiera un rato su masaje, porque continuaba dándole para arriba y para abajo como si nada hubiera ocurrido. Entonces me fui a enjuagar al baño y él hizo lo mismo para quitarse la leche de su mano.
Nos volvimos a sentar ya mucho más relajados, pero sin hacer ningún comentario sobre lo ocurrido. El filme era bien erótico y una pareja que estaban en los preámbulos antes de hacer el amor, se besaban apasionadamente, entonces el hombre comenzó a besarla en el cuello, se veía que en los senos, aunque había que imaginarlo y luego su cabeza desapareció hacia abajo. La cara de la artista tenía una expresión de pasión indescriptible, su boca estaba medio abierta, lanzaba suaves quejidos mientras el hombre (supuestamente) le estaba dando una soberbia mamada. Aquello era más que suficiente para que de nuevo yo estuviera de nuevo con el miembro en alto. Entonces le tomé suavemente por el cuello y le fui llevando su cabeza hasta que su cara estuvo en contacto con mi pinga. Allí comencé a mover la pelvis para que mi pinga le frotara toda la cara y mientras con una mano le acariciaba el cuello, con la otra comencé a pasarla por sus nalgas y le puse el dedo del medio en su raja, haciendo suave presión una y otra vez.
Así estuvimos no sé qué rato hasta que se decidió y comenzó a besarme el rabo, primero con miedo, pero luego fue perdiendo la timidez y le besaba la cabeza, yo hacía todos los movimientos posibles por metérsela en la boca, hasta que lo logré y comenzó a mamarme suavemente la cabeza, se la metía en la boca, la sacaba, la miraba, la besaba y volvía a metérsela, yo le dije que me pasara la lengua por el frenillo y que tratara de metérsela toda, pero me dijo que no podía porque le daban arqueadas. Así estuvimos un largo rato y yo no dejaba de darle masajes en su trasero, pero no ya a través de la tela de su short, sino que le había metido la mano por debajo del elástico y le acariciaba suavemente su culito, haciendo que moviera su cintura al sentir aquellas suaves caricias. De pronto y casi sin aviso como la primera vez, le dije, casi que le grité que me iba a venir y solo tuvo tiempo de sacársela de la boca y el lechazo le dio de lleno en la cara. Eso lo hizo enojarse, pero le pedí perdón porque esa no era mi intención, y en la cara conoció que le decía la verdad. Fuimos de nuevo al baño a enjuagarnos, yo la picha y los muslos y él la cara. Entonces continuamos viendo la película hasta que terminó.
Volvió a traer refresco y nos dispusimos a ver la tanda de media noche, con la segunda película del sábado que también estaba dentro del ciclo del erotismo en el cine. Al igual que la anterior, sin llegar a ser pornográfica, esta película tenía un alto contenido erótico, lo que hizo que de nuevo tuviera una fuerte erección y aunque ya yo tenía suficiente con lo que ya había ocurrido antes, Carlos no, así que comenzó de nuevo a acariciarme y ahora tomando totalmente la inciativa, me quitó el short y se puso a besar, chupar, darle lenguetadas desde la base hasta la cabeza, en fin, un juego que me iba poniendo loco. Ahí también tuve yo mi momento de atrevimiento y le quité también su short, quedando los dos completamente desnudos, pues sabíamos que antes de las 2 y media aproximadamente su mamá no aparecería de su turno. Le dije que buscara un poquito de crema o algo por el estilo y me trajo un potecito de coldcream. Me unté bien un dedo y comencé a ponerle a él en su virginal orificio anal, metiendo la puntita del dedo y sacándola, haciéndole movimientos giratorios, poniéndole más crema y metiendo cada vez más mi dedo. A estas alturas ya él estaba gimiendo y disfrutando de lo que le hacía, ya que por delante no tenía como gozar, movía sus caderas hacia adelante y hacia atrás para que mi dedo lo penetrara más profundamente. Sin mediar palabras, me levanté, lo acosté boca abajo, me puse abundante crema en la cabeza de la pinga y me acosté sobre él, colocándosela en su huequito, y haciendo presión suavemente. Él lanzaba como pujidos cada vez que le entraba un pedacito de la cabeza e inmediatamente yo se la sacaba y volvía a la carga. Poco a poco, sin apuros, logré que le entrara toda la cabeza y se la dejé un rato así.
Luego se la sacaba muy suavemente y se la volvía a meter también despacito, colocándole más coldcream a cada rato, hasta que el ano se le fue dilatando y ya no se quejaba de dolor, sino solamente de placer y me pidió que se la metiera un poquito más. Yo se lo iba haciendo, se la metía un poquito más, se la sacaba completa para que pidiera de nuevo, volvía a metérsela y cada vez un poquito más profundo, mientras le decía cosas al oído y le besaba el cuello, acariciándolo los costados, lo que le provocaba un erizamiento total del cuerpo. No sé cuánto tiempo estuvimos en eso hasta que la tuvo toda adentro, y aunque no la tengo muy larga, sino más bien corta, la tengo bastante gordita. Comencé entonces a moverme un poco más rápido, sin llegar a sacársela del todo y nuestros suspiros eran cada vez más agitados, mis movimientos cada vez más rápidos y como todo tiene su fin, terminé con una gran contracción del miembro y otro chorro de leche lo volvió a embarrar, pero ahora en su interior. Cuando sintió que se me estaba ablandando, me pidió que se la tuviera un rato más adentro, hasta que ya quiso que se la sacara. Nos fuimos a lavar de nuevo, nos pusimos los respectivos shorts y terminamos de ver la película. Ese fue el inicio de una relación que ha durado unos cuantos años, y cada vez que voy al pueblo, antes de ir a ver a mi novia, me doy una vueltecita por el cuarto piso del edificio donde vivimos para "saludar" a mi amigo Carlos.
.
Mi correo es: cuenterocuba@yahoo.es
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!