Pase de ser el macho de la casa a ser la putita de mi hijastro 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando me fui de casa de mi amante, sentía como me palpitaba el ano, pero iba tan relajado, satisfecho, diría que hasta feliz.
Cuando llego a casa, cómo de costumbre mi mujer no estaba, la verdad, me tiene sin cuidado lo que haga o donde vaya.
«Hola José, como estás cariño», le dije besando sus labios.
«Vienes de casa de tú nuevo amigo?», me dijo yendo conmigo a mi habitación.
«Sí, y ahora quiero estar con mi marido», le dije desnudandome y me acosté boca abajo, levantando mi culo y abriendo mis nalgas, a la espera que mi hijastro me falle.
«Guau Carlos, que abierto tienes el ano», me dijo mi hijastro.
«Quieres que le pregunte si puedes venir conmigo y nos falla a las dos?», le pregunté sintiendo como subía sobre mí y acomodaba su polla contra mi abierto ano, haciendo que gima de placer cuando la mete en mi culo y me empieza a follar.
«Vale, se nota que tiene una buena polla, por lo abierto que te deja el ojete», me decía subiendo y bajando su cintura haciendo que su polla entre y salga de mi culo.
«Haaaaaaa, no es muy grande, pero es muy cabezona, parece una.
ciruela la cabeza de su polla», le dije gimiendo mientras mi hijastro me follaba.
«Creí que ibas a tener el culo lleno de leche», me dijo sin dejar de meter y sacar su polla de mi abierto ojete.
«No, se vino en mi boca, vas a ver que delicia de leche que tiene», dije poniendo voz de mujer y moviendo mi culo para los costados, disfrutando de como mi hijastro me está follando.
Como siempre José se corrió dentro de mi culo, y después de dejarla dentro un buen rato, se acostó a mi lado, yo seguí boca abajo para que no me salga la leche, y nos pusimos a hablar quedando en que iba a hablar por el móvil con mi amante y ver si nos quería collar a los dos.
Cuando llegó mi mujer, José y yo ya estábamos levantados.
No pregunté nada, ni donde había estado.
Hablé con «Manuel», como me dijo que se llamaba, aunque sabía que no se llamaba así.
Al otro día nos encontramos en un bar, frente al gimnasio y le dije que mi hijastro me había echo su mujer, y que después él y un amigo suyo me habían follado, y que bueno, cuando él me follo y sentí esa hermosa polla en mi culo y en mi boca, fue la sensación más excitante que tuve y confirmó mi homosexualidad, que había hablado con mi hijastro para preguntarte si nos quieres follar a los dos.
«Manuel», quedó cómo pensativo unos segundos y me dijo que sí, que mañana vayamos con mi hijastro a su casa.
Hablamos un rato más de cosas sin importancia hasta que cada uno se fue a su casa.
Cuando llegué, le conté a José lo que hablé con «Manuel», así que antes de ducharnos y ponernos «bonitas» para nuestro amante, nos fuimos a la cama, donde hicimos un 69, chupando la polla del otro hasta corrernos en nuestras bocas.
José me volvió a depilar mi culo y nos duchamos juntos.
Nos besamos, nos acariciamos, estábamos disfrutando la ducha.
Aunque no quisiéramos, estábamos nerviosos.
Al otro día nos levantamos, mi mujer ya se había ido sin decir nada, ya casi no nos hablamos.
José y yo nos perfumamos, y cerca de las once nos fuimos.
Cuando llegamos, entramos a su casa y «Manuel», me abraza y nos besamos en la boca, le presenté a mi hijastro y también se besaron la boca.
Nos ofreció bebidas y yo veía como miraba a mi hijastro, se lo comía con los ojos, se notaban las ganas de follarlo que tenía.
Empezamos a hablar y a bromear, y «Manuel», le dice a mi hijastro que le muestre su culo.
Cuando José se bajó el pantalón y quedó con su culo al aire, se lo empezó a manosear, yo me puse entre las piernas de «Manuel», y saqué su polla de su pantalón y se la empecé a chupar mientras él jugaba con el culo de mi hijastro.
«Carlos, deja que la chupe José», me dijo.
José cuando vio esa polla, abrió sus ojos asombrado, «que hermosa polla», dijo de rodillas cogiendo la polla con su mano, besando y lamiendo la enorme cabeza, metiéndole en su boca, chupando con deleite, con ansias.
«Manuel», y yo nos basabamos, él me acariciaba el culo por sobre el pantalón mientras mi hijastro no dejaba de chupar esa polla.
«Manuel» nos dijo de ir a su habitación, nos desnudamos los tres, mi hijastro y yo nos pusimos de rodillas y empezamos los dos a chupar la polla de «Manuel».
Estuvimos un buen rato chupando, hasta que le dice a José que se ponga en cuatro patas al borde de la cama, como me había puesto a mi la segunda vez que me follo.
José lo esperaba con sus nalgas abiertas, exponiendo su ano como lo había expuesto yo antes que me la meta.
Temblaba de excitación viendo como «Manuel» acomodaba su polla contra el ano de José, como se abría dejando que entre la polla, los gemidos de mi hijastro mientras esa tremenda polla desaparecía dentro de su culo, como poco a poco sus nalgas se acercaban a la pelvis de «Manuel», esos gemidos de placer hasta que su culo se tragó toda la polla.
Mi hijastro y yo estábamos empalmado, me acomode debajo de José, metiendo mi polla en su boca y la suya en mi boca, estaba casi pegado a la polla de «Manuel» chupando la de mi hijastro, viendo como la iba sacando lentamente y la volvía a meter, escuchando los suspiros y las chupadas de placer que daba mi hijastro mientras «Manuel» lo fallaba.
Mi hijastro y yo estábamos tan cachondos que nos corrimos en la boca del otro mientras «Manuel» no dejaba de follar el culo de mi hijastro.
Yo estaba maravillado de lo abierto del ojete de mi hijastro, y pensaba que «Manuel» me lo abría así cuando me folla a mí.
«Ponte ahora tu Carlos», me dijo sacando la polla del culo de mi hijastro, viendo lo abierto que le había dejado el ojete.
Me pasé saliva por mi ano y enseguida me puse como me dijo «Manuel».
Dejó caer más saliva en mi ano, y empecé a gemir y a disfrutar de como era ahora a mí a quien le estaban metiendo la polla y lo follaban.
Sentía las manos de mi hijastro abrir mis nalgas para que me follen mejor.
Yo daba unos tremendos gemidos de placer, sintiendo la polla de «Manuel» entrar y salir de mi ojete.
José acercó su cara a la mía y nos besamos metiendo nuestras lenguas en la boca del otro mientras «Manuel» no dejaba de follar mi culo.
En un momento dado la sacó y nos hizo poner de rodillas frente a él pegando nuestras cabezas y se empezó a correr en nuestras caras, nos llenaba la cara de leche, mi hijastro y yo nos empezamos a lamer, limpiando de leche al otro y tragando, nos besabamos las bocas, parecíamos dos perras en celo.
No me imaginé disfrutar tanto follando así.
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