Pase de ser un delicado jovencito a toda una putita. Tercera y ultima parte
El chico sigue saliendo con su novio, al que después de observar lo mucho que disfrutaba su «Novia» mientras dos tipos a la fuerza le daban por el culo, le pregunta como se había sentido, a lo que el chico le responde “Si tanto interés tienes en saber lo rico que se siente que te den por el culo,.
Pase de ser un delicado jovencito a toda una putita. Tercera y ultima parte
Yo pensaba quedarme en casa sin hacer nada, aparte de probarme la mayoría de la ropa de mis hermanas el resto del día, pero se me ocurrió llamar a mi compañero de clases y darle una pequeña sorpresa, al invitarlo a que pasara por mí casa, ya que me encontraba solo.
Él llegó a eso de la una de la tarde, cuando abrí la puerta, se puede decir que no me reconoció, para él la chica que tenía enfrente era una de mis hermanas mayores.
Hasta que lo sorprendí plantándole un besote en su boca, él se me quedó viendo de pies a cabeza, y a los pocos segundos me preguntó aun como quien no lo puede creer, ¿eres tú?
A lo que coquetamente le respondí si mi amor soy tu mujer, lo conduje entre besos y caricias a mi dormitorio y ya dentro nos seguimos besando y él tocándome el culo vulgarmente, constantemente me decía, pero eres toda una linda putita, hasta que parece que no pudo aguantar más y me dijo. “Mi amor dame ese culito.”
Yo coquetamente le dije que no, y él me lo volvió a pedir al tiempo que yo bajándome los pantis, le volvía a decir que no pero solo para provocarlo, me tomó entre sus gruesos brazos, y casi apenas bajándose sus pantalones, se colocó tras de mí, y con un ímpetu salvaje me clavó su verga entre mis nalgas, gracias a que me puse la crema, su verga se deslizó completamente dentro de mi culo.
Sin pérdida de tiempo, comencé a mover mis nalgas de manera lujuriosa, hasta que, a los pocos minutos, la excitación de mi macho fue tal que rápidamente se vino, completamente dentro de mí culo.
Por un largo rato los dos nos quedamos sin movernos, hasta que se me ocurrió, pararme y traer una toalla húmeda, limpiar su verga y cuando menos lo esperaba me puse a mamársela voluntariamente.
A los pocos segundos la sentí como crecía entre mis labios, y continué chupándosela hasta que finalmente se vino dentro de mi boca y extraje hasta la última gotita de su leche, la que gustosamente me tragué toda.
Al ver que yo hacía eso, me dijo que me amaba, y al poco rato me invitó a que saliera con él así vestido de nena.
Al principio me dio algo de temor, pero un salvaje beso de él me dio el valor necesario para atreverme, por suerte mi hermana llamó por teléfono indicándome que no la esperase despierta, que había decidido quedarse en casa de una de sus amigas.
Durante un tiempo me escapé de casa por la ventana de mi habitación, para que ni mi madre ni mis hermanas se enterasen, me encontraba a mi amante en la esquina y en medio de la noche iba completamente vestidita de chica y del brazo del, paseábamos, nos besábamos, y bueno ocasionalmente se lo mamaba, cuando no era que él me penetraba escondidos en el parque, o en una vieja casa abandonada que había en el vecindario.
También ocasionalmente mi hermana me obligaba a mamar su coño, o me penetraba con alguno de sus juguetes, cuando no era que deseaba que yo la penetrase a ella, pero siempre vestida de mujer.
En una de nuestras salidas durante las noches, sentí que él actuaba de manera algo rara, y cuando nos encontrábamos en la vieja casa abandonada, a punto de que él me volviera a dar por el culo, aparecieron un par de tipos armados con navajas, rápidamente nos sometieron y colocándole una navaja en su cuello, uno de ellos dijo amenazando a mi novio con cortarle el cuello. “Nos das el culo o matamos a tu novio.”
Desde luego que yo me asusté, y de inmediato dije que sí, a él lo ataron contra una de las viejas columnas de la casa, mientras que yo levemente me levanté la falda dejando mis nalgas a su entera disposición, fue cuando uno de ellos de golpe me levantó el vestido y tras ver mi miembro le dijo al otro. “Pero si es un puto maricón vestido de mujer.”
El otro no pareció sorprenderse, y le dijo a su compañero. “Que noticia, acuérdate que yo ya te lo había dicho, pendejo.” Esa noche los dos tipos me dieron por el culo como les dio gusto y gana, aparte de que me pusieron a mamar sus vergas hasta el cansancio.
Pero si me di cuenta de algo, y fue que a medida que ellos me daban por el culo, mi novio no quitaba su mirada de mi cara.
Esa noche, aunque al principio estaba que me moría del miedo, no dejé de disfrutar lo que esos dos tipos me obligaran a darles el culo y mamar sus vergas.
El primero fue bien convencional, me ordenó que me pusiera en cuatro patas, y tras escupir el hueco de mi culo, dirigió su mazo de carne contra mi hueco.
Y sin consideración alguna de su parte, me enterró toda su verga de un solo viaje, se puede decir que vi las estrellas del dolor que salvajemente me produjo.
El otro fue algo más original, ya que después de que su compañero terminó conmigo, me ordenó limpiarme el culo, y que me acostase boca arriba sobre una tabla, tras lo cual me agarró por los tobillos, separó mis piernas y de idéntica manera que su amigo sin consideración alguna también me clavó su enorme verga, haciendo que varias lagrimas me corrieran por mis mejillas.
Cuando los dos terminaron conmigo, simplemente se marcharon, mientras que yo me quedé tirado en el piso con mi culo completamente abierto, y toda mi cara llena de su leche.
Algo que no podía quitarme de la mente era la manera en que mi novio, me miraba mientras que esos dos tipos me clavaban sus vergas, dentro de mi cuerpo.
Tras desatarlo y ya de camino a casa, no dijimos ni una sola palabra, pero la siguiente vez que salimos, me sorprendió que me preguntase, como me había sentido, a medida que cada uno de esos dos tipos me daba por el culo.
Aunque inútilmente traté de explicárselo, pero él seguía preguntándome, hasta que en tono de bromas le dije. “Si tanto interés tienes en saber lo rico que se siente que te den por el culo, deja que yo te lo meta.”
No pensé nunca que, me fuera a responder que si, por lo que cuando me lo dijo lo tomé como una broma de él, pero cuando de inmediato cuando me comenzó a besar, me preguntó que, si le dolería mucho, entendí que él hablaba en serio.
Cuando se puso de espaldas a mí, se bajó los pantalones, y prácticamente puso sus nalgas en mis manos, mi verga se me puso tiesa, nada más de pensar en él deseaba que yo se lo metiera.
Así que me subí la falda de vestidito que cargaba puesto, me bajé las bragas y tras poner en mi verga un poco de crema, comencé a acariciar el hueco de mi amante, introduciendo suavemente mis dedos, hasta que pensé que él estaría listo.
Dirigí mi verga al centro de sus nalgas y poco a poco comencé a penetrarlo, al principio se quedó paralizado, no decía nada, hasta que nuestros cuerpos se unieron, y mis bolas golpearon sus peludas nalgas.
Yo comencé a meter y sacar mi verga de su apretado culo, y él comenzó a mover sus caderas tal y como yo lo hacía cuando él me lo metía a mí.
Sus gemidos de placer me desconcertaban, pensé erróneamente que eso no le gustaría, pero definitivamente me había equivocado.
Era algo raro el encontrarme tras de él, clavando mi verga en su cuerpo, y más raro era que él al igual que yo también lo disfrutase plenamente, al punto que mientras se lo metía y sacaba mi novio se comenzó a masturbar, hasta que finalmente se vino al momento en que yo también lo hacía, pero dentro de su culo.
Al terminar nos quedamos tendidos sobre la hierba del parque, ocultos tras unos arbustos, yo no dije nada y él tampoco, nos levantamos y ya cuando íbamos de camino a dejarme en casa me dio las gracias, y me dijo dándome un beso que en otra ocasión lo repetiríamos.
Ocasionalmente me pide que se lo vuelva a meter, pero a pesar de ello, yo no dejo de vestirme de mujer para salir con él…
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