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Gays, Incestos en Familia, Orgias

Paseo a las islas – pt 3

ganbang en la playa.
Parte 3 – Rumbo a Agua Azul: A Pelo y con Perico

Los seis hombres subieron a la lancha como lobos, bermudas empapadas, vergas marcadas como carpas de circo: el gringo joven con su 24 cm casi rompiendo la tela, el mexicano con su lata gorda, Andrés y Germán con bultos venosos, el gringo mayor con el garfio curvo. La paisa y Sandra se fueron a popa, dejando la proa organizada: dos colchonetitas en el centro, cava con hielo, morral con juguetes.

Los niños estaban sentados en el medio: Manuelito con tanguita roja, Raulito con naranja. Tangas intactas, culitos marcados. Yo arranqué el motor, rumbo a Agua Azul: playa reservada, lejos de Cholón y sus lanchas.

Roberto (de pie, voz firme): “Cabaleros, no se quiten las bermudas. Solo sáquense la verga o bájenlas un poco. Si viene otra lancha, subimos la bragueta y listo. Las tangas de los niños no se rompen ni se quitan. Sandra y Manuela, pendientes.”

Repartió el kit:

  • A cada hombre: 1 tarrito pequeño de KY, 4 condones.
  • Germán (levantando la mano): “Yo dije que quería a pelo.”
  • Mexicano: “¡Igual, cabrón!”
  • Gringos (al unísono): “Raw, no rubber.”

Roberto: “Es nueva ruta, no hubo tiempo de exámenes desde el último servicio de los niños. Pero… adelante. A pelo.”

Sacó una bolsita de perico y 6 tarros de popper. Roberto: “Cada uno coja su popper. Para ustedes o para los niños. ¡Y perico para que aguanten! ¡Empecemos!”

Los hombres se bajaron las bermudas lo justo: vergas al aire, huevos colgando. Los niños a cuatro patas sobre las colchonetitas.

Roberto (jalando la tanguita roja de Manuelito): “¡Tanguita a un lado!”

¡Plof! Echó perico con el dedo en el ano de Manuelito. El niño jadeó: Manuelito: “¡Ayyy, frío!”

El mexicano hizo lo mismo con Raulito: dedo untado en coca, metido hondo. ¡Plof!

El gringo joven untó perico en su verga de 24 cm. El mexicano se agachó: ¡sniffff! aspiró directo del glande.

El caleño untó coca en la verga del gringo mayor: ¡sniffff!

Roberto y Germán se turnaron: perico en sus vergas, ¡sniffff-sniffff!, luego un poquito más en los culitos de los niños.

De una, lengua.

Andrés (al culo de Manuelito): ¡lam-lam-lam! lengua plana, lamiendo perico, ano, todo. Mexicano (a Raulito): ¡slurp-slurp! succionando la rajita, metiendo lengua hasta la última gota de coca.

Los niños gemían, culitos temblando: Raulito: “¡Papi, me quema rico!” Manuelito: “¡Lámeme más!”

Los hombres, con los ojos rojos de perico, vergas tiesas, se turnaron lengua: gringo joven lamió a Manuelito, gringo mayor a Raulito, Roberto y Germán se turnaron entre los dos.

Roberto (levantándose): “¡Ahora sí! ¡A pelo! ¡Popper a los niños!”

Abrió un tarro, lo pasó bajo la nariz de Manuelito: ¡inhala! Pupila dilatada. Luego Raulito.

Los niños se volvieron locos: Manuelito: “¡Dame verga! ¡Rómpeme!” Raulito: “¡A pelo, papi! ¡Lléname!”

Los hombres rugieron. La lancha avanzaba lenta. El banquete comenzó.

La lancha avanzaba lenta, motor en bajo, rumbo a Agua Azul. El sol quemaba, el mar estaba vacío. En la proa, el infierno.

Andrés (el caleño, verga morena y gorda): “¡Popper, putico!”

¡Inhala! Raulito aspiró. Ojos en blanco. Andrés apuntó la cabeza morada al ano de Raulito, tanguita naranja a un lado. ¡Plof! Entró la cabeza. Raulito gritó: Raulito: “¡Ayyy, papi! ¡Sí!”

Germán (el cachaco, verga rosada): “¡A ti te rompo, Manuelito!”

¡Inhala! Manuelito aspiró. Germán no esperó: ¡PAM! metió toda la verga de un golpe. Manuelito se tiró al piso, ¡thud!, cuatro patas temblando. Manuelito (llorando): “¡Ayyy, me duele!”

Germán (riendo): “¡Les dije que lo iba a romper! ¡Jajaja!”

Sacó la verga: gotas de sangre en la punta. Manuelito de lado, manitas en el culito, sollozando.

Andrés (al cachaco): “¡Perro, no seas tan duro! ¡Está chiquito aún!”

Germán: “¿Chiquito? ¡Esta perra ya la preñan hace rato! ¡Abre las piernas y deja de chillar!”

Los otros se pajeaban viendo: ¡fap-fap!

El gringo mayor metió su garfio curvo en la boca de Manuelito: ¡glu-glu! El niño lloraba, pero chupaba.

Raulito alzó la vista: la verga gorda del mexicano frente a él. ¡Slurp! Se la metió. Con cada mano agarró una verga: Roberto a la izquierda, gringo joven a la derecha.

Raulito (boca llena): “¡Mmm… sí, papis!”

Cuatro vergas al mismo tiempo:

  • Caleño en el culo: ¡plof-plof!
  • Mexicano en la boca: ¡glu-glu!
  • Roberto y gringo joven en las manos: ¡fap-fap!

Manuelito, adolorido, se recomponía. El gringo mayor lo levantó: Gringo mayor: “¡Ahora te toca a ti, baby!”

La lancha seguía. El banquete apenas calentaba.

Parte 3 – Rumbo a Agua Azul: Recuperación de Manuelito

Manuelito quedó tirado de lado sobre la colchonetita, manitas apretando el culito, lágrimas rodando por las mejillas. El ano le palpitaba: rojo, abierto, un hilo de sangre y KY chorreando.

Manuelito (sollozando): “¡Me duele… me rompiste, papi!”

El gringo mayor se agachó, le acarició el pelo ondulado: Gringo mayor: “Shhh, baby… respira. Ya pasa.”

Sacó un tarrito de KY, untó dos dedos. ¡Plof! Metió suave, masajeando por dentro. Manuelito se tensó, pero luego suspiró: Manuelito: “¡Mmm… frío… pero rico!”

Roberto (desde arriba): “¡Sandra, agua y toalla!”

Sandra corrió con una botella de agua dulce y toallita húmeda. Le limpió la cara, le pasó hielo por el ano. Sandra (susurrando): “Respira profundo, mi niño. Ya viene lo bueno.”

El gringo joven le dio popper: ¡Inhala! Manuelito aspiró dos veces. Pupilas dilatadas. El dolor se fue.

Manuelito (voz temblorosa): “¡Ya… ya quiero más!”

Se levantó lento, a cuatro patas otra vez. El ano aún abierto, pero ya no sangraba.

Andrés (el caleño, verga en mano): “¡Mira, ya está listo! ¡Abre ese culo, putico!”

Manuelito sonrió, tanguita roja a un lado: Manuelito: “¡Sí, papi! ¡Clávame suave primero!”

El caleño entró lento: ¡plof… plof… Manuelito gemía de placer. Manuelito: “¡Sí… así! ¡Me encanta!”

Recuperado. Listo para el siguiente round.

Manuelito quedó tirado de lado sobre la colchonetita, manitas apretando el culito, lágrimas rodando por las mejillas. El ano le palpitaba: rojo, abierto, un hilo de sangre y KY chorreando.

Manuelito (sollozando): “¡Me duele… me rompiste, papi!”

El gringo mayor se agachó, le acarició el pelo ondulado: Gringo mayor: “Shhh, baby… respira. Ya pasa.”

Sacó un tarrito de KY, untó dos dedos. ¡Plof! Metió suave, masajeando por dentro. Manuelito se tensó, pero luego suspiró: Manuelito: “¡Mmm… frío… pero rico!”

Roberto (desde arriba): “¡Sandra, agua y toalla!”

Sandra corrió con una botella de agua dulce y toallita húmeda. Le limpió la cara, le pasó hielo por el ano. Sandra (susurrando): “Respira profundo, mi niño. Ya viene lo bueno.”

El gringo joven le dio popper: ¡Inhala! Manuelito aspiró dos veces. Pupilas dilatadas. El dolor se fue.

Manuelito (voz temblorosa): “¡Ya… ya quiero más!”

Se levantó lento, a cuatro patas otra vez. El ano aún abierto, pero ya no sangraba.

Andrés (el caleño, verga en mano): “¡Mira, ya está listo! ¡Abre ese culo, putico!”

Manuelito sonrió, tanguita roja a un lado: Manuelito: “¡Sí, papi! ¡Clávame suave primero!”

El caleño entró lento: ¡plof… plof… Manuelito gemía de placer. Manuelito: “¡Sí… así! ¡Me encanta!”

Recuperado. Listo para el siguiente round.

Parte 3 – Rumbo a Agua Azul: Cucharita Pervertida

Hank (68 años, barriga dura, garfio curvo de 22 cm venoso y goteante) se tumbó boca arriba en la colchonetita, verga tiesa apuntando al cielo. Hank (voz grave): “Ven aquí, putito… siéntate en mi regazo.”

Agarró a Manuelito (9 años, piel canela, tanguita roja torcida) por las caderitas delgadas y lo acomodó en cucharita invertida: el niño de espaldas, culito rojo e hinchado rozando la base del garfio.

Hank le pellizcó las tetillas infantiles, duras como granitos: ¡pinch-twist-pinch! tirando, retorciendo, haciendo que el niño se arqueara y soltara un gemido agudo: Manuelito (voz temblorosa): “¡Ayyy, tío… me duele rico!”

Tyler (Navy, 24 cm de carne recta, venas como cables) se arrodilló detrás. Cada vez que Hank levantaba la cadera y sacaba el garfio —¡PLOF! con un sonido húmedo y obsceno—, el ano de Manuelito quedaba abierto como una flor roja, chorreando una mezcla viscosa: sangre rosada, perico blanco y KY transparente.

Tyler se lanzaba como un perro: ¡SLURP-SLURP-SLURP! lengua plana y larga lamiendo cada gota, succionando el anillo palpitante, metiendo la punta dentro para raspar la mezcla deliciosa. Tyler (boca llena, voz ronca): “Fuck… tastes like blood-coke lube. Sweet and metallic. ¡Más, baby!”

Hank volvía a clavar: ¡PLOF-PLOF-PLOF! el garfio curvo enganchando las paredes internas, estirando el culito hasta el límite. Manuelito se retorcía, lágrimas y baba mezclándose: Manuelito (gritando): “¡Sí, tío! ¡Rómpeme! ¡Me encanta tu garfio!”

Tyler lamía cada salida:

  • ¡PLOF! → ano abierto → ¡SLURP! lengua adentro → ¡PLOF! Hank vuelve a meter.

La mezcla goteaba por los huevos de Hank; Tyler la recogía con la lengua, ¡slurp!, y se la pasaba a Manuelito en un beso baboso: Tyler: “Open… taste yourself.”

Manuelito tragaba, lengua blanca de perico y sangre. Manuelito (ojos en blanco): “¡Mmm… sabe a verga y a coca!”

Hank aceleró: ¡PLOF-PLOF-PLOF! garfio entrando y saliendo, tetillas pellizcadas, culito rojo chorreando. Tyler lamía sin parar, lengua dentro del ano cada vez que Hank salía.

Hank (gruñendo): “Gonna breed you raw, baby… feel my hook!”

Manuelito (perdiendo la voz): “¡Lléname, tío! ¡Quiero tu leche caliente!”

La lancha vibraba. El banquete era carne, sangre, coca y semen.

Parte 3 – Rumbo a Agua Azul: Intercambio Sucio

Hank sacó su garfio curvo de 22 cm: ¡PLOF! un chorro pegajoso de sangre roja, perico blanco y KY viscoso salpicó la cara de Manuelito. El ano del niño quedó abierto como un túnel roto, palpitando, chorreando.

Mexicano (bigote canoso, verga gorda como lata de cerveza, huevos peludos colgando): “¡Mi turno, puto enano!”

Agarró a Manuelito por el pelo ondulado, lo jaló como a un trapo y se acostó encima en misionero brutal. Mexicano (gruñendo): “¡Abre esa boca de puta!”

Metió cuatro dedos gordos en la garganta del niño: ¡GLU-GLU-GLU! Manuelito se ahogaba en baba espesa, ojos lagrimeando.

La verga gorda apuntó al ano roto: ¡PAM! entró hasta los huevos velludos. Manuelito (grito roto): “¡ME ESTÁS MATANDO, PAPI! ¡ME ROMPES EL CULO!”

Mexicano (riendo): “¡Eso quiero, cabrón! ¡Te lleno de leche mexicana hasta que te salga por la nariz!”

¡PLOF-PLOF-PLOF! como un martillo neumático, huevos peludos golpeando el culito rojo, sangre y perico salpicando con cada embestida.

Intercambio: Los gringos con Raulito.

Tyler (Navy, 24 cm recta, venas como cables) lo puso en cucharita invertida: Raulito de espaldas, tanguita naranja rota colgando. Tyler: “Ride my cock, little whore.”

¡PLOF! Entró toda la verga hasta el fondo. Raulito gritó: Raulito: “¡ME PARTES EN DOS, TÍO! ¡ME ESTÁS REVENTANDO EL CULO!”

Hank se arrodilló delante:

  • Lamía los huevos infantiles de Raulito: ¡SLURP-SLURP! succionando cada pelotita, metiéndoselas en la boca.
  • Cada vez que Tyler sacaba —¡PLOF!—, Hank buceaba en el ano abierto: ¡SLURP-SLURP! lengua adentro hasta el fondo, raspando perico, sangre y leche vieja.

Hank (boca llena, voz gutural): “Fuck… coke-blood-cum smoothie. ¡Delicioso!”

Del otro lado: Andrés (caleño) y Germán (bogotano) con Manuelito.

Andrés se acostó debajo, verga morena gorda apuntando arriba. Andrés: “¡Siéntate en mi verga, putico! ¡Te hago un túnel!”

Manuelito, llorando y babeando, se sentó: ¡PLOF! la verga gorda entró hasta el fondo, rozando el ano roto del mexicano.

Germán detrás, en doble penetración brutal: verga rosada al ano ya destrozado. Germán: “¡Apretadito, parce! ¡Te hacemos un coño nuevo!”

¡PLOF-PLOF-PLOF! Dos vergas al mismo tiempo, estirando el culito hasta el límite. Manuelito gritaba, pero el popper lo tenía ido: Manuelito: “¡SÍ, PAPIS! ¡RÓMPANME EL CULO! ¡LLÉNENME DE LECHE!”

Roberto filmaba con el celular, pajeándose: ¡fap-fap! Sandra y paisa vigilaban el horizonte, pero se tocaban disimuladamente.

La lancha vibraba. Cuatro vergas en dos culitos destrozados. Gemidos, ¡plof!, ¡slurp!, sangre, perico y semen por todos lados.

Manuelito ya no era un niño; era un agujero palpitante.

El mexicano (bigote canoso, verga gorda como lata) se arrodilló frente a su cara, tarro de popper casi vacío. Mexicano: “¡Inhala, puto! ¡No pares!”

¡INHALA-INHALA! Cada dos embestidas, le metía el tarro bajo la nariz. Manuelito temblaba, labios mordidos hasta sangrar, ojos en blanco.

Dentro del culo:

  • Andrés (caleño) acostado debajo, verga morena hasta la base, agarrando las nalguitas de Manuelito con uñas clavadas, abriéndoselas al máximo.
  • Germán (bogotano) desde atrás, pelo jalado como rienda, verga rosada moviendo full rápido ¡PLOF-PLOF-PLOF! sin sacar, solo vibrando dentro.

Andrés (gruñendo): “¡Mira ese culo! ¡Ya cabe un puño!”

Germán (riendo): “¡Te hacemos un coño nuevo, parce!”

Mexicano echaba más perico con el dedo en el ano abierto: ¡PLOF! raspaba la mezcla y se la metía a Manuelito en la boca. Manuelito (llorando, babeando): “¡DAME MÁS, PAPI! ¡RÓMPANME! ¡NO PARO!”

Cuando el popper pegaba, se volvía loco: Manuelito (voz rota): “¡MÁS VERGA! ¡MÁS LECHE! ¡ME MUERO DE RICO!”

Raulito (otro lado, más tranquilo):

Tyler (Navy) lo acostó boca arriba, piernas arriba abiertas como una V. Tyler (cachetada fuerte): “¡Ahora tú, puta malparida! ¡Te tocan dos vergas!”

Hank (gringo mayor, más amable) se agachó, le echó perico en el ano con la lengua: ¡SLURP! Hank: “Relax, baby… suave primero.”

Tyler se sentó, verga recta de 24 cm apuntando arriba. Raulito (sentándose): ¡PLOF! toda la verga entró.

Hank detrás, garfio curvo: ¡PLOF! doble penetración. Raulito (gritando): “¡ME ESTÁN PARTIENDO! ¡SÍ, TÍOS!”

Roberto al lado, verga en la boca de Raulito: ¡GLU-GLU! Roberto: “¡Chupa, putico! ¡Tres vergas para ti!”

La lancha vibraba. Seis vergas en dos culitos. Manuelito: llorando, popper, doble verga, ano destrozado. Raulito: doble verga, boca llena, perico en el culo.

Nadie se había corrido aún. El perico ardía, el popper volaba, los culitos sangraban.

Roberto (filmando): “¡Aguanten, cabrones! ¡En Agua Azul nos venimos todos!”

La lancha ya rozaba las aguas turquesas de Agua Azul, playa reservada, sin una sola lancha a la vista.

Yo (Jhon, desde el timón, voz ronca): “¡Ey, Roberto! ¡Ya vamos llegando! ¿Qué hago? ¿Doy otra vuelta o se bajan un rato?”

Roberto (pajeándose, mirando atrás): “¡Acércate un poco, capi! ¡Mira, allá hay un negro haciendo señas!”

En la orilla, un hombre negro, Tío Luis (48 años, cartagenero, verga negra de 26 cm, gruesa como antebrazo), agitaba la mano desde una lanchita pequeña. Roberto: “¡Es el Tío Luis! ¡No había alcanzado a llegar! ¡Acércate, que sube!”

Yo viré suave. Desde el timón, veía todo.

Manuelito (9 años):

  • Dos vergas en el culo: Andrés (caleño) debajo, Germán (bogotano) detrás.
  • Ano abierto como una lata de Pringles, más ancho que su piernita.
  • Piernecitas ni se veían, colgando flácidas, temblando con cada ¡PLOF-PLOF!.
  • Mexicano delante, dedos en la garganta, popper en la nariz.
  • Lágrimas, baba, sangre y perico chorreando por sus muslos.

Raulito (11 años):

  • Doble verga de gringos: Tyler (24 cm) debajo, Hank (garfio) detrás.
  • Ano destrozado, huecos como túneles.
  • Roberto metiéndole la verga en la boca: ¡GLU-GLU!.
  • Piernecitas abiertas en V, tanguita naranja rota colgando.

Yo, Jhon, con la verga dura como piedra dentro de la bermuda.

  • Todo el viaje me la toqué por encima, sintiendo el precum empapando.
  • Quería sacarla, pajearme viendo a esos niños —que podrían ser mis nietos— con culitos reventados, vergas entrando y saliendo como pistones.
  • Pero manos en el timón.
  • Respiraba fuerte, mordiéndome el labio, imaginando mi verga negra en esos agujeros.

Tío Luis saltó a bordo, bermuda bajada, verga de 26 cm balanceándose. Tío Luis (voz grave): “¡Qué rico espectáculo, parceros! ¡Ya quiero mi turno!”

Roberto: “¡Capi, mantén la lancha en círculo lento! ¡Nadie se corre aún! ¡En la playa nos venimos todos!”

Yo obedecí. Mirando por el retrovisor del timón:

  • Manuelito gritando: “¡MÁS, PAPIS! ¡RÓMPANME!”
  • Raulito ahogándose en verga: ¡GLU-GLU!
  • Siete hombres, siete vergas, dos culitos destrozados.

Mi verga palpitaba. Quería unirme. Pero el timón era mi cárcel.

La lancha giraba en círculos lentos alrededor de la caleta de Agua Azul, el motor ronroneando bajo como un gato satisfecho. El agua turquesa lamía los costados, salpicando gotas que brillaban al sol como diamantes sucios. Yo, Jhon, mantenía el timón firme, pero mis ojos no se despegaban del retrovisor: un portal al caos en la proa. Siete hombres ahora —con Tío Luis recién subido, su verga negra de 26 cm colgando como un tronco mojado, gruesa y venosa, con la cabeza hinchada como un hongo morado— rodeaban a los dos niños como buitres alrededor de carroña fresca.

Manuelito (9 años, piel canela, tanguita roja hecha jirones colgando de una piernita) estaba en el centro de la tormenta. Su culito era un desastre: un agujero rojo e hinchado, más ancho que su muslo delgado, chorreando una mezcla espesa —sangre rosada diluida, perico blanco pegajoso, KY viscoso y precum de múltiples vergas—. Andrés (caleño, moreno musculoso) seguía debajo, verga de 22 cm enterrada hasta los huevos oscuros, agarrando las nalguitas infantiles con manos callosas, abriéndolas como un libro perverso. Germán (bogotano, barriga dura) desde atrás, verga rosada de 19 cm vibrando dentro del mismo agujero, empujando sin sacar, solo martilleando: ¡PLOF-PLOF-PLOF! como un taladro neumático. El mexicano delante, dedos gordos en la garganta de Manuelito: ¡GLU-GLU-GLU! forzándolo a tragar baba espesa mientras le metía popper bajo la nariz: ¡INHALA! El niño temblaba, ojos en blanco, labios mordidos hasta sangrar, pero gemía como una perra en celo: Manuelito (voz rota, entre sollozos): “¡MÁS, PAPIS! ¡NO PAREN! ¡ME ESTÁN HACIENDO UN COÑO NUEVO! ¡LLÉNENME DE LECHE CALIENTE!”

Raulito (11 años, trigueño, tanguita naranja rota y hundida en la rajita) no estaba mejor. Tyler (gringo joven, Navy seal tonificado) debajo, verga recta de 24 cm clavada hondo, venas como cables pulsando contra las paredes internas. Hank (gringo mayor, 68 años) detrás, garfio curvo de 22 cm enganchando y estirando: ¡PLOF-PLOF! saliendo curvado y volviendo a entrar, raspando todo. Roberto en la boca: verga pálida de 20 cm follando la garganta: ¡GLU-GLU-GLU! Raulito ahogándose, baba chorreando por la barbilla, pero sus manitas pajeaban las vergas libres —la del mexicano y ahora la de Tío Luis, que se había unido al círculo, su monstruo negro de 26 cm en la mano izquierda del niño, apenas cabiendo en el puñito diminuto.

Tío Luis (cartagenero negro, 48 años, cuerpo fornido de lanchero, verga 26 cm gruesa como antebrazo, huevos negros y pesados como mangos maduros) se integró como si siempre hubiera estado ahí. Agarró a Raulito por el pelo rapadito: Tío Luis (voz grave, acento costeño): “¡Mira este culito trigueño! ¡Parece hecho pa’ verga negra! ¡Abre esa boca, pelao!” Sacó la verga de Roberto un segundo: ¡PLOP! y metió la suya: cabeza morada enorme estirando los labios infantiles al límite. Raulito (ojos lagrimeando): “¡AYYY, TÍO! ¡ME PARTES LA BOCA! ¡ES DEMASIADO GRUESA!” Pero chupaba obediente, lengua plana lamiendo el frenillo, ¡SLURP-SLURP!, mientras Tyler y Hank seguían en el culo: doble penetración brutal, el ano de Raulito abierto como un túnel, chorreando lo mismo que el de Manuelito.

Roberto (paisa, 50 años, bermuda blanca bajada) filmaba todo con el celular en una mano, pajeándose con la otra: ¡FAP-FAP! Roberto: “¡Mirá eso, parceros! ¡Dos culitos reventados pa’ siete vergas! ¡El Tío Luis trae el cierre perfecto!” Repartió más perico: untó en su dedo y lo metió en los anos ya destrozados —¡PLOF! en Manuelito, ¡PLOF! en Raulito—. Los niños jadearon, el ardor de la coca pegando fuerte: Manuelito: “¡QUEMA RICO, PAPI! ¡MÁS!” Raulito: “¡SÍ, TÍO! ¡ME VUELVE LOCO!”

Sandra y la paisa (Manuela) en popa, vigilando con binoculares, pero ya no disimulaban: Sandra se tocaba por encima de la bermuda, dedos hundidos; Manuela lamía sus labios viendo la escena. Sandra (susurrando a Manuela): “Estos pelaos aguantan más que nosotras de jóvenes… míralos, ya son putas profesionales.”

Yo, Jhon, al timón, con la verga negra palpitando furiosa dentro de la bermuda empapada —precum resbalando por mis muslos peludos, bolas pesadas como plomo—. Cada ¡PLOF! de las vergas entrando en esos culitos infantiles me hacía brincar la polla sola. Imaginaba mi turno: mi verga gruesa de capitán, 20 cm de carne morena y venosa, abriendo más esos agujeros. Me mordí el labio hasta sangrar, una mano en el timón, la otra apretándome el bulto por encima: ¡Aprieta-suelta! Pero no me sacaba, no aún. Roberto me gritó: Roberto: “¡Capi, mantén el círculo! ¡Nadie se corre! ¡En la playa descargamos todo!”

Tío Luis tomó el control de Manuelito: jaló al niño del pelo ondulado, sacando las vergas de Andrés y Germán con ¡PLOPS! dobles húmedos. Ano de Manuelito: un cráter rojo, palpitante, chorreando en ríos. Tío Luis: “¡Este culito canela es mío ahora! ¡Siéntate en mi verga negra, pelao!” Se tumbó boca arriba, verga de 26 cm tiesa como poste. Manuelito, ido de popper y perico, se sentó: ¡PLOF! la cabeza enorme entró, estirando el ano al imposible. Manuelito (grito ahogado): “¡ME ESTÁS MATANDO, TÍO LUIS! ¡ME ROMPES EN DOS! ¡SÍÍÍ!” Bajó lento, centímetro a centímetro, el tallo grueso desapareciendo en el culito infantil, huevos negros golpeando las nalguitas. Andrés y Germán se pajeaban viendo: Andrés: “¡Mira cómo lo traga! ¡Ese culo ya cabe un brazo!”

Al lado, el mexicano tomó a Raulito: lo puso en cuatro patas, verga gorda como lata apuntando. Mexicano: “¡Ahora te lleno de leche mexicana, putico!” ¡PAM! Entró toda de un golpe al ano ya doble-penetrado. Raulito: “¡AYYY, PAPI! ¡ME QUEMA!” Tyler y Hank lamían los costados: Tyler succionando los huevitos de Raulito, Hank lamiendo el tallo del mexicano cada vez que salía: ¡SLURP! Hank: “Taste that ass-coke mix… fucking addictive!”

Roberto pasó popper a todos: ¡INHALA! a los hombres, ¡INHALA! a los niños. El efecto: euforia brutal. Los niños botaban solos, culitos tragando vergas como máquinas. Manuelito encima de Tío Luis: ¡PLAF-PLAF! botando, verga negra entrando y saliendo, sangre y perico salpicando. Raulito con mexicano: ¡PLOF-PLOF! martilleo, gringos lamiendo todo.

Yo no aguanté más. Con la lancha en círculo automático (bajé la velocidad al mínimo), me bajé la cremallera discretamente. Verja negra saltó afuera: 20 cm dura, cabeza morada brillante de precum. Me pajeé lento: ¡FAP-FAP! viendo por el retrovisor. Un gemido se me escapó: Yo (bajito): “¡Carajo… qué culitos…!”

Roberto me pilló: Roberto (riendo): “¡Capi, únete, parce! ¡Saca esa verga negra y ven pa’cá! ¡Los pelaos quieren más!”

Los niños oyeron: Manuelito (botando en Tío Luis): “¡SÍ, CAPI! ¡CLÁVAME TÚ TAMBIÉN!” Raulito (ahogándose en mexicano): “¡PAPI JHON! ¡TU VERGA EN MI BOCA!”

Viré la lancha hacia la playita desierta. Arena blanca, palmeras, nadie. Apagué el motor, anclé. Bajé del timón, verga en mano. Ya no era el capitán. Era el octavo degenerado.

Me acerqué a la proa. Tío Luis me vio: Tío Luis: “¡Ven, Jhon! ¡Comparte este culito!” Agarré a Manuelito por las caderitas, lo levanté de la verga negra con ¡PLOP! enorme —ano abierto como un puño, chorreando—. Lo puse en cuatro patas frente a mí. Mi verga apuntó: ¡PLOF! Entré hondo. Manuelito: “¡SÍ, CAPI! ¡RÓMPEME COMO A TUS HIJAS!” (Eso me arrechó más; pensé en mis niñas, pero el morbo ganó).

Raulito al lado: le metí dedos en la boca mientras el mexicano lo culeaba. Los hombres rugieron: “¡Ahora ocho vergas! ¡En la playa, gangbang total!”

Bajamos a la arena. Colchonetitas extendidas. Los niños en el centro, culitos al aire. Siete vergas + la mía. Popper, perico, whisky. El sol caía, pero la orgía apenas subía de temperatura.

En la playa: los niños tirados en las colchonetitas, arena pegada a sus cuerpos sudorosos y chorreantes. Yo, Jhon, tomé a Raulito primero: lo puse boca arriba, piernas en mis hombros. Mi verga negra de 20 cm apuntó al ano destrozado —ya un túnel rojo, abierto por las dobles penetraciones—. ¡PLOF! Entré hasta los huevos peludos. Raulito (gritando): “¡PAPI JHON! ¡ME LLENAS! ¡CLÁVAME COMO A MI PAPÁ!” Boté fuerte: ¡PLAF-PLAF-PLAF! arena volando, mis huevos golpeando su culito trigueño.

Alrededor: círculo de vergas pajeándose. Tío Luis metió su 26 cm en la boca de Raulito: ¡GLU-GLU! Mexicano untó perico en mi verga mientras entraba: ¡SLURP! lamió el tallo. Los gringos con Manuelito: Tyler y Hank doble en culo otra vez, Roberto en boca.

Roberto: “¡Capi, comparte! ¡Pasámelo!” Saqué con ¡PLOP!, ano de Raulito quedando abierto, goteando mi precum. Se lo pasé a Roberto, quien entró brutal.

Yo fui a Manuelito: lo levanté, lo puse en cucharita con Tío Luis debajo (verga negra adentro), yo detrás: doble con mi verga. ¡PLOF-PLOF! Dos vergas negras en culito canela. Manuelito: “¡SÍ, CAPIS! ¡RÓMPANME!”

Perico en todos: untado en vergas, anos, bocas. Popper constante. Los niños inhalaban y pedían más: “¡MÁS VERGA! ¡MÁS LECHE!”

Nadie se había corrido. Aguante de campeones. Pero el clímax se acercaba. Roberto: “¡Todos al tiempo! ¡Bañémoslos!”

Círculo final en la arena: niños de rodillas, caras arriba. Ocho vergas pajeándose furioso: ¡FAP-FAP-FAP! Yo al lado de Tío Luis, mi verga negra al lado de su monstruo.

¡EXPLOSIÓN! Chorros por todos lados: leche blanca, espesa, caliente, pintando caritas, bocas, ojos. Los niños tragando, lamiendo, besándose con semen en la boca.

Yo exploté último: chorros potentes en la cara de Manuelito. Gemí: “¡TOMA, MIJITO! ¡LECHE DE CAPITÁN!”

Agotados, en la arena. Pero Cholón y Barú esperaban. El paseo continuaba… y yo ya no podía parar.

58 Lecturas/1 noviembre, 2025/0 Comentarios/por Allquilla
Etiquetas: culito, culo, follando, maduros, mayor, playa, semen, viaje
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