Pedrito me hace el amor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cambro_david.
2:30 de la tarde, Viernes 21 de enero… el móvil sonando me despierta de mi tan ansiada siesta. Es Pedro. Con la peor de las ganas le contesto, sé que si no lo hago me seguirá llamando y si aun así decido ignorarlo me vendrá a buscar a mi casa.
– Que pasó Pedri
– ¿Qué estás haciendo?
– Durmiendo
– ¿A esta hora?
– Tengo sueño
– No quieres venir conmigo al parque
Aunque no tengo las más mínimas ganas de levantarme de mi cama decido aceptar la invitación. Sé que si le digo que no, me insistirá por teléfono, inventare alguna excusa que él sabrá que es mentira y me vendrá a buscar a casa para percatarse y así obligarme a hacer lo que él quiere. Él es el que manda, así ha sido desde que éramos chicos. Yo lo sigo a todos lados y hago todo lo que él me dice. Es mi único amigo y aunque parezca una relación enfermiza he de agradecerle lo que hace por mí. Si no fuera por él, pasaría encerrado en mi casa, jugando a la PS3 y metido en internet.
Me alisto rápidamente, me pongo las tenis futboleras y una panta corta y me voy a buscarlo a su casa. Él vive al final de la calle, su casa colinda con un cafetal. De niños pasábamos las tardes jugando entre las matas de café, haciendo fuertes o construcciones para nuestras figuras de acción. Era nuestro espacio privado.
Entro a buscarlo a su cuarto. Inclinado busca debajo de la cama, la pareja de sus tenis. Yo lo miro con detenimiento y pienso: que culito más rico. El sintiendo que lo observan vuelve a ver para atrás y me sonríe. Esa sonrisa es la que me derrite y es capaz de hacerme para donde quiera. Estoy enamorado, amo a mi mejor amigo, lo he amado desde hace mucho, lo quiero para mí y quiero ser de él. Quiero estar a su lado toda la vida, despertarme y verlo, tener su cuerpo para mí, darle y que me de placer, hacer el amor toda la vida.
– ¿Qué te pasa?
– Ehhh nada.
– Te quedas viendo como ido
– Estaba durmiendo, acabo de despertarme, no me jodas
El me vuelve a sonreír y sigue buscando el zapato faltante. Cuando al fin lo encuentra termina de alistarse y nos dirigimos hacia el parque donde están las canchas de deportes. De camino me va contando todo lo que estuvo texteando con la chica que está ligando la noche anterior. Su entusiasmo es demasiado lindo, su sonrisa y la misma excitación adolecente me sacan una sonrisa a mí también.
Llegamos a las canchas y nos pasamos toda la tarde jugando futbol. Ahí llegan todos los chicos del barrio y compañeros del cole. Todos me hablan pero ninguno es mi amigo. Yo no los odio pero si les tengo bastante desconfianza. Pedro en privado, me regaña por ser así. –Todos ellos son amigos, cuando tu no estas siempre hablan bien de ti – me dice, buscando que yo sea más abierto a la gente, él se preocupa por mí. Yo no le creo, ya en el pasado me han llegado chismes y he tenido malas experiencias. Todos actúan igual, todos tienen la misma mascara puesta, y no es que yo no lleve una, pero la mía es para ocultarme, no para aparentar ser alguien más. Me gusta pasar desapercibido. Pedro también sabe cómo son las cosas, ya hemos discutido esto varias veces. Pero el si le tiene más fe a la gente, el no lleva ninguna mascara puesta, él es el único real de todos, por eso es que me gusta tanto, porque se tiene esa confianza en sí mismo que se irradia y en general todos lo pueden percibir. El también sabe de lo falsos que son el resto de los chicos, por eso es que siempre me busca. Por eso lo amo tanto.
A las 8 de la noche nos vamos a casa. Los dos cansados, sudados e insolados caminamos hacia la casa, todo el camino viendo el móvil. Cuando llegamos a nuestra calle, Pedro me pregunta qué voy a hacer:
– bañarme, comer y pajearme hasta quedar dormido.
– hahaha, suena cómo un buen plan… ¿Puedo quedarme un rato?
A pesar de que ansiaba pasar un rato sólo, entiendo el sentimiento de Pedro, ya varias veces hemos hablado de esto.
Yo vivo sólo con mi madre quien trabajaba el turno de noche en una empresa farmacéutica, por lo que de 5pm a 8am no está en casa y cuando esta, duerme.
Pedro por el contrario vive con sus padres y 4 hermanos, incluso tiene que compartir su alcoba con uno de ellos por lo que aprecia en sobremanera el espacio que encuentra en mi casa.
Entramos entonces. El aprovecha para bañarse mientras yo preparo la comida. Ya estoy acostumbrado a cocinar. Soy muy bueno en eso. Ya la cosa es tan familiar que inclusive él tiene una gaveta en mi armario con su ropa.
Sale del baño envuelto en mi toalla blanca, color que le hace resaltar lo moreno de su piel.
Yo desde la cocina observo en silencio el espectáculo, mientras camina hacia mi recámara, su espalda ancha y definida se tensa y se contrae y esas nalgotas redondas y paraditas se mueven de arriba a abajo… es un adonis. Entra pues al cuarto, toma los boxers y soltando la toalla, queda desnudo, mostrándome sus hermosas nalgas blancas. No es la primera vez que lo veo desnudo. Él sabe que tiene un culo privilegiado, constantemente se las saca y hace alarde de ellas. Cuando éramos niños solíamos tomar duchas juntos. Aun en mis sueños recuerdo su anatomía de niño, perfecto, hermoso… sin embargo hace ya 6 años que no veo su hombría.
Voltea su cabeza, me da esa mirada que solo él tiene, con esos ojos tan expresivos… sonríe… una sonrisa traviesa, le gusta mostrarse desnudo… para él es un juego.
– ¿Qué estás viendo? – me pregunta
– Ese culo tan rico que tienes
– ¿Lo quieres papi?
– Es que si te lo agarro te lo parto en dos
– Jajaja, que joto que eres
– Bien que te mueres de ganas de que te haga un chiquito, Jajaja
Todo es una broma. El morbo es evidente. Pedro lo disfruta. Sus ojos no lo pueden negar. Procede entonces a ponerse el bóxer. Es un bóxer brief, celeste, corto y súper ajustado. Le queda de maravilla. Él lo sabe. No deja mucho a la imaginación. Su paquete abundante se acomoda de manera inmejorable. Él se detiene y se mira frente al espejo. Su abdomen plano, sus piernas fuertes. Es un macho y él lo sabe.
Llega a la cocina y me abraza por la espalda. El cachorro quiere seguir jugando. Pega su cuerpo al mío. Presiona su paquete contra mis nalgas mientras sus manos acarician mi abdomen. No es la primera vez que jugamos así, es un juego recurrente. Yo nunca lo detengo, siempre me dejo hacer, él es el que decide hasta cuando, normalmente sucede cuando su verga se empieza a poner tiesa y le da miedo admitir que disfruta mucho ese juego prohibido. Yo en el mismo espíritu del juego entonces, abro las piernas y saco el culo, el con más fuerza me empieza a presionar. Noto como se va poniendo duro… ahí es cuando normalmente para el juego, esta vez no, el sigue. Sin analizar muy bien la situación, actuando por instinto en pro de proteger mi mascara me quito, lo empujo le meto un golpe en el estómago.
– Oye güey, no seas maricon
– Si bien que te gusta – me dice con su sonrisa cachonda, recuperándose del golpe
– Pero no así de grosero papi
Me encantan estos juegos. Siempre he sido muy bueno en ellos, lo que nunca he entendido es porque lo hacen, porque un chico, macho, heterosexual le gusta eso de hacerse el puto… ¿será porque hay una parte de ellos que si lo desea? Siempre me ha intrigado.
Aprovechando que aún se está recuperando del golpe, miro su entrepierna. Su verga tiesa apunta al frente, haciendo el efecto de tienda de acampar. Se ve enorme y gruesa. Me pregunto si aún será igual de linda a como la tenía a los 10 años.
Incomodo por no saber a donde mirar le digo:
– Ya la comida esta lista… sírvete que yo me voy a ir a bañar
– ¿No quieres que te espere para que comamos juntos?
– Me da igual…
– La próxima vez, para evitar esto, deberíamos ducharnos juntos – el tono casual con el que lo dice me deja perplejo…justamente lo que estaba pensando hacía solo un momento… suena como si no estuviera bromeando
– ¿Como cuando éramos chicos? – le pregunto con el mismo tono casual
– Si… te acuerdas que bien la pasábamos… No sé porque dejamos de hacerlo – me dice sonriendo, mirando a la izquierda, como intentando recordar.
– Porque nos hicimos grandes Pedro, porque más iba a ser…
– Y eso que tiene que ver? Si uno disfruta haciendo algo y no le está haciendo daño a nadie, no veo porque tenga que dejar de hacerlo
– Ja Jajaja, que gay ¿disfrutas bañándote conmigo?
– Vete a la mierda – me dice visiblemente incomodo sabiendo lo raro que se oyó eso
– Ja, a veces pareces nuevo
– ¿Porque lo dices?
– ¿Qué pensaría la gente si mañana llegas contando que nos bañamos juntos?
– ¿Y porque voy a llegar a contarlo?
– Si no tuviese nada de malo, no habría que mantenerlo en secreto
– Es diferente, una cosa es que sea malo y otra que sea privado.
– ¿Y no le has dado cabeza a lo que pensaría la gente si se llega a dar cuenta?
– ¿Y desde cuando te importa lo que piense la gente?
– A mí no pero a ti si
– Si… pero cada día menos… ¿y que va a pensar? ¿Qué somos maricones? Pues no lo somos. Yo no le veo nada de malo a compartir la ducha con nadie, acaso los deportistas profesionales no se duchan juntos, o los soldados. Eso es mierda, prejuicio… tú me lo enseñaste y ahora te pones de su lado.
– Yo no me estoy poniendo del lado de nadie, es solo que me dio risa que de la nada hayas salido con eso.
– Era solo una idea, si no quieres, o te vas a sentir incomodo, pues entonces no.
– No, por mí no hay ningún problema. La próxima vez nos bañamos juntos, así ahorramos agua y tiempo – le dije ofreciéndole mi más tierna sonrisa, misma que él me devolvió.
Voy entonces a bañarme, me masturbo frenéticamente imaginando que él está ahí conmigo, pasando su dura verga entre mis nalgas. Al salir me pongo un slip gris y una pantaloneta larga de baloncesto. Esa noche no pasa nada más. Después de comer y dos horas de videojuegos Pedro se va a su casa. Yo sigo jugando hasta las 4 de la mañana.
11:30 de la mañana, sábado 22 de enero… el móvil suena. No tengo ni que fijarme en la pantalla para saber quién es.
– ¿Qué pasa Pedri?
– ¿Qué haces?
– Duermo… son apenas las… 11:30!!!
– Ya es muy tarde, alístate que nos tenemos que ir
– ¿Adonde? No me jodas Pedri, es muy temprano
– Es en serio, Mariana organizo un paseo para hoy, por ser el último sábado de vacaciones.
– ¿Un paseo a dónde? Que pereza, yo no voy a ir.
– Tienes que venir, Lucia y Ana Lis van a ir
– (Me cago en la puta) Pues que queda.
Me alisto, me pongo guapo, voy a buscar a Pedro y de seguido nos vamos a casa de Mariana. Ahí nos esperan el selecto grupo de adolescentes ya montados en la van de la mamá de Mariana. Lucia apenas me ve se me tira a abrazarme y no se me despega. Es mi culpa, le he dado muchas esperanzas. Nos vamos al club campestre. Todo el rato tengo mi mascara puesta, mi sonrisa falsa y mi actitud amistosa que nadie cuestiona.
Hoy sin embargo he decidido intentar algo diferente, no sé si por la falta de sueño o aburrimiento pero a diferencia de otros días que salimos con las chicas, hoy estoy más rematado. A cada rato me como a besos a la Lucia, ella como en un sueño esta que no cabe de la felicidad. Con el rabillo del ojo miro a Pedro, él aunque esta con Ana Lis no me quita la vista de encima. No sé si esta celoso o si se habrá dado cuenta de que no estoy siendo el más honesto en mi actuar. Pasamos las horas tomando y comiendo del asadito. En una de esas en que me escapo a echarme una meada, Pedro se viene detrás de mí, y me toma del hombro de forma brusca:
– ¿Qué te pasa Danny?
– ¿Qué me pasa de qué o qué?
– ¿Qué porque te estas portando así?
– No fue a eso a lo que vinimos? ¿A tomar y disfrutar de las chicas?
– Sí, pero tú no eres así… no me gusta verte así…
– Y como quieres que me porte entonces? A veces no te entiendo Pedro
Me libero de su mano y sigo mi camino al baño, mientras me voy riendo. Vuelvo al ranchito, Pedro me mira serio, mientras Ana Lis le cuestiona ese cambio de actitud. Yo para no cabrearlo más paro mi juego con Lucia, ella sin embargo no para de abrazarme.
A las 6 de la tarde, cuando empieza a oscurecer bajamos a la ciudad. Hay una fiesta en la casa del churre, pasamos a comprar más licor y nos vamos directo a la fiesta. Yo estoy ya bastante ebrio y de nuevo me entra el amor. Estoy todo el rato encima de Lucia, borro de mi mente a Pedro y mis ojos son solo para mi chica. A las 10 y resto Pedro llega a interrumpirme.
– Vámonos ya Danny
– Vete tú, yo estoy muy a gusto aquí
– Lucia: Si, no molestes Pedro, ve con Ana Lis.
– Tu cállate Lucia, Danny esta que se cae de lo borracho y yo me he comprometido con su madre a llevarlo sano a casa.
– Lucia: ¡Pero qué dices niño si estas más borracho tú!
– no me interesa, nos vamos ya – y tomándome del brazo me hace levantado.
– Lucia: ANIIII … VEN A CONTROLAR A PEDRO!!!!
Antes de que alguien pueda hacer algo ya estamos afuera caminando por la acera, alejándonos mientras Pedro intenta parar un taxi. Ninguno dice nada, yo solo me dejo llevar. El viaje en taxi también es silencioso. Con el rabillo del ojo miro a Pedro que va cabreado. Que guapo se ve bravo, que macho que es.
Llegamos a casa, el paga el taxi y una vez este se va me mira fijamente a los ojos.
– Discúlpame Pedro pero no entiendo nada, todavía no entiendo que ha pasado… no comprendo porque estas tan cabreado…
Y sin decir nada me toma de la cara y me planta un beso… un beso rabioso, lleno de ira de sentimiento… un beso de macho. Mete su mano en el bolsillo de mi pantalón y saca las llaves de la casa.
– No me digas que no entiendes nada… no soporto que me mientas
Yo estoy mudo… no me creo lo que acaba de pasar… no sé si es que está demasiado borracho o si por fin se ha decidido. El abre la puerta y entramos a mi cuarto. Se quita el abrigo y la camisa y me la quita a mí. Me vuelve a besar y me agarra de las nalgas apretando su pelvis contra la mía. Yo le respondo el abrazo. Me suelta entonces y me tira en la cama. Se me sube encima y me empieza a comer el cuello. Yo estoy en el séptimo cielo. El me pasa su lengua, me succiona, se come mis orejas, mi mentón, toda mi cara. Yo meto una mano entre su pelo mocho, lo acaricio mientras él me da placer con su boca, mi otra mano rasguña su espalda. Él se detiene y pega su frente a la mía, su nariz a la mía, mirándome fijamente
– Prométeme que nunca más me vas a provocar estos celos…
– Te lo prometo
– Prométeme que serás solo mío, que nunca más besaras a alguien de esa forma que no sea yo.
– Te lo prometo, yo seré tuyo para siempre.
Me vuelve a comer la boca, nuestras lenguas luchan, mientras mis manos se aferran a sus nalgas. El móvil empieza a sonar, Pedro se hinca ante mí atrayéndome hacia sus pezones los cuales empiezo a mamar. El atiende la llamada, es Ana Lis. Mientras él le inventa excusas, diciendo que estoy mal, vomitando en el baño, no me quita la mirada, sexy, mientras me como su pecho y voy bajando hacia el ombligo. El sigue hablando con la chica, es parte del juego, yo desabrocho su pantalón, bajo el zipper y lo bajo hasta las rodillas. Dentro se le nota la verga dura, con el capullo mojado. Yo se la agarro y empiezo a masajearla por encima del bóxer mientras él me mira mordiéndose el labio inferior, aun hablando con la puta de Ana Lis, sin apurar la conversación. Yo no aguanto más la expectativa y le bajo el bóxer, liberando de esa prisión de tela sus 16 centímetros de carne dura. Me quedo como bobo admirando esa verga. Es la versión grande de aquella verguita que estoy seguro me hizo gay cuando éramos niños… hermosa, pulcra, gruesa, con el prepucio a medio retirar me mira aceitada… me muero de la felicidad.
Pedro cuelga el teléfono y lo apaga para que no nos molesten más y me sonríe, lleno de morbo, el macho esta excitado. Sin aguantar más me acerco a su verga y me la trago lo más que puedo. Es el la cosa más sabrosa que he probado en mi vida. La envuelvo con mi lengua, la succiono con mis mejillas sin sacármela de la boca mientras mi mano copa sus huevos y los acaricia. En mi vida había mamado una verga pero parezco experto. Empiezo a sacarla y meterla en mi boca. La lamo de manera lenta pero firme. En ese momento no existe Pedro, existe solo su verga y yo para llevarla al éxtasis. Pedro me detiene de forma abrupta, me levanta y me atrae hacia el. Me planta un beso con lengua, me mira y me sonríe con esa carita de bravucón y me dice – espérate un momento que me la estas mamando muy rico y me vas a hacerme rvenirme muy rápido, y no quiero… quiero que esta noche dure para siempre – no sé cómo lo hace pero con cada palabra me enamoro más de él.
Pedro mientras me sigue besando, me desabrocha el pantalón y de un tirón me los baja junto con el bóxer. Ambos estamos completamente desnudos, besándonos hincados sobre mi cama, cada uno con la verga del otro en la mano. Pedro entonces con fuerza me tumba en la cama y se echa encima de mí. Sigue besándome el cuello, el pecho, los pezones, mis axilas, lentamente va bajando por mi abdomen, me besa el pubis, mi entrepierna, me lame mis huevos pero pasa de chuparme la verga que como un fierro caliente está apuntando al techo. Yo lo miro y el me mira… él va a ser mi macho, me lo dice con los ojos. Me levanta las piernas y me separa las nalgas y alza la mirada a verme. Se ríe como un niño a punto de hacer una travesura. Yo también me rio y le pregunto qué pasa, él me dice: – es que no te imaginas cuantas veces me la he sobado imaginando que te comía el culo, no sabes cuánto lo voy a disfrutar – y hunde su cara entre mis nalgas. De inmediato me transporto al cielo. Nunca antes he sentido un placer tan grande en mi vida. El niño mueve su lengua, succiona y besa mi culo… no imaginaba que esa fuera un área tan erógena. Cierro mis ojos y me dejo llevar por el placer, mi respiración se agita, involuntariamente comienzo a soltar gemidos ahogados… no quiero sonar muy gay pero no puedo evitarlo. Pedro al escucharme saca su cabeza y se me tira encima para besarme – me tienes loco Danny me, encanta oírte gemir – y entonces alza más mi culo y vuelve a clavar su lengua buscando dilatar mi esfínter. Volteo la cabeza de lado y miro en el espejo la escena… me excito más al ver lo guapo que se ve Pedro mamándome el culo mientras con su mano libre se jala la verga.
Aunque estoy disfrutando como nunca, me antojo de su verga y le digo, él se detiene por un instante – no seas goloso bebe, disfruta de como papi te come el culo, que si te dejo chupármela me riego en seguida y no quiero… hoy mi leche se queda en tu culo – y nuevamente se me monta encima besándome, chocando su verga con la mía. Fue grandioso, nos abrazamos y después de un rato de besos y caricias en que nos entregamos el uno al otro, comenzamos a recorrer nuestros cuerpos, comenzamos a conocernos con nuestras bocas, nuestros dedos, nuestros ojos… la conexión visual es lo más hermoso de todo, nos comunicábamos sin pronunciar palabra.
En un momento dado, cuando Pedro a mis espaldas me muerde el cuello y frota su erección entre mis nalgas, le digo que quiero que me la meta – eso es lo que te quería escuchar decir chiquito, que me pidieras verga – me dice al oído. Yo, saco de la mesa de noche un tubo con lubricante que normalmente uso a la hora de masturbarme. Me acuesto boca arriba y alzo las piernas. Pedro toma el lubricante y se embarra en su verga, después se embarra en los dedos y empieza a penetrarme digitalmente, 2 dedos de un solo. Aunque ya alguna vez lo había intentado hacer yo solo, he de confesar que no había sido de mi agrado, sin embargo esta vez es diferente. Mi culo recibe a ese par de dedos sin ningún problema. Ya estoy dilatado, mi culo quiere recibir al pene de mi macho y naturalmente se ha abierto para facilitarle el trabajo. Pedro sigue masajeándome la próstata mientras toma mi verga y empieza a sobármela. No pasa mucho tiempo para que me diga que estoy listo – te va a doler bebe, y me vas a pedir que te la saque, pero no te voy a hacer caso, la primera vez siempre duele pero después te va a encantar – no te preocupes – le digo – aunque me este muriendo del dolor yo voy a ser el chico mas feliz del mundo por tener tu vergota dentro de mi. El me sonríe… su sonrisa me mata y se lo hago saber. Me da un beso. Se agarra la pinga y me coloca el glande en la entrada, si acaso presionando. Mi esfínter esta abierto, relajado, permite la entrada del intruso sin mayor problema. Logra meterme el glande y de inmediato me lo saca, comienza un vaivén de apretar y retirarse suavemente, sin prisas, ese suave movimiento hace que mi culito vaya cediendo terreno y que su verga entre suave y profundamente.
En cada embestida va metiéndomela mas adentro. A veces me la deja ahí, quedita, me pregunta como estoy, si me esta doliendo mucho, me acaricia la cara y me manda besos, luego sigue poquito a poco, adentrándose. El dolor, si así puede llamársele, es confuso… no se si soy yo o que será pero el dolor es placentero. Todo se va y se confunde al ver esa carita tan tierna de macho que me está haciendo su hembra. Lo amo, hoy mas que nunca porque me esta haciendo el amor.
De pronto siento sus huevos chocar contra mis nalgas. El, como un chiquillo sorprendido vuelve a verme emocionado y me dice – ¡ya está toda adentro! – yo aprieto mi culo y le sonrio, jugando con su verga en mi interior… el sentimiento es indescriptible – ¿estas bien, te esta doliendo? – me pregunta preocupado – no papi – le contesto – se siente riquísimo – el entonces se agacha y acerca para besarme, lo que provoca un penetración mas profunda. Yo gimo mientras el me besa – me encantas Danny, te amo – y entonces comienza a follarme como el macho que es.
Sus penetraciones se vuelven más profundas y largas, mi culito se ha dilatado para dar paso a su gran falo y puedo sentir como sus huevos rebotaban en mis nalgas, como se produce un sonido que no tiene igual. En mi interior siento el cilindro de carne que me rosa todo, como mi recto lo recibe y abraza a su paso, como su cuerpo robusto y grueso topa en su paso con mi próstata y como a medida que entra y sale me produce el placer mas extremo que jamás he sentido.
Nuestros cuerpos sudan, nuestras bocas se buscan, el ahora encima mio, como en posición de misionero, me folla como un desposeído, con un movimiento de caderas de maestro. Siento su peso en mi espalda, mis piernas trenzadas en sus gluteos, siento como esos brazos robustos y largos me estrujan y toma con sus manos mi pecho al tiempo que muerde mi cuello con fuerza dominándome, haciéndome suyo.
El tiempo pasa mas rápido de lo que yo quiero, 3 minutos si acaso desde que comenzó a follarme y entonces sus caderas empiezan a bombearme con mas fuerza. El alza su pecho y me toma de los hombros, su mirada esta llena de lujuria, sus movimientos se incrementan, sus jadeos se hacen mas fuertes y su penetración mas firme y profunda. Su cuerpo se tensa, se aferra a mi y su cara se pone roja y entonces puedo sentir en mis entrañas unos chorros hirvientes que recorren mi interior. Cuando termina de eyacular su cuerpo se desploma sobre mi, su respiración agitada comienza a calmarse. Los dos jadeamos como si hubiéramos terminado de correr una maratón. Siento como su verga, aun en mi interior va perdiendo dureza, y entonces Pedro con su cabeza aun sobre mi pecho empieza a reír, seca su verga de mi interior y se acuesta al lado mio y me planta un beso aun entre risas
– que barbaro, que culo tienes… ha sido perfecto, te amo Danny
– gracias, gracias, gracias – le digo casi llorando – es lo mas rico que he sentido en toda mi vida Pedro, te amo… no se que voy a hacer
Yo entonces limpio los restos de semen que quedan en su verga mientras siento como el que esta en lo profundo de mi, empieza a bajar, buscando salir. Después de dejar bien limpio a mi macho me voy al baño a limpiarme el culo. Siento como ganas de dar del cuerpo pero después de sentarme en la tasa no sale nada. Me meto a la ducha y empiezo a llorar de la felicidad. Me jalo la verga y en menos de un minuto ya estoy eyaculando, solo el pensamiento de lo que acaba de pasar me calienta. Al llegar a mi habitación me doy cuenta de que Pedro ya duerme como un bebe. Me encargo de cerrar la casa y le pongo llave a la puerta de mi cuarto. Me acuesto desnudo al lado de mi macho mientras que mi mano juega con su verga flácida, con cuidado de no despertarlo a los 10 minutos también caigo dormido.
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