PEDRITO / PERRITO (segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AlexGoloso.
10 AÑOS DESPUÉS
Pedrito ya tenía 26 años y ya nadie lo llamaba así, era Pedrita la perrita del pueblo viviendo en el viejo burdel que había vuelto a cobrar vida no solo por la presencia obligada del joven sino que con el tiempo fueron llegando a esta peculiar casa otros jóvenes homosexuales de pueblos cercanos, algunos se quedaban de paso otros se quedaban a laborar, “el palacio de Pedrita” se había vuelto conocido con el tiempo por viajeros, todo claro en medio de conversaciones a media voz y miradas disimuladas, se contaba que una maricona lo regentaba con mano dura, atendiendo no solo a los hombres de su pequeño pueblo, sino también a mineros, militares y demás a los que atraía con sus afamados placeres sexuales que ofrecía, incluso las mujeres que en un inicio repudiaban la presencia de Pedrito en el pueblo, llegaron a tolerarlo porque preferían tener a mariquitas entreteniendo ocasionalmente a sus maridos que mujeres que finalmente pudieran engatusarlos para abandonarlas.
Así fueron pasando los años, el carácter de Pedrito fue trocando de ingenuidad a dureza, de timidez a vulgaridad calculada para atraer clientes. El pasado le había enseñado a que tenía que dejar de lado el sentimentalismo por la practicidad, al inicio vestirse de mujer a diario se le hizo difícil y humillante pero luego aprendió a tolerarlo e incluso a disfrutarlo, ahora cada vez que tomaba los amaneramientos femeninos, la voz suave y la ropa sexy de Pedrita se sentía con poder, era como un disfraz que servía para protegerla de las humillaciones y malos deseos que sabía su presencia despertaba en su pueblo.
Su vida había encontrado una rutina apacible aunque no falta de algunos contratiempos:
-Se despertaba a las 11:30 de la mañana, tomaba algo de desayuno.
-A las 12:30 con ropa de hombre hacía sus ejercicios para mantener la figura, obligaba a sus compañeras a hacerlo juntas.
-Luego de un baño relajante, verificaba que el almuerzo estuviera listo, para sentarse a comer a las 2 pm.
-A las 3 verificaba la limpieza del local, luego tomaba una siesta.
-4 en punto: Escuchaba música y leía algún libro que algunos de los clientes le dejaban, en estos años había tomado gusto por la lectura.
-Siendo las 6 comenzaba su transformación, se vestía con ropas compradas a algunos comerciantes que ocasionalmente eran sus clientes.
-Junto con sus compañeras empezaban la faena del día a las 7 pm.
-Dependiendo de la cantidad de parroquianos terminaban de laborar entre la medianoche y las 3 de la mañana, los fines de semana y días de fiesta tenían que atender toda la madrugada por lo general.
Pero claro que los martes era su día de descanso, en el que todas iban de picnic a las afueras del pueblo, por lo general salían muy temprano del pueblo para no encontrar a nadie en las calles que las insultase y retornaban cuando ya era muy oscuro.
La única época del año en que podían salir y mezclarse durante el día en el pueblo era durante las celebraciones de los carnavales.
Así la rutina se había instalado en la vida de Pedrito, los momentos de goce eran pocos y aislados, el sexo era algo que le gustaba pero que pocas veces lograba satisfacerlo completamente, la mayoría de los clientes solo procuraban su propia satisfacción física, eran pocos los que se preocupaban por el placer del joven prostituto, había un hombre de edad madura (44 años) que particularmente conseguía el éxtasis sexual de Pedrito, era de un físico grueso y de maneras algo hoscas pero que en la cama era el balance perfecto entre el salvajismo y la dulzura necesaria, así los encuentros con Ernesto eran los favoritos dentro de la amplia gama de clientes que poseía, que iba desde hombres delgados a obesos, de piel blanca a piel oscura como noche sin estrellas y de jóvenes primerizos a ancianos.
De pronto apareció Alexis, un joven de 16 años que era primo de Pedrito, él llego un jueves por la noche junto con su tío Aníbal, quién le dijo que era hora de debutar para poder encontrarse una buena hembra para casarse.
-Hola Pedrita, acá te traigo al muchacho, espero que me lo trates bien, necesita aprender sino de tanta paja (masturbación) terminará loco.
-No te preocupes, déjamelo a mi que saldrá de aquí hecho un tigre. –Pedrito sonreía descaradamente, mientras tomaba la mano de su sobrino y lo conducía a su habitación en el segundo piso.- Te trataré muy bien querido, no estés nervioso, por ser la primera vez te daré una mamada extra.
-Está bien.-Alexis miraba al suelo, se sentó en la cama que lucía unas sábanas celestes, el joven era delgado de piel trigueña, con cabello negro lacio corto.
-¿Quieres que me desvista o prefieres desnudarme tú?- Pedrito cerraba la puerta con seguro y se acercaba a la cama.
-No sé pues.- Alexis estaba tenso e inseguro.
– A ver mira ayúdame con el cierre de la espalda cariño.-Pedrito lucía un vestido rojo ceñido.-Hazlo despacio porfis.
-Si, venga.-Alexis deslizó el cierre con sus manos temblorosas.
-Te gusta mi tanguita?- Preguntó Pedrito mientras se ponía de espaldas solo vestido con una tanga de color rojo.
-Está muy linda. –Alexis se excitó rápidamente.
-Ven párate y déjame verte bien muchacho.
-Está bien- Alexis se puso de pie mientras que Pedrito lo rondaba y con una maniobra rápida le quitó la camisa y desabrochó el pantalón.
-Vamos a la camita nene precioso, quítate los calzoncillos para ver el caramelo que me voy a comer.
-Creo que mejor me lavo primero, mi papá me dijo que es mejor así…
-Déjamelo hacer a mi, acá tengo el agua lista- Pedrito acerco un pocillo con agua, puso una esponja en él y luego tomó el sexo del adolescente que se mostraba ansioso.
-Está fría el agua. –Alexis suspiró profundamente.
-No te preocupes que pronto te pondré en calor.-Retiró la esponja, y luego puso el joven miembro viril en su boca.
-Por favor no sigas, que se me viene…
-Vamos a la cama – Pedrito retiró el pene erguido de su boca, le colocó un condón y dirigió al adolescente hacia el lecho.
Alexis dejó que su tío tomase riendas en el sexo y lo que siguió fue rápido pero placentero para el joven inexperto, penetró el culo de Pedrito con cierta improvisación pero firmeza a la vez, solo pudieron hacerlo en cuatro ante la pronta eyaculación, dejando a Pedrito con ansias de más, pero luego del deseo vino el sentimiento de culpa en el adolescente quien optó por retirarse en silencio.
A Pedrito le pareció que su sobrino no volvería pronto para solicitar sus servicios pero sabía que algún día volvería, después de todo siempre los hombres lo hacían, sabía que a sus espaldas hablaban muy mal de él, pero al momento de la calentura todos lo buscaban tragándose sus palabras.
Fue una grata sorpresa cuando al día siguiente Alexis volvió al local de la travesti, esta vez solo, se acercó a su tío y tomándola del brazo fueron a la habitación, Pedrito decidió dejarse llevar por el ímpetu que su sobrino demostraba, ya en el cuarto se desnudaron violentamente y esta vez se besaron y tuvieron sexo de manera apasionada en la cama, pudieron probar diferentes posiciones: en cuatro, de costado, sentados y llegó el éxtasis cuando Alexis tomó las piernas de Pedrita sobre sus hombros y eyaculó profusamente dentro de su ano, esta vez no había usado preservativo alguno, los cuerpos sudorosos cayeron en reposo.
-Eso estuvo estupendo querido. –Dijo Pedrito.
Así las visitas se hicieron cada vez más frecuentes y gozosas para ambos, el joven Alexis iba volviéndose en un semental aguerrido, mientras que Pedrito sentía estremecerse cada vez que su sobrino lo penetraba, era una sensación absolutamente placentera.
-Voy a tener que dejar de venir. –Le dijo un día Alexis, mientras descansaban encima de las sábanas.
-¿Por qué cariño?
-Mi padre ya se dio que vengo muy seguido para aquí y creo que intuye que me gustas mucho y además se le ha metido la idea de mandarme a la capital a trabajar.
-Pero no quiero que te vayas. –el travesti sonreía y besaba el pecho de su amante.-Además ¿Qué harás allá?
-Mi papá quiere que trabaje en la casa de un tal Don Julián que dice esta enfermo y necesita ayuda en la casa.
-¿Dijiste Julián?- Pedrito se puso nervioso al recordar ese nombre.
-Si…
-¿Está enfermo?
-Dice que no puede hablar, le ha dado un ataque al corazón o algo así, ¿Tú lo conoces?
-Si, pero es algo de lo que no quiero hablar ahora, solo déjame a solas un momento por favor.- Pedrita fue al baño y se quedó frente al espejo recordando lo acontecido en la casa de don
Julián hacía 10 años atrás, las humillaciones sufridas hicieron que lágrimas brotasen de sus ojos.
-¿Estas bien Pedrita?-preguntó desde fuera Alexis.
-Si, por favor vuelve mañana a eso de las 2 de la madrugada para que puedas burlar las miradas indiscretas de la gente del pueblo.-Dijo esto mientras se lavaba el rostro.
-Vendré, cuídate.
-TE esperaré. –Pedrito comenzaba a maquinar un plan en su cabeza que le cambiaría la vida una vez más.
No le costó mucho convencer a Alexis sobre lo que harían: él iría a trabajar en la casa de don Julián y Pedrita lo alcanzaría en un mes para poder empezar una vida en la capital juntos lejos del pueblo inquisidor, al menos ese era el plan inicial pero el prostituto tenía un segundo plan secreto.
Alexis se fue a la capital y todo volvió a la rutina mientras que Pedrito preparaba todo para su fuga aprovecharía carnavales para escabullirse en el tren, no le costó mucho hacerlo, la mayoría estaba ebrio y los controles eran precarios, para la ocasión se vistió con ropas de varón en el baño de la estación, se tapó el rostro con una mascara endiablada negra y así partió, felizmente consiguió dormir rápidamente en su asiento mientras dejaba atrás el pueblo, solo extrañaría el buen sexo que algunos de los hombres le había dado estos años, en especial Ernesto quien fue el último con quien gozó la noche anterior: lo había penetrado boca abajo primero, luego piernas al hombro para terminar en cuatro gimiendo a mas no poder, recordando esto no pudo evitar tener una pequeña sonrisa que se le congeló cuando recordaba que se dirigía a la capital a reencontrarse con su pasado.
-Ya estoy en el hotel Macondo, es la habitación 303, te espero. –Es el mensaje que dejo Pedrito en el celular de Alexis.
En la noche llegó el encuentro entre los primos en aquel hotel barato del centro de la capital, Pedrito se vistió de enfermera sexy con una pequeña falda blanca y portaligas del mismo color, apenas Alexis ingresó se dejaron llevar por el deseo, el ímpetu del adolescente era tal que no le importó hacer jirones del disfraz de su amante, sus manos recorrieron ardientemente cada rincón carnoso de sus posaderas, la puso en cuatro sobre el precario lecho y sin mas lubricación la penetró fuertemente ocasionando gemidos de dolor y gozo simultáneo, ambos cuerpos sudaban al unísono haciendo evidente la necesidad carnal que una vez satisfecha solo dejaba paso a un breve descanso para volver a repetir el rito erótico, así 3 veces eyaculó Alexis dentro del ano de su primo y una vez en su boca.
-Realmente me extrañabas mi amor, yo que pensé que seguro tenía alguna limeñita puta aquí. –Le dijo al despertar Pedrito.
-Aca las chicas son muy altaneras, no nos miran bien a los que somos de provincia, solo las putas aceptan fácil pero con la plata por delante, pero contigo es distinto eres tan rica, ese culo me tiene embrujado. –Alexis abrazaba y acariciaba las nalgas de su amante.
-Lima es muy diferente a nuestro pueblo, felizmente apenas conseguiste celular me hiciste saber el número en tu carta, todo será más fácil asi..
-Por que mas fácil?
-Para poder vernos más seguido, ahora que trabajas con Don Julián debes estar muy ocupado…
-Es un trabajo fácil, solo tengo que cuidar al viejo, limpiarlo, darle de comer y cosas así, ni puede hablar, solo abre los ojos y mueve la mitad de su cuerpo, quedó así por un ataque que le dio.
-Y tiene enfermera?
-Si hay una que se queda con el toda la noche.
-No necesitará otra?
-No creo, además tú no eres enfermera, tú eres una putita rica…
-Pero tengo que trabajar en algo, para poder vivir juntos…
-MMM, por lo pronto he pensado que puedes alquilar un cuarto, tengo algo de dinero, yo tengo que dormir en la casa del patrón, felizmente como era mi día libre me escapé, sus hijos no están para poder controlar.
-Ellos lo visitan seguido?
-A veces…Por que estas tan interesada?
-Nada, solo quiero saber, bueno hay que salir y buscar un cuarto. Tendré que vestirme de varón de ahora en adelante, pero para ti sere siempre toda una hembra en la cama. –Pedrito sonrío.
Los días transcurrieron en aparente tranquilidad, Pedrito se instaló en un pequeño cuarto en un edificio en el centro de la ciudad, consiguió un empleo como mesero en un restaurante de comida china, mientras que Alexis lo visitaba por las noches, pero las visitas se vieron interrumpidas por orden de Julio, uno de los hijos de don Julián.
-Me han informado que casi todas las noches sales de casa y no vuelves hasta las 5 de la mañana serrano –dijo con desdén el joven atlético.
-Bueno señor, yo termino mis labores y salgo a dar una vuelta…-Alexis contestó mirando al suelo.
-Debes tener alguna provinciana que te debe calentar, pero ese no es mi problema, más no debes salir de la casa por ningún motivo, solo el domingo que es tu día de descanso, entendido?- dijo severamente.
-Sí señor.
-Siempre tan problemáticos los serranos, tú eres del mismo pueblo que Pedrito no?
-Cúal Pedrito?- Alexis se hizo el desentendido.
-El mariconazo que trabajó en esta casa ya hace algunos años y que tenía entendido trabajaba como puta en tu pueblo.
-A ese Pedrito, si él es mi primo, pero ya no vive en el pueblo.
-Y a donde fue ese pedazo de mierda?
-Me han escrito del pueblo diciendo que nadie sabe, que se escapó en carnavales y no lo han vuelto a ver.
-Ojala se haya ido al infierno. Bueno ya sabes que no puedes salir, ve a atender a mi padre.
Tuvo que esperar al domingo para contarle a Pedrito sobre lo que había conversado con Julio, ahora estaba mas convencido que nunca que la venganza era necesaria.
-Ellos me humillaron y me convirtieron en la puta del pueblo por 10 años hasta que te encontré mi amor. –Pedrito lloraba mientras se confesaba con su joven amante.
-Nunca más te humillaran yo estoy aquí para protegerte. –Alexis besaba las mejillas de su experimentado amante.
-Gracias a ellos aprendí la peor cara del sexo, los golpes, insultos y sentirme como el peor ser de este mundo. –Pedrito suspiró.-Quiero venganza!
-Yo te ayudaré.-Alexis replicó.
El plan comenzaba a tomar forma y fuerza, Pedrito consiguió veneno para ratas que utilizaban en el restaurante donde trabajaba, así como un taje de enfermera idéntico a las enfermeras que atendían a don Julián, gracias a las fotos que le había proporcionado Alexis, solo tenían que esperar a que una noche se quedaran solos en la casa el viejo y el empleado, para que Pedrito disfrazado pudiera entrar y envenenar a su antiguo patrón.
-Pero yo lo puedo matar por ti. – le dijo Alexis.
-Quiero verlo sufrir, además no quiero que te echen la culpa, las cámaras de vigilancia me grabarán pero bajo el disfraz no podrán identificarme.
La noche llegó un mes después, una de las enfermeras se reportó enferma, Julio llamó a un reemplazo buscando el número en la agenda de su padre (que oportunamente había sido cambiada por Alexis).
-Buenas, con la señorita Serra?
-Si, con ella habla. – Pedrito usaba su voz mas femenina.
-Habla con Julio, el hijo de don Julián. Me pregunto si hoy puede venir a cuidar a mi padre toda la noche, la otra enfermera no está disponible. Usted ya vino antes no? – Julio pensaba que hablaba con una antigua enfermera.
-Si señor pero llegaré en mas o menos una hora.
-Yo ya tengo que salir, pero en todo caso el empleado la atenderá y él le dará el sobre con sus honorarios.
-Entendido señor Julio, me pondré en camino.
Pedrito se vistió con el traje blanco de enfermera, una peluca de cabellos negros largos, se maquilló discretamente y se colocó unos anteojos negros a pesar de ser noche. Cuando llegó a la puerta de la casa su corazón latía rápidamente, sus manos comenzaban a temblar, casi se le caía la cartera marrón que llevaba sobre su hombre izquierdo.
-Pasa. –Dijo Alexis apenas abrió la puerta.
-La decoración ha cambiado poco en esta casa, para ser adinerados parecen tacaños.- Pedrito caminaba lentamente por los corredores.
-Don Julián está en su habitación, ¿Quieres que te acompañe o lo harás todo sola?- Alexis preguntó nerviosamente.
-Necesito un momento a solas con él, luego cuando termine te llamaré para que continuemos con el plan. –Pedrito respiró hondamente.
Con temor abrió la puerta de la habitación y vio al hombre yaciendo pacíficamente, el travesti se quitó los anteojos oscuros mostrando su rostro demacrado que poco a poco se fue transformando en serio con una mueca de sonrisa sardónica.
-Al fin estamos frente a frente de nuevo don Julián.-se acercó a la cama- Soy yo el serrano de mierda que trajo a esta casa hace 10 años y terminó con su inocencia y convirtió en esclavo de sus perversidades y las de sus hijos. Al que convirtió en la puta de todo un pueblo, que fue humillado constantemente por haberme osado a ser humano y sentir placer. Pero todo ha terminado ya no soy esclavo ahora los roles se han invertido y quien tiene el mando soy yo.
-Un esclavo jamás podrá ser Amo.-le respondió el rostro arrugado desde la cama.
-Pero usted estaba parapléjico.- Dijo casi gritando Pedrito.
-Lo estaba, ahora terminaremos aquello que empezamos hace 10 años.
Al terminar de decir esto Alexis ingresó al cuarto acompañado por los dos hijos del patrón.
-Tu hora ha llegado maricón de mierda- dijeron al unísono los gemelos.
-Yo no entiendo, pero por qué me has traicionado?- preguntó Pedrito con los ojos húmedos.
-La respuesta es muy simple: dinero. –dijo el anciano desde la cama.
Lo que siguió fue una nueva tortura (violación, golpes, humillación, etc.) para el joven que quiso venganza y se quedó hundido aún más en su innata condición de esclavo, no había escapatoria, hay quien nace para mandar y hay quien nace para obedecer aún asi cueste comprender a las malas.
Cuando despertó no sabía que tiempo había transcurrido se encontraba en una jaula pequeña de metal, su cuerpo le dolía, estaba desnudo y sucio, por un momento pensó en suicidarse pero no tenía como hacerlo ni las fuerzas para intentarlo, de pronto vio unos zapatos negros que se acercaban y unas manos cubiertas por unos guantes blancos que abrían la jaula, salió el esclavo en cuatro patas a duras penas.
-Bueno me han dicho que eras algo rebelde pero acá o aprendes o aprendes. –dijo el hombre desconocido con una voz de mando innegable.
El hombro tomó una cadena que puso en el cuello del perrito/Pedrito, y jalándolo lo llevó al exterior del cuarto oscuro. El esclavo pudo percibir la luz y ver el verdor del campo, estaba en una granja.
-Serás un animal más aquí, ahora te explicaré las reglas…
Mientras le eran explicadas cada una de las normas, el joven pensó por un momento que podría escapar o que tal vez todo era una pesadilla, pero reflexionó y supo que todo era real y que era lo que merecía ahora tendría que empezar una nueva vida, y tenía la oportunidad de demostrar que podía hacer feliz a ese desconocido amo.
FIN
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