Perdí la cabeza por un nene de 13
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mario888.
Esta es la historia de cómo perdí la cabeza por un nene de 13, el mejor amigo de mi hija, Camilo, dueño de una figura femenina perfecta y un culito perfecto.
Soy Miguel, tengo 45 años y con una hija de 13, María.
Perdí a mi esposa cuando María tenía 10 años, desde ese momento he estado solo con ella, ha sido mi mundo mi razón de vivir; sin novias, sin sexo, sin sentir nada por nadie, salvo mi hija.
Cuando María empezaba a crecer note como el cuerpo de mi nena empezaba a cambiar, sobretodo el culito que tiene empezó a tomar forma, siempre lo miraba y por las noches me pajeaba por tenerla solo a un cuarto de distancia.
Sé que está mal pero una paja no hace mal a nadie, además nadie me veía hacerlo o por lo menos, eso pensé.
No me di cuenta que estas miradas que le daba a mi nena eran tan evidentes, así lo dejo ver Camilo; pero eso lo contaré más adelante.
Camilo es un nene lindo, un poco más alto que mi nena, a diferencia de ella, él es blanco, casi rosado, de buena familia, su padre es el gerente de las oficinas donde trabajo.
Es uno de esos niños que nunca han pasado por problemas económicos, seguro ustedes han tenido uno de esos amigos o amigas en el transcurso de su vida.
Camilo y María siempre han sido amigos, desde un tiempo a ahora me di cuenta que Camilo se comportaba diferente cuando estaba en nuestra casa.
Era otra nena al igual que mi hija, jugaban juntas, hacían pijamadas e incluso un día los espié y vi que se maquillaban juntos.
Para serles sincero no le tome importancia, en cambio en la calle era un nene de más, saltaba, se ensuciaba, jugaba con los otros chicos en la calle como cualquier otro nene de su edad.
Esto ocurrió una noche, la empresa donde laboraba estaba despidiendo personal y ese día recibí mi carta de despido.
Me sentí muy mal, me sentí decepcionado insultado por darle los mejores años de mi vida a esa empresa y que saquen de allí como un perro.
Junto a unos amigos decidimos ir a tomar algo a un bar cercano, llame a mi hija le dije que ordena pizza y que fuera a dormir temprano.
Eran casi media noche cuando llegue a casa, mi hija dormía así que decidí quedarme en mi despacho tomando unos vasos de whisky.
No estaba ebrio, solo un poco acalorado por el alcohol.
Tenía la camisa arremangada y me quité el saco y corbata.
Revise el celular donde encontré antiguas fotos mías y de mi hija cuando aún era una bebe.
Preguntas y preocupaciones inundaban mi cabeza: ¿Dónde podría encontrar trabajo? ¿Quién contrataría a un anciano de más de 40 años? ¿Mi hija aún tiene 13 años y no tengo el dinero para sus estudios? ¡Dios! ¿Qué pasará con el dinero de la hipoteca?
Escuché unos pasos y vi entrar a Camilo.
Solo tenía unas calcetas, un shorcito rosa de mi hija y una polera grande Mickey Mouse que usaba como pijama.
– ¿Le sucede algo, señor?
– No, Camilo.
Nada.
Ve a dormir, es tarde.
– Pero, está llorando, señor.
Llevé mis manos a mi rostro y noté que una lágrima recorría mi rostro.
– Es una tontería, no te preocupes, camilo
– ¿María sabe que llora? – El nene sonríe y empieza a caminar hacia mí – ¿María sabe que está tomando whisky cuando el doctor le ha prohibido beber alcohol? – Camilo ríe mientras se acerca cada vez más a mí.
– No le digas a mi hija, sabes que se preocupa mucho por este viejo
– No diga eso señor, usted no está viejo
Camilo llega tan cerca que con sus dos manos toma mi rostro y acaricia mi barba.
Ríe al sentirla entre sus dedos.
– ¿Yo tendré una de estas cuando sea grande?
– Claro q sí.
Serás más grande que yo y tendrás una gran barba espesa
– No – Dice de inmediato – No me gustan.
Me gusta en usted pero no me gustaría tener una.
Acaricio su mejilla, me doy cuenta por primera vez desde que lo conozco que su piel era muy suave, más suave q la de María.
– Pues, siempre puedes afeitarte – Trato de bromear con el nene.
– ¿Usted se afeita?
– Solo cuando María me lo pide
– No lo haga, le queda muy bien.
Apuesto que hace cosquillas
– Sí, eso dice ella cuando la beso
Me acerco a Camilo y lo beso en la mejilla.
El nene en un instante me abraza del acuello y rozamos nuestras narices
– Si, si.
Hace muchas cosquillas, señor – Ríe acercándose a mi
Estamos muy cerca.
Para detenerlo o para encontrar un equilibrio coloco mi mano en su cintura que descubro es más pequeña que la de mi hija.
Noto un cierto olor a flores, al perfume que compré a mi hija hace unos meses.
– Hueles bien, Camilo.
– Digo tímido susurrando cerca a sus labios
– ¿Le gusta? Le pedí un poco a Camila y ella acepto ponérmelo – Acerca su cuello para poder oler mejor su aroma.
Desde esa distancia noto que Camilo usa un poco de brillo labial.
Con mucha pena y el rostro rojo empiezo a acariciar sus mejillas rosadas.
– No me gusta verlo triste, señor.
Sabe que usted… Sabe que lo quiero mucho
– No quiero preocuparte a ti o a mi hija, son solo.
cosas de adultos
– ¿Cosas del trabajo?
– Si, Camilo.
Cosas del trabajo
– ¿Paso algo con el trabajo? ¿Algo malo?
– Si – No sé porque pero me estaba confesando delante del nene –.
Algo malo, camilo – Mi mano empezaba a acariciar su pequeña cintura levantando un poco el polo largo
– ¿Puedo hacer algo para ayudarlo a olvidar esa pena?
Miro los labios de Camilo.
Escucho un leve gemido del nene mientras acaricio la parte trasera de mi cabello.
Mi respiración se agita al tenerlo tan cerca, con ese perfume de nena y ese brillo labial a fresas tan cerca de mí.
Acaricio su cabello suave y noto su fino rostro delicado, delineado como una nenita.
Nunca me había percatado de esto.
Quería comerle la boca allí mismo en ese instante, pero tenía que calmarme, después de todo soy el mayor aquí.
Soy el adulto.
Un adulto responsable.
– ¿Qué haces, Camilo?
– Solo quiero ayudarlo, señor, solo eso…
– Camilo… No hagas est—
El nene se abalanza sobre mi y empieza a besarme en los labios tímidamente.
Trate de contenerme pero fue tanta la emoción del momento, la excitación que sentía en ese momento que con ambas manos tomé su rostro y empecé a besarlo con suavidad disfrutando de sus labios suaves dulces.
No fue hasta que sentí sus gemidos agudos femeninos que empezó a besarlo con más fuerza.
El nene parecía que sabía lo que hacía, empezó a acariciarme el cabello y yo por mi parte empecé a acariciar sus piernas, levantando poco a poco esa polera que le quedaba grande, siempre usaba ropa holgada, hasta que esa noche supe por qué lo hacía.
Mis manos bajaron a su culito y lo sentí tan suave y grande que se me puso la verga durísima.
Imaginen lo que sentí cuando note que su mano empezó a buscar y acariciarme la verga sobre el pantalón.
Camilo se separa de mi agitado, con la cara roja saboreando mis labios, me mira a los ojos.
– Yo… ¿Yo también tendré una de esas, señor? – Mientras acaricia mi verga que se marca en mis pantalones
– Si, cuando.
Cuando sea más grande y si te portas bien—
El nene me interrumpe y se muerde el labio inferior, busca con su mano libre mis manos que están en su culito y con la voz más femenina que he escuchado, me susurra en el oído: “La quiero esta noche, señor – Acaricia todo el largo de mi verga – Aquí, en mi colita.
”
No podía creer lo que estaba escuchando, giro buscando sus labios y veo su carita toda roja; acariciando su suave cabello empecé a besarlo con tanta fuerza que el nene gemía y se quejaba.
No perdí la oportunidad y aplaste fuerte ese culito rico que tenía entre mis manos, el nene se puso de puntillas y pego un pequeño grito.
– ¿Todo bien, Camil—?
– Si.
Sí, señor – Decía mientras tenía el rostro colorado y seguía agitado tan cerca de mi rostro
– Perdóname, no quería hacerte daño, solo—
– No se preocupe, señor, de hecho… Me gustó lo que sentí.
Tomo su manita y la guie por todo lo largo de mi verga durísima
– Tú también puedes tocar si quieres, ¿Eso te gusta, no?
No responde pero asiente con la cabeza.
Lo beso en los labios tiernamente saboreando ese sabor a frambuesa que tiene mientras empiezo a desabrochar mi pantalón.
Al escuchar el sonido el nene sonríe mientras lo beso.
Delicadamente tomo su mano y la introduzco dentro de mi pantalón.
El nene al sentir mi verga durísima y enorme, su primer instinto fue sacar su mano asustada.
Tome su carita sorprendida y le pregunte: “¿Todo bien?”
Con una sonrisa traviesa mientras me miraba a los ojos, sentí como su manita se introducía en mi pantalón y empezó a pajearme lentamente: “Si, señor, todo bien”; se abalanza contra mis labios besándome y empieza a jalármela dentro del pantalón.
No pude controlarme más y baje sus shorcitos hasta los muslos amasando ese culito perfecto de nenita que tenía Camilo.
Entre besos y gemidos sentí mi verga arder dentro de mi pantalón, su manita aunque no podía cubrir todo el grosor de mi verga no le impedía pajearme desde la base de la cabeza de mi verga hasta los huevos.
Por mi parte aplastaba ese culito rico como si no hubiera mañana, mi dedo empezó a acariciar la rajita del nene, lo cual hizo que el entre gemidos mordiera mis labios.
Mis gemidos eran cada vez más fuertes hasta mi dedo trato de ingresar en su culito pero noté lo apretado que estaba, el nene en ese momento me pajeo con mucha fuerza.
Lo bese mientras de mi verga salía leche que ensuciaba su pequeña mano.
Lo abrace fuerte mientras me corría en su mano dentro mi pantalón.
Besándolo lentamente me separo de sus labios.
Camilo hace lo mismo sacando su mano sucia cubierta de leche.
– ¿Siempre esta así de caliente? – Se asombra al ver su mano con leche
-Sí, Camilo, siempre – Respondo mientras acaricio sus labios.
Camilo pega su carita a mi mano y empieza a lamerse los dedos.
– Sabe deliciosa, señor – Piensa por unos segundos y me mira a los ojos mientras lo hace
Veo sus muslos abundantes apretados por su shorcito y eso me pone la pija dura otra vez, sobre todo el ver su culito en pompa que estaba al aire
– Puedo darte más si deseas – Sonrió mientras acaricio su cola y levanto su shorcito
– Si, si, por favor – El nene se acerca a mí y me besa en los labios mientras acaricia mi verga – ¿Puede ser ahora?
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Me encantaría saber que opinan de este relato en los comentarios, si tienen experiencias o ideas de que hacer con Camilo, seria genial pues espero seguir el relato hasta que el nene tenga 20.
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