Perversión gay blasfemia Volumen 0
Román, actual líder de una secta perversa en Lima – pERÚ.
Mi mejor amigo de la universidad Román, creció en un hogar muy conservador y sobre todo religioso. A pesar de las obligaciones de sus padres, para ir a aburridos sermones varios días a la semana y de leer un aburrido libro que desde muy niño él no alcanzaba a comprender, disfrutaba mucho de hablar solo y tener la aprobación de un ser superior en muchas de sus acciones cuando niño. En alguna oportunidad, y con tan solo 10 años, disfrutó mucho de la desnudez del hijo de un miembro de aquella aburrida iglesia a la que él asistía.
Pudo ver como Josecito, de la misma edad, en un momento de malcriadez y locura infantil, se quitó la ropa mientras sonreía dejando ver su lampiño cuerpo, y como un pubis visualmente suave, desprendía una bolsa escrotal tan bella que colgaba acompañado de un falo no erecto y se unía a un anito rosa y limpio que se dejaba ver mientras Josecito se divertía en la parte de atrás de la iglesia que cerraba sus puertas a cierta hora para resguardar a sus miembros en una oración. Por supuesto, la madre de Josecito, tan ofendida por la escena, se atrevío a vestir al niño y a prometerle castigo al llegar a casa, mientras los demás miembros de la iglesia no se percataron de lo ocurrido.
Por supuesto que el miembro al que Román más apreciaba de esa iglesia, era el de Josecito que fue malamente ocultado en un calzoncillito del hombre araña cuando su madre lo revestía.
Y así crecía Román, con vivencias pervertidamente infantiles como su primer beso a los 11, su primer beso negro otorgado por un cachorrito de mascota, sus masturbaciones recordando a Josecito. Wow, si el internet hubiera estado tan avanzado como ahora en esa época, Román sin duda hubiera perdido su virginidad a antes de los 12 años. (Ahora hay muchos lindos casos así, me consta jaja).
Su destino era la perversión, y inició en ese camino de la siguiente forma.
Resulta, de que luego de acordar su primer encuentro sexual con otro chico de su misma edad a los 16, justo un día antes de esa maravillosa tarde que viviría, tuvo una plática con ese Dios conservador al que fue obligado a adorar y renunció a continuar en su camino, debido a que se descubría como homosexual, y además perverso.
Ese Dios lo dejó solito, pero de igual manera pudo presenciar, el tímido encuentro en el que Román sostenía la mano de Eduardo, otro chico homosexual de 16 pero con amplia experiencia en el amor placentero y lo llevaba a una habitación de Hotel de Lima centro donde supuestamente él trabajo y donde no pedían documentos de identificación.
Los púberes amantes del placen subieron por esas escaleras empinadas y después de recibir el control y las llaves de la habitación se dirigieron a la misma para conocerse un poco más de manera íntima.
Meditabundo Román, accedió a desnudarse para unirse junto a ese nalgoncito chico que había conocido. La primera mamada fue una maravilla para el ex religioso que debutaba en la fornicación por primera vez.
Román me contó de esa linda escena donde mientras en la ciudad pasaban los buses y la gente hacia el mercado, él y Eduardo, se unían en un delicioso coito.
Telegram: @abcjaja2288
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