PetBoy.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando iba en segundo semestre de audiovisuales tuve un proyecto en parejas con un chico llamado Joseph (en ese momento no éramos amigos pero nos llevábamos bien), él era un tanto rarito y solitario.
Había nacido y se había criado en estados unidos pero hacia unos diez años vivía acá.
El caso, decidimos comenzar a trabajar un domingo por la tarde en su apartamento.
Al llegar nos abrió la puerta el medio hermano de Joseph: Nicolás, él era un niño divino, tenía 8 años, de rasgos delicados, con unos brillantes ojos azul claro y una sonrisa radiante, su piel era la más blanca que había visto, su cabello marrón oscuro era tan largo como le permitían en la escuela (tapaba casi por completo sus orejas y su fleco llegaba a sus finas cejas).
Mejor dicho: a Nico le faltaba muy poco para ser la nena perfecta.
El padre de ellos salió tan pronto como notó que entramos al aprto.
Atravesamos la sala y fuimos directo al cuarto de Joseph a trabajar en su pc.
Unos minutos más tarde Nico entró al cuarto, abrió el closet y destapó una caja.
Durante unos instantes pude ver que la caja estaba llena de lo que parecían correas y juguetes sexuales, Joseph se interpuso rápidamente tapando mi vista.
Me dedico una mirada nerviosa y se dirigió de nuevo a su hermanito.
– ¿qué quieres? Estamos ocupados –pregunto Joseph mientras cerraba la caja, se notaba ansiedad en su voz.
–papá salió ¡quiero mi collar! –repuso firmemente su hermano.
–Nico, ¿no vez que tenemos visita? –el pequeño me volteó a ver ladeando un poco la cabeza con curiosidad.
–Pero no voy a hacer nada malo, solo quiero mi collar, por fa.
–respondió con expresión de puchero tras unos segundos de meditar en silencio.
Joseph se veía muy incómodo y nervioso por la situación, no dejaba de voltear a mirarme.
Era obvio que no estaban acostumbrados a lidiar con visitas.
Finalmente accedió a las demandas del pequeño, y bloqueando mi vista de la caja, sacó algo y se lo entregó mientras empujaba a su hermanito fuera del cuarto.
Cerró la puerta, aliviado, y continuamos trabajando.
En ese momento no entendí que sucedía.
Decidí no hacer preguntas al respecto.
No parecía que Joseph fuese a contestarlas de igual manera, pero durante toda la tarde estuve pensando en ello.
Pero todo tuvo sentido una vez acabamos, Joseph abrió la puerta de su cuarto y pude ver en la sala a Nico en una ajustada ropa interior amarilla, con un grueso collar de BDSM en su cuello.
Él jugaba con la argolla del collar mientras veía televisión.
Estaba acostado de tal manera que sus piernas hacían un ángulo recto con su torso.
Causando que mis ojos se dirigieron a su pronunciado culo, el contraste perfecto para su delgado cuerpo.
Joseph notó la forma en la que yo veía a su hermanito y sonrió aliviado.
En ese momento hubo una silenciosa complicidad entre nosotros dos que rompió la previa tensión, no necesitamos palabras, los dos entendimos perfectamente al otro.
Por chat acordamos vernos el lunes en un parque antes de clases para platicar.
Era extraño hablar de esto abiertamente con alguien, Joseph, siendo paranoico como siempre, propuso que nos refiriéramos a Nico como su Pet (mascota) en caso q alguien nos escuchara.
Me contó como todo había empezado hace menos de un año cuando Nico encontró imágenes sadomasoquistas en su computador y en lugar de sentir repulsión le dio curiosidad.
“a Nico le encantan los collares y los plugs de colas de animales y tras comprarle varios le propuso penetrarlo y Nico entusiasmado acepto.
Desde entonces cada que mi papá sale de casa él busca su collar y su plug para jugar, casi siempre termina pidiéndome que lo coja”.
– ¿Me dejarías cogerlo? – pregunté excitado una vez él acabo su relato.
–Uhm… bueno eso realmente depende de él, si quieres podemos intentarlo, pero yo tengo que estar cerca, no quiero que lo obligues a nada q él no quiera.
Me incomodaba la idea que Joseph nos pudiera ver, pero no iba a cambiar su opinión así que accedí
Habían pasado tres semanas desde la primera vez que fui al apto de Joseph, había ido varias veces más, la mayoría estaba su padre así que nunca llegue a ver a Nico desnudo, pero ya me había ganado su confianza.
No le molestaba que lo tocara y él mismo ya me había contado sobre sus plugs, sobre como a veces dormía con uno puesto y sobre las veces que su hermano lo cogía, se sonrojaba mucho hablando del tema.
Ese fin de semana Joseph me dijo que su padre se iría de viaje que era mi oportunidad, llegue el sábado a eso de las tres de la tarde.
Me abrió Joseph y se rio al verme.
–ya te lo deje listo, pasa.
A ver qué piensa.
Cuando entré Nico estaba acostado de medio lado en el mueble de la sala viendo televisión, tenía el collar que le vi la primera vez, esta vez tenía puesta la correa y él mordía el otro extremo de esta, su única prenda era una camiseta gris clara sin mangas.
La camiseta era lo suficientemente larga para tapar su cadera, pero se notaba como jugaba empujando con sus dedos el plug de cola de animal que tenía puesto.
Inmediatamente empecé a sentir como mi pene se endurecía y latía pidiéndome que me le lanzará lo cogiera, traté de calmarme y me senté en uno de los muebles pequeños y Joseph en otro, al verme Nico se sentó rápidamente y se tapaba con su camiseta, su cara se puso roja y volteo a mirar a su hermano mayor.
–tranquilo Nico, no tienes por qué sentir vergüenza, tú ya le contaste como eres –sonrió calmando a su hermanito.
– ¿el que tienes puesto de que animal es? –pregunte tratando de entrar en confianza.
–Este es de zorro –contestó tomando la cola y moviéndola– es todo suavecito.
–Ven, déjame verlo bien –dije mientras lo invitaba a hacerse a mi lado.
Él sonrió pícaramente e hizo como si se fuese a acercar, pero se dio media vuelta, con sus manos recogió y sostuvo la camiseta dejándome ver su redondo culo y como la cola de zorro se perdía en medio de sus carnosas nalgas.
Comenzó a desfilar dándole la vuelta a la mesita de centro de la sala, movía sus caderas de lado a lado haciendo que la cola se meciera sutilmente.
Cuando estaba junto al televisor dio un saltito de media vuelta y volvió a darme la cara tomándose de la cadena de su collar.
– ¿No se siente raro caminar con eso dentro? –pregunté mientras con mi mano lo invitaba a sentarse en mis piernas.
–Al principio si sentía raro –comenzó a caminar hacia mí– pero luego te acostumbras y te gusta.
Lo tome de la cintura y lo senté en una de mis piernas.
Con mi dedo índice comencé a recorrer su cuerpo desde su cuello hacia abajo, pasé pellizcando sus rosados pezones, su piel era suave y tersa, tan blanca que en ciertas zonas se marcaban sus venas de un color verde tenue.
Posé una de mis manos en su desnuda cadera mientras la otra rodeaba su cintura.
Noté como su respiración se tornaba profunda, en ningún momento puso resistencia.
Por el contrario.
El también parecía excitado.
–Nico, ¿me dejarías cogerte? –le dije mientras lo miraba directo a sus ojos claros.
Él volteo a mirar a su hermano mayor.
–Si tú quieres que él te use, por mí no hay problema –dijo Joseph encogiéndose de hombros.
Nico volteó a verme y asintió enérgicamente con la cabeza.
Le sonreí.
–Disfrútalo, está bien entrenado –dijo Joseph entrando en su cuarto.
Su hermanito se sonrojo.
Tan pronto estuvimos solos Nico no perdió tiempo y se arrodillo frente a mí.
Bajando mi pantalón y bóxer, mi pene por fin fue liberado frente a su cara.
El hizo una sonrisa llena de lujuria y comenzó a lamer mi pene desde la base hasta la punta mientras empujaba con sus dedos el plug dentro de su culo.
Metió mi pene hasta el fondo de su garganta con maestría.
Mientras le follaba la boca él se sacó el plug y comenzó a meterse los dedos.
Ese niño no podía dejar su agujero quieto por dos segundos, le encantaba sentir cosas dentro.
Tan pronto vi lo que estaba haciendo casi me corro.
Tuve que parar y sacar mi pene de su boca.
Lo levante.
Y note como habían caído gotitas de semen de donde él estaba.
Su hermano lo había cogido antes que yo llegara, no me importaba.
Ahora era mi turno.
Le quite su camiseta y lo acosté en el mueble grande.
El instintivamente abrió sus piernas y pude ser su agujero, abierto por el plug, rojo por el uso constante y goteando semen de la cogida anterior.
Puse la punta de mi pene en su agujero y comencé a hacer presión, me abrí paso entre sus paredes anales, entré con mucha facilidad.
El apenas y soltó un quejido mientras hacia una mueca de dolor una vez estuvo todo dentro.
Su interior estaba completamente lubricado, no tenía por qué contenerme, comencé a bombear con fuerza y el no tardo en comenzar a respirar entrecortado, la diferencia entre su infantil cuerpo y el mío de adulto se remarcaba más al ver lo pequeño que era su culo y lo grande de mi verga mientras lo penetraba.
El “entrenamiento” de su hermano había dado resultados.
Nico sabía como tragar verga y lo disfrutaba como nadie.
Él acerco su boca buscando un beso, baje el ritmo, los dos respirábamos profundo mientras nos besábamos lentamente.
Le pedí que se pusiera de perrito sobre el mueble y el obedeció de inmediato, puso sus rodillas en los cojines y su pecho en el espaldar, haciendo que su espalda se arqueara dejando su dilatado orificio a mi entera disposición.
Me paré detrás de él y metí mi pene hasta el fondo.
El soltó un agudo gemido que seguramente los vecinos escucharon.
No me importaba, comencé a bombear con fuerza, quería ver su cara mientras lo cogía, así que tome la correa de su collar y la jale suavemente hacia mi pecho, su boca estaba abierta, su carita completamente roja y sus ojos como en trance.
– ¿Te gusta, Nico? ¿Te gusta cómo te cojo?
–Me encanta, amo sentir tu verga –respondió en un tono lascivo con su voz entrecortada por la agitación.
Sentía que me iba a correr pronto, así puse mis manos a ambos lados de su cadera y comencé a envestir frenéticamente, tan fuerte, tan rápido, tan duro y tan profundo como era posible, el único sonido más fuerte que sus gemidos era el de de mi pelvis rebotando contra su culo.
Nunca había llegado a tal nivel de excitación.
Empuje tan adentro de su ser como pude y descargue todo mi semen en su culo.
Cuando no me quedaba más leche saque mi pene.
El de inmediato tomo el plug y lo volvió a introducir en su ano.
No quería que saliera ni una gota.
–Lo hiciste muy bien –dijo Joseph a su hermanito mientras se acercaba.
Le acaricio la cabeza a Nico quien se veía notablemente cansado– te ganaste un premio –tomo la correa de Nico lo jalo para que se arrodillara a la altura de su cadera, Nico parecía feliz.
Joseph procedió a sacar su pene y masturbarse.
Nico abrió su boca mientras miraba a su hermano a los ojos.
–uh-uh, esta vez no– indicó Joseph mientras cerraba la boca de su hermanito, este le entendió y también cerró los ojos.
Joseph no tardo en correrse sobre la cara del niño.
Y este, agotado se acostó en el mueble y se quedó dormido así como estaba con la leche de su hermano mayor en toda la cara, el culo lleno de semen de dos hombres, el ancho plug que evitaba que se regase y la expresión de un angelito inocente.
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