PLACER CON MI ANTIGUO ENEMIGO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Actualmente, ya cercano a los 50 años, lo reencontré en una fiesta de egresados del Colegio. Fue muy grato en reencuentro, nos saludamos afectuosamente y hablamos mucho. Yo soltero, él casado dos veces y con tres hijos, separado ahora y viviendo solo. Si en la adolescencia era el atleta, debí reconocer que sigue siéndolo. Es profesor de educación física, ya retirado, aunque me contó que siempre se mantuvo constante con su entrenamiento físico. Se notaba, conserva a pesar de los años el atractivo de su rostro viril y luce un cuerpo excepcional, musculoso, bien marcado, siempre bronceado.
Mientras conversábamos en la fiesta, volví a sentir el cosquilleo de la atracción que me producía en aquella época adolescente. Nada dijimos de aquella tremenda experiencia de sexo que tuvimos, pero al terminar la noche nos despedimos y él me pidió que mantengamos el contacto, que nos sigamos viendo. Cambiamos nuestros teléfonos y nos saludamos con un abrazo y un ¡hasta luego!.
Al llegar a mi casa, me noté temblando por la alegría de ese reencuentro y por el deseo que había resurgido en mí al volver a verlo. Me fui a la cama, pero no podía dormir recordando la cojida que me dió en la adolescencia. Entonces, me desnudé y le dediqué una paja feroz, eyaculé sobre mi pecho diciendo su nombre.
Para mi emoción y alegría, algunos días después me llamó y me invitó a comer a su casa el viernes por la noche, para seguir hablando y recordando. Fui hasta su despartamento con mucha agitación.
Me recibió con mucha simpatía. Como hacía calor, estaba vestido solamente con un short de color negro y una remera blanca sin mangas. Observé que el pantalón era algo ajustado y le marcaba un prominente bulto; la remera le permitía lucir sus bíceps y sus pectorales.
Comimos, contamos anécdotas, nos relatamos nuestras vidas, todo en un clima de mucha camaradería y simpatía. Luego de la comida, fuimos al living a tomar unas copas y seguir hablando. Jorge (mi amigo) se quitó la remera y quedó con el torso desnudo. Tomamos varias vueltas de cerveza y de whisky con soda. Noté que mientras hablábamos, entre risas, varias veces se acomodó con su mano la gruesa verga que se le marcaba en su short.
Ya más experimentado que en la adolescencia, no quise perder el tiempo y le dije: "Jorge, nunca te olvidé, nunca olvidé lo que vivimos juntos aquellas noches". Él no se sorprendió, era como que estaba esperando mi iniciativa, y me contestó: "Yo tampoco me olvidé de vos, siempre lamenté que por esas cosas de adolescentes, no seguimos juntos disfrutando momentos así. Si bien me dediqué a las mujeres, tuve otras experiencias con tipos, pero nunca como la que viví con vos, te sentí mío".
Jorge no era de muchas palabras y zalamerías. Se levantó, me invitó a levantarme, me tomó del hombro y me llevó hasta su dormitorio, iluminado con luz muy tenue y con una gran cama de doble plaza en el medio.
Enseguida, me abrazó y me puso toda su lengua en mi boca; me apretaba fuerte contra su pecho duro y con movimientos circulares frotaba su bulto en el mío. Él mismo me empezó a desnudar y dejó que termine yo de sacarme la ropa, mientras él se quitaba el short, dejando saltar su enorme verga, gruesa, roja, mojada, con todo el glande expuesto.
Volvió a atraerme hacia él con un abrazo, marcando expresamente sus músculos y sacando pecho para que lo sienta, y siguió dándome lengua en mi boca. Me tomó del pelo de la nuca y me llevó a lamerle las axilas, una y otra, a lamerte también el pecho y así seguir bajando hasta tenerme de rodillas.
Con movimientos circulares de su cadera, me fregaba su pija y sus huevos por la cara, no dejándome atraparle la verga con mi boca, como jugando, mientras con su líquido preseminal empapaba mi rostro.
Muy dominante y jadeante, Jorge me acostó sobre la cama haciéndome apoyar mis rodillas en el borde, apoyando mi pecho sobre la cama y dejando mi culo levantado. Con sus dos manos separó mis nalgas y empezó a lamer y chupar mi ano largamente. A medida que se iba dilatando mi orificio, comenzó a salivarlo y meter la lengua adentro todo lo que podía, alternando con chupadas y lamidas. Tomó mi verga (ya dura) y mis huevos y los tiró hacia atrás, chupándolos y lamiéndolos también.
Recién allí me permitió sentarme en el borde de la cama y mamale la chota y las bolas enormes, profundamente, largamente, llenándome la boca de líquido preseminal espeso y abundante.
Jorge, siempre jadeante, me recostó, trajo un pote de gel, y me llenó el ano de lubricante, introduciendo uno, dos, tres dedos, y revolviendo lentamente. Se colocó abundante gel en toda su verga y me montó. Yo ya estaba muy caliente y dilatado; sentí su glande enorme en la puerta de mi ano y fue empujando con fuerza, tanta fuerza que me hizo gritar. Mi grito no le importó, empujó con todo y la metió entera en mi recto, hasta hacerme sentir el raspado de sus tupidos pendejos en la puerta de mi culo. Dí otro grito de dolor, pero él me cubrió con su cuerpo, me envolvió con sus brazos y piernas, marcando exprofeso todos sus músculos, apretándome firmemente.
Dí otros quejidos, "me partís así" le dije, y -lejos de retirarse- esa situación de dominación lo excitó aún más: sentí como su verga se hinchaba y se paraba más todavía dentro de mi recto.
Jorge empezó a bombearme y a revolver su verga dentro de mi cada vez con más fuerza, siempre apretándome con sus músculos. Me daba y me daba sin descanso. Yo estaba tan caliente y abierto que empecé a mover mi cadera para acompañar su cojida, sintiendo como su pija enorme se revolvía dentro de mi, el calor de su cuerpo, su sudor abundante, su olor a macho.
Siguió así un largo rato hasta que finalmente -dando un quejido- eyaculó en forma animal, muchos chorros de semen caliente y espeso, que me colmaron.
Luego de acabar, la verga siguió dura y la mantuvo dentro de mi, moviéndose y revolviendo, hasta que comenzó otra vez a bombearme, lanzando una segunda eyaculación.
A lo largo de la noche, me lo hizo tres veces más, hasta que nos dormimos extenuados. Por la mañana, nos levantamos, tomamos café hablando algo de lo vivido y me propuso ducharnos juntos. Bajo la ducha, él me enjabonaba y masajeaba a mí y yo a él, los dos de nuevo erectos. En un momento, me pidió que me diera vuelta apoyando mis manos en los azulejos y levantando mi cadera bien abierto de piernas. Jorge, con sus dedos, colocó en mi ano dilatado una buena cantidad de jabón líquido, llenando con él también su pija, y me la ensartó de un solo golpe, sosteniéndome la cadera con ambas manos, empezó a bombear con fuerza, como un perro, hasta eyacular otra vez más. Su chota, todavía parada,la dejó puesta unos minutos, mientras me apretaba y acariciaba.
Pero no vino una segunda eyaculación. De pronto sentí como un fuerte chorro de líquido caliente me llenaba el recto… ME ESTABA MEANDO ADENTRO !!. "Por qué me hacés esto", le dije (aunque me había hecho gozar con la meada)." PORQUE SOS MÍO", me contestó.
Así quedamos ese día hermoso, acordando seguir viéndonos.
Rico y excitante tu relato amigo 🤤🤤💦💦 que buena onda que te vuelva a coger un viejo amigo porque más que enemigo no lo fue😏😏😏y siguen cogiendo??