PLACER EN EL RANCHO DE DAVID PART 15
Javier no dejaba de pensar en Manuelito y la mayor parte del día tuvo la verga dura..
Así que de vez en cuando volteaba a verlo, pues con cada minuto que pasaba, aquel joven ya deseaba que ya fuera de noche, para volver a tener otro rico encuentro sexual con ese pequeño niño, que, de alguna manera, lo excitaba en sobremanera.
Cerca del mediodía Padre e hijo se sentaron en la sombra de un árbol, ellos conversaban acerca del trabajo, pues en una semana a más tardar terminarían por completo la construcción de la casa y después tendrían que regresar de nuevo a la ciudad.
En ese momento, David se acercó a ellos e hizo una invitación para que conocieran las plantas de café, ya que la cosecha empezaría pronto; ambos hombres aceptaron la invitación y sin perder más el tiempo, fueron por unos caballos.
Justo cuando llegaban a donde iniciaba los cafetales, aquellos 3 hombres alcanzaron a dos niños, entonces David se dio cuenta que se trataba de su hijo Alberto, el cual iba acompañado de Manuelito.
David: ¿y ustedes qué hacen aquí?
Alberto: ¡papi, nosotros siempre venimos aquí!
David: “lo sé” ¿pero me refiero hoy?
Manuelito: ¡venimos a jugar con los otros niños!
Alberto: ¡papi! ¿podemos quedarnos un rato?
David: ¡está bien! ¡pero pórtense bien!
Los niños se fueron en una dirección, mientras que los adultos se fueron en otra, David desmontó su caballo e igual lo hicieron los otros dos hombres que lo acompañaban, ahí saludaron a varias personas y luego empezaron a ver las plantas de café, las cuales ya tenían algunos frutos maduros.
Javier: ¿todo esto es suyo?
David: ¡claro que si Javier, por eso te decía que necesito a otro capataz!
Javier: “pues sí, hay que hacer mucho trabajo por aquí»
Milton: ¿me imagino que pronto iniciará la cosecha de café?
David: ¡si, en unas 2 semanas a más tardar!
Javier: ¿y solo estas personas harán todo este trabajo?
David: “jajajaja” ¡no, en unos días empiezan a bajar los jornaleros!
Javier: “ah, entiendo”
David: ¡vayan con toda la confianza a conocer el lugar! ¡vayan!
Milton: ¡muchas gracias!
David: “ah, y si ya no nos vemos aquí” ¡nos vemos en mi casa!
Javier: ¡está bien patrón!
Aquellos dos hombres fueron a inspeccionar el lugar, ellos se mostraron asombrados por la gran cantidad de plantas de café que había, además no dejaban de admirar la gran cantidad de frutos que tenían, así como también la naturaleza y el canto de los pájaros, en verdad aquel lugar era magnífico.
Después de unos minutos Padre e hijo se separaron, cada uno se fue por su lado y después de un buen rato, Milton regresó al lugar donde habían iniciado el recorrido y ahí se encontró con David, quien estaba montando su caballo.
David: ¿vas de regreso?
Milton: “sí, pero tengo que esperar a mi hijo»
David: “tranquilo hombre, él nos alcanzará pronto»
Milton: “cierto, tiene mucha razón»
Los dos partieron nuevamente a la casa de David y aunque no estaba lejos, viajar en caballo era cómodo, así que también podían movilizarse a cualquier parte del rancho sin ningún problema.
Javier se tomó varias fotos con su celular, luego tomo un par de ellas a las cabañas y cuando creyó que era prudente regresar, fue a dónde habían dejado los caballos, pero ahí se dio cuenta que dos de ellos no estaban, lo que le hizo pensar que su padre y David ya habían regresado.
Cuando Javier salió hacia el camino, se dio cuenta que Manuelito estaba ahí jugando solo, por lo cual rápidamente preguntó.
Javier: ¿qué estás haciendo aquí?
Manuelito: “estoy buscando a Alberto, es que hace rato lo perdí»
Javier: ¡yo creo que ya se fue con su papá! “porque él tampoco está»
Manuelito: “siempre lo hace así” ¿y me puedo ir contigo?
Javier: ¡claro, súbete!
Aquel joven subió a Manuelito delante de él, entonces sus pequeñas nalguitas quedaron directamente en su entrepierna, ya que la silla de montar era muy chica; Javier sintió aquellas redonditas nalguitas, así que las acomodó aún mejor sobre su verga y entonces, en cuestión de segundos, esa verga se puso completamente dura. Aquel hombre fue bajando rápidamente su mano y tocó el diminuto penecito de Manuelito, el cual para este momento estaba completamente duro.
Javier: ¡seria rico que me la mames un poquito! ¿Quieres hacerlo?
Manuelito: ¡bueno! ¡pero hay que ir a algún lugar donde nadie nos vea!
Javier: ¡claro, tomaremos otro camino y buscaremos un lugar!
Saliéndose un poco del camino, Javier se fue adentrando entre los árboles hasta que logro esconderse lo suficiente; enseguida amarró al caballo a un árbol y luego vio hacia todos lados en busca de él lugar perfecto y ciertamente lo consiguió, pues encontró unos arbustos donde la hierba era más alta.
Javier tomo al pequeño niño de la mano y lo llevo a ese lugar, ahí aplastó la hierba con los pies para tener un lugar más cómodo, luego le pidió al pequeño que se desnudara completamente y de igual manera él también lo hizo, pues coloco la ropa de ambos en el monte como sábana.
Javier se tiró sobre la ropa y fue ahí donde el pequeño se quedó observando el cuerpo desnudo de aquel joven, su piel morena, sus fuertes brazos y piernas, además de su cuerpo fornido por el gran trabajo físico que realizaba; Manuelito quedo asombrado con aquel camino de pelos que iniciaba en ese ombligo y terminaba en una gran mata de pelos en su pubis.
Para este momento, aquella gruesa verga apuntaba directamente al cielo y ya empezaba a sacar varias gotas de líquido pre seminal, entonces Javier sacudió un par de veces ese enorme mástil e inmediatamente el pequeño Manuelito acudió a su llamado.
El pequeño rápidamente se colocó entre medio de las piernas de Javier, luego sujeto aquella gruesa verga con sus pequeñas manitas e inmediatamente se metió la punta a la boca, en ese momento Javier sintió nuevamente la calidez de esa pequeña boquita y por instinto cerro los ojos.
Las grandes manos de Javier rápidamente se colocaron en la cabeza de Manuelito, primero fueron caricias, luego el mismo empezó a guiar los movimientos del niño y con cada movimiento que hacía con sus manos, el pequeño Manuelito abría aún más la boca para dar cabida a esa gruesa verga.
Javier: “aaaaahhh” ¡que rico me mamas la verga Manuelito! “aaaaahhhh”
Manuelito no pudo decir palabra alguna, ya que en ese instante Javier empujó su pelvis hacia arriba y una buena parte de su verga traspaso esa pequeña garganta; ante este movimiento, el pequeño niño sintió la necesidad de vomitar, por lo cual rápidamente se apartó para tomar aire.
Cuando sus pequeños pulmones estuvieron llenos de aire, Manuelito se limpió la boca con el antebrazo y entonces vio a los ojos a Javier, el cual lo veía con una gran sonrisa en su rostro.
Manuelito: “no tan duro, que me dan ganas de vomitar”
Javier: ¡discúlpame, es que fue un impulso! “Jeje” ¿vamos a continuar?
Manuelito: “no, ya me duele la garganta» ¡mejor métela en mi culito!
Javier: ¡lo que tu ordenes Manuelito! ¡será un placer seguir tu mandato!
A aquel joven no se lo tuvieron que decir 2 veces, acomodó al pequeño niño en posición de perrito y enseguida se colocó detrás de él, escupió una buena cantidad de saliva directamente en ese pequeño culito, luego frotó un par de veces la punta de su verga; varios minutos después, Javier creyó que ya era conveniente dar el siguiente paso, así que ubico la punta de su verga en la entrada de ese diminuto culito y empujó hacia adelante.
El pequeño sintió como su culito se abrió de golpe con la punta de aquella verga, así que en ese instante sintió molestia y dolor, por lo cual rápidamente se apartó de Javier y se quejó un poco.
Manuelito: “ay” “aaayyyyyy” “me dolió» “aaayyyy» (sobando su culito)
Javier: ¿estás bien?
Manuelito: “así no” “Así duele mucho”
Javier: “entonces” ¿cómo te la meto?
Manuelito: ¡pues primero tienes que meter tus dedos con mucha saliva»
Javier: ¿y así ya no te duele cuando te la meten?
Manuelito: ¡ya no! ¡porque abren primero mi culito con sus dedos?
Javier: “haaaaa, ya entendí” ¡hagámoslo entonces Manuelito!
Manuelito: “espérate tantito, tengo que esperar a que pase el dolor”
Javier: “ok, seré paciente entonces” (acariciando suavemente su verga)
Después de un momento, Javier acomodó nuevamente a Manuelito en la misma posición, escupió saliva en sus dedos y empezó a meter lentamente su dedo índice, el pequeño se movió un poco, pero resisto la molestia.
Javier vio que el niño había tolerado muy bien su dedo, por lo cual pensó que era tiempo de introducir uno más, dejo caer más saliva y prosiguió a meter su dedo medio, entonces aquel pequeño agujerito fue tolerante y en poco tiempo, Javier ya tenía 2 de sus grandes dedos totalmente dentro del culito del niño.
Javier observaba muy atento como dos de sus grandes dedos eran devorados por aquel estrecho agujerito, así que en ese instante se agarró la verga con la mano izquierda y sacó sus conclusiones, que ese culito aún faltaba por ser abierto, ya que si intentaba meter así su gruesa verga le costaría mucho entrar y quizás Manuelito se arrepentiría.
En ese momento Javier se dijo para sí mismo, “si ya metí dos dedos, puedo meter 3” entonces dejo caer más saliva y esperando alguna reacción del pequeño, empezó a meter lentamente un dedo más; Manuelito se movió un poco, pero esta vez en ningún momento hizo por apartarse.
Javier se fue sorprendido, al ver como su tercer dedo fue entrando en aquel estrecho culito, así que no pudo contenerse más y enseguida los fue retirando para inmediatamente acomodar al niño a su disposición, segundos después Javier dejo caer una buena cantidad de saliva directamente en su gruesa verga.
Cuando aquella verga estuvo completamente lubricada, Javier susurró en el oído de Manuelito “te voy a dar lo que tanto quieres putito» y en ese instante empezó a puntear a ese pequeño culito; Manuelito solo se quedó quieto, pues inmediatamente empezó a sentir como la punta de aquella verga se iba abriendo paso en su interior.
En poco tiempo la punta de aquella gruesa verga estaba completamente dentro, Javier se quedó quieto por un instante y observó muy atento aquella hermosa imagen, segundos después, aquel hombre empezó acariciar la espalda del menor, pues con cada caricia, empujaba lentamente su cintura hacia adelante.
Sin perder ningún detalle, aquel hombre quedaba cada vez más sorprendido, pues veía asombrado como aquel pequeño esfínter se iba estirando y se iba amoldando perfectamente a la longitud de su enorme verga.
Aquella sensación era tan rica y el panorama que tenía Javier en ese momento le genero una gran excitación, ya que no podía creer que ese niño de tan solo 7 años, ya se había tragado la punta y nos centímetros más de su enorme verga y todo esto sin quejarse en lo absoluto.
Javier: ¿estás bien?
Manuelito: ¡siii, Javier!
Javier: ¿no te duele el culito? ¡porque ya te metí la punta de mi verga!
Manuelito: ¡no me duele! “al contrario” ¡me está gustando mucho!
Javier: ¡bueno, entonces ahorita te va a gustar más! “Jejeje”
Las grandes manos de Javier se aferraron fuertemente a la pequeña cintura del niño y entonces sin decirle nada a Manuelito, Javier dio un fuerte empujón con su pelvis, que de inmediato le clavo la mitad su gruesa verga.
Manuelito: “aaaaaaaaaayyyyyyyyy” “sácamela, sácamela” “aaaaaayyyyy”
Al pequeño se le hicieron los ojos muy grandes y estaban llenos de lágrimas, además de su boca salían quejidos de dolor que absolutamente nadie escuchaba; entonces Manuelito forcejeaba para intentar zafarse de semejante agresor, pero era totalmente inútil, pues Javier lo tenía fuertemente inmovilizado con sus grandes manos.
Javier: “shhhhhhhhh” “cállate” ¿esto era lo que querías o no? “shhhhh”
Manuelito: “si, pero me duele” (con lágrimas en los ojos)
Javier: ¡pues tú me has buscado y ahora te aguantas! “Jajajaja”
Manuelito: “sácala, ya no quiero” (arrependido)
Javier: “shhhhhhhhh” ¡ya, ya! ¡tranquilo! ¡quedate quieto para que te la pueda sacar! “shhhhhhhhh” “ya cállate, que ya te la voy a sacar”
Al escuchar estas palabras, el pequeño niño dejo de forcejear y se fue relajando poco a poco, entonces, cuando Javier se dio cuenta que el niño ya no estaba tan tenso, el empezó a besar la espalda de Manuelito y se fue acomodando en una mejor posición.
Cuando Javier estuvo sobre el niño en posición de perrito, el acomodo sus grandes brazos por debajo del pecho de Manuelito y entonces aferró sus grandes manos a esos pequeños hombros, luego continúo besando el sensible cuello del menor y le metía la punta de la lengua en su oreja.
Al sentir estas caricias, a Manuelito se le erizo toda la piel y gimió satisfactoriamente, en ese momento Javier retiro un poco su gruesa verga para tomar impulso y nuevamente dio otra fuerte estocada, con la cual termino de entrar completamente dentro de Manuelito.
El pequeño niño solo cerro los ojos e intento cerrar su culito, pero ya era demasiado tarde, pues en ese instante aquel hombre ya había logrado su propósito, ya que él pudo sentir, el golpe directo de su pubis con las pequeñas nalguitas de Manuelito.
Esta vez el pequeño niño no tuvo tiempo de gritar, su cuerpo se tensó y sus ojos se le pusieron completamente en blanco e instantáneamente sintió desvanecerse por varios segundos.
Javier no se detuvo en lo más mínimo, pues retiraba la mitad de su gruesa verga, luego la volvía a clavar de golpe y después seguía penetrando a buen ritmo aquel rico culito tan apretado del niño.
Javier: “wooooo” ¡que rico culito tienes putito! “aaaaahhhhhh”
Manuelito: “ah, ah, ah” “despacito Javier” “despacito por favor” “aahh”
Javier: “shhhhh” “ya, ya” ¡deja de quejarte y mejor disfruta de mi verga!
Manuelito: “es que tú lo haces muy fuerte y eso no me gusta”
Javier: “pero la querías probar en tu culito y me has estado provocado desde que llegue”
Aquel joven no era sádico, el solo le gustaba coger un poco fuerte, así que las mujeres que se cogía siempre lo volvían a buscar, Javier pensaba cogerse al niño delicadamente, pero al enterarse por la misma boca de Manuelito “que ya había comido varias vergas con el culito” intuyo que ese pequeño podía aguantar una buena cogida, así que en ese preciso momento lo estaba comprobando.
Javier tomo su celular y empezó a grabar la gran cogida que le estaba dando al pequeño niño, así que movía su celular en todos los ángulos pues no quería perder ningún detalle de ese magnifico encuentro sexual; en ese momento, Javier claramente podía ver como su gran mata vello púbico amortiguaba sus fuertes embestidas y además se producía ese encantador sonido con el choque de ambos cuerpos.
Javier: “dime putito” ¿ahora ya te está gustando mi verga?
Manuelito: ¡siiiiiii, siento muy rico dentro de mi culito! ¡aaaaahhhhh!
Javier: ¡ya vez, así es como coge un verdadero macho a su hembra! ¡y de ahora en adelante vas a pedir verga a cada rato! “jajajaja”
Manuelito: “aaaaahhhhh” “que rico estoy sintiendo en mi culito Javier” “aaaahh”
Aquella gruesa verga entraba y salía a buen ritmo de aquel estrecho culito, por lo cual Javier sentía muy rica esa calidez que envolvía a su enorme verga, así que continúo cogiendo al pequeño niño por unos minutos más.
Javier no dejaba de penetrar aquel pequeño culito y así completamente excitado aumento sus fuertes embestidas, con las cuales sacudía el frágil cuerpo del pequeño Manuelito, entonces con un par de movimientos de su cintura, empezó a derramar una gran cantidad de leche directamente en el recto del pequeño niño.
Javier: “aaaaaaaaahhhhhhh” ¡toma mi leche putito! “aaaaaaahhhhhhh”
Manuelito: “mmmmmmmmmmmmm” “mmmmmmmmmmmm”
Aquel hombre solo se detuvo para vaciar toda la leche de sus bolas, por lo cual sus grandes manos se aferraron a la cintura del niño y así se quedó pegado a la espalda del niño, quien tuvo que sostenerse fuertemente con sus manos y piernas para no caer al suelo.
Varios Minutos después, Javier termino de expulsar toda su leche dentro de Manuelito, entonces respiro profundamente y trato de reponerse de tan placentera cogida, pues no cabía duda de que él estaba completamente fascinado por lo que acaba de suceder, ya que aquel niño le acaba de dar el mejor placer en su vida y por esta razón le agradeció a Manuelito.
Javier: “wooooooo” ¡que rico culito tienes Manuelito! ¡me dejaste seco! “dime” ¿te gusto?
Manuelito: ¡siiii, me gustó mucho! (suspirando fuerte)
Javier: “ok” ¡entonces aprieta el culito, que ya te voy a sacar mi verga!
Manuelito: ¡sí, lo que tu digas Javier! (sintiendo como salía esa verga)
Javier: ¡ah chingados, te quedo bien abierto el culito! ¿te duele?
Manuelito: “no, no me duele” “solo lo siento muy abierto” “jejeje”
Javier: ¡bueno, es hora de vestirnos e irnos a casa del Sr. David!
Manuelito: ¡sí, está bien! ¡porque ya me dio hambre!
Javier: ¡pero te acabas de comer toda mi verga y mi leche! “jajajajaja”
Manuelito: ¡si es cierto! “jijijiji” ¡pero tengo más hambre! (sonriendo)
Javier: ¡mira nada más cómo estamos de sudados, deberíamos de darnos un baño!
Manuelito: ¡si vamos a bañarnos, aquí nada más está el rio! “escucha”
Javier: ¡cierto, vamos entonces!
La mente de aquel joven fue astuta, por lo cual rápidamente pensó que debían bañarse para lavar el culito del niño, pues así no sería delatado de haberlo cogido. Entonces ambos tomaron sus ropas y así desnudos caminaron en dirección al rio.
Y justo cuando ambos estaban llegando a la orilla del rio, se toparon de frente con otras dos personas.
CONTINUARA… (saludos de su amigo @Angelblacks, telegram)
Muy buen relato, esperemos que no tarde tanto la nueva entrega.
Wow Wow definitivamente eres una eminencia en tus relatos te felicito hermano con ancias espero la parte 16 amigo porque de su ausencia bueno igualmente sea bienvenido otra vez tus relatos son único
Eres grande, que exitantes son tus relatos, excelente saga, no te demores en subir el siguiente, saludos!
La serie de relatos más chingona!!!!!
Que excelentes relatos, lastima no ha continuado. Espero leer pronto como sigue
Vas a continuar con estos relatos me gusta como prueba nuevas vrg manuelito