PLACER EN EL RANCHO DE DAVID PART 18 (Final)
Milton: “vaya, vaya” ¡No puedo creer lo que me acabas de contar! (susurrando) .
Alberto: ¿qué dijo señor?
Milton: ¡nada pequeño, tu sigue contándome! “jejeje”
Alberto: ¡está bien señor!
Sin darse cuenta, aquel niño había delatado a Manuelito y a su tío Alex, así que, con toda su inocencia, Alberto continúo diciendo lo siguiente…
Después de ver como Alex se cogía a Manuelito, yo seguía con la duda de saber porque lo hacían y que sentía Manuelito, cuando su tío le clavaba su dura estaca dentro de su culito, así que, me puse a observarlo más cuidadosamente y descubrí muchas cosas.
Dejé de molestar a Manuelito y me hice más amigo de él, le prestaba mis juguetes, le compartía mis dulces y, así me fui ganando su confianza, hasta que llego el día en que le pregunté.
Alberto: “Manuelito, quiero saber algo sobre ti”
Manuelito: ¿Qué es?
Alberto: ¿me dirás la verdad?
Manuelito: ¡sí, si… yo te digo la verdad!
Alberto: “quiero saber” ¿por qué tu tío Alex te estaba metiendo su pene duro dentro de tu culito?
Manuelito: “mmm” ¡eso no puedo decirlo, lo tengo prohibido!
Alberto: “ándale, dime y te doy la mitad de mis dulces”
Manuelito: ¡la mitad! (muy sorprendido)
Alberto: ¡sí, además te voy a regalar uno de mis juguetes, el que más te guste!
Manuelito: “está bien, pero no vayas a decir nada, porque me van a castigar”
Alberto: “lo prometo” ¡ahora cuéntame! ¿porque tu tío te hace eso?
Manuelito: “mi tío siempre mete su verga en mi culito cuando tiene ganas de coger”
Alberto: ¿qué es verga? ¿y qué es coger?
Manuelito: “mmmm, otra vez” ¡verga es lo que tienen los hombres adultos y nosotros tenemos penecito! “coger” ¡es cuando los hombres meten su verga en mi culito muchas veces, así como lo hace mi tío! ¿entendiste?
Alberto: “sí, si” ¡ya entendí! “sigue contándome”
Manuelito: ¡bueno, entonces mi tío me coge varias veces y siempre me deja su leche dentro de mi culito o me la trago!
Alberto: ¿leche?
Manuelito: “sí, todos los hombres grandes sacan leche de su verga” ¡es poca, pero es muy rica, a mí me encanta!
Alberto: ¿y quién te ha dado de esa leche?
Manuelito: ¡mi tío Alex, mi tío Edi, el gringo que vino, un señor que conocí del otro rancho de nombre Eduardo y también tu papá!
Alberto: ¡mi papá!
Manuelito: “si” ¡tiene la verga muy rica y también su leche!
Alberto: ¿enserio? ¡tendré que probar más seguido esa rica leche!
Manuelito: “tonto” ¡pero si la tomas! ¿no te hagas?
Alberto: “así, ya me había olvidado” “jajaja” ¡ahora mejor dime como te cogieron todos esos hombres!
Manuelito: ¿pero si me vas a dar los dulces?
Alberto: “si, ya te dije que sí” ¡pero ahora sígueme contando!
Manuelito: “está bien” después de que me cogiera mi tío Alex, me cogió mi tío Edi.
Él se dio cuenta de que su hermano menor me estaba cogiendo, así que, tampoco quiso perder su oportunidad y entonces, un día se armó de valor e ingreso a mi cuarto después de que mi tío Alex me había cogido, él separo cautelosamente mis nalguitas con ambas manos para ver mi culito y ahí, se dio cuenta de que mi culito estaba bien abierto y había mucha leche de su hermano menor.
Para este momento, yo estaba despierto, así que, pude percibir como mi tío Edi dejó caer una buena cantidad de saliva en mi culito y después, se lubrico muy bien la verga con su saliva, me tapo la cabeza con una sábana para que no lo viera y enseguida empezó a clavarme su gorda verga, la cual solo se detuvo, hasta que disparo toda su leche dentro de mí.
Alberto: ¿y luego? ¿qué paso?
Manuelito: Después mi tío Edi se fue, pero nunca le dije nada y ni supo que me había gustado la forma en que me había cogido…
Pero tiempo después, siguió tu papa, el señor David, él ya sabía dado cuenta de que me cogían mis tíos, así que, quizás por calentura o por duda decidido experimentar.
Cierto día, tu papa o, mejor dicho, el señor David, me llevo al rio y ahí, me puso a mamar como un becerrito su gruesa y peluda verga, después, se vio en la necesidad de cógeme, pero me salve, ya que, no logró meter toda su verga, pues me dolía mucho, así que, me cogió por un ratito nada más y después, dejo su leche dentro de mí.
Esto lo repitió días después, hasta que por fin logro llenar mi tripita con toda su verga y leche y, no era para más, pues mi tío Alex le había autorizado que me cogiera sin piedad y lo logro, ya que, hora cogemos de lo más rico y sin preocupaciones.
Alberto: “wooooo” ¡eso no me la sabia!
Manuelito: ¡sí, sabes! “y no te hagas” ¡porque tu papi también te coge! “jaja”
Alberto: “bueno, bueno, ya” ¡mejor sígueme contando, quiero saber más!
Manuelito: “está bien” ¡pero esto te lo diré rapidito porque ya quiero mis dulces!
Por último, fue Eduardo un visitante del rancho vecino y el gringo, ambos tenían la verga grande, pero aun así pude aguantar hasta sacarles toda la leche, de hecho, me costó más trabajo aguantar la enorme verga de Jonh o mejor dicho el gringo, el sí tiene la verga muy grandota, pero nunca entendí lo que me decía cuando me estaba cogiendo, esa verga si me dolió un poco, pero la verdad, si me encanto como me la clavaba hasta dentro, haciéndome gozar y temblar de placer.
Alberto: ¿y nada más fueron ellos?
Manuelito: ¡sí, pero ahora estoy viendo la manera de que me coja el hijo del albañil!
Alberto: ¿quién? ¿Javier?
Manuelito: ¡siiii, ya lo vi desnudo y tiene una buena verga! ¡quiero probarla!
Alberto: ¿y no te regañara tu tío Alex?
Manuelito: ¡noooo, nunca le digo nada! “jejejeje”
Alberto: ¿y se siente bien probar la verga otros hombres?
Manuelito: ¡siiii, es muy rico y además tienen la leche muy rica! ¿te gustaría probar otros hombres tú también?
Alberto: “mmm” ¡no se! ¡es que, tengo miedo!
Manuelito: ¡al principio siempre duele un poco, pero luego sientes algo muy rico y no quieres que eso acabe nunca!
Alberto: “pero, tengo miedo de que mi papa se entere”
Manuelito: ¡él no se va a enterar si no le decimos nada!
Alberto: ¡está bien, ya quiero hacerlo!
Después de escuchar todo lo acontecido por aquel niño, Milton pregunto lo siguiente:
Milton: “oye Alberto” ¿y tu sabrás si mi hijo ya se cogió a Manuelito?
Alberto: ¡sí, sí! ¡apenas fue y eso también me lo dijo mi hermano!
Milton: ¿cómo que te dijo tu hermano? ¿él sabe lo que ustedes hacen?
Alberto: ¡pues claro, entre nosotros no hay secretos! “jejeje”
Milton. ¿te puedo preguntar otra cosa?
Alberto: ¡sí, claro! “usted pregunte”
Milton: ¿el joven que se fue despavorido, también se coge a todos?
Alberto: “noooo” “apenas hace unos días quise que me cogiera, pero no pude aguantar, tiene la verga muy grande y a fuerzas me la quería meter, así que, mejor me puse a llorar”
Milton: “enserio” ¡pero si te está obligando dile a tu padre!
Alberto: “noooo, de ninguna manera” ¡mi padre me mataría si se entera! ¡Por eso le dije, que me dejé en paz y a cambio puede cogerse a Manuelito, el sí va a aguantar a esa gran verga, porque él ya se ha tragado varias vergas adultas!
Milton: ¡entonces ese niño sí que es todo un putito!
Alberto: ¿cómo dijo señor?
Milton: “nada, nada” “shhhhhh” ¿escuchaste eso?
Alberto: “no señor” ¿qué es? ¿que escucho usted?
Milton: “se oyen voces, de seguro alguien viene para acá?
Alberto: ¡de seguro es Manuelito y su hijo Javier! “ellos tenían que venir por orden de Marcos”
Milton: “entonces toma tus cosas y vámonos a esconder, córrele, córrele”
Alberto: “pero” ¿por qué?
Milton: “ahorita te digo” ¡ven conmigo, apresúrate para que no nos vean!
Niño y adulto tomaron sus cosas y se ocultaron detrás de unos matorrales, los dos se tumbaron boca abajo en el monte y movieron un poco la hierba para visualizar lo que ahí iba a acontecer.
Efectivamente, todo salió como Alberto lo había dicho, al rio llegaron Manuelito y Javier, los cuales desmontaron del mismo caballo y entonces, ambos observaron a todos lados sin lograr ver la presencia de otra persona.
Manuelito: ¿no hay nadie aquí? ¿dónde estarán?
Javier: ¡pues tal vez se cansaron de esperarnos y Marcos se fue a acoger a Alberto por ahí!
Manuelito: “haber si Alberto no llora otra vez” “jijijiji”
Javier: ¿llorar? ¿y porque llora?
Manuelito: “pues me dijo que le duele mucho cuando Marcos intenta meterle la verga en su culito”
Javier: “y como no si se ve enorme”
Manuelito: “bueno, ya vimos que no están, mejor nos vamos”
Javier: “noo, hay que esperarlos” ¡y de paso aprovechamos que estamos solo! ¿o no quieres probar esto de nuevo? (tocándose la verga)
Manuelito: ¡siiii, eso es lo que quiero!
Sin demorar más tiempo, Ambas personas se desvistieron por completo y cuando Javier bajo su bóxer hasta las rodillas, su vega salto un par de veces, pues estaba completamente dura y lista para profanar a ese culito tan tragón.
Milton no podía creer lo que estaba a punto de presenciar, así que, indico al niño que se quedara callado y luego, los dos observaron, como Javier se sentaba en una de las rocas y entonces, Manuelito entendió el mensaje, así que, se fue acercando hasta donde él se encontraba y una vez frente a frente, el pequeño niño sujeto aquella verga adulta con sus pequeñas manitas y la empezó a devorar con la boquita.
Milton y Alberto veían muy atentos, como Manuelito iba engullendo aquel grueso trozo de carne y aunque, al principio le arranco unas arcadas, este hizo caso omiso y se fue atragantando con esa dura verga hasta que logro desaparecerla.
Javier: “oooohhhhh” ¡sigue así Manuelito, eres increíble! “mmmmm” (estremeciendose)
Ante este hecho, las dos personas fisgonas quedaron sorprendidas, así que, en ese momento, Milton atino en decir y susurrar “wooooo” ¡se la comió todita! Entonces, Alberto le respondió; ¡sí, yo apenas estoy aprendiendo hacer eso, me cuesta, pero mi papi me está apoyando mucho!
Con un gesto de guardar silencio, ambos continuaron observando a ese par de individuos, los cuales estaban disfrutando de aquel rico sexo oral, bueno, en realidad el que más estaba disfrutando era Javier, el cual para este momento se había recostado en la roca y con sus grandes manos, guiaba frenéticamente la cabeza del niño, el cual permanecía parado frente a su nuevo macho.
Javier: “mmmmmm” ¡que rico me mamas la verga! “mmmmm”
Manuelito: “glup, glup, glup” (viéndolo con sus enormes ojitos)
Unos minutos después, Javier tuvo que apartar a Manuelito de su verga o terminaría pronto, así que, indicando al pequeño para que se le montara encima, este ayudo al pequeño niño y lo sentó justo en su entrepierna.
En ese instante, ninguno de los dos pronunció palabra alguna, así que, Manuelito sujetó aquella verga ensalivada y la coloco directamente en la entrada de su culito y obviamente no iba a esperar más tiempo, él pequeño se fue sentando lentamente en aquel trozo de carne.
Javier: “ahhh” ¡pero que rico culito!
Manuelito: ¿te gusta?
Javier: ¡claro, esta super apretado! ¡ya clávatela toda de una vez!
Manuelito: “nooo” ¡aun me duele y todo lleva su tiempo!
Javier: “ok, hazlo a tu modo pues”
Aquel niño continúo cabalgando y enterrándose lentamente esa gruesa verga y sin saber, que estaban siendo observados a través de esa espesa vegetación entre aquellos matorrales.
Alberto: ¡no puede ser, ya se la metieron toda! (hablando quedito)
Milton: “shhhhh” ¡cállate, nos van a escuchar, mejor sigue viendo!
Javier: ¡no mames, que rico culito me he encontrado! (cogiéndolo)
Manuelito: “aaahhhhh” “aaahhh”(quejando y cerrando los ojos)
por otra parte, Milton no perdida de talle de como su hijo se estaba cogiendo de lo más rico a ese pequeño putito, así que, para este instante y ante la presencia de aquella morbosa escena, él no se había percatado de que su verga estaba completamente dura y babeando abundante líquido seminal.
Sin decir una sola palabra, Milton rápidamente lubrico completamente su verga con más saliva y entonces, al tener el plato servido, esté se acomodó sobre Alberto, donde de inmediato empezó a penetrarlo.
Alberto: “ay” ¿qué está haciendo don Milton? (sintiendo como entraba esa verga)
Milton: “shhhhh” ¡es que, de verlos, también me dieron ganas! ¿tú no quieres?
Alberto: “mmmm” ¡sí, sí quiero! ¡no se detenga por favor! ¡que rico! “mmmm”
Ambas escenas eran muy morbosas y excitantes, pues cada hombre adulto estaba clavando frenéticamente su verga en esos culitos tan complacientes, los cuales pertenecían a esos pequeños putitos, quienes gemían con cada rose de sus diminutas próstatas.
Javier: ¿te gusta mi verga?
Manuelito: “mmmm” ¡siiiii, la tienes muy rica! (disfrutando del placer)
Javier: ¡a mí también me gusta cómo me aprieta la verga este culito! (cogiéndolo con más fuerza)
Ambos actos sexuales continuaron por varios minutos, pero ante aquella gran excitación, el primero en querer acabar fue Javier, ya que, él estaba nuevamente cargadísimo de leche y se moría de ganas por volver a cogerse a ese niño.
En un instante, Javier se aferró con ambas manos a la pequeña cintura de Manuelito y así, como ambos seguían en la misma posición desde el principio, este lo levanto un poco y empezó a penetrarlo con más fuerza, de esta manera, sus grandes bolas chocaban fuertemente entre las redonditas nalguitas del niño, mientras aquella gran mata de pelo amortiguaba los fuertes golpes de esa pelvis adulta.
Manuelito estaba complacido con aquella nueva verga que había descubierto, así que, ante este acto sexual y como buen jinete, él se estremecía disfrutando de aquel rico trozo de carne que sin duda alguna le encetaba devorar con su culito.
Pero unos minutos después, Javier ya no pudo contenerse, pues sus bolas le dolían por lo llena que estaban, así que, sin poder retenerlo más, sus enormes bolas se contrajeron y entonces su gruesa verga de 19 centímetros empezó a temblar mientras disparaba varios chorros de leche espesa dentro del culito del niño.
Javier: “aaaaaaaahhhhhh” ¡ahí te va la leche que querías putito! “aaaaahhhhh”
Manuelito: “mmmmmmm” ¡que rica leche! “mmmmmmm” (gimiendo)
En poco tiempo, Javier inhalo y exhalo profundamente como muestra de su gran satisfacción, así que, en ese momento, dejo que el niño se acomodara en su pecho y así, con la verga aun clava en ese estrecho culito, ambos se quedaron satisfechos y exhaustos por tan placentera cogida.
Por otra parte, Milton seguía cogiendo al pequeño Alberto, el cual, para este momento se encontraba empinado, mientras aquel hombre le clava sus 18 centímetros de gruesa verga, los gemidos eran evidentes, pero al mismo tiempo eran opacados por las manitas del menor, así que, ambos como buenos cómplices, continuaron disfrutando de la segunda ronda de aquel rico sexo, en el cual el clímax de Milton ya se había aproximado.
Ambos permanecían ocultos, así que, confiado porque nadie los podía ver, Milton se aferró a la pequeña cintura de Alberto y empezó a cogerlo con más fuerza, pues era evidente que su verga pronto empezaría a expulsar su leche.
Milton: ¡oh que rico culito! “aaaaahhhh” (susurrrando)
Alberto: “mmm” “mmmm” “mmmm” (quejando con las manos en la boca)
Bastaron un par de minutos para que aquel hombre acelerara más fuerte los movimientos de su cintura, en ese momento, las clavadas de aquella verga adulta eran evidentes, ya que, se escucha el sonido del chapoteo entre el choque de su pelvis y las nalguitas del menor.
Milton: ¡ya mi niño, ya voy a correrme! “aaaahhhh” (gimiendo quedito)
Alberto: “mmmmm” “mmmmm” (metido en su papel de no decir nada)
Nuevamente la verga de aquel hombre se engroso un poco más y sus grandes bolas empezaron a contraerse; entonces, en ese momento, una vez más, aquella gruesa verga empezó a derramar mucha más leche que la vez anterior.
Milton: “aaaaaahhhhhh” (gimiendo y bufando)
Ante la culminación de ese rico acto sexual, aquel hombre permaneció pegado al niño aferrándose fuertemente a su cintura, en eso, él respiro profundamente, pero de pronto su tranquilidad emocional se vio quebrantada, pues claramente escucho una voz muy conocida que le gritaba “papa” ¿qué estás haciendo?
Milton rápidamente abrió los ojos y abruptamente se apartó de aquel pequeño niño, así que, en ese instante, él se había quedado sin habla y estaba completamente pálido, pero ante este hecho, Milton salió bien librado, ya que, por instinto su respuesta fue: “lo mismo que tú le hiciste a ese niño”
Aquel momento era bastante incomodo, pero 1 minuto después, padre e hijo se quedaron viendo por unos segundos y enseguida se rieron a carcajadas; entonces, en ese momento, Manuelito y Alberto se quedaron viendo sin poder entender nada.
Los hombres rieron unos segundos, luego Javier ayudo a levantar a su padre y enseguida los 4 regresaron al rio, donde se pusieron al corriente sobre los acontecimientos ocurridos desde su llegada y los otros que ya habían ocurrido ahí en ese rancho.
Milton: ¡y yo que venía con la idea para preñar una rica vagina!
Javier: “jajaja” ¡véale el lado bueno papa! ¡por lo menos le rompimos el culito a estos dos pendejitos! ¿apoco no le gusto?
Milton: ¡como de que no, si aprietan bien rico la verga! “jajajaja”
En ese momento, el patrón o, mejor dicho, David y otro hombre de su misma edad se aparecieron en el rio e interrumpieron aquella conversación, diciendo lo siguiente: ¿esta buena el agua señores?
Milton y Javier: ¡sí, sí! ¡está muy buena!
David: ¿no les molesta que les hagamos compañía verdad? (desmontando)
Javier: ¡para nada señor! ¡venga, venga, que sus niños apenas acaban de llegar!
David: ¡con razón no los encontré en la casa! (caminando hacia ellos)
Milton: ¡sí, nosotros también apenas llegamos!
David: ¡está bien, no pasa nada! (quitándose la ropa)
Sin pena alguna, David se desnudó completamente y entonces, sin ningún pudor o vergüenza, el entro al agua apretándose la verga completamente erecta, en ese momento, volteo a ver a Ernesto y entonces, le pidió de favor que le pasara la botella de Whisky que tenía amarrada a la montura.
David: ¿y tú no te piensas meter?
Ernesto: ¡no, no! ¡yo aquí estoy bien!
David: ¡vente cabron, que aquí nos vamos a chingar esta botella entre todos! ¿o no? ¡para eso te invite a acompañarme! (algo tomado)
Ernesto: ¡está bien! ¡entonces hay que chingarnos esa botella!
En ese momento, Ernesto también se desnudó completamente y entonces todos quedaron con la boca abierta, pues sin duda alguna tenía un escultural cuerpo y eso no era todo, entre sus piernas le colgaba un gran miembro, que aun estando en reposo denotaba un gran tamaño.
David: “beban mis amigos” “beban”
Milton: ¡gracias patrón!
David: “y bien” ¿cómo les pareció su estancia en mi rancho?
Javier: ¡muy buena, muy buen patrón!
David: ¿los trataron bien? (volteando a ver a los niños)
Javier: ¡sí, muy bien patrón!
David: “es una lástima que ya tengan que irse” ¡porque pueden seguir disfrutando de los placeres que aquí les ofrecemos!
Milton: ¡nos dio mucho gusto trabajar con usted patrón, pero sin pensarlo ya habíamos tomado otro trabajo, en el cual no podemos renunciar!
David: “pues ni modos, no los pude convencer, pero cuando gusten pueden regresar, aquí esta su casa”
Javier y Milton: ¡muchas gracias patrón!
David: “lo estaba olvidando” ¡niños vengan acá! ¡vengan a saludar a su tío Ernesto que acaba de llegar!
Alberto y Manuelito: ¿nuestro tío? (con cara de confusión)
David: ¡sí, él es su tío Ernesto y él nos va a ayudar con el nuevo rancho que acabo de comprar!
Ambos niños corrieron a saludar al monumental hombre, así que, después de que Alberto saludara primero, llego el turno de Manuelito, el cual se montó sobre aquel hombre y le dio un abrazo efusivo de bienvenida.
Fin…
Queridos amigos, aquí se termina “PLACER EN EL RANCHO DE DAVID” muchas gracias por seguirme todo este tiempo, me tomare un tiempo para terminar mis otras sagas y así poder regresar con esta y futuros relatos, seguimos en contacto en telegram: @Angelblacks
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