PLACER EN EL RANCHO DE DAVID PART 6
Al tener listo el material para iniciar la construcción de su casa, Alex pidió a su patrón que lo acompañe a la ciudad para conseguir un buen albañil. David no se negó en acompañar a Alex, así que se apuraron a realizar las actividades en el rancho. .
NOTA: PARA PODER ENTENDER ESTE RELATO TIENES QUE LEER “EL NENE DEL ESTACIONAMIENTO 12 EL POLICIA” https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/el-nene-del-estacionamiento-part-12-el-policia/
camino a la ciudad, David vio que se acercaba una camioneta, cuando más se acercaban, la velocidad fue disminuyendo en ambos vehículos, cuando lograron toparse, reconoció de inmediato al chofer quien lo saludo con un fuerte apretón de mano.
En aquella camioneta viajaba una familia pequeña de 3 integrantes, David se alegró de ver a su amigo Eduardo quien viajaba con su esposa Lizet y su hijo Luisito de 9 años de edad; iban a pasar unos días a casa en el rancho, en casa de los padres de Lizet.
David estaba muy emocionado con la visita de su amigo, que de inmediato los invito a su casa, después se despidió marchando en dirección a la ciudad; cuando llegaron a la ciudad, fueron a tomarse una cerveza y ahí en ese lugar preguntaron a los lugareños si conocían de algún buen albañil.
Las personas empezaron a dar información de dichos albañiles, luego de visitar varias casas sin éxito, por fin encontraron a Milton, quien los invito a pasar a su casa, para platicar de dicho trabajo que tenía que realizar, aquel hombre acepto el trabajo y David junto con Alex, se retiraron del lugar después de negociar el precio de la construcción.
Al día siguiente, la mañana pintaba estar un poco calorosa, por lo que Eduardo se puso nada más una bermuda, unos tenis color azul y una playera sin mangas, después de desayunar salió a dar un recorrido por los alrededores, Eduardo había caminado por un rato disfrutando de la naturaleza, al menos ahí podía despejar un poco su mente, ya que tenía un gran problema.
De pronto Eduardo escucho unas pequeñas risitas, intrigado por la curiosidad, siguió caminando buscando el lugar de donde provenían las risas, al abrir un par de arbustos encontró el lugar, se llevó una gran sorpresa al encontrar 4 niños jugando divertidamente en una poza con agua cristalina.
Escondido entre los arbustos, Eduardo no perdía de vista los cuerpecitos desnudos de los niños, los veía de pies a cabeza, rápidamente logro identificar a 3 de ellos como los hijos de David, pero había uno más que no conocía, la mirada de Eduardo se concentró en los pequeños traseros de los niños y esto le provoco una tremenda erección.
Al ser niños, uno de ellos hizo una travesura, lanzo la ropa de alguien al agua, los otros 3 se rieron e inmediatamente empezaron a cambiarse, dejando al otro niño solo, Eduardo se conmovió al ver lo que aquellos niños habían hecho y salió de los matorrales para ayudar al niño.
El pequeño intentaba sacar su ropa con una vara, Eduardo al ver esto, se quitó los tenis entrando al agua, recogió la ropa del agua, luego se los entregó al menor, el pequeño agradeció tímidamente aquel gesto que hizo por él y rápidamente empezó a exprimir su ropa para quitarle toda el agua.
Eduardo: escuche que los niños decían Manuelito, ¿ese es tu nombre?
Manuelito: ¡sí, señor!
Eduardo: ¡así no se secará rápido! ¡déjalas en el sol por un rato!
El pequeño no hizo caso, continúo exprimiendo su ropa, Eduardo quedo dentro del agua, contemplando aquel hermoso lugar, después de unos segundos, camino a la orilla donde se encontraba el niño, sequito la playera soltándola en la arena, enseguida se quitó la bermuda y por último se quitó el bóxer tirándolo sobre el resto de su ropa.
Eduardo estaba parado al lado del pequeño completamente desnudo, el niño se quedó admirando el cuerpo desnudo de aquel hombre, los ojos del pequeño observaban las grandes piernas que estaban duras y velludas, subió un poco la mirada, encontrándose con la base de aquella verga, ahí solo había una corta capa de pelo.
Detenidamente se quedó viendo aquellas grandes bolas, las cuales tampoco tenían pelo porque Eduardo se afeitaba, Eduardo empezó a caminar al interior de aquella poza y se sumergió, el pequeño estuvo a punto de vestirse e irse, pero se detuvo, bajo la mirada hacia la ropa interior de aquel hombre, en la parte donde estaba el miembro de Eduardo, estaba mojado por liquido pre seminal.
El niño disimuladamente y sin que Eduardo se diera cuenta, tomo el bóxer dándose la vuelta para no ser visto, luego se llevó a su nariz la prenda, sintiendo el aroma de aquel hombre, enseguida fue sacando la lengua y empezó a lamer aquel liquido viscoso.
El diminuto penecito de aquel niño estaba erecto, Manuelito dejo caer el bóxer y enseguida, fue a tender su ropa sobre la hierba, a lo lejos vio como Eduardo salía del agua acostándose sobre su espalda en la arena; Eduardo no apartaba de su mente aquel problema.
Cerrando los ojos, empezó a recordar el incidente de aquel día en donde, “abrió los ojos y vio aquella persona uniformada parada al lado de su Puerta de su carro, se paralizo inmediatamente, su rostro cambio drásticamente poniéndose completamente pálido”
Aquel policía le indicaba a Eduardo que abriera la puerta de su automóvil, cuando este lo hizo, dejo a la vista a “aquel niño con su ropa interior en los tobillos, sentado sobre él, sus pequeñas nalguitas haciendo contacto con su vello púbico y siendo ensartado por su gran verga”
Eduardo al recordar aquellas imágenes que pasaban por su mente, hizo que su verga flácida empezara a endurecerse, una tras otra continuó llegando las imágenes, en donde Eduardo se cogía aquel pequeño niño, al parecer ese día su cerebro no tenía otra cosa más en que pensar.
Para este momento, Eduardo se encontraba muy excitado, de su dura verga salía abundante liquido pre seminal, por varios minutos se olvidó del tiempo y lugar en donde estaba, pero Manuelito lo hizo regresar a la realidad de inmediato, su pequeña boca atrapo la cabeza de su verga sacándole un gran gemido “aaaaaaaaahhhhhhhhh”
Eduardo abrió los ojos, levantando un poco la cabeza se dio cuenta que era el pequeño Manuelito quien estaba succionando su verga, el niño estaba arrodillado a un lado de aquel adulto, se dio a la tarea de mamar como tal experto, aquel trozo de carne, en donde Eduardo nada más se estremecía y gemía.
Eduardo: “aaaaahhh, tienes una rica boca Manuelito”
El pequeño abría grande la boca e iba engullendo cada vez más aquella gruesa verga, la sacaba por un instante, luego lamia desde las bolas hasta la punta como si fuera un helado; Eduardo empezó a acariciar la espalda del niño y luego la fue bajando hasta tocar su cerrado agujerito.
Eduardo escupió saliva en sus dedos e inicio a dilatar aquel culito, Manuelito sintió un poco de molestia al principio, pero poco a poco, fue recibiendo los dedos de Eduardo en su totalidad; Eduardo aparto al pequeño Manuelito de su verga y lo acomodo en cuatro sobre una roca grande.
Escupió una buena cantidad de saliva en la entrada de aquel culito, apunto la cabeza de su verga e hizo un poco de presión; esa gruesa verga empezó a entrar en el pequeño, Eduardo empezó a escuchar los leves quejidos que emitía el niño y entonces, lo hizo más despacio hasta que tuvo la mitad dentro.
Manuelito se quejó un poco, pero no dijo nada, Eduardo sin parar, inicio el vaivén muy despacio, con el cual fue metiendo cada vez más centímetros de su gruesa verga; cuando Eduardo acelero más la penetración, su pelvis empezó a chocar con las nalguitas del niño, “Manuelito se había comido toda esa verga sin chillar”
Eduardo: ¿te gusta mi verga?
Manuelito: sí, señor… ¡me gusta mucho!
Eduardo: estaré unos días aquí, ¡si la quieres probar todos los días, te la doy!
Manuelito: “sí, señor…. quiero seguir probando su verga”
Eduardo lo penetro un par de veces más, escuchando sus pequeños gemidos, en esa posición, Eduardo podía ver como su verga entraba y salía del culito del niño; no le cabía la menor duda que ese culito era bien tragón para las vergas.
El cuerpo de Eduardo estaba totalmente sudado, estaban cogiendo bajo el sol, pero eso no impedía que siguieran gozando de aquella placentera cogida; con sus pulgares separaba más las nalguitas del pequeño, enterrando más afondo su gruesa verga de 20 centímetros
Manuelito: ¡Aaaaah!, ¡Aaaaah!, ¡Aaaaah!
Eduardo: ¿Te gusta que te cojan? ¿Eh?
Manuelito: siiii, me gusta mucho…. aaaaaahhh
Eduardo: ¡ahora te voy a llenar de lechita!
Eduardo quería estar más tiempo con el niño, pero no sabía si vendrían a buscarlo, pues los otros niños ya se habían ido desde hace rato, él no quería ser nuevamente descubierto por nadie y menos verse involucrado en otro problema más; Aferrándose a la cintura del pequeño, empezó a dar fuertes estocadas, con las cuales su verga escupió varios chorros de leche.
Eduardo: ¡aaaaahhh! ¡que ricoooooo culito! ¡aaaaahhhh!
Manuelito: ¡aaayyy! ¡despacio, que me dolió!
Eduardo: ¡tranquilo pequeño ya paso! (besándole la espalda)
Eduardo después de eyacular, dejo adentro su verga por unos minutos, luego la fue retirando del culito del niño, vio como su leche espesa se le escapo al niño, rodando por sus muslos hasta caer en la piedra; con una fuerte nalgadita, invito al niño a bañarse con él y ahí fue donde le dio las siguientes instrucciones para volverse a ver.
Manuelito tomo su ropa, se vistió y se marchó apresuradamente de ahí, Eduardo también se vistió; después se fue caminando muy a gusto de regreso, a casa de sus suegros, pues sabía que pronto disfrutaría nuevamente de aquel rico culito de Manuelito.
CONTINUARA…… (@Angelblacks telegram)
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