PLACER EN EL RANCHO DE DAVID PART 7
Eduardo solo estaría 4 días más en el rancho de sus suegros, por lo cual después de conocer a Manuelito, acudió a su segunda cita para su encuentro con el pequeño. .
Cerca del medio día llego Eduardo a la poza, Manuelito lo esperaba sentado sobre una piedra grande, cuando él se acercó al pequeño, este de inmediato bajo el elástico de su short junto con su bóxer, el pequeño no pidió permiso y tomo aquella verga entre las manos.
El pequeño, casi enseguida se la metió a la boca, mamaba con tal destreza, que en un par de minutos había logrado, que la verga de Eduardo estuviera totalmente dura, Eduardo inmediatamente se desvistió y luego se paró nuevamente frente al niño.
Manuelito empezó a meter aquella verga en su boca, la sacaba, chupaba y luego, se metía lo que más podía hasta la garganta, ese niño tenía mucha practica con la boca, por lo cual, Eduardo lo aparto de su verga o terminaría en pocos minutos.
Eduardo acomodo al pequeño, escupió saliva en sus dedos para dilatar aquel culito, pero este se sorprendió, cuando vio que el culito del niño estaba listo para recibir su verga; lubrico su verga con mucha saliva y apunto hacia aquel agujerito.
Poco a poco, Eduardo empezó hacer presión, su verga empezó a entrar suavemente sin detenerse, el pequeño aguanto rápidamente media verga sin quejarse y Eduardo, casi enseguida empezó con el vaivén de su pelvis.
Eduardo: ¡aaahhh, que rico culito tiene! ¿Te gusta cómo te cojo?
Manuelito: ¡sí, me gusta mucho señor!
Eduardo continuo con la penetración, cuando su pelvis, llego a tocar las pequeñas nalguitas de Manuelito, se quedó inmóvil por un momento, luego comenzó a sacar su verga; sacaba un poco y lo volvía a meter muy despacio, el pequeño cerraba los ojos, sintiendo aquella verga de 20 centímetros.
Ya habían trascurrido 20 minutos, Eduardo empezó a gemir más fuerte, su respiración comenzó acelerarse, aquellas envestidas fueron más rápidas y fuertes, pronto el pequeño sintió, como aquel pene palpitaba dentro, derramando leche en su interior.
Eduardo: ¡mmmmmm! ¡Que rico! ¡aaaaahhh!
Aquel niño, se quedó con la verga de aquel hombre, totalmente clavada en el culito por un rato, cuando el pene de Eduardo se puso totalmente flácido, bajo al pequeño al agua, donde se bañaron juntos y en los siguientes días, Eduardo asistió puntualmente a la misma hora, ¡para cogerse al pequeño Manuelito!
El ultimo día, en que Eduardo estaria en el rancho, conquisto a su esposa para visitar a su amigo David, ella encantada acepto, pues iría a visitar a lucia y, por otro lado, Luisito estaba muy contento porque vería de nuevo a sus amiguitos.
Casi era medio día, cuando Eduardo, su esposa Lizet e hijo, se fueron a casa de David; Ese día, Eduardo se puso una playera blanca, los mismos tenis azules y un short azul marino sin bóxer, Eduardo no se puso ropa interior, por si tenía la oportunidad, de encontrase al pequeño Manuelito en el camino.
Cuando llegaron, toda la familia fue bien recibida, David estaba muy emocionado por la visita de su amigo Eduardo, ahí fue donde Alex y su esposa Valeria, fueron presentados, ya que aún no se conocían.
Las mujeres se fueron a la cocina, a preparar algo para la comida, los hombres pasaron al patio para conversar, pero Alex se tuvo que retirar, pues aún tenía algo de trabajo por realizar, Eduardo informo a David, que era el último día en el rancho de sus suegros, pues estaba de vacaciones y tenían que viajar a una playa, al sur de México.
Mientras los dos conversaban, Eduardo se mostraba un poco distraído, como si algo le inquietara, en momentos se quedaba pensativo y no le prestaba atención a David.
David: ¿te ocurre algo amigo? ¿Te noto un poco preocupado y distraído?
Eduardo: tengo un problema muy serio y aunque quisiera contarte no puedo.
David: ¿Cómo? ¿Tan grave es que no puedes contarme?
Eduardo: si amigo, después lo sabrás, en unos días talvez. (Cabizbajo)
David: no te agüites, ¡veras que se solucionará y aquí estoy si necesitas de mí!
Eduardo: gracias, eres un buen amigo.
David: vente, “dicen que las penas con pan son buenas”
Enseguida fueron pasando al otro lado del corredor, donde habían puesto unas mesas con manteles, sobre ella estaba servida la comida, aunque la comida estuvo muy rica, Eduardo aún seguía estando un poco ausente, recordando el problemón en el que estaba metido. Después de comer, todos se levantaron de la mesa, David junto con Eduardo, se quedaron en la mesa conversando, entonces David dijo: “voy por algo que te ayudara a relajarte y olvidaras tu problema por un momento”
David Se levantó de la mesa, camino hacia la cocina, Eduardo se quedó sentado pensando, no lograba quitarse de la cabeza que podía ir preso, por eso todos los días veía los noticieros, ahí se enteraría si la policía lo estaba buscando; pero ya había pasado casi una semana y cuando llamaba a sus amigos, ninguno le daba malas noticias.
Eduardo cambio su actitud, se dijo a sí mismo “que todo estaba bien y que tenía que continuar; después enfrentaría sus problemas”
David volvió con una botella de whisky, sirvió una copa a su invitado, después se sentó al otro extremo de la mesa e hicieron un brindis, Eduardo casi se ahoga, sintió unas pequeñas manitas en su entrepierna, entraron por la manga de su short y le estaban agarrando la verga; tosió muy fuerte, quedándose sin habla, estuvo quieto sin poder reaccionar, David se empezó a reír a carcajadas, viendo a su amigo toser.
Eduardo se quedó mudo, sintiendo como aquellas pequeñas manos, fueron sacando su gran verga por la manga de su short; una corriente eléctrica le recorrió desde sus bolas hasta llegar a su cerebro y acelero, los latidos de su corazón.
Sin poder reaccionar, Eduardo se estremeció, la cabeza de su verga era devorada de un solo golpe, una pequeña boca, le estaba mamando la punta de la verga, fue ahí; donde se dejó llevar por el momento, abrió un poco más las piernas y de un solo golpe, termino con su bebida, así no pudo dejar escapar ningún gemido que lo delatara.
David: ah cabron, ¿quieres otro trago?
Eduardo: si por favor, “que tengo la garganta seca”
David: ¡no se diga más! ¡El cliente lo que pida! Jajajaja
De aquella pequeña boca, salían algunos sonidos al estar chupando una gran verga, entonces; cuando David se puso de pie, Eduardo saco su celular y prendió el reproductor de música, esto lo hizo con la finalidad, de que David no se diera cuenta, de lo que estaba sucediendo debajo de aquella mesa.
Eduardo: ¿no te molesta si pongo algo de música?
David: claro que no, ¡estás en tu casa!
Eduardo: ¡gracias! (riéndose un poco nervioso)
David, Después de servir un poco de whisky en la copa de Eduardo, él también se sirvió más, así continuaron conversando acerca del rancho, el corte de café, entre otras cosas; mientras tanto, aquella pequeña boquita, seguía ordeñando la verga de su invitado, nadie se imaginaba, lo que sucedía debajo de esa mesa.
A lo lejos, se veían las 3 mujeres curioseando un hermoso jardín, el cual era bien cuidado por lucia, los niños no se encontraban cerca, ya que se escuchaba los gritos al otro lado de la casa, solo los dos hombres se encontraban prácticamente ahí; Eduardo estaba muy excitado, recibiendo aquella rica mamada y con el valor del whisky, hizo lo siguiente.
Cuando vio que David se distrajo por un momento, Eduardo bajó su short de un tirón, esto lo hizo, Para que la personita que estaba abajo, pudiera apreciar bien su gruesa verga, así como también sus dos grandes bolas, se pegó lo más que pudo a la mesa y se cubrió muy bien con el mantel.
Eduardo sintió nuevamente, como aquellas manitas sujetaban fuertemente su verga, aquella pequeña lengua empezó a lamerle las bolas, después Fue subiendo hasta la punta de su verga y enseguida se la fue comiendo; poco a poco aquel pedazo de carne, empezó a ser engullido por aquella pequeña boca.
“aaaaaaahhh, que rico” (fueron las palabras en su cabeza)
Eduardo se mordía los labios para no dejar escapar un solo gemido, el cual podría delatarlo, mientras conversaba con David, sintió que iba a acabar, aquella boquita, estaba bien entrenada para mamar verga y Eduardo en ese momento, agradecía al destino por ponerlo en ese lugar.
Eduardo: “dios, si sigue así pronto voy acabar, aaaaaahhhh” (decía mentalmente)
Eduardo en ese momento quería levantar el mantel para descubrir, a quien le pertenecía esa boquita que intentaba desecharlo, entonces Eduardo; se acomodó en la punta de la silla, abrió más las piernas, para que aquella personita, pudiera maniobrar mejor su verga, espero así por unos minutos, no respuesta de aquella pequeña boca y entonces, afirmo que ya se había cansado.
Grande fue su sorpresa de Eduardo, sintió como su gruesa verga se acomodaba entre dos pequeñas nalguitas, la punta de su verga entro en aquel pequeño culito, Eduardo empezó a sudar, sintió una descarga de adrenalina y tuvo que controlarse, cuando vio que David se acercaba para servirle un trago más.
David: ¿te encuentras bien? ¿De pronto empezaste a sudar?
Eduardo: ¡sí, estoy bien, es por el calor!
Mientras escuchaba las anécdotas de su amigo, Eduardo nervioso, miraba a su alrededor disimuladamente, en ocasiones se reían de algún hecho gracioso que escuchaba, pero debajo de la mesa estaba aquella personita; que continuaba tragándose buena parte de la verga de Eduardo.
Eduardo llego a la conclusión, de que se trataba de su hijo lusito de 9 años, él era el responsable de hacerle pasar tan penosa situación, Eduardo sentía como aquellas manitas apretaban su gruesa verga y al mismo tiempo, era engullido por aquella pequeña boca.
Bastaron un par de succiones más, para que aquellas grandes bolas se contrajeran y aquella gruesa verga convulsionara, lanzando varios chorros de leche espesa, que fueron a parar directamente a la garganta de aquella personita, que apresuradamente trago.
¡aaaaaaahhh que rico!, “ojalá no te ahogues con mi leche y nos delates putito”
Las palabras de Eduardo eran pronunciadas por su mente, cerró los ojos y contuvo sus grandes ganas de gemir; esperó un par de segundos para que su verga, fuera liberada de aquella pequeña boca, que no dejo de ordeñarle hasta la última gota y segundos después, aquella boca infantil se fue retirando muy lentamente.
Eduardo respiro profundamente, en ese momento se acercaban lucia y Luisito, el pequeño a su lado dijo tono dulce: ¡papi mi mami dice! ¡Qué vamos a acompañar a lucia al arroyo!
Eduardo: ¡claro que si hijo, vayan yo aquí los espero!
Lucia: ¡vamos a ir un rato a la poza! ¡Así que se quedan en su casa!
David: ¡Claro mi amor! ¡Aquí los esperamos!
Ambos hombres vieron, como todos se fueron en dirección al arroyo, Eduardo hasta ese momento, no había visto el nivel de peligro de estar allí, semi desnudo de la cintura para abajo, entonces lentamente fue acomodándose el short sin que David lo notara.
CONTINUARA….. ———– @Angelblacks (telegram) ———-
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