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Gays, Incestos en Familia, Sexo con Madur@s

PLACERES DE UNA FAMILIA COSTEÑA 4 Tormenta en Barranquilla

Gracias a las personas que me escriben y disfrutan de esta saga de relatos, todo está inspirado en historias, experiencias y anécdotas, de la costa norte de Colombia..
El relato anterior a este:

https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/incestos-en-familia/placeres-de-una-familia-costena-3/

Continuamos, esta es la cuarta parte de las aventuras de Betico, un nene de 8 años, con grandes necesidades afectivas, que busca desesperadamente el amor de su padre, gracias a las faenas de auto placer que experimenta nuestro pequeño protagonista, un descuido cambiara la dinámica familiar para siempre.

Una recia tormenta caía sobre gran parte de la ciudad de barranquilla, no había preocupación en la mente de Wilmer sabia que todo estaba bien, la casa cerrada, su gente resguardada, ya habían pasado 5 meses desde que había sido descubierto por su hijo culeandose (follando) a una de sus hembra, aun se sentía mal por eso, pero sentía que ya el pequeño debería haberse olvidado de ese suceso, respiro profundo, disfrutando de lo bien que estaban, vivían bien, había estabilidad económica, tenia un hijo que amaba y era muy juicioso; sus pectorales se hinchaban en cada inhalación de aire, se sentía pleno, solo extrañaba un coño a su lado, que pudiera darle placer permanente, entonces imagino una vagina húmeda, de labios carnosos, como le gustaba para chupar, se froto su verga y ya estaba engordándose, entre más aceleraba la respiración, más se hinchaba, cuando su apretado calzoncillo no aguanto más, la cabeza salió por un lado, la toco y noto que ya estaba mojada, entonces recordó que hace mas de 1 mes no tenia sexo, entre tanto trabajo no había podido sacar tiempo para eso.

Era el momento ideal, se termino de sacar la verga por un lado del interior, esparció su liquido preseminal por su pene e inicio esta practica tan antigua como primitiva, cuando un macho se autocomplace, su gran mano bajaba y subía, frotando su verga con mucha fuerza, al instante comenzó a jadear mientras imaginaba una gran variedad de vaginas, (coños para los amigos de la costa colombiana, deliciosos coños) blancas, mas trigueñas, rosadas, morenas, negras, él quería lamerlas todas, recordó una revista porno que tenia en aquel cuarto del fondo de la segunda planta que nadie usaba, se levantó, eran la 1 am, la fuerte tormenta no le permitía escuchar nada solo truenos y agua caer, así camino por el pasillo, como dios lo trajo al mundo confiado que todos dormían, sus glúteos solo se comparan con la magnitud de su verga, era un negro heredero de una larga línea de varones vergones, culones, cuerpos de gigantes, su cara no era la mas agraciada pero nunca le importo siempre fue el hombre que más llamada la atención por donde caminaba.

En el pasillo se detuvo frente a la habitación de su primogénito, escucho la tv prendida y decidido entrar —vamos a revisar al campeón— pensó mientras habría la puerta, para su sorpresa el campeón estaba durmiendo boca abajo desnudo, Wilmer se quedo sin respiración, sabia que su hijo era nalgón pero hacia unos meses no lo veía, y ciertamente había crecido mucho, las grandes dimensiones del pequeño lo habían distraído de algo curioso, el nene se quedo dormido viendo porno —este hijueputa pelao, velo en lo que anda— dijo mientras entraba en la habitación para apagar el DVD y la tv, al tiempo que su verga se bamboleaba  de un lado al otro, cuando se retiraba volvió a verlo y vio su rostro, era precioso su niño, ciertamente saco el rostro de su difunta madre, pero el cuerpo de su papá —ese es mucho culón que se manda— dijo mientras veía por última vez la anatomía de su hijo antes de cerrar la puerta, cuando algo llamo su atención, vio una humedad proveniente del ano de su precioso nene, un brillo particular marcaba el camino de lo que había sido liquido saliendo o ¿entrando? al culo de su primogénito, Wilmer fue invadido por una furia animal, el solo pensar, solo sospechar que alguien podría haber profanado el cuerpo de su criatura lo llenaban de una ira asesina, salió así desnudo como estaba revisando toda la casa, bajo a la primera planta a ver si El Manco había faltado a su confianza, pero inmediatamente recordó que no puede ser él, pues ambos se acostaron a la misma hora —el manco que se va a poner en esas, ni se le para creo yo— dijo en voz alta, abrió la puerta del cuarto del Manco y lo vio dormido en interior, con botellas de licor por todas partes, un tabaco de marihuana sobre la mesa de noche y varias bolsas de perico (droga), cosa que no le pareció mal ni raro, ya que el mismo en ocasiones se da sus momentos de desorden —este hijueputa no invita— pensó mientras veía la verga gruesa y dormida del Manco a medio salirse del interior, se acercó a verla de cerca, pero estaba totalmente seca, sin ningún rastro de humedad que lo relacionara con lo que sospechaba, rápidamente recorrió el resto de la casa, todo estaba cerrado, reviso las puertas que están en el patio, que dan a su negocio de construcción, no le importo mojarse en la tormenta que caía, no encontró nada todo muy bien cerrado.

Lleno de impotencia por no saber lo que ocurría, subió nuevamente al cuarto de su hijo, encontrándolo aun desnudo boca abajo, pero ahora con una rodilla mas elevada lo que hacia que sus nalgas estuvieran un poco más abiertas.

Respiro profundo, encendió la luz del cuarto, se sentó en la cama, con la intención de revisar mas de cerca a su hijo, con sus manos poco delicadas abrió las nalgas del infante —este hijueputa ya esta abierto— pensaba mientras veía lo enrojecido y dilatado que tenia su ano el pequeño infante —este marica tiene rato haciéndolo, está más que reventado— pensaba mientras miraba, a causa del brusco movimiento Betico se movió dejando al descubierto bajo las sabanas de la cama un consolador, Wilmer no daba fe de lo que veía, sin notarlo su verga nuevamente estaba bien templada, tomo el juguete en sus manos y calculo unos 20 o 22 cm, simplemente no podía entenderlo, su campeón, su inocente príncipe, se metía todo eso ¿para disfrutar? ¿lo obligaban? ¿mi hijo es maricón?, se levantó de la cama, quería estar seguro y buscar algo mas en su cuarto que le dijera, que su hijo realmente era así, en el closet debajo de sabanas y toallas encontró preservativos, pepinos, zanahorias y un juguete de menor tamaño como de unos 15 cm, junto a una colección de CDs sin caratula, los tomo ya respirando agitadamente y resignado a lo que vería, los reprodujo en la tv, y efectivamente, porno gay, probo uno tras otro y todos llevaban la misma temática, hombres maduros culeandose a jóvenes de aspecto mucho menor, estaba llevándose un duro golpe a su hombría —un hijo mío, maricón, no puede ser— decía con lagrimas en sus ojos, mientras la película avanzaba —que va a decir de mi familia de mi— como todo hombre costeño, por supuesto que Wilmer habría probado varias veces el culo de un marica, pero eso no lo paraba en su pensar abiertamente homofóbico —hijueputa—  decía en voz baja mientras golpeaba la cama.

El padre frustrado y contrariado alternaba su mirada entre la tv, su hijo y el consolador, tomo el juguete mas grande y lo reparaba sin entender como era posible que el cuerpo de su angelito soportara ese tamaño, por momentos lo dudaba, pero volvía a mirar las nalgas de su hijo y veía lo abierto que estaba su culo y se convencía.

Llegado el momento volvió a mirarse y noto que inconscientemente se estaba acariciando su verga, ese trozo de carne negra de 24 cm estaba erecto y palpitando, su glande morado ya se humedecía con la saliva de este padre decepcionado, retiro su mirada y vio nuevamente la tv, donde un joven blanco como su hijo, brincaba alegremente sobre un hombre negro como el, con furia quito la película saco el DVD del reproductor y leyó lo que estaba escrito en el CD, “favorita 1, como mi papi y yo” esto fue la gota que reboso la copa, era la letra de Betico, escrito en cursiva con color azul y con un corazón rojo, denotando la inocencia pervertida de su hijo.

No pudo más, escupió su verga e inicio a masturbarse salvajemente, era una mezcla rara de furia y excitación, la arrechera que tenía, sumada a lo que veía, pudieron más, fue a su cuarto trajo su vaselina para lubricarse la verga, perico y Popper, ya en su mente estaba dañada, no había hijo inocente, estaba decepcionado y quería dar un castigo, un castigo que recordara toda su vida.

Regreso al cuarto tiro todo en la cama, ya no le preocupaba nada, lo peor que le podía pasar, paso. —un hijo marica— decía mientras lo miraba con decepción, se sobaba la verga de arriba abajo, se masturbaba, viendo el delicado cuerpo de su campeón, de su hijo, — con ese culón blanco, claro que iba a ser mariquita— decía ignorando que ese gran culo lo había heredado de el mismo. Soplo varias veces perico, para después subirse a la cama y posarse detrás de Betico, con sus grandes dedos le unto perico en el culo a la criatura que aun dormía —asi estará de abierto que ni siente— con su verga al máximo, acerco su cabeza al hoyo de su hijo, vio el contraste de las blancas nalgas de su hijo, con la oscuridad de su propia verga, y finalmente se permitió expresar algo que cualquier varón barranquillero hubiera dicho en su caso —uffff que rico culo tiene mi pelao— al tiempo que con toda la potencia que le daba su macizo cuerpo introdujo de un solo golpe los 24 cm de verga, entre esas dos hermosas nalgas blancas —ufffffff lo termine de romper— sintió como el anillo interno del nene cedía ante la fuerza de un varón, y se dio cuenta… su nene era virgen, el era su primer hombre, al tiempo que escucho el grito ahogado de su pequeño campeón, Betico quiso hacer fuerza para levantarse, pero Wilmer de un empujón lo detuvo, el pequeño sentía llenas sus entrañas, estaba realmente asustado, no lograba gritar, se sacudía como un pez fuera del agua mientras su padre le daba sin remordimiento alguno, un padre se convertía en un toro en una maquina de follar, de culear, duro y parejo sin bajar el ritmo el nene sentía su ano alcanzar nuevas dimensiones, ninguno de sus juegos se comparaba con la anormal verga de su progenitor cuando por fin logro juntar el aire para gritar y pedir ayuda su padre desde atrás le dio una cachetada —silencio marica, no era que te gustaba, pues— dijo Wilmer entre jadeos y gemidos —hacia muchos años no sentía un hueco tan apretado— continuaba, sin querer reconocer que lo estaba disfrutando y mucho, ver hacia abajo y ver a esa criaturita moviéndose intentando zafarse, le gustaba, siempre le gusto la sensación de forzar, de dominar, de que se hiciera lo que el quería, y justo así pensaba que estaba sucediendo.

Betico al escuchar la voz de su papá quedo inmóvil, dejo de sacudirse, intento mirar hacia atrás y no lo logro, Wilmer lo detuvo y movió su cara hacia la almohada que tenía al frente —¿papi, eres tú? — pregunto el nene sorprendido y atónito esperando la respuesta —sí, soy tu papá— dijo Wilmer acercándose al oído de Betico, sintiendo su aliento, y no tenia que haber dicho nada solo con sentir ese aroma el pequeño lo habría descubierto.

—papi, me duele, pero yo aguanto— decía mientras ya con su cuerpo en reposo solo era perforado una y otra vez por la verga que le dio la vida —me hubieras dicho pa— le decía el niño, mientras Wilmer enloquecía sobre él, dándole toda la energía sexual reprimida de un mes, no había nada que disfrutara más que sentirse dominando, poco a poco la rabia desaparecía y solo quedaba el placer, los gemidos inundaron toda la casa, el padre más que gemir gritaba, bramaba como un animal, que gracias a los truenos y la lluvia nadie noto, como esa vez que Betico lo descubrió culeandose a una mujer, así como un toro —entonces ¿eres mariquita ah?— le decía mientras le daba con mas fuerza, —no lo sé— le respondía entre pequeños quejidos, esto lo hizo enojar nuevamente, sentía que le mentía, pero no era así el nene no entendía, el solo sabia que le gustaba masturbarse, que le gustaba ser penetrado y que amaba a su padre.

El mayor se hecho hacia atrás, tomo de la cintura al pequeño para levantarla un poco más, haciendo que Betico quedara en cuatro —ufff que hermosura, que puta más rica— dejo escapar Wilmer mientras veía la belleza de hijo que tenía, en esta nueva posición las nalgas tomaban un nuevo alcance, el nene además tenia sus caderas anchas como una señorita, resaltaba la espalda limpia que tenia con su pequeña cintura, que era estrujada por las ordinarias manos de su padre, Wilmer estaba ido concentrado mirando abajo, cuando se sintió explotar, escucho —ahhh papi, con cuidado me duele— susurraba el pequeño campeón, sin imaginar que esto era una invitación para ser reventado con mas fuerza, no solo la velocidad aumento si no que dentro en sus entrañas podía sentir como la verga de su papá se hinchaba, para este momento el pequeño era sujetado por los hombres y más parecía un muñeco, solo se movía al ritmo de la bombeada tan tremenda que le daban por el culo.

El duro palmoteo se oía en toda la casa, y no era para menos, estábamos hablando de grandes dimensiones, el enorme culo del nene, el gran tamaño de su padre, y todo el sudor que corría, el gran pectoral y espalda de Wilmer estaban completamente mojados, al nene le caían gotas de sudor que no lograban distraerlo del continuo golpe en su interior, de repente el padre lo toma y lo pega a él, así sin sacársela, con toda su verga adentro Wilmer en un desespero animal comienza a besar y a lamer lo que alcanzaba del nene, este solo jadeaba y poco a poco encontraba la seguridad de expresar su placer. Su padre le lamia su cuello, espalda, pasaba sus manos por el cuerpo de Betico, encontrando a su hijo pellizcando sus propias tetillas —déjame a mi— le expreso casi como una orden, a lo que Betico obedeció sin pensar —ahhh papi— gemía mientras Wilmer con toda maestría dominaba los pezones de su pequeño hijo, el palmoteo de la entrada y salida de la verga sonaba de fondo, al tiempo que alzaba su mirada para ver a su padre animal, jadeando por el trabajo manual que se realizaba en sus tetillas, y claro la culeada tan bárbara que recibía en sus intestinos —papi ¿te gusta? — pregunto Betico sin encontrar respuesta, solo sintió la mano de su padre que lo tomaba del cuello a lo que Betico inocentemente respondió con —papi dame un beso— Wilmer no supo que hacer, hacia años no quedaba paralizado durante una culiada, no estaba acostumbrado a besar, él era más de usar, culear y desechar, menos a un hombre, pero él no era un hombre… era su hijo, su pequeño campeón, vio los ojos de su hijo, llenos de amor, de confianza, rogándole con la mirada que lo quisiera, que lo besara —papi, bésame— y acá fue el momento en el que el padre obedeció, le metió la lengua tan profundo que el nene se sintió ahogado, pero jamás se detuvo, aguanto como el machito que su papá le inspiraba ser, solo pensaba en el sabor de la saliva de su padre y lo rico que era, mientras Wilmer se sintió elevado no por la droga que consumió, sino por su nueva adicción, la boca de su pequeño.

El nene gemía con mas confianza mientras su papá le comía los labios con su boquita abierta, Wilmer mordía, lamia o chupaba lo que podía, por momentos solo dejaba caer saliva al interior del príncipe, era como si supiera que para complacer a un macho debía entregar todos sus orificios, ahora Wilmer lo tenia rodeado por sus brazos, en un abrazo que llenaba de placer al pequeño, hacia mucho soñaba con este momento —¿eres mi hijo o eres mi perrita? ¿O más bien mi burrita? — le preguntaba su padre al oído, lamiéndolo y besándolo, a lo que el nene respondió solo con gemidos, Wilmer lo empujo nuevamente adelante para que quedara en cuatro, mientras lo sostenía de la nuca, para que no cayera por completo en la cama, Betico era la burrita de su papá, que como todo buen costeño se desarrollo cogiendo burras cuando podía, y así mismo lo estaba cogiendo, las huevas de Wilmer chocaban contra su hijo en cada envestida, Wilmer era un semental, el culo del nene dolía, ya estaba todo hinchado, Wilmer sabia muy bien como funcionaba o que tanto aguantaba un cuerpecito de este tamaño y de esa edad, así que procuro hacerlo gozar un rato más, lo voltio sobre la cama sin sacarle la verga quedando por fin frente a frente.

Lo tomo con sus manos de sus nalgas y así lo levanto, Wilmer de pie y el pequeño ensartado en la hombría de su papá, con los bracitos rodeando el corpulento cuerpo de su macho a la altura del cuello, en esta posición el pequeño sintió la verga en lugares que sus intestinos aún no habían sentido por lo que gimió —papi ¿papi que me haces? — solo hasta que su padre decidió callarlo metiéndole la lengua en su boca para que la chupara, el padre lo sostenía con una mano en sus nalgas y otra en su espalda, mientras que el nene tenía un brazo detrás del cuello y la otra, acariciando los vellos sudados de su papi, después de dejarlo acostumbrarse, Wilmer había alcanzado un frasco con Popper que agito y abrió para que su nene oliera un poco —huele esto solo un poquito, porque eres muy pequeño, esto te vuelve mi burrita— a lo que el nene obedeció y olio —papi me maree— tranquila mi burrita, aguanta—  el animal volvió y la pobre criatura estaba a la merced, de la bombeada tremenda que le daba este animal, esas limpias nalgas blancas dejaban correr un hilo de sangre y mierda, mientras saltaban sobre la verga que lo había procreado, Wilmer decidió pasear a betico ensartado por los pasillos del segundo piso, mientras la entrada y salida de su verga continuaba entre las nalgas de su primogénito, Betico ya ido se dejó caer atrás, blanqueando sus ojos, para que su padre lo sostuviera mientras era penetrado, Wilmer lo vio, así indefenso inocente, entregado a él, vio su cuerpo temblando de placer, su pene erecto, cuando sintió de repente ese amor de padre, que no lo hizo parar, al contrario fueron los golpes de verga mas sentidos y mas profundos que haya dado en su vida — eres mi burrita, eres mi hijo, jueputa eres mi pelaito—.

El nene levanto su cabeza y vio a su padre bramando con la boca abierta, sacando la lengua mirándolo como loco, lo vio a los ojos y le dijo —papi, dame mas duro por favor— Wilmer se sintió explotar, gritando tan fuerte que de no ser por la tormenta que caía, sus vecinos lo habrían escuchado, era tanta la leche paterna que le dio a su pequeño, que no conto los disparos que le dio, betico por primera vez sentía lo que era un macho derramándose adentro de él, el nene temblaba guindado de su padre, lo abrazo tan fuerte que clavo sus uñas en la espalda de su macho logrando su primer orgasmo, por supuesto en seco, aun no producía leche, pero sí que lo sintió, sentía los brazos y pechos velludos de su papá agitados respirando profundamente para lograr sostenerse en pie, mientras el pequeño daba incipientes movimientos de cadera, como si aun ese culito reventado pidiera más. Wilmer se recostó en una pared, sin soltar al nene, así pasaron varios minutos y solo estaban ahí, unidos, abrazados y respirando juntos sin decir una palabra.

Wilmer reacciono eran las 4 de la mañana, fueron al baño que estaba en el pasillo y se bañaron juntos, hace mucho no lo hacían, Wilmer le permitió lavarlo, mientras pensaba —nunca ninguna hembra por muy enamorada que estuviera me había lavado la verga con tanto amor y dedicación— así como el nene fue aseado por su papá, como debe ser. El padre noto que estaba inflamado y le aplico una crema para que no amaneciera mal, esa noche de tormenta iniciaban un nuevo capitulo de sus vidas, el nene tenía miedo de los truenos, que solo hasta ahora escuchaba, y por supuesto le pidió a su padre que lo dejara dormir con él, y así lo hicieron, el hijo recostado en el pecho y rodeado por los brazos de su padre, protegiendo y calmando a su pequeño campeón.

A la mañana siguiente el Manco se levanto temprano como de costumbre, subió al segundo piso y lo que encontró no era lo esperado, estaban durmiendo juntos en el cuarto de Wilmer, desnudos, marcando aún más lo diferente que eran sus tonos de piel, el padre totalmente extendido boca arriba, con todo al aire y el nene acurrucado en el abdomen de su padre, con la verga de este bien agarrada, el Manco cerro la puerta y se fue a recoger y limpiar el cuarto de Betico —por fin mi Betico encontró algo de amor de su papá—.

Esta historia continuara…

Califícalo y comenta, si te gustaría conocer más sobre las experiencias de Betico, las recomendaciones serán bien recibidas siempre.

Contáctame para hablar o lo que se de en [email protected]

51 Lecturas/10 mayo, 2025/0 Comentarios/por henry Duran
Etiquetas: amigos, gay, hijo, madre, maduros, mayor, padre, sexo
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