Plegaria de un esclavo marihuano
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Plegaria de un esclavo marihuano
Un trago más de licor, una pitada más, la última, quiero mis manos libres para sentir el suave roce de los brotes de tus cabellos, miles de pulsiones enruladas que buscan cubrir el cráneo lustroso de mi amo afro. Quiero con la punta de mis dedos acariciar eléctricamente tus hombros fuertes, los músculos de tus brazos, tus pectorales. Mi señor, permíteme inclinarme y pasar la punta de mi lengua indigna por la piel de tus pies, succionar despacito los dedos y tus plantas, uno por uno los pongo en mi boca y los succiono, te da cosquillas cuando lo hago con el dedo gordo, mi amo, permíteme lamer tus piernas de acero, bordear sin tocar el soberbio altar de tus genitales –intocables hasta que me lo permitas, so pena de merecidos golpes para domesticar mi glotonería-, deslizarme por las sales de tu pecho, de tu vientre, de tus axilas, geografía de dioses, Apolo en mi boca. Los pelos de tu pubis, perfume ácido, los tomo suavemente entre mis labios y los saboreo. Si, tus axilas, tu sudor deliciosamente fuerte, los pliegues de tu piel lustrosa, y con el sublime perfume inconfundible de mi dios, la exudación concentrada de mi señor con aroma vivificadora de salvaje fuerza dominante, humildemente paso mi lengua con todo el cariño de que soy capaz. Pelos de tus axilas sudorosas, lamo las axilas peludas y el ovillo de lana de tus pelos lo meto en mi boca.
Me tomas por los hombros, si, si, con fuerza y deseada violencia me acercas tu boca, ya siento tus labios en los míos, gracias mi amo, no cierro los ojos, me llenas la boca de saliva y lengua, infinitas gracias por el honor de entrar en mi recinto miserable, me muerdes los labios, me los lastimas, excelso honor que merece sacrificio infinito de tu esclavo, hilos de saliva nos separan y nos unen. No cierro los ojos, no puedo, me hipnotizan los carbones ardientes con que me atraviesas, me atrapan y me vacían, me quemas por dentro y abres el vértigo que me hace lanzar a la nada, tomar conciencia de la infinitud de la nada, me aprietas los glúteos duros con tus garras para arrancármelos, para dejarme todo orificio, orificio abierto en el que puedas penetrar y abrigar tu carne, me escupes y lames la cara, me humedeces con tu saliva sagrada. Caigo, me deslizo por la nada.
Tus manos suben a mi pecho, las pinzas de tus manos se prenden a mis pezones, tenazas en la punta más sensible, si, si, quiero salir de la nada, ser, tus uñas hábiles arrancan sin piedad la piel suavecita de la punta de mis pezones, no senos, sino pezones de hombre, puntas de pectorales que te ofrezco, los carbones de tu mirada se encienden y gimo, destrozas hábilmente las tapitas, quitas con tus uñas la piel de las puntas, arden quemando, lo sabes, lo haces con la habilidad del verdugo implacable, sufro, gozas mi señor, gozas y sufro, sufro y gozas, ríes de felicidad al ver caer lágrimas de dolor de mis ojos, me quietas más piel mientras ríes, me clavas las uñas en mis pezones despellejados, arde y duele al máximo, al extremo, me retuerzo, me vacías, si, si, soy todo lo que me dices, no, no mi amo, no soy eso, no soy nada, nada, estoy vacío, me vacías en el dolor, me vacías para ocuparme, soy sólo por vos, por lo que vos me haces, soy para tu placer, mi ser para mi dios, gimo más y una bofetada me deja ardiendo media cara, otra hace el resto, gracias amo, gracias, un palmazo en la entrepierna y me doblo de dolor sin aliento, dolor de testículos de hombre nada, soy pleno mi amo, gracias, tu placer de mi dolor me purifica. Me levantas las piernas y tu mano, tu manaza, divina criatura que me lleva al parto, me abre, sabes hacerlo mi dios, pasas el aro, pasas el segundo aro, si, sin piedad, mi recto, lo hurgas y ríes, siento que me revientas y no me importa, tus nudillos se atrancan en mi aro, duele, duele mucho, si, si, cierro y dilato, una y otra vez y pasan, pasan, si, si, el vientre, los pezones, todo me duele, vacío y nada, lleno de tu mano y todo, ríes, gozas, soy en este dolor para tu placer, estoy siendo, sin el dolor de tu goce no soy nada.
Mi recto se amolda y deviene guante de tu mano que se desliza y me llena las entrañas, te rebajas a acariciar mis tripas impuras, y me exprimes los líquidos igual que cuando adolescente me penetraron la primera vez. Me cubres el rostro enrojecido de saliva con escupitajos sagrados de tu boca carnosa, me golpeas el rostro con tu verga dura, con el eje de mi existencia, gira todo mi ser alrededor del eje de mi amo, vivo para tu verga y por ella, la lamo, te retiro el prepucio, queda tu cabeza, no la limpias hace días, la reservas para que yo lo haga, este miserable esclavo vacío, paso la lengua por la crema de hombre blancuzca alrededor de la cabeza, en el frenillo, saboreo tu reserva conservada bajo el prepucio, lo hago hasta que nada queda, trago tu verga hasta la garganta, me lastimo con su cabeza, amoratada y ardiente, si, toda, toda y me ahoga y me raspa y no respiro, me sofoco y no quiero dejarla, me quema la garganta tu deseo concentrado, ríes, ríes y me muestras tus dientes blancos y ávidos de morderme, me la empujas más adentro, hasta el esófago mi señor, hasta verme cianótico, está dura por mi dolor, se llena de tu sangre por mi ser nada, gracias amo, gracias por tu placer.
Lamo los reservorios de tus jugos más apetecidos, más perfume, ahora genuino aroma del máximo de tu intimidad, mi señor, perfume de testosterona de mi amo, de mi dios, gracias por el honor de permitirme embriagar mis sentidos con la fragancia genital de mi dios. ¿Permites que tu esclavo de mierda pase su lengua entre tus glúteos? Si, si, ya sé y te agradezco por haberte limpiado sólo con papel, pelos duros enredados con restos de tu materia, restos secos, se me meten los pelos en la boca y saboreo el terciopelo que rodea tu precioso orificio y meto mi lengua en la seda de ese arito maravilloso, me lleno la boca de pelos duros y los limpio con la lengua, restos secos de materia me van llenando de ser. Divina materia, sabes que la deseo, vuelves a mis pezones lastimados y duelen más, mucho más, mucho, y en mi dolor te pido alimento para mi ser, ríes, ríes, si, si, de nuevo tus perlas blanquísimas muestran placer y satisfacción, soy feliz de tu placer, soy un reventado y asqueroso, todo eso me dices y ya lo sé, me reafirmas lo que soy, pero no, no soy nada, soy lo que quieras que sea, haceme ser, por piedad, me retuerzo de dolor y te pido más, más, hasta el desmayo mi dios, soy un hombre vacío que necesita ser. ¡Lo vas a hacer! ¡Gracias mi amo!
Te sientas sobre mi, abro mi boca y la pego a tu agujero lleno de pelos, abismo profundo de tu ser, mi dios negro y musculoso, viene, sé que viene, viene el viento huracanado de tu vientre y lo aspiro, lleno mis pulmones de tu gas, aspiración de esencia de ser, los aires tumultuosos y sonoros de tu vientre en mis pulmones son el atman vital, y sigues, sigues, tu aro se abre en mi boca y con la lengua recorro la seda que se extiende, la siento, suavísima, pego más mi boca, te penetro con la lengua, tenue anuncio de alimento en mis labios y en mi lengua, hurgo en medio del suave capullo que se dilata y estalla tu materia en mi boca, me la llenas, acre materia que sale de tu cuerpo, que mi dios ha procesado en su cuerpo sagrado y me regala, me alimentas, mi señor generoso, me alimentas con el filtrado de tu propio alimento, mira, mira como lo mastico, mira como lo como, lo trago y saboreo, mi amo, no vomito como la primera vez que me lo diste. ¿Recuerdas cuando después de vomitar me doblaste, me golpeaste como nunca antes lo habías hecho y me ahogaste con tu materia? ¿Recuerdas que después de tragarla a fuerza, lastimado y sin vomitar te limpié la mano con la lengua y tragué y te dije gracias? Había pasado un rayo de odio por mi mente que al instante se convirtió en entrega, en ansia incontenible de entregarte el último reducto de mi dignidad de no ser. Gracias, infinitas gracias por enseñarme a ser, a comer tu regalo más puro, a adorar tu materia mi amo, mi dios y señor. He vencido, he vencido el asco para pasar al deseo, un giro total que debo a tu mirada de complacencia. Comprendí que aprobabas que fuera tuyo para siempre, que comiendo tu materia me adoptabas en propiedad. La erección autónoma de tu miembro al mirarme me lo hizo comprender y ahora la codicio, reafirmo en cada ocasión la nada por vos, el tronco duro de tu virilidad me reafirma y me hace ser, se endurece ante la visión del placer que me da tu materia. Sólo quisiera alimentarme con ella, vivir purificado, en comunión constante, que mi cuerpo no filtre otra cosa que tu materia, que si tu mano se ensucia en mis tripas sepas que sólo es materia tuya procesada por tu esclavo, descarte de tu propio regalo. ¿Qué me dices? ¿Ríes y me dices que tendría que comerla para no desperdiciar nada? Nunca lo hice, pero si me alimentas de ese modo y me fuerzas, quizá aprenda y sea más lo que quieras.
El gemido de placer que lanzas cuando descargas no es sólo por la liberación de tu vientre, no, no es igual cuando descargas en el inodoro y yo de rodillas te beso la verga mientras lo haces, eso es sólo por liberación, el gemido que lanzas cuando me lo haces así, en mi boca, es de dominación, gozas, gozas al reafirmar que soy tuyo hasta la abyección máxima, es placer, y eso me vuelca todos los sentidos, me vacía por completo para llenarme de vos a través de tu materia. Cada paso para tu goce, invirtiendo el dolor y el asco en placer para tu placer me hace ser más, me hace ser, sostiene mi ser, me llena el vacío inmenso de no ser. Si, si, tengo sed, alimento líquido de mi dios. Te paras, me arrodillo entre las columnas perfectas de tus piernas, tomo entre mis indignas manos el eje de mi ser, ahora un poco blando y siempre centro de mi existencia, abro mi boca y espero la bendición de tus aguas. Salen gotas y ahora chorros, los recibo y por arte de beber de cantimplora no dejo caer ni una gota, lo voy tragando, trago el líquido que sobra a tu cuerpo, bien cargado de endorfinas que mueven tu fuerza de atleta, de hormonas de macho de mi amo y dios, fortísimo el sabor de tus glándulas de hombre, de hombre divino, de dios amo. Completo mi ser inodoro, retrete de mi dios para su placer. Quisiera vivir sólo nutrido por tu materia y tus líquidos mi señor, sería la gloria, alcanzaría la pureza máxima de mi ser. Gracias por llenarme, saliva, sudor, gases, materia y líquidos. Gracias por darme todo lo que me permite llevar el collar con tu nombre con orgullo y mostrarlo al mundo. El orgullo se sufrir en tus manos antes otros cuando me llevas a los antros y me humillas y torturas, y otros miran con envidia mi dolor feliz. Lloro de felicidad cuando me destrozas los pezones contra un mostrador ante la mirada asombrada de otros tímidos que nos ven gozar y no se animan. ¿Qué falta? Si, no me animo ni a mencionarlo: tu jugo de hombre, el que todas mis células me piden y que no oso pedirte, el que al beberlo me confirma que sientes que soy.
Cuando me lo concedes y con mi boca te masturbo, cuando siento el eje de mi existencia cada vez más duro, cuando juego con la lengua en tu frenillo y te contorsionas, cuando me muevo más rápido y rítmicamente y en los labios percibo un cosquilleo eléctrico que me anuncia tu estallido maravilloso mientras los músculos de tus piernas se ponen rígidos y tu mano me empuja la nuca, el orgasmo celeste de mi señor, insisto y me apuro y vienen, estallan los chorros de tu jugo de hombre, manjar cargado de las proteínas que faltan a los otros alimentos, esencia de vida de mi dios. Y sigo masturbándote con mi despreciable boca hasta que el exceso de placer hace que me retires con la violencia propia de tu dominio. Riendo me preguntas qué sabor tiene. Sabor a cielo mi señor, sabor a paraíso, indefinible y propio, incomparable, nada se le parece, es lo más preciado que puedo recibir en la vida. Si una gota cae en tu piel la recojo, si una cayese al piso la lamería y me sometería a silicios por el pecado de haberla dejado caer. Ríes de mi ser. ¿Que me lo meterás en las tripas? Divino señor, no merezco semejante regalo.
Cuando para dejármelo en las tripas empujas con toda la fuerza de tu vitalidad portentosa, el eje de mi vida me levanta dentro, siento que todos mis órganos se alzan y duelen tus golpes en el fondo de mi vientre despreciable, duelen con dolor de ser, con el más bello dolor del universo, duele en el dolor inmerecido con que me premias, duele en el honor de que mi dios clave su virilidad en mis tripas sucias, hasta que me lo regalas en tu orgasmo que me concedes como gracia, y sonríes, y lo dejas dentro, y luego, mientras vuelves a mis pezones y me los retuerces, sin tapitas y ardiendo y quemando, y lo sabes y por eso vuelves a torturarme las puntas quemantes, siento que dejas correr tu líquido mas fluido hasta llenarme el vientre, mi ser te agradece su ser. Me rellenas de ti, mi amo, tus líquidos caminan por mis tripas sucias, tus líquidos puros y sagrados, amo mio. Me llenas el cuerpo por todos lados y me ocupas el alma. ¿Qué te falta? ¿Hacerme tragar tus mocos me dices? Si, cuando los tengas te los como mi señor. Son el producto de tu respiración que es la mía, porque si dejas de respirar desaparezco, vuelvo a la nada, no, nunca volveré a la nada. Estas exhausto, acaricio tu espalda, suavemente paso la yemas de mis dedos por tu espalda, acaricio tus glúteos de hombre, fuerte, musculosos. Paso mi lengua por tu espalda, la meto entre tus glúteos, los separas, la introduzco entre ellos y llego a tu ano aún con restos de tu materia, lo limpio con mi lengua, te penetro con mi lengua y saboreo tu ser, lamo hasta que quede inmaculado. Te amo señor mio, mi dios, mi ser. Te idolatro. ¿Qué me dices? ¿Qué te han traicionado en la vida? ¿Qué un día pensaste cortar tus venas e irte en sangre? Por favor, por lo que más quieras, tu esclavo es tuyo, no vuelvas a pensar eso jamás, no quieras matarme. No, nunca.
Eres mi dios y si bien como amo poderoso haces lo que quieres y ni siquiera puedo impedirte que te mates, te imploro, te suplico, desde todo lo que me haces ser, por favor, si un día lo haces, no dejes a tu esclavo sin ser. Corta tus venas y entierra tus brazos sangrantes en mi vientre, destroza mi orificio sucio y destrípame en tu agonía, reviéntame sin piedad, mete todo tu brazo dentro de mi y arráncame los órganos inútiles y sucios, agonicemos juntos, siente en el momento en que se rompa el tiempo el máximo de dolor de tu esclavo empalado. Si lo haces y nos vamos juntos más allá del tiempo, que sea en el orgasmo supremo, en el más completo, y que el mundo encuentre sólo una masa informe de carne y sangre, semen y materia, orines y sudores.
Escapemos juntos de esa masa, fundidos quebrando el tiempo. Y vengan bomberos. Vengan bomberos de anchas espaldas, musculosos y de entrepiernas abultadas, como los hombres a los que me entregas, enfundados en ropas rojas ajustadas, que quemen con lanzallamas la masa informe, que revienten sus bultos las braguetas y sus vergas sirvan de lanzallamas, que nuestras, tus cenizas que serán las mías, vuelen y que las vergas enhiestas de los bomberos desfloren los anos de todos los adolescentes masturbadores que aún esconden avergonzados sus inculpables culpas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!