Por unos zapatos me dejo coger por unos militares I.
Este es un relato de Carlos Alberto, cuando esto sucedió, contaba con 14 años, a esa edad era ya todo un putito experimentado, ya lo habían desculado muchas veces, ya su culito estaba acostumbrado a tragarse vergas de buen tamaño..
Este es un relato de Carlos Alberto, cuando esto sucedió, contaba con 14 años, a esa edad era ya todo un putito experimentado, ya lo habían desculado muchas veces, ya su culito estaba acostumbrado a tragarse vergas de buen tamaño.
Me llamo Carlos, pero me dicen Tito, tengo 33 años actualmente. En ese tiempo era bajo, delgado, katirito, ojos verdes y un culito pequeño pero paradito, que tanto les gusta a los hombres sobre todo los maduros, que eran mis preferidos y a ellos les daba morbo cogerse a un carajito, como ellos decían “carne tierna”.
Mi vida sexual comenzó a los 12 años con un vecino negro de 19 años, amigo de mi tío que me llevaba a un matorral y se lo mamaba hasta hacerme tragar su leche. Fue el quien me desquintó y me hizo ser todo un putito, no me gusto la primera vez, pero como él me decía q éramos novios, tenía que dejarme coger. Luego él se fue al servicio militar y cuando vino, me hizo completamente suyo, era su hembrita.
Era muy rudo a la hora de cogerme, yo seguí con él porque estaba enamorado. Cada vez que salía de permiso me buscaba y me llevaba para su cuarto y eran como 4 horas con el. Sospecho que su mama sabia de la relación porque cada vez que llegaba con el a su casa ella salía. Es hijo único. Fueron 8 meses siendo fiel a él, mas nadie me tocaba. Luego contare esa parte de mi vida si lo desean.
Aquella mañana después de hacer el desayuno a mi tío y mis primos, con quienes vivía, fui a un centro comercial, iba a una zapatería donde estaban los zapatos que me gustaban, unos Jordan negro con blanco me gustaba pasar por allí para ver aquellos zapatos que tanto me gustaban, cuando de repente escuché que me dijeron:
Se quién te puede regalar esos zapatos bb.
Al voltear me sorprendí era el negro militar que me había cogido rico en la playa junto a dos compañeros más y me había besado aún mejor. Me saludo y me dijo:
Conozco a un sargento que te puede regalar esos zapatos, pero tienes que complacerlo.
Me sonreí al escucharlo.
Coño carajito, se te ve ese culito más grande y rico desde aquella vez que te dimos duro en la playa.
Al escuchar aquello me puse nervioso, ese soldado al recordar aquel día me hizo que me excitara recordando lo rico que me cogieran aquel día en la playa.
Estoy con tres amigos, pero puedo llamar al sargento para quedar con él en su apartamento, me dijo y al ver que yo no le decía que no, que simplemente me encogía de hombros dándole a entender que bueno, que estaba de acuerdo.
De inmediato llamó a sus amigos presentándome a sus compañeros o cursos como dicen ellos. Los tres me miraron con morbo y lascivia, estaba claro que ya les había comentado algo de mí.
Muchachos este niño es aguantador, en la playa le dimos duro, dos cursos y yo, y aguanto todo, incluso hasta la doble penetración, les dijo allí delante mía.
Al momento mi cara se empezó a enrojecer por la vergüenza y la pena por lo que les acababa de decir el soldado de mí.
Bufff que lindo niño, así que eres aguantador, ¿Quieres con los 4 bebé? Decía uno de los soldados o cursos como les llaman.
Muerto de vergüenza y enrojecido como estaba, solo moví los hombros en señal que me daba igual, tenía experiencia en orgías con hombres jóvenes y maduros, ya no era la primera vez, por lo que, aunque muerto de vergüenza, aceptaba la invitación.
Entonces voy a llamar al Sargento Carpio, dijo al ver que yo estaba dispuesto a ir con ellos.
Lo hicieron y cuadraron, mientras esperábamos me decían morbosidades excitándome cada vez más. Uno de los soldados que era bastante feo, pero negro como mi amigo, me decía:
Coño bebé, tengo días sin sacarme la leche, quiero q me la saques con la boca y con este culito tan rico que se te ve, me decía a la vez que me apretaba con sus fuertes manos los cachetes de mi pequeño y redondito culito.
Me sonreí ante la mirada de los demás, a los que se les podía notar la tremenda erección que empezaban a tener con aquel uniforme.
Ya verás curso que este carajito nos dejara seco. Aquella vez en la playa mis compañeros le echaron dos cogidas y yo le eche tres, estuvo tres horas con nosotros llevando verga, ya verás que lindo culo tiene, blanquito sin pelo y aguantador, le gusta complacer en todo ya verán, les decía el soldado que ya me conocía.
De repente un auto se paró frente a nosotros y el conductor bajó los vidrios a la vez que nos decía, suban.
El negro me subió adelante con él y los otros soldados atrás. Tenía un poco de miedo, eran cinco hombres para mí y solo conocía a uno. Arrancó y en el trayecto, el sargento me preguntó:
Así que tú eres el chamito que mama guevo rico. Hay que comprobarlo, eres lindo y blanquito como me gustan, me decía mirándome a la cara.
Ya vera jefe como mama este carajito, le decía el negro que ya me conocía. De una se sacó el guevo negro full parado y duro y me dijo: Enséñale al jefe lo bien que mamas bb.
Al escuchar lo que decía, me puso algo nervioso, pero al ver ese guevo que ya me había cogido me excitó aun más de lo que yo ya estaba, lo agarré con mis manos y comencé a pajearlo, el negro me agarro la cabeza y la llevo hacia su guevo.
Nervioso y excitado como ya estaba, me lo metí a la boca full excitado ya que cuatro hombres veian como mamaba.
Traté de metérmelo todo en la boca lo que hizo exclamar a los demás, ¡bufff es garganta profunda este carajito! Que bien mama el putito.
Seguí mamando esa hermosa y oscura polla, mientras los demás tocaban cada parte de mi pequeño y caliente cuerpo, excitándome más de lo que yo ya estaba.
<<<< Vamos bebé, enséñale ese lindo culito al jefe, veras que se enamora de ti.
Me arrodillé en el asiento con mi culito hacia el sargento, mientras El negro me bajaba el short, dejándome con el culito completamente al aire delante del sargento.
y como siempre, cuando ven mi redondito culito blanquito y sin ningún pelo, exclamó el sargento, ¡Guaooo! Que lindo ese culito, blanquito como pa cojelo todos los días. Soldado que buen ejemplar me conseguiste. Pero tú crees que nos aguante a todos, es apenas un adolescente este lindo carajito.
Tranquilo jefe, este carajito es aguantador, no ve como mama con ganas. Cuando lo cogí la primera vez, estaba apretadito, pero se lo metí todo y aguantó, hasta le eché otros dos polvos mas y mis compañeros dos cada uno. Ya verá la sorpresa que se llevará con este carajito.
Llegamos a un edificio viejo, nos bajamos y las pocas personas que había voltearon a mirarnos, ya que los 5 estaban uniformados, lo que hacía más extraño aquel momento, además de verlos con un adolescente.
Empezamos a subir una escalera, yo iba adelante y el sargento tras de mi, me apretaba los cachetes del culito y me decía, carajito yo seré el primero en follarte, ya me tienes cachuo, me tienes arrecho, tienes este culito tan hermoso, que me está volviendo loco.
Yo sonreía, pero pensaba en el momento tan excitante que estaba viviendo, cinco hombres jóvenes y varoniles me deseaban, me iban a follar, me iban a dar por el culo, tenía que complacerlos, tenía que ser su hembrita y dejarlos bien satisfechos.
Entramos a un pequeño apartamento, donde el sargento y dos mas comenzaron a meterme mano. El sargento poniendo orden, dijo:
Tranquilos, no hay que apurarse, tenemos tiempo para comernos este bomboncito que está dispuesto a todo para complacernos, a la vez que me agarraba por la cintura y ante sus amigos, me dio segundo beso metiéndome su lengua en la boca mientras sus manos metiéndolas dentro de mi short apretaba los cachetes de mi culito. Al ratico sentí como el negro me bajo el short dejando mi culito al aire mientras el sargento me besaba.
Un dedo comenzó a entrar en mi hoyito haciéndome gemir de placer mientras que el sargento me quitaba mi franela y comenzaba a mamar mis pequeñas y excitadas tetillas, me daba chupones ricos que me elevaban el goce, mientras los otros tres me tocaban y acariciaban el culito.
Vamos bebé, enséñame lo rico que mamas verga, a la vez que procedían todos a desnudarse.
Ya conocía la polla del negro que medía 22 cm. Al ver los demás me llamo la atención de uno de ellos, el negro más bajito ya que su pene era doblado y creo que mas grande que el del negro. Miraba esa polla con nerviosismo, el dueño de dicha verga al ver cómo lo miraba, me dijo:
Tranquilo carajito que te lo meteré suave, ya verás que te gustara sentirlo todo dentro tuya.
El del sargento era normal, como de 16 cm, un poquito grueso. El más blanco lo tenía de unos 18 centímetros, mientras que el otro debía medir 20 centímetros según mis cálculos.
Me arrodillé comenzando a mamarle la polla al sargento, escuché como suspiraba, ¡bufff! Este carajito es un experto que rico mama, decía a la vez que se estremecía agarrándome la cabeza con sus manos.
Se lo dije jefe, mama mejor que una mujer, ya vera que rico cuando se lo meta por el culo.
Vamos carajito, quiero mamarte ese culito tan rico que se ve para luego cogerte, me dijo el sargento, separándome de su polla.
Me puse en 4 sobre el sofá, mientras el sargento se pegó a mi culito, a la vez que lo abría metiendo su lengua, ¡ohhh! ¡ooohhh! Gemí a la vez que todo mi cuerpo se estremecía al notar la lengua del sargento lamiendo y chupando mi hoyito. Es lo que me mata, que mamen mi hoyito rico, me hace chillar y retorcer de gusto.
El blanco y otro más se pusieron al frente poniéndome sus pollas delante de mi cara, comenzando a mamarlo, mientras el sargento seguía comiéndome mi cada vez más caliente hoyito.
Trataba de meterme toda aquella verga blanca haciendo que se retorciera de gusto, pero la verga del otro soldado negro no podía porque me hacía ahogar.
Luego se puso el negro amigo y el otro soldado, gozando cada mamada que les daba. Así se iban alternando, mientras el sargento no dejaba de comerme el hoyito.
prepárate bebé que te voy a coger, te voy a follar este lindo culito que tienes, no aguanto las ganas que tengo de probarlo. Puso la punta de su verga en la entrada de mi caliente agujerito y poco a poco comenzó a meterlo, sentía su cabeza entrando rico, me gusto su manera de tratarme, no era violento como la mayoría d los que me han follado.
Gemía a pesar de que tenía una polla en la boca, gemía y me retorcía del gusto que me estaba dando sentir como la polla del sargento se iba introduciendo poco a poco por mi caliente culito.
¡Bufff! Que carajito más aguantador, no se queja el condenado, pero hoy va a salir bien follado y preñado en leche de militares.
Como su verga no era muy grande, aguanté cuando comenzó a cogerme muy duro, a la vez que trataba de mamar la verga que me ponían delante.
El sargento luego de llevar un rato cogiéndome, me la saco y le dijo al negro, vamos cógelo tú, dale duro al carajito, que ahora ya tiene el agujerito bien abierto y dilatado.
Tranquilo jefe que se cómo le gusta a este carajito, le escuché decir al negro que ya conocía y ya me había cogido. Sabía que esta polla si me dolería por lo que me relajé, me abrí las nalgas mientras el negro puso su cabezón en la entrada de mi hoyito, lo introdujo un poco a la vez que le dijo:
Ya verá lo aguantador que es este chamito jefe. Con parte de la cabeza introducida, el negro empujó toda su polla, introduciéndola hasta los mismísimos cojones, de una embestida me la había clavado por completo, haciéndome pegar un chillido, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me duele, me duele, chillaba yo. Tremendo dolor que me había dado, se me salieron unas lágrimas, pero por mi experiencia sabía que eso era solo al principio, luego una vez mi culito se dilatara, ya no me dolería.
El negro me tuvo piedad y se quedo tranquilo esperando que se me pasara el dolor. Al verme tranquilo, me pregunto ya estás listo bebé.
Siiii le contesté.
Ok curso ponlo a mamar y aguántale la cabeza que voy a darle duro como le gusta.
Para mi suerte el que lo tenia mas grande me lo puso en la boca y comencé a chuparle la cabeza que estaba babosa, cuando de repente el negro comenzo a darme con violencia haciéndome chillar y gemir a la vez. El cabrón del negro me estaba follando salvajemente, escuchaba mis gemidos y eso lo animaba aún más, ya lo sabía por la otra vez que me había follado en la playa.
Uno de los soldados dijo al ver de qué manera más salvaje me estaba cogiendo, Coño le vas a romper el culo, deja pa nosotros curso, no nos vayas a desgraciar al carajito.
Tranquilo curso que este carajito aguanta guevo que jode, hoy si puedo me lo cojo 4 veces ya veras.
Su manera dura de darme por el culo me hacía gozar, pero el guevo que mamaba no dejaba que gimiera del gozo que me estaba dando. Paso otro para que se lo mamara y luego el otro se puso al lado. Mamaba a uno y pajeaba al otro. Era una escena morbosa, cinco hombres con un adolescente de 14 años recién cumplidos.
Al rato el negro salió y el que faltaba me lo metio de una. Cada uno pasaba por mi culo y boca, siendo el mejor el negro dotado, quien me llegaba hasta lo más profundo de mis entrañas, parecía que me llegaba a la boca del estómago, me daba rico, creo que ha sido uno de los mejores que me ha follado, ese me abría por completo, hasta las piernas me temblaban cuando me la metía por el culo.
¡Ahhh! ¡aaahhh! Así así deme más señor, le gritaba yo cuando me daba por el culo.
Hostia curso me estás tumbando. Dios como le encanta al niño como lo coges. Lo sacaba y lo metía de una, haciéndome suspirar de gozo, aquel carajito me volvía loco, tremendo culito que tenía el muy putito, escucharlo gemir y como apretaba aquel lindo culito, me volvía loco del placer que me daba el condenado.
Ponte en el piso bebé y abre la boca que quiero llegarte en la boca pa que te tragues mi leche. Obedecí, abrí mi boca y el sargento comenzo a pajearse rápido. Ahhh abrela carajito, era tanta la excitación que el primer lechazo me cayó en los ojos, después metio su guevo a mi boca y siguió botando leche, era bastante, parte me la tragaba con placer y la otra caia al suelo de tanta que era.
después fue el negro amigo quien me metió su guevo hasta la garganta haciéndome ahogar con su corrida, pero esta si la tragué toda. Luego los otros dos se corrieron al mismo tiempo echándome parte en la cara y la otra dentro de mi boca. Que delicia es tragar leche y mas si eran de militares que estaban cargados.
Faltaba el negro cabezón quien dijo: Ponte en el sofá con las piernas pa arriba carajito que voy a cogerte como te gusta, quiero preñarte el culito. Me puse y todos vieron en su esplendor mi hoyo rosado, abierto, dilatado e hinchado de tanta verga que me habían dado.
Joder, ese culito aguanta que jode ya lo tiene bien abierto el carajito.
Me agarró y comenzó a meterlo y sacarlo haciéndome gemir duro, ¡ahhh! ¡aaahhh! Chillaba notando como aquella verga me entraba una y otra vez por el culo. Siiií, siií deme más señor, le gritaba.
Al escuchar lo que yo le chillaba, comenzó a darme rápido como me gusta y de repente empece a expulsar mi leche en mi barriga.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba yo retorciéndome de gusto mientras mi pollita soltaba unos largos chorros de semen.
Coño lo hiciste llegar curso dale más duro, mira cómo se corre el carajito, mira que gusto le estás dando.
Este hombre de apenas 20 años era todo un experto, en mi vida de puto ha sido uno de los mejores, como el amigo de mi tío, que era mi dueño, mi novio.
Al rato de estar cogiéndome dijo, bufff, bebé, te preño, te voy a preñar carajito. ¡Ay! Que rico culito, es bien aguantador.
Cuando empecé a sentir chorros de leche que me llegaban a los intestinos, me estaba preñando.
Que placer era chingar con este militar. Lo saco y me dijo, límpialo bebé, prueba mi leche. Me arrodille y con mucho placer comencé a pasarle la lengua.
Coño soldado al niño le encanta tu verga, mira como la mama, la mama con mucho placer.
Ponte en 4 carajito que quiero ver cómo te sale la leche de ese lindo culito.
Obedecí, notando como la leche del soldado comenzó a salir de mi culo. Era bastante espesa la corrida que me había dejado en mis tripas.
Hostia soldado, lo llenaste, mira cómo bota tu leche y mira cómo tiene ese culito abierto.
Me paré a la vez que le decía al Sargento: Señor me presta el baño para limpiarme.
Claro carajito, lávate bien que la siguiente ronda continuara en un rato.
Me fui al baño y ellos comenzaron a comentar lo vivido. Coño jefe creo que este carajito puede con la tropa de cursos que está alla.
Coño no sé, son 12 más, y el mono le reventaría ese culo, porque ese lo tiene muy grueso y grande. Me interesé por lo que los escuché decir, pero me metí al baño a lavarme la boca para sacarme el sabor a leche de los cinco hombres. Abrí la regadera y de repente sentí unas manos agarrando mis nalgas. Era el negro cabezón quien me dijo: Quede con más ganas de tu culo bebé, eres de los pocos que me la ha aguantado.
Me agarró por la cintura diciéndome: Coño carajito me gustaría llevarte a un hotel y pasar un dia entero contigo.
Me sorprendió cuando me agarro la cabeza y comenzó a besarme con morbo mientras apretaba mis nalgas.
Cuando me alejó de su boca sin soltarme le dije: Ud también me gusta señor, me gusto como me cogió, me hizo llegar, me hizo soltar la leche.
tú quieres que te siga cogiendo bebé.
Si señor, las veces que ud quiera.
¿Te gustaría que fuera tu macho?
No sé señor, no sé porque no lo voy a ver todos los días.
De acuerdo carajito, pero cuando te busque me darás culito siempre ¿eh?
Si señor, le daré culito siempre que usted quiera.
Bueno, está bien carajito, ahora mámalo.
Comencé a mamarlo y me provoco tocarle sus nalgas, pensé que le molestaría, pero se quedó tranquilo cuando puse mis pequeñas manos en sus nalgotas y seguí mamando.
Mayor sorpresa fue cuando se giró y me dijo: Mámame el culo bebé, hazlo rico. Abrió sus nalgas negras y vi su hoyo morado, me pegué a darle lengüetazos y el negro cabezón pego mi cara aún más a su culo. El negro gemía rico, pero luego se volteó, me pegó a la pared y comenzó a follarme rico. Me estaba dando cuando tocaron la puerta. Coño curso no te agarres pa ti solo al chamo, ya queremos darle la segunda ronda.
Aguántese que le estoy dando rico, que culito más aguantador, bufff rico bebé.
Este hombre me tenía gozando mucho, era uno de los mejores folladores que han pasado por mi culito.
¡Ay que gusto! ¡ay, señor, que rico me coge! Gritaba yo.
Sí bebé, ¿quieres que sea tu macho?
Siií quiero, le contesté.
Al rato de estar cogiéndome dijo:
Ya bebé, ya te vuelvo a preñar.
No señor, no me la eche en el culo, la quiero en la boca. Me la saco me arrodillé y al instante sentí su leche en mi boca, la cual tragué con gusto.
¡Ahhh! Que gusto carajito eres lo máximo, me encantas.
El salió y al ratico Salí yo. Al estar en la sala vi sendo espectáculo los otros 4 con la verga parada esperando por quien me decidía.
Continuara
uffff esto esta demasiado bueno brother