Potro, mi amor y mejor amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cambro_david.
Potro y yo habíamos sido amigos desde los 7 años. Vivíamos a 3 casas de distancia en una calle sin salida que terminaba en un cafetal. Desde chicos nos pasábamos todas las tardes jugando juntos. Analizándolo años más tarde, él fue el que me hizo darme cuenta de que yo era diferente a los demás chicos. Me encantaba todo de él, su sonrisa, sus brillantes ojos negros, sus piernas gruesas y masculinas… como se le marcaba la línea del calzoncillo en su culo gordo y redondo cuando usaba esos pantaloncillos cortos… pero lo que más me gustaba era su personalidad, lo lindo que era conmigo, era mi mejor amigo y a esa corta edad yo lo amaba.
Conforme íbamos creciendo nuestra amistad iba se iba fortaleciendo. Estábamos en la misma escuela y la cursamos juntos. Conforme iba creciendo me gustaba cada día más. Con el pasar de los años se iba haciendo más macho, era excelente jugando futbol y esto le ayudaba con el desarrollo de su cuerpo, de sus piernas y culo. Su espalda se ensanchaba y cada año estaba más musculado, fornido.
Después, como era de esperarse íbamos al mismo cole, y seguíamos siendo mejores amigos. Fue a los 13 años, luego de informarme bien, que acepte (conmigo mismo) que era gay y que me gustaba Potro. El, por el contrario, no podía ser más heterosexual. En esa edad que las hormonas se vuelven locas, se la pasaba siempre caliente, espiando a las chicas, buscando siempre novias diferentes que les siguieran el juego y se apuntaran a la calentura. Yo al principio le seguía el juego y buscaba imitarle y me apuntaba con él al mismo juego, pero siempre terminaba sintiéndome mal conmigo mismo. Sentía que me estaba engañando y a las chicas con las que me andaba besando. A los 14 me hice de una novia a la cual realmente amaba, ya saben, de ese amor inocente de adolecente. Duramos un año junto, pero yo la termine al darme cuenta de que por más que la amara, no la deseaba, deseaba a mi amigo Potro y ninguna mujer me haría cambiar. Era homosexual y a los 15 años tenía que ser maduro, aceptarlo y tomar cartas en el asunto.
Fue sin ninguna duda una de las cosas más difíciles que había hecho hasta esa edad. Tenía que contarle esto a mi mejor amigo. A pesar de que él era, como la mayoría de los chicos, bastante homofóbico, sabía que podía contarle lo que fuera y el me daría el mejor consejo. No lo tomó de la mejor manera (yo por supuesto que no le dije que me gustaba, solamente le dije que me gustaban los hombres). Se enojó conmigo, decía: – tú eres mí mejor amigo de siempre cabrón… ¿cómo pretendes que sigamos siendo amigos? … yo no puedo andar con un maricón, ¿Qué va a pensar de mí la gente? … Pero si yo te conozco, has andado con un montón de chavas, esto es solo una fase… es por haber terminado con la Susana – Yo le explicaba que yo seguía siendo el mismo, que desde hacía mucho sabia de mi condición y que nada iba a cambiar, que no pensaba salir del closet públicamente pero que el cómo mi mejor amigo tenía que saberlo. En un final al darse cuenta de que no era algo temporal y que no me iba a convencer de lo contrario se fue molesto… pasó un mes sin hablarme pero no pudo deshacerse de mi… me gusta pensar que le hacía falta.
Como si no hubiera pasado nada y nunca le hubiera contado volvimos a nuestra antigua rutina de pasar vacilando a toda hora… ya más calmado un día que estábamos solos en su casa me reclamó nuevamente: – ¿Por qué tuviste que contarme, hubiera sido mejor que te dejaras eso para ti? … a veces no sé muy bien cómo tratarte, pero yo te veo y eres el mismo de siempre – así tiene que ser Potro… yo soy el mismo de siempre… y te conté porque ocupo de tu ayuda, esto no es fácil… si en mi casa se dan cuenta me matan… ¿a quién más le iba a contar? Tu eres mi mejor amigo de siempre, no quería seguir mintiendo y actuando cada vez que me preguntabas por las viejas… me sentía mal haciéndolo – (Su mirada entonces se llenó de comprensión, sabía que se había comportado como un imbécil) No… pues si… perdóname Adrián… me he portado como un idiota. Te prometo que a partir de hoy me voy a esforzar por ser un mejor amigo… Y dime… ¿ya has estado con alguien? – NOOO… que dices… posiblemente tenga que esperarme un buen rato hasta poder estar con alguien… este pueblo es muy chico – Pero si te gusta alguien – Si obvio – ¿Quién? – Aarón – jajajaja ¿ese cabezón horrible? – tiene una sonrisa que me derrite – Jajaja, no solo resultaste marica sino también con mal gusto Jajaja – mal gusto sería decir que tú me gustas Jajaja (y tirándome un almohadazo terminamos luchando).
A partir de ese día la relación de amistad mejoró totalmente. Son realmente increíbles los beneficios que trae el ser honesto. Siempre que estaba cerca de Aarón él se moría de risa y me daba consejos para ligármelo. En otras ocasiones, cuando salíamos todos los amigos del cole, nuevamente tenía que ponerme a ligar chicas, pero intentaba no darles ninguna esperanza. Dos años pasaron y ya estábamos en el último año del cole. Desde su última novia, Potro había quedado con mala fama entre las chicas. La relación había terminado mal y la chica había lanzado unos rumores parte verdad, parte mentira que se esparcieron rápidamente y desde entonces ya ninguna chica quería tener nada que ver con él. Sumado a que Potro no era el más guapo de los chavales, llevaba 6 meses intentando ligarse a cualquier mujer. Un viernes de verano fuimos todo el grupo de amigos a la fiesta de una amiga que tenía la casa sola ese fin de semana. Potro a las 12 de la noche, cansado de que Melissa no le hiciera caso me pidió que nos fuéramos ya a la casa.
Él estaba bastante tomado y yo, para que se le bajara un poco y en su casa no lo descubrieran, me lo lleve caminando desde donde estábamos. Estábamos algo alejados y duramos como una hora llegando, pero esa hora se pasó volando mientras hablábamos y yo intentaba animarlo. En realidad él si se merecía lo que le estaba pasando, se había comportado como un imbécil con su exnovia y era hora de que cambiara y tratara mejor a las mujeres. Llegamos y nos quedamos un rato más sentados al frente de su casa, mientras terminábamos de hablar – si Adri… yo estoy dispuesto a ser un mejor novio, pero si ninguna chica me da una oportunidad ¿cómo voy a hacerlo? – Pues con chicas del pueblo va a estar difícil, tendrás que esperar a conocer una chica nueva, el próximo año en la U – estás loco cabrón … yo no puedo esperarme 6 meses más, con lo caliente que ando me volvería loco… ya estoy cansado de estármela jalando – si tu estas así, imagínate como estoy yo – Jajaja … tienes razón, no debería de estarme quejando (después de un corto silencio) … que lastima que tu no seas niña, sino podríamos estar juntos – (yo muerto de la felicidad por esas palabras tan lindas lo abracé tiernamente… él, se dejó abrazar… luego para cortar el hielo le dije en broma, aun abrazados 🙂 si yo fuera niña no andaría con un cabrón tan feo como tú –
Ahí mismo nos pusimos a luchar en de inmediato, a pesar de que él era más grande y fuerte, yo le daba pelea y le metía buenos golpes, cuando al final me tenía sometido y estaba prácticamente encima mío, mirándome serio a los ojos me dijo: – quiero que me la mames – (yo sin creer lo que estaba escuchando lo tomé a broma) Jajaja, si ya voy cabrón, primero déjame ir a buscar el microscopio para encontrártela, jajaja – (el sin soltarme y todavía con su mirada clavada en mi) Yo sé que no te gusto pero estoy hablando en serio, estoy demasiado caliente y no quiero llegar a mi cama a sobármela, ¿me harías ese favor, solamente como amigo?
El entonces me ayudó a levantarme y nos metimos un poco adentro del cafetal. Ninguno decía nada, pero la excitación estaba a flor de piel. El entonces comenzó a quitarse la faja. Yo le tome la mano y le dije: -Déjame a mí – me puse de cuclillas frente a él y con mi palma abierta comencé a acariciarle el bulto mientras mi otra mano, hábilmente, soltaba el cinturón y el botón del pantalón. Cuando estuvo listo, por su propio peso cayó al suelo. Ahí estaba yo frente al macho de mis sueños, en bóxer briefs, con una notable erección acomodada de lado izquierdo y con una mancha de líquido preseminal en la punta que evidenciaba lo caliente que estaba. Yo ansioso de ver de que estaba hecho mi amor platónico, de inmediato le baje los boxers hasta sus tobillos. Ahí estaba esa verga tiesa, morena, 13 centímetros, gruesa, con la cabeza húmeda y el prepucio a medio bajar mirándome, pidiendo clemencia. Yo tomándola con mi mano, le termine de bajar el prepucio y le pegue una olfateada a esa cabeza que me dejó como loco. No sé si eran las feromonas, la testosterona que expedía o qué, pero era la cosa más rica que en mi vida había olido. Alcé a ver a Potro que como bobo con su mirada me pedía que de una vez me la metiera a la boca. Yo ni lerdo ni perezoso me la metí y no pare hasta que mi nariz choco con sus vellos cuidadosamente recortados.
Potro con un quejido ahogado me hacía saber que estaba en el cielo. Yo sin tener experiencia en el asunto empecé a comerme esa polla como si no hubiera mañana, envolviéndola con mi lengua y presionándola con mis mejillas, intentando extraer todo el sabor posible, feliz con la vida por darme esta oportunidad. Solamente 2 minutos más tardes en medio de gemidos mudos, mientras yo intentaba dar la mejor mamada de mi vida, Potro me la saco de mi boca, se masturbó frenéticamente por 5 segundos y empezó a disparar su leche en mi cara mientras yo con la boca abierta intentaba atrapar cada uno de sus lefazos. Mientras, agitado aun por el orgasmo Potro se recuperaba del mismo, yo tome su verga y limpie con mi lengua las ultimas gotas de semen que aún quedaban. Luego alcé la mirada para ver que aun con los ojos cerrados se recuperaba de la experiencia. Casi inmediatamente abrió los ojos y me quitó la mirada. Se subió el bóxer y los pantalones – tengo que levantarme mañana temprano, será mejor que me vaya a dormir… Muchas gracias… – Y sin mirarme desapareció por entre el cafetal.
Toda la felicidad que hacía 30 segundos tenía había desparecido. Ahí en el cafetal, aun de cuclillas y con la cara llena de semen me sentí como la puta más barata que había existido. En mi mente me le obré, con todas las ganas a Potro… Le había quitado, con esa actitud, toda la belleza a lo que habíamos hecho.
Fin de la primera parte.
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