Primanotte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Thiudarex.
Hace ya bastante tiempo, pero lo recuerdo claramente… mi madre y yo nos habíamos mudado a un edificio por la zona central de la ciudad; un departamento pequeño pero suficiente para mi madre y yo. Nuevo en el edificio y en el barrio, no tarde en hacerme amigo de unos chavos de mi edad, en particular de uno que vivía en el mismo edificio dos pisos más abajo, al igual q yo vivía solamente con su madre; nos hicimos buenos amigos desde el primer instante y pasábamos la tardes juntos ya sea jugando con el resto de los chavos, jugando nintendo, leyendo historietas que para entonces nos encantaba o viendo la televisión. Yo solía apurar la comida y bajar a su departamento donde pasábamos la mayor parte del tiempo. Una tarde en particular, al llegar a su departamento y entrar como si fuera el mío, me dirijo a su habitación y veo que había una cama adicional a la de mi amigo y en ella un muchacho mayor; ante mi extrañeza, mi amigo, que acababa de entrar, me presenta a su hermano mayor Roberto, que estudiaba en la Universidad de la ciudad vecina y que pasaría las vacaciones de verano en casa con ellos, luego de intercambiar nombres y no dándole mayor importancia; mi amigo y yo nos entregamos a las actividades de siempre.
Pasaron como tres días antes que volviese a ver a Roberto, sólo que esta vez repare más en él que la primera y fue algo por lo cual yo quedé muy extrañado. Como de costumbre había entrado en el departamento de mi amigo, sólo que esta vez me tropecé de lleno con Roberto, me sujetó para que yo no me cayese y con una enorme sonrisa me saludó, yo sin pronunciar palabra me quede mirándolo: llevaba unos pantaloncillos cortos y una camiseta sin mangas, me llamó mucho la atención sus piernas velludas y fuertes al igual q sus hombros redondos limpios que terminaban en unos brazos largos y de un vello corto y claro; finalmente le sonreí y pregunte por mi amigo. Roberto, me indicó que había salido con su madre y que no tardaba en llegar, ante mi cara dubitativa, me dijo que si quería podía esperarlo. Los dos nos fuimos a la habitación y nos pusimos a jugar con el nintendo y luego de batallar bastante puede ganarle uno de los juegos. Me puse a dar brinquitos y echarle en cara el haberle ganado. Roberto se levantó de su cama y me sujetó y me botó sobre la cama de a lado y montándose sobre mi me daba suaves puñetes y sonriendo me decía que él me había dejado ganar para que no pusiera mi cara de chiquillo ofendido; así los dos estábamos riendo y jugando de esa manera hasta que los roces con su cuerpo me excitaron, no puedo decir que para ese entonces yo tenía un gran miembro (yo era apenas un chiquillo) pero Roberto lo notó, exclamando un “uuuuyy” se levantó y me dijo “creo que tu amiguito se despertó”, eso me avergonzó mucho y me puse muy rojo, me paré y trate de salir corriendo pero Roberto me contuvo y me dijo que no me preocupara que era algo muy normal; me abrazó y me hizo sentir bien. A esto, llegó mi amigo con su madre y salimos a su encuentro en la sala, nos contaron que una tía se encontraba un poco delicada e irían unos días a cuidarla.
Al día siguiente, yo me encontraba jugando futbol con los amigos del barrio y veo que Roberto estaba parado en la puerta del edificio, lo salude con la mano y él hizo lo mismo; luego de una media hora ya cuando me dirigía al edificio veo que Roberto seguía ahí, pasé por su lado y le pregunté si no habían viajado, él me dijo que él había preferido quedarse, entramos juntos al edificio y en el elevador me pregunto si quería jugar nintendo con él, yo le dije que no podía que debía regresar a mi casa. Se bajó en su piso y yo subí hasta el mío. Al entrar a mi departamento me di cuenta que mi madre todavía no había llegado y algo me impulsaba a ir al departamento de Roberto; así como estaba, salí y baje las gradas corriendo y al llegar a la puerta de su departamento me detuve y tarde unos minutos en atreverme a tocar la puerta. Finalmente, me decidí y luego de tocar me abrió Roberto, sólo traía puestos los pantaloncillos cortos del otro día, me miró sonriendo y me dijo que pasara. Fuimos directo a la habitación y mientras el prendía la tele y el nintendo yo me senté al borde de la cama, cuando se dio la vuelta me fije en su pecho firme y en la línea de vello claro que recorría su vientre plano hasta perderse en sus pantaloncillos, me miro y sonrió. Me pasó un control y tomando el otro se recostó en su cama. Jugamos durante un rato, yo transpiraba, hacía calor, pero transpiraba más de nerviosismo. Roberto paró el juego, yo me di la vuelta para mirarlo y vi que unas gotas de sudor bajaban por su pecho; “hace calor” me dijo, yo asentí con la cabeza, “no te bañaste después de tu juego, no?” yo le respondí que no había tenido tiempo, me dijo que si quería tomar una ducha, yo me quede callado y él insistió “vamos, nos va refrescar, que nunca te bañaste con tus hermanos?” yo le dije que era hijo único. Roberto se levantó de la cama y dirigiéndose hacia la puerta se bajó los pantaloncillos, tenia puestos unos calzoncillos blancos muy pegados; “vamos” me dijo, me pare y lo seguí al cuarto de baño. Ya en el baño, abrió la llave del agua y esperó un rato, se sacó los calzoncillos y se metió bajo el agua. Yo lo miraba y él sonriendo me dijo “está rica el agua, ven, desvístete”. Me saqué las zapatillas y me desvestí lentamente sin poder evitar la tembladera que tenía en todo el cuerpo, Roberto me miraba de reojo y frotaba el agua en su cuerpo; me dijo, “mierda, que eres blanco, ya sácate los calzoncillos y metete bajo el agua”, yo obedecí y ya dentro de la ducha sin atreverme a acercarme, Roberto me jaló hacia el agua, tomó el jaboncillo y lo frotó por mi cuerpo; por mi espalda y cruzando su brazo por mi pecho, me dio la vuelta y ahí me di cuenta de que él tenía una erección. Roberto era bastante más alto que yo, por lo que su pene recto y grueso tocaba a la altura de mi estomago, me quede observando su miembro y la gran cantidad de vello que tenía en la base. Me siguió jabonando y poco a poco bajo su mano hasta mis partes y las jabonó; ahí no pude evitar una erección y se me paró, me jabonó suavemente frotando mi pene, sentía que mi cuerpo se estremecía y estoy seguro que él también lo sentía; nuevamente me hizo dar la vuelta y frotó mis glúteos suavemente con el jabón y fue metiendo su mano entre la raya y yo di un brinco; “tranquilo, sólo te estoy lavando” me dijo, dejé que pasara el jabón por entre mis glúteos y sentí uno de sus dedos en mi ano, la sensación era extraña pero placentera; ahí me dijo “ya!, ahora enjuágate” se retiro del chorro de agua y me puso debajo, mientras yo me quitaba la espuma él se pasó el jabón por todo el cuerpo y por su pene, lo jabonó a todo lo largo mientras me observaba y la espuma se mezclaba con sus vellos. Luego, se acercó a mí y me abrazó, se enjuagó la espuma y cerro la llave del agua. Salió de la ducha, tomó una toalla y me la pasó y se comenzó a secar con otra. Con las toallas a la cintura regresamos a la habitación y seguimos jugando nintendo, luego de una hora yo me vestí y regrese a mi departamento. Apenas pude dormir esa noche.
Al día siguiente me encontré a Roberto en la tienda, yo compraba una coca cola para el almuerzo, me saludó y me frotó la cabeza en un gesto cariñoso “te espero esta tarde como a las 4, ok?” yo sonreí y asentí con la cabeza. A las cuatro de tarde, muy puntual, yo estaba tocando la puerta del departamento de Roberto; “pasa está abierto” escuche un grito. Él estaba recostado en el sillón de la sala leyendo una revista. Se incorporó y me preguntó si quería un refresco, le dije que sí, trajo dos vasos, se sentó a mi lado y me alcanzó uno de los vasos, me pasó el brazo por los hombros y así abrazado por él comencé a tomar mi refresco, me charló de sus cosas, de que tenía una novia en la universidad, yo lo miraba mientras él hablaba. Tenía puesta una playera blanca y unos jeans ajustados a su cuerpo que marcaban su paquete. Bajó su brazo hasta la altura de mi espalda baja mientras me acariciaba con la mano, cruzo su brazo por mi cintura y metió sus dedos por entre mis bermudas, él seguía hablando y yo era completamente mudo; poco a poco fue metiendo su mano dentro de mis bermudas y por sobre mi calzoncillo, con su otra mano desabotonó mis bermudas y me bajó el cierre con lo que pudo posar su mano completamente contra mi pene agarrándolo junto con mis testículos, se me estaba poniendo duro, cuando sintió que ya estaba completamente erecto me dijo “párate, quiero ver tus calzoncillos” yo hice caso y me levante frente a él, me bajó las bermudas, yo tenía puestos unos calzoncillos blancos de esos que tienen una apertura como bolsillito para sacar el pene cuando se quiere mear, metió su mano por ella y saco mi pene por entre la apertura, me miró y yo seguía mudo, se incorporo un poco del sillón y me sacó la playera haciendo que yo subiera los brazos, acarició mis brazos y mi pecho con sus dedos y volvió a tocar mi pene; se reclinó nuevamente en el sillón y me preguntó si yo quería tocar el de él yo asentí con la cabeza, “vas a tener que desabrochar y abrir mi pantalón” me dijo, yo me hinqué en el piso y trate de abrir sus jeans pero el botón estaba muy duro, él me ayudo con una de sus manos y yo le desabotone el resto, con sorpresa descubrí que no traía ropa interior y que ya la tenía parada. Su pene era grande, más grande que el mío, “vamos, agárralo” me dijo y yo lo toque con una de mis manos, unas gotas de líquido transparente salían de la punta, con uno de mi dedos frote el líquido por la cabeza de su pene, él se estremeció un poco, yo dije “perdón” y retire mi mano, pero él me dijo “está bien, no hay problema” y me sonrió. “Vamos a la habitación” me dijo, se incorporó y me ayudó a levantarme, porque todavía tenía las bermudas entre mis piernas. Roberto se adelantó hacia la habitación y yo al pararme instintivamente me subí las bermudas, entramos al dormitorio y él seguía con los jeans puestos pero abiertos y sus huevos sobresalían junto con su pene. Se sentó en la cama y se sacó la playera me hizo señas para que me acercara, me bajó las bermudas junto con el calzoncillo y yo me quité las zapatillas; me acercó hacia su cuerpo, estaba caliente y un poco sudado, me besó, yo nunca había besado a nadie y no sabía cómo hacerlo, pero abrí la boca y puede sentir su lengua húmeda dentro; me subió a la cama y comenzó a acariciar mi cuerpo, me hizo ponerme de pecho sobre la cama y acariciaba mi espalda yo me retorcía un poco al sentir sus dedos pasar y más aún cuando sentí su labios en mi espalda. Roberto se puso sobre mi y sentí su pene contra mi trasero, no sé cómo explicar que esa sensación provocaba explosiones en mi. “quieres hacerlo?” me preguntó, yo tontamente dije “qué?” y él solo repitió la pregunta “quieres hacerlo?” yo solo dije “ajum”. Roberto tomó una botella de crema de la mesita de noche y al rato sentí sus dedos en mi ano con algo frio, me frotó con la crema y sentía como sus dedos masajeaban mi ano, todo alrededor y de pronto metió uno de sus dedos dentro mío yo me moví y exclame, él me dijo “tranquilo” y siguió, poco a poco lo fue metiéndolo más y sentía como movía su dedo dentro mío; luego se detuvo y yo voltee la cabeza, él se estaba poniendo la crema en su pene, volvía meter mi cara entre las almohadas y sentí la punta de su pene en mi ano, hacia fuerza por meterlo pero yo estaba muy nervioso, me dijo que me relajara y sujetándome de la cadera con una mano mientras con la otra separaba mis glúteos logró meter la cabeza yo pegue un grito de dolor; Roberto, sacó su pene y nuevamente me masajeo con los dedos, acercó su cara a mi oído y me dijo “vamos, ahora tienes que aguantar como hombre” y sin más se colocó nuevamente y me la fue metiendo, yo sentía una punzada de dolor pero me aguantaba de no chillar y apretaba las almohadas contra mi cara; Roberto la siguió metiendo hasta que estaba toda dentro, yo me sentía incomodo, su verga era muy grande y me parecía que me iba a partir en dos, cuando estaba ya toda dentro, Roberto se quedó quieto y esperó un rato a que yo me calmara luego se fue moviendo lentamente y después más rápido, yo sentía como su verga salía hasta la mitad y volvía entrar y así cada vez más rápido, estuvimos así un buen rato hasta que Roberto hizo un sonido casi gutural y sentí como su pene palpitaba dentro mío.
Terminó y terminó un montón, porqué cuando saco su pene un chorrito de semen salió de mi trasero. Después de terminar dentro mío, Roberto recién se sacó sus jeans y se echo a mi lado, yo seguía inmóvil en la misma posición, me dio la vuelta, yo seguía excitado y él me comenzó a masturbar poniéndose la crema en la mano, me frotó el pene tan rico que termine en un ratito, esparció mi semen en mi estomago y mi pecho y luego me abrazo, así nos quedamos dormidos. Cuando despertamos ya estaba oscuro y yo me fui a mi casa.
Pasaron unos días sin ver a Roberto y yo no podía pensar en otra cosa, era sábado tipo diez de la noche, mi madre había salido y yo estaba solo en casa, tocan a la puerta y pregunté quién era, “soy yo Roberto”, abrí la puerta y le dije “y si madre te ve”, a lo que me respondió “la vi salir del edificio” y sonriendo cerró la puerta. Se notaba que estaba un poco borracho, “donde es tu cuarto?” me preguntó, yo caminé hacia mi habitación y él me siguió, me dijo que me sentara en la cama y se paro frente mío, se abrió el pantalón, tenía unos calzoncillos negros que apenas sujetaban su verga que estaba dura, se abrió los calzoncillos y su pene salió como apurado por liberarse. Se acercó a mí y tomo mi cabeza por atrás y la empujó hacia su pene y me dijo “vamos, chúpala” su pene tenía un olor fuerte, Roberto se agarró el pene y puso la punta en mis labios, yo abrí la boca y lo metió, el sabor era más extraño todavía, como yo me quedé quieto Roberto comenzó a moverse, movía su cadera como penetrándome por la boca mientras me sujetaba la cabeza, empezó a hacerlo rápido y en una de esas casi me atraganto, pero Roberto seguía y seguía, sólo me dijo “quiero acabar en tu boca” y terminó, me llenó la boca de semen y sacó su pene, yo estaba punto de escupirlo todo pero Roberto me dijo que me lo tragase todo y que terminara de lamer bien lo que quedaba en su verga y así lo hice, se acomodó el pene todavía duro dentro de sus calzoncillos y me dijo “mañana te espero a la 9 am en mi casa”, se cerró el pantalón y se fue. Yo me quede con el sabor de su semen en mi boca toda la noche, aún cuando luego me enjuague.
A la mañana siguiente Roberto me abrió la puerta, todavía estaba con los calzoncillos negros de la noche anterior, bastante ajustados y se le metían entre las nalgas cuando caminaba; fuimos directo a su habitación y él se metió en la cama, me dijo que me desvistiera y me metiera también; me saqué la ropa y sólo con calzoncillos me metí a su lado, nos tapamos con las sabanas y Roberto se durmió abrazándome, al poco rato yo también me quede dormido. Me desperté al sentir que Roberto me estaba bajando el calzoncillo, ya tenía la mano toda llena de crema y me la untó en mi trasero y sin más me la metió de uno solo, yo contuve un grito y trate de safarme, Roberto me sujeto del pecho y siguió, me la metió hasta adentro y comenzó a moverse, luego me volteó un poco y se puso sobre mí, luego la sacó y me dio la vuelta por completo, puso mis piernas sobre sus hombros y me la volvió a clavar, lo estaba haciendo fuerte y yo no aguantaba, la sacó y yo pensé que ya había acabado; pero no, hizo que me pusiera de cuatro y agarrándome de la cadera con ambas manos me la metió una vez más, la empujaba fuerte y jalaba mi cadera hacia él, lo hacía rápido y fuerte; así lo hicimos hasta que yo acabé sin tocarme y al poco rato Roberto acabó, el placer que sentí al acabar hizo que todo mi cuero se estremeciera y temblara. Roberto se dejo caer y sobre mí y yo sobre la cama, nos quedamos dormidos. Al rato Roberto me despertó y me dijo “vamos nene, estamos oliendo… a la ducha”, nos paramos y fuimos a la ducha, ya bajo el agua Roberto puso mis manos sobre la pared me inclinó un poco y se jabonó el pene, que ya estaba nuevamente duro, lleno de jabón me lo metió aunque me ardía un poco y lo hicimos bajo el agua tibia de la ducha, fue más suave y cariñoso me besaba el cuello y recorría sus manos por mi cuerpo mientras lo hacía, ahí él acabo una vez más y nos salimos de la ducha.
Sólo con las toallas a la cintura fuimos a la cocina y Roberto preparó dos emparedados que comimos como si no habríamos comido en días, tomamos un poco de coca cola y nos fuimos a la sala, Roberto se sentó en un sillón y se abrió la toalla y yo no podía creerlo la tenía nuevamente parada, me dijo “ven mi amor” yo fui a su lado y me pidió que se la chupara, “ensalívala bien” me dijo, yo hice todo lo posible por llenarla de saliva mientras se la chupaba, me detuvo e hizo que me parara y él sin levantarse del sillón me pidió que me sentara sobre su verga, la sujeto mientras con la otra mano me ayudaba a acomodarla dentro mío, me senté completamente sobre su verga y nunca la sentí tan adentro, así estuvimos un rato sin movernos, él dentro mío y yo sintiendo en mi espalda los latidos acelerados de su corazón. Sin salirse de mí, me inclinó hacia el piso y con mi cuerpo flexionado hacia abajo y la cadera hacia arriba y él con una rodilla en el piso y la otra pierna en L, comenzó a hacérmelo, la sacaba completamente y la volvía a meter toda, luego hizo que apoyara la mitad de mi cuerpo en el sillón y él de rodillas, la sacaba y la volvía a meter, le dije que me estaba ardiendo, se paró y fue al dormitorio por la crema se embadurno todo su pene y me la volvió a meter, esta vez tardó mucho en terminar y yo sentía que mi trasero se iba a partir a la vez que me ardía; cuando terminó luego de un buen rato de partirme el trasero me dijo “mañana llegan mi madre y mi hermano y yo me voy en unos días más”.
Sé que Roberto ahora está casado con la que era su novia de la universidad y tienen dos niños pequeños y yo …
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