Primer Gay cine porno
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Primero que nada, este relato es de mi autoría, y es completamente real.
Me excita el hecho de escribirlo y que lo comenten.
Siempre me he considerado una persona heterosexual, y siempre he tenido novias muy atractivas, que causarían envidia a muchos, pero de un tiempo a la fecha en mi privacidad, sentí la curiosidad de acariciar mi ano.
Esto pasaba siempre que terminaba de ir al baño a hacer del dos y me limpiaba perfectamente mi cola.
Posteriormente me humedecía un dedo con salivita y lo pasaba por encima de mi ano sintiendo las arruguitas y apretándolo para sentir el movimiento de cómo se cerraba.
Esto me excitaba y me provocaba hacerme unas tremendas chaquetas con una venida muy jugosa.
Nunca imagine que esto abriría una ventana de nuevas sensaciones y tentaciones.
Poco a poco, esto a empezó a subir de nivel.
Comencé a usar crema corporal en mis dedos para acariciar mi culito virgen y otros lubricantes que cualquier iniciador inexperto utilizaría.
Incluso llegue a masturbarme y a untarme mis propios mecos en el ano fantaseando que alguien me los aventaba y me acariciaba con los mecos en mis nalgas.
Cuando me empecé a meter el dedo, fue poco a poco con crema marca Hinds.
Cuando apenas metí la puntita del dedo índice, sentí como ganas de cagar, pero a la vez sentía como se me engrosaba el pene cuando dejaba el dedo adentro.
Con el paso del tiempo esto subió de intensidad y empecé a meterme lapiceros, plumones por el culo, aunque perfectamente limpios y lubricados por supuesto.
Pero siempre sentía que algo me hacía falta.
Quería probar nuevas sensaciones.
Siempre quería más y más.
De hecho, ocasionalmente fantaseaba con un joto operado de las chiches que vive cerca de mi casa, e imaginaba que me penetraba, etc.
De vez en cuando me daban ganas de ir a algún bar gay o algo, pero después de que me venía me arrepentía.
Mis masturbaciones llegaron al grado de utilizar cosas más grandes y gruesas, como zanahorias, que antes perfectamente limpiaba, pero las acercaba y pegaba a mi pene.
Las llenaba de mis líquidos pre seminales que tenía saliendo ya en la punta del pito y embarra la zanahoria en la punta y a lo largo de la verdura, para posteriormente ponerme en cuatro (a gatas) y simular que alguien me ofrecía su pito y yo se la chupaba.
Me encantaba y excitaba mucho el sabor de los propios jugos de mi verga.
En fin, mi historia se remonta hace ya unos cuantos años atrás, cuando tenía 16 años recién cumplidos, cuando un día amanecí demasiado cachondo y decidí que en ese día, después de trabajar, finalmente haría mi fantasía realidad.
Yo trabajaba en una oficina como auxiliar contable y mensajero, así que después de mi horario del trabajo, me fui de camisa y pantalón de vestir.
Decidí ir a un cine porno que había en mi ciudad.
Es muy sabido que en esos lugares abundan gays.
En el camino rumbo al lugar, sentía como estaba nervioso conforme me acercaba al cine, pero ya estaba decidido a cumplir mi fantasía, además, había ya pospuesto mucho la ocasión.
En fin, llegue al estacionamiento, entre al lugar, y pague el cover que era de 20 pesos y 15 de estacionamiento.
Ingresé una de las salas, y sentí una nube de humo de cigarro, y olía a cerveza rancia, pero eso no me importo.
Pude observar que en cuanto entre, muchas miradas se desviaron hacia mí, eso me puso más nervioso.
Supuse que entre las personas que se encontraban ahí ya se conocían, ya que se encontraban en pequeños grupos, algunos de pie, otros sentados platicando entre ellos.
Yo desvié la mirada y disimule no prestar mucha atención.
Me senté en una butaca apartada de la gente y con nerviosismo comencé a ver la película porno que obviamente ya iba como a la mitad.
En esos momentos no sabía como actuar, si acercarme a alguien, o sacarme la verga para que alguien se acercara, como moscas a la miel jaja, pero mi nerviosismo solo me hacía sudar y temblar las manos.
Estaba pensando en echarme para atrás e irme para mi casa, pensando que todo eso era una locura, cuando de repente, comencé a sentir una sutil caricia en mi pierna, muy leve.
Inmediatamente me percate, y observe que la persona (hombre) que me estaba acariciando también se dio cuenta de mi sorpresa, pues pegue un pequeño brinco y el dejo de mover su mano.
Yo trata de aparentar tranquilidad y sin despegar la mirada de la pantalla, continúe viendo la película, simulando que no había sentido nada.
El chico al cabo de dos minutos comenzó a acariciarme nuevamente la pierna, pero esta vez por detrás de la rodilla.
Yo me sentía morir de nervios, pero me excitaba también.
No sé qué pasaba por mi cabeza en esos momentos, pero perdí la razón.
Yo continuaba haciéndome el sordo y continuaba viendo cómo se cogían a la pelirroja de la película, cuando sentí más insistente la caricia por toda mi pierna.
En ese momento pensé “Ya estoy aquí, ¡a esto vine!” y volteé a verlo directamente a los ojos.
Se trataba de un hombre robusto, un poco calvo, pero bien parecido.
Podía notar la lujuria que se reflejaba en su rostro.
No supe que decirle, y solo asentí con la cabeza y tomé su mano.
Él no perdió el tiempo y se sentó al lado de mí.
“cómo te llamas?” me dijo, a lo que le respondí “Roberto” y me pregunto cuántos años tienes? A lo que respondí inmediatamente “quiero tener sexo contigo.
” No sé por qué le dije eso luego luego, supongo que mi subconsciente me traiciono.
Noté una sonrisa en su rostro, a lo que me dijo “claro guapo, ¿cómo y en donde lo quieres?” Noté que se acercaba más a mí, acariciando mi pierna, a lo que respondí inmediatamente “te veo afuera, en el estacionamiento.
Busca un Tsuru rojo.
” Acto seguido, me levanté y me Salí de la sala y después del lugar, rumbo al estacionamiento, completamente nervioso y sudando frio.
Al meterme al carro, sentía como me temblaban las manos, pero también, también me excitaba la idea de poder satisfacer aquella necesidad que había tenido desde los inicios de mi pubertad, que inicio acariciando mi ano.
Estaba pensando “ahora que voy a hacer? ¿Qué sigue? ¡Es un completo desconocido y lo invite a coger en menos de 5 minutos!”, cuando tocaron la ventanilla del lado del copiloto.
Por supuesto, era mi hombre que “ligué” en la sala del cine.
Era un hombre alto, fornido, medio calvo, con una playera polo tipo casual y tenis, con una mariconera o bolsa de mano.
Se le veía lo gay hasta por los poros.
Mi instinto era negarme a abrirle e irme a casa, pero hice exactamente todo lo contario.
Le abrí la puerta desde el interior.
Inmediatamente, él se subió al auto diciéndome “hola guapo”.
Yo solo dije “hola” Me pregunto “a dónde quieres ir” a lo que le dije “a un motel que no esté cerca de aquí”.
El sonrió y me dijo “como tú quieras papasito, haremos todo lo que tú digas”.
Yo encendí el auto y me dispuse a manejar hasta uno de tantos moteles que están por la salida León Silao.
En el camino, yo estaba aún más nervioso, y aumentando, y me arrepentía de la decisión que había tomado, pero ya era demasiado tarde para irme con las manos vacías.
En el trayecto, mi hombre me preguntaba mi nombre, que a que me dedicaba y cosas así, por lo que yo solo respondía mentiras, pues no quería darle información privada y real.
Solo quería satisfacer mi necesidad que tenía.
Cuando llegamos al motel, mi hombre pagó el cuarto y me invito algo de tomar, a lo que yo pedí agua solamente, pues estaba completamente nervioso.
Cuando llegamos al cuarto, yo me fui al baño para liberar un poco de tensión y orinar.
Orine demasiado, y él me dijo “ya ciérrale a la llave papito dame esa manguera” me sentí excitado que me dijera eso.
Me guarde el pito y llegue a la cama donde el ya me esperaba sentado sobre la misma.
Estuvo a punto a abalanzarse sobre mí, pero lo detuve, y le expliqué que yo era una persona heterosexual y que tenía mi novia y todo eso, que solo estaba ahí por experimentación.
Él se rio un poco y me dijo “o sea que nunca te has cogido a un joto?” Yo le dije que no con la cabeza.
Y me dijo, no te preocupes, seré dulce contigo guapo, estas muy bueno para dejarte ir.
Y estuvo a punto de besarme cuando le detuve y le dije “nada de besos en los labios ni cara por favor”.
Él me dijo, “será como tú quieras, pero ya déjame hacerte mío”.
También le dije “y también… nunca he tenido un pito de verdad dentro de mí, solo mis propios dedos” (no le iba decir de las zanahorias, pues quería que fuera sutil).
Me dijo “Con que me voy a coger a un chavito virgen, este es mi dia de suerte, bien bueno y de culo virgen”.
Yo me sonrojé y me sentí más nervioso.
Entonces me sentó sobre la cama, y comenzó a desabrocharme el pantalón, me lo bajo, y me quito mi camisa de cuadros.
Comenzó a chuparme los pezones.
Yo sentía un poco de dolor pues era un poco atascado y se veía que estaba muy excitado.
Le pedí de favor fuera más sutil, a lo que, para mi suerte, bajo de intensidad.
Me quito mi camisa y los calcetines, dejándome solamente en bóxer.
Contemplo mi cuerpo y me dijo “que rico estas papi, quiero hacerte mío ya”.
Yo no supe que decir.
Se levantó, y comenzó a desnudarse por completo.
No manches! Cuando vi su verga, me sorprendió, no era de esas vergas normales o típicas como la mía, sino que era de base muy gruesa, no muy larga, pero si muy gruesa, y de cabeza morada.
Vi como estaba durísima, y el comenzó a chaqueteársela.
Yo estaba sentado sobre la cama y no sabía que hacer o cómo reaccionar.
Pensé en chupársela pero seguía con mis nervios.
Al notar mi poca iniciativa, me recostó sobre la cama y me quitó el bóxer, estando yo acostado.
Me apena decir que mi verga estaba flácida, pues no podía concentrarme de los nervios.
Cuando mi hombre me la vió asi de aguada, me dijo “que rica está, pero puede mejorar” No perdió tiempo y comenzó a pasar su lengua a lo largo de mi pito que se me iba de lado.
Subía y bajaba su lengua por el cuerpo de mi verga.
Yo comenzaba a sentir cosquillas de placer, y empecé a sentir cada vez más rico.
Notaba como mi pene empezaba a agarrar volumen, a crecer y a engrosarse.
En ese momento cerré mis ojos y me deje llevar por las lamidas que me daba mi varón.
Incluso pensé “Este cabron la mama mejor que mi novia”.
Cuando abri los ojos, el se la estaba chaqueteando mientras no dejaba de pasar su lengua por mi pene.
Cuando estaba completamente erecto, se levantó y dijo “que rico, la quiero toda” y se metió la cabeza de mi verga a su boca.
Yo sentía un calor tremendo en el glande.
Sentía que succionaba la verga con una fuerza que sentía como me crecía la cabeza.
En eso estaba cuando se sacó mi pito de la boca, jadeando, se bajó a lamer mis bolas.
Era una sensación cálida.
Se metía uno, luego dos huevos a su boca.
Mientras me la jalaba o me masturbaba.
Lo mejor estuvo por venir, sentí como su lengua recorría mi cuerpo más debajo de mis huevos, poco a poco, dando círculos, y cada vez más abajo.
Mientras me la jalaba o me masturbaba.
Lo mejor estuvo por venir, sentí como su lengua recorría mi cuerpo más debajo de mis huevos, poco a poco, dando círculos, y cada vez más abajo.
Yo no tenía voluntad en ese momento, era completamente suyo.
Sin dejar de lamerme debajo de los huevos, me levanto las piernas, y casi me puso mis rodillas hasta la altuira de mi pecho.
Poco a poco sentí como se iba recorriendo su lengue a mi ano.
No manches.
Cuando sentí que su lengua acaricio mi culo, sentí cagarme del placer, y lanzar mis primeros gemidos de excitación.
Sentía su lengua húmeda y caliente recorrerse a mis nalgas y regresar a mi ano.
Mi reacción inmediata fue tomarlo de la cabeza y acercarlo más a mi culo.
Le deica “chúpame el culo” chupamelo! Que para eso estoy aquí cabron! Mámame el culo!” Mi varón obedientemente comenzó a mamarme el culo cada con más intensidad, haciendo sonidos húmedos ricos que me excitaban aún más.
Pegué un grito de placer, cuando sentí como metió la punta su lengua en mi ano.
Fue como estar en la gloria.
Asi duramos, el mamando el culo como por unos 10 minutos, pero se me hicieron un periodo de tiempo muy corto, cuando me dijo.
Ya quiero tu verga.
Se subió a la cama y se puso en cuatro, en posición de perrito, y con las dos manos se abría las nalgas.
“Métemela papi, quiero sentirte adentro”.
Me puse un preservativo de esos que regalan en el IMSS, y me puse detrás de mi joto.
El hecho de recordar como cogía a mi novia me hizo olvidar la precaución de ensartarlo lento, por lo que se la metí de un solo golpe y sin saliva.
Mi varón pegó un grito de dolor y placer, a lo que asuste y le pregunte “que onda, todo bien?” y me dijo “si, pero es que no manches, tremenda estocada me diste, sin salivita y sin nada”.
Yo un poco apenado le pedí perdón, pero le dije “pero pues te gusta el pito no?” Y me dijo “si papi, dale así, ahorita se lubrica, me gusta que me duela!” Esto me excitó mas y comencé a bombearlo como quien coge a una mujer de perrito.
Mi joto gritaba por cada metida de verga que le daba, yo sentía como se lubricaba mi pito poco a poco, pero aun así, saque mi verga, le escupí en su hoyo (que ya estaba medio abierto) y se la volví a meter de putazo, de un solo golpe.
Volvió a gemir y a gritar de placer.
Lo cual me éxito mucho mas.
Conforme me cogía a mi hombre, me decía cosas sucias como “cógeme, métemela hasta el fondo, quiero me rellenes el culo de tu leche”.
Así poco a poco, con cada cogida, yo sentía un leve aroma a caca.
Vi mi pene y vi que el condón estaba un poco lleno de popo, pero no me importó estaba demasiado excitado como detenerme, además, yo ya sabía que se corría con ese riesgo, pues cuando me metía la zanahoria, la mayoría de las veces la llenaba de mi popo.
Cada vez que se la seguía metiendo, me excitaba mas, y sentía como mi cabeza crecía y se ponía más gordo adentro de mi jotito.
Sentía que mi semen estaba a punto de salir.
Cuando yo comencé a pujar de placer, me preugnto “ya te vas a venir?” y lo que yo asentí con la cabeza.
Entonces se sacó mi verga de su culo, y quedo así empinado.
Mi sorpresa fue cuando vi su culo completamente dilatado y abierto, y con una leve rayita de sangre.
Su culo se abría y se cerraba, porque mi hombre así lo hacía para excitarme.
Me dijo “aviéntame los mecos en la espalda!” Yo obedientemente comencé a masturbarme como actor de película porno, mientras que con la mano izquierda le metía dos dedos en su culo.
El por su parte se abría las nalgas con una mano, y con la otra se la jalaba.
Además, abría y cerraba su culo controlando perfectamente su esfínter.
Finalmente, no pude más, y le avente todo mi semen en su espalda, escurriéndole desde las nalgas, por toda la espalda, hasta el cuello.
Ambos gemimos de placer, y me quede impactado al ver esa imagen, yo aventándole mi semen a mi perra, a mi jotito en toda su espalda.
De repente pensé “el no se ha venido”, pero observé su mano llena de su propio semen, producto de su masturbación, mientras yo hacía lo mismo detrás suyo.
Nos levantamos, nos vestimos, y nos fuimos del motel.
Quedamos en marcarnos para tener otra experiencia inolvidable, que por supuesto, fue cuando le entregué mi culo, pero eso, ya es otra historia que les contaré la próxima semana.
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