Primer relato. El chacalito menor en el pesero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Cs22sur.
Seré breve y conciso, pues muchos de los relatos publicados por aquí o son repetidos o son excesivamente repetitivos.
Me llamo C., y desde que tengo uso de razón tengo un placer culposo por los chacalitos, los chicos menores que yo o incluso amigos y primos cercanos.
No me gusta el sexo con maduros, por ello disfruto de gente de mi edad (22 años) o menor cada vez que puedo.
Soy alto, complexión fuerte, cabello corto, uso lentes y mi cabello es un desastre.
Mis nalgas son un premio aunque no me gusta nada ser pasivo.
Esto lo explico por si les importa ponerle mi cuerpo y rostro a mi relato; si no, pongan el suyo como yo he hecho con muchos relatos sobre los temas que ya he mencionado como fetiches personales.
En fin.
Hoy me he decidido a darme de alta en el sitio porque sigo caliente de la experiencia que tuve hace una hora en un pesero camino a casa en la zona sur de la CDMX.
Suelo tomar mi camión casi de punta a punta de su ruta.
A veces en CU y a veces en Quevedo.
He aprendido a leer las intenciones de las personas, por ello, cuando puedo percatarme de alguien caliente con las características que antes mencioné, hago lo posible por interactuar con dicho sujeto para hacer ameno mi trayecto.
Metro, pesero, hasta un par de veces en Uber y en taxi (cosa que platicaré después), todos han sido buenos lugares para activar mis propios morbos juveniles.
Hoy tomé mi pesero como siempre.
La fila era larga pero caminaba rápido.
El ver a un chavo tocarse el bulto en el metro me dejó prendido, por ello, lo primero que hice al llegar a la fila de mi pesero fue mirar qué bultos podía tocar durante mi trayecto.
Tengo la virtud -no malinterpretar mi comentario- de no ser ni un poco afeminado y de estar siempre presentable, por tanto, cada vez que busco bultos de chicos, si les sonrío me devuelven la sonrisa amablemente o perversamente según sea el mood de ellos.
Entonces.
al estar buscando un bulto que se dejara apretujar me sentí algo desilusionado porque la mayoría eran señores (ewww) y dos chicos muy guapos que venían con sus novias.
Joder.
maldita suerte con mi bulto queriendo ser tocado y yo con ganas de algo casual para acabar bien el día.
Pagué mi pasaje y me fui al fondo del pesero.
Para mi grata sorpresa, en el asiento del fondo venía un chavo como de unos 18 años con el uniforme del conalep (pantalón gris, playera blanca, suéter azul marino).
No era guapo, sinceramente: de hecho era moreno, no gordo pero tampoco flaco, cabello despeinado y expresión de cansancio, con su mochila tirada en el piso y viendo su celular con los audífonos puestos.
Dejé un asiento entre él y yo y me senté.
Por mero impulso volteé a ver su bulto.
No estaba grande ni era interesante, pero lo que me hizo interesarme en pasarme al asiento de su lado derecho fue que cuando vio que le miré el bulto, él se lo volteó a ver, bajó su mano a su estómago, lo sobó perezosamente, y ello hizo que se viera su abdomen, su pantalón, su boxer blanco salido ligeramente del pantalón (como esa absurda moda que acá abunda pero que tanto me prende) y.
su cierre ligeramente abierto.
Me calenté y me pasé a su lado sigilosamente, por si olía mi libido y se paniqueaba (recordemos que era joven y por lo que vi después, era «hetero», o daba señales de serlo).
He aprendido que si alguien es curioso y quiere acción, espera un primer movimiento, un segundo, un tercero.
cuantos se le plazca para abrirse.
pero si además también está caliente, es quien primero da un paso.
Este chico fue una mezcla de ambos.
Primero rocé mi pierna con la suya: nada.
Después lo hice de nuevo: él la puso algo dura.
Buena señal.
No se molesta de ser tocado o rozado.
Pasan unos minutos y él se pone de cierta forma que sus rodillas quedan abiertas y recargadas en el respaldo de adelante.
Obviamente volteé a ver sus nalgas.
Joder.
con lo que me prenden esos pantalones escolares.
y el plus era que el suyo estaba roto de algunos lugares o con parches muy al estilo ñero chacal que -no sé si lamento o agradezco- se estilan en las lejanías de mi colonia.
Yo creo que se percató de mi mirada porque me volteó a ver, bajó su mirada tenuemente hacia mi bulto y acercó su pierna hacia la mía y después la separó.
Perfecto.
era curioso pero temía que algo hiciera yo.
Lo sé porque miraba insistente que el bus se iba llenando hasta atrás y no daba ni un paso certero para saber que podía yo agarrarle la verga en la oscuridad parcial y el ajetreo del camión lleno.
Eso es horrible.
Mi siguiente movimiento fue poner mi mano en mi pierna izquierda y rozar su pierna con mis dedos al ritmo del golpeteo del bus.
Mi sorpresa fue que lo disfrutaba porque en dos ocasiones su pierna estuvo arriba de mi mano y pude sentir su pierna firme y la parte baja de su nalga derecha.
Estaba yo con una erección explosiva que sentía bajo mi mochila queriendo salir y chorrear precum.
Pero al extremo de que soy caliente por naturaleza, mi trabajo y mi propia naturaleza me ha dotado con la virtud y el defecto de ser excesivamente prudente.
Así que, aunque las señales eran más o menos evidentes de que este joven colega podría ser trabajador otro ratito hasta terminar pidiendo verga en la boca, era mejor cerciorarse: camión lleno, una mujer a mi derecha, él con la mochila en el piso, yo caliente.
debía ser precavido.
Pero mi prudencia se fue a la basura (lo sé, me lo agradecerás si te estás prendiendo con mi relato) cuando el chico tomó su mochila y la puso sobre sus piernas.
Ese chico moreno y no gordo y no flaco ya no se me hizo poco atractivo.
Pasó sus ojos sobre mi bulto que ya tenía un grosor considerable bajo la mochila -oportunamente abierta hacia él pero cerrada hacia quien mirara desde los tubos del pasamanos- y se hizo el distraído.
Vaaaaya.
Así que quieres jugar ese juego.
(Sip, aunque prefiero ser yo quien se pone caliente, si quieren jugar a que yo los deseo, cambio los papeles magistralmente).
Además me percaté de que miraba su celular que tenía en la portada una imagen suya con una chica (primera razón para sospechar que era hetero)
Me le alejé abruptamente, como para que pensara que me intranquilizó su juego de deseo.
Me dio resultado, porque aunque mi mano permaneció en mi bulto, mi pierna ya no tocaba la suya.
A los dos minutos, su mirada ya se posaba en mi verga dentro de mis jeans y me volteaba a ver con ojos de "Ya, tócatela.
".
No hice caso pero movía mis dedos sobre mi bulto de forma que parecieran movimientos naturales del golpeteo del bus pero también intencionales para que fuera él quien deseara tocar o lamer o sentarse en mi trozo.
Para fortuna mía, la señora que estaba parada al final del pasillo, cercana a nosotros se bajó en el Hospital Ángeles y de ahí en adelante no hubo nadie parado que pudiera ver desde lo alto lo que era evidente que pasaría.
El chacalito volvió a sobarse el estómago, pero esta vez su mano bajó lo suficiente como para meterse en su abdomen entre su pantalón y su boxer.
Y se acomodó la verga de tal forma que su uniforme se volvió una carpa mojadita y con el olor inconfundible del precum que seguramente salía a chorritos bajo su uniforme.
En efecto, estaba mojado.
Mi mano se fue directamente hacia su bulto.
No parecía ya un chico preparatoriano porque por lo bajo gemía y se movía como alguien más grande.
Además de que mi mano tiene una destreza importante, el camión seguía parcialmente lleno y yo le estaba dando la jalada de verga de su vida.
Será porque logré meter mi mano entre su boxer y su pantalón, será porque poco a poco él me puso su mano sobre mi bulto duro como piedra o será por el entorno, pero empecé a sentir los pujidos previos a la venida.
No pensaba dejarlo venir tan rápido, así que saqué mi mano.
Él agradeció que no lo dejara acabar porque con más fuerza tomaba mi bulto bajo la mochila y me hacía sentir como si estuviera embistiendo algun culo, quizás el suyo.
Cuando llegamos cerca de donde yo me bajo, le hice una seña.
Me desilusionó mucho que dijo "no" con la cabeza.
Me bajé indignado del camión pero con la verga hecha riel.
Como pude me oculté la erección y caminé calle abajo.
Mí sorpresa fue enorme cuando vi que el camión del que acababa de bajar acababa de dar la vuelta en la manzana donde acostumbra y de él bajó el chacalito.
Se sentó en la banqueta volteando hacia mí y agarrándose el pito descaradamente (ya eran las 11, y no había gente en la calle).
Caminé hacia él y le señalé mi calle, que a esa hora ya no suele estar transitada.
Lo llevé tras el camión de un vecino aparcado muy cerca de un árbol y sin decir palabra alguna lo agaché de un tirón y le restregué mi bulto en su cara.
Tenía a un chacal (quizás menor de edad.
QUÉ RICO) pasándose mi bulto en su cara morena.
Le penetré la boca como loco.
Si gemí no me importó porque me sentía seguro en la oscuridad.
El tipo era torpe para chupar (segunda razón por la que sospeché que era hetero, o bien, era muy nuevo en estas artes).
Así que yo le dí el compás que debía seguir.
Poco a poco su mamada era doblemente magistral.
Hasta que logró hallar mi punto débil: lamer y succionar al mismo tiempo.
En mi cabeza se agolparon todas las ideas: yo siendo mamado por un hetero, yo, tocando a un hetero en un pesero lleno.
Me vine a chorros en su boca.
Y, como buen caballero, precisé devolverle el favor.
Fui, necesariamente, más cuidadoso con mi trabajo.
Lamí su bulto en su pantalón, pasé por su boxer (del chivas, por cierto), y llegué a su verga.
No era enorme pero era un jovenzuelo.
¡Tenía que tenerla!
Tras tres minutos de embestidas en mi boca, sentí su chorro de esperma en mis labios.
Muy poco tiempo.
pero no fue mi culpa que fuera inexperto.
O sí era mi culpa por ser yo un poco más bueno que él a la hora de probar un falo.
Le propuse que cogiéramos.
Ya iba a buscar condones cuando me dijo "no, mejor no.
Nunca lo he hecho".
Tomó su mochila y se dispuso a marcharse.
Oportunamente le di mi tarjeta (cero mamonería, a mis 22 tengo tarjeta por mi trabajo) y la guardó y se fue.
Y ahí acabó todo mi primer relato.
Por cierto.
me llegó un Whats suyo antes de terminar el relato.
Parece que vendrá a mi casa por la mañana.
Dejen sus comentarios.
Planeo escribir más de mis vivencias anteriores y posteriores.
¿Mucho detalle? ¿Está bien? Opinen.
Saludos y felices pajas.
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