Primera cogida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por CapitanGato.
Después de mi primera mamada, que resulto una experiencia muy agradable, comencé a buscar candidatos para abrirme el culito por primera vez, mi taxista era fabuloso llenado de leche mi boca y lo hacía cada vez que podía visitarme, pero yo tenía en mente otro tipo de verga para mi inauguración.
Así que volví a publicar anuncios en la paginas de contactos, ahora incluyendo una foto mía, específicamente de mis nalgas, usando esa tanga negra que me las enmarca deliciosamente, y con el pantalón deportivo a las rodillas, ofreciendo literalmente mi culito, pero sin decir que era virgen, al contrario, me anunciaba como si tuviera toda la experiencia del mundo.
Conseguí muchas respuestas, obviamente, y muchas con fotografías de vergas de todos tamaños y colores, de las cuales hice una selección y conteste tres, de jóvenes de mi edad, que vivían en mi ciudad y eran principiantes, cuando menos en lo que ve a sexo entre hombres, con ellos pensé podría realizar mi deseo.
Los primeros dos fueron una decepción, al primero rubiecito lindo, en cuanto le toque la verga se descargó sin darme oportunidad de mamársela siquiera y no pudo tener otra erección; el segundo de ellos, incluso ni se la toqué para evitar un desenlace igual al anterior, pero también fue un fiasco, seguramente por su falta de experiencia, me acomodo su verga entre mis nalgas, y se frotó contra ellas, sobre el culito sin penetrarlo hasta que se vino, eso si se fue muy agradecido porque lo había dejado “cogerme”.
El tercero de ellos, fue una revelación, primero no aceptó ir a mi departamento, sino que me “obligo” a ir a una parte lejana de mi ciudad a las 11 de la noche, donde me vería primero y si le gustaba me llevaría a su casa, así que me prepare para él, tanga blusa, pants encima y fui en mi auto a donde me había citado.
Cuando llegue al sitio, estacioné mi auto y el se acercó, baje, nos saludamos y sin mas señalando con su cara mi trasero me dijo “a ver lo que traes”, así en una calle despoblada en mitad de la noche me hizo bajarme el pans, para enseñarle mis nalgas, blancas y gordas, las cuales nalgueo y afianzo con sus manos, levanto la parte central de la tanga para ver mi culito, e incluso lo pulso empujando unos de sus dedos, para finalmente decirme, como si fuera un experto catador de culitos, “esta bien”, se subio a mi auto y me guio a su casa.
Ahí, en una habitación muy grande, entré y me senté en la cama y le dije, retándolo un poco, como él me había dicho a mi “a ver lo que traes”, solo se sonrió, metió la mano a su deportivo y saco una bestia, grueso que no lo abarcaba con su mano, largo que no lo alcanzaban a cubrir sus dos puños, circuncisión y cabeza grande, yo sentado en esa cama y el caminando hacia a mí con esa bestia en las manos, solo atine a abrir bien la boca y tragar hasta donde pude.
Mientras con mi taxista yo marcaba el ritmo y el orden, este chavo de unos 23 años, me manejaba a su antojo, me jalo del pelo para inclinarme hacia él y mientras le veía sus ojos negros la empujaba más y más en mi garganta, hasta límites que yo mismo no me conocía, luego la sacaba y me la frotaba toda en mi cara literalmente, me ponía sus huevotes en la boca y me hacia mamarselos mientras mi saliva que estaba en su gran verga se frotaba en mi cara.
Finalmente termino el preámbulo, no me pidió, me ordeno que me desnudara, yo prolongue todo lo que pude y conserve mi tanga como último reducto de protección ante la verga impresionante que se me venía encima, igual me volteo y me puso de perrito en su cama, se encargó, no de hacer a un lado la tanga sino de bajarla totalmente quitándomela por completo, le dije “con cuidado por favor, no me vayas a romper”, solo le dio risa se mojó su verga con saliva y escupió mi culito.
Al primer puntazo que me dio me quite, el miedo superaba la excitación, me dio dos nalgadas muy fuertes, mientras me decía “¿querias verga?, aguántela puttita” , esa frase me hizo sentir entregado, pasivo, abierto y sobre todo sometido, iba a ser lo que este hombre quisiera y como quisiera, así que retome la posición, levante bien alto mis nalgas y puse mi pecho en el colchón de forma tal que mis nalgas quedaron abierta y mi culito expuesto y abierto.
Así que con una nueva descarga de saliva acomodo su cabeza directamente sobre mi culito abierto, la cabecita embonaba a la perfección transmitiéndome su calor y dándome un placer increíble, de un solo envió la fue metiendo, con una potencia constante y suave, mi culito se abrió y entrego al visitante, no hubo dolor, solo la sensación de plenitud y satisfacción que llego cuando al fin vi entre mis piernas y justo detrás de los mis sus grande huevos, me volvió a nalguear una sola vez mas fuerte, marcándome mi nalga blanca con la huella de su mano mientras me decía, ”no que no putito”, solo atine a decirle “soy tu perra, hazme lo que quieras”, y si que lo hizo.
Me bombeo en esa posición, primero de manera corta y constante, después más largamente hasta sacarla completamente de mi culito que se quedaba abierto extrañando esa vergota, y me la volvía a clavar toda, yo insistía “soy tu perra”, “dame más”, así me fue empujando, hasta que quedo arrodillado en el colchón, y estando ahí me dio la vuelta, sin sacármela, de manera que quede abierto de piernas mirando al techo y con la verga bien clavada, entrando y saliendo a un ritmo muy delicioso.
Nuevamente me volteo boca abajo, y me la siguió metiendo y sacando, con una potencia y vigor que me hizo tener un primero orgasmo, completa y totalmente anal, no largue una sola gota de leche, sin embargo fue un orgasmo pleno y que me dejo en las nubes mientras este macho me seguía clavando duro y me mordía la espalda.
Se detuvo un momento solo para sentarse al borde de la cama y ordenarme que me clavara solo, asi que hice lo que considero mi especialidad, frote mis nalgas contra esa verga, hasta que alcance con mi culito esa cabeza enorme y me senté en ella, clavándola lentamente hasta quedar completamente empalado y ahí frote mis nalgas contra sus piernas mientras esa vergota abría completamente mi culito, lo monte con toda mi fuerza y pasión, incluso me movía hacia los lados quería y estaba logrando quedar destrozado, y mi esfuerzo fue recompensado con el mayor orgasmo de toda mi vida, largue, ahora si, toda mi leche, en una cantidad que nunca había visto.
Una vez que pasó la emoción de mi orgasmo, caí en la cuenta de que él no se había venido aun, y no se le veía disminuido seguía firme y erecto como desde el principio, pese a que ya tenía como hora y media cogiéndome, así que volví a mamársela con todas mis ganas, sin lograr nada, así que le pregunte si pasaba algo, si yo no le gustaba o que necesitaba para correrse, él me dijo que necesitaba algo especial, pero no sabía si yo querría dárselo, obviamente le dije que “yo era su perra y le daría lo que me pidiera sin importar lo que fuera”.
Saco de un cajón un collar y una correa, de perro obviamente, me pidió que me arrodillara frente a él, me puso el collar y se sentó en la cama, me jalo por la correa para quedando en cuatro y meterme nuevamente la verga por mi culo, así mientras por una parte me jalaba por el cuello, me metía su verga hasta la base por mi culo y me azotaba nalgas espalda y hasta en la cara, increíblemente así no duro ni un minuto antes de llenarme totalmente de leche azotándome muy duramente mis nalgas, al grado que me quedaron marcas por tres o cuatro días, las que disfrute mucho, pues cada que me dolían al acariciarlas recordaba esa enorme cogida.
Después de eso, desengancho la correa del collar, me puso mi tanga me ayudo a ponerme el pants me dio el resto de mi ropa y me echo a la calle sin importarle que yo estaba sudado, lastimado y con el culo lleno de leche que escurría por mis nalgas.
Eso si, me dijo como despedida, “cuando vuelvas, traes el collar puesto perra”
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