Primero me desvirgó, luego fui su putita.
Al escuchar la conversación que tenía con la otra persona, me vino al recuerdo el incidente de hacía unos días, y me imaginé que del chavalito que hablaba era de mí. De repente me subió una cosa por todo el cuerpo, que me hizo poner nervioso y excitado a la vez..
Este relato es la historia que vivió Miguel García, un lector de mis relatos, el cual me escribió pidiendo si podía escribir sus recuerdos de cuando fue desvirgado, a sus recién cumplidos 20 añitos. Fue en Alicante donde estaba realizando el servicio militar, y fue su capitán quien lo desvirgó
Me encontraba realizando el servicio militar en Alicante, de aquellas contaba con 20 años, era bastante tímido. Cuando llegué al destino, me incorporé a una compañía de mantenimiento, en la cual estaba al mando un capitán. Allí me asignaron al servicio del capitán como chofer y almacén de ropa.
Al principio siempre uno está nervioso, pero según van pasando los días, te acostumbras y ves que la cosa es bien sencilla y fácil de llevar. El capitán no parecía mala persona, era un hombre fuerte y robusto, ya algo mayor, pero se veía de buen carácter.
Todo comenzó un día que, al entrar a recoger una ropa, entré al cuarto del capitán, justo en el momento que este salía de la ducha, totalmente en pelotas. ¡Dios! Mi vista fue directa a su entrepierna. Quedé paralizado, viendo aquella polla que le colgaba, era grande y sobre todo gorda, y que pelotas, joder aquello me dejó con la boca abierta y sin poder quitar la vista de aquello que le colgaba al capitán.
¿No has visto nunca a un hombre desnudo, o que? Me soltó de sopetón, viendo como yo estaba paralizado con la boca abierta sin quitarle la vista de encima.
Sssí sssí, contesté tartamudeando, sin saber que hacer, medio paralizado, con la boca medio abierta, subiéndome los colores a la cara.
Pues pareces una niñita asustada. Bueno la verdad es que tienes cuerpo de niñita, con ese culito redondito…
Ese día la cosa quedó ahí, pero la verdad es que yo, cada día que pasaba, no podía sacar de la mente la visión de aquella polla grande y gorda, y las enormes pelotas que le colgaban. Yo hasta entonces lo único que había hecho eran mamadas y tocamientos, nunca me habían dado por el culo, todavía era virgen en ese aspecto. Pero aquella visión que no me salía de la cabeza, me excitaba y calentaba, hasta me había pajeado recordando aquella escena.
A los pocos días de este incidente con el capitán, lo tuve que llevar en el vehículo oficial, iba hablando por teléfono, y le pude escuchar, más bien creo que hizo que yo le pudiera escuchar, que tenía a su cargo un chavalito jovencito, con un culito redondito y muy pero que muy apetecible, al que deseaba follárselo.
Al escuchar la conversación que tenía con la otra persona, me vino al recuerdo el incidente de hacía unos días, y me imaginé que del chavalito que hablaba era de mí. De repente me subió una cosa por todo el cuerpo, que me hizo poner nervioso y excitado a la vez.
A la tarde de ese mismo día, fui a recogerlo de un acto oficial. Me ordenó que lo llevara a la habitación de la compañía. Iba algo contentillo, se notaba que había bebido algo de más.
Cuando llegamos se empezó a desnudar, pensando yo que se iba a echar a dormir, ya que se le notaba algo contentillo a causa de la bebida, pero al quedarse en calzoncillos, me dio una palmadita en el culo, diciéndome que si me gustaba su polla.
¿Te gusta mi polla eh pájaro? Ya me di cuenta el otro día como la mirabas y como te caía la baba por ella.
Yo me quedé paralizado al oír aquello. No sabía que hacer o decir, se notaba lo nervioso que me estaba poniendo.
Tranquilo, me dijo, no te asustes. Te gustan los tíos, ¿verdad?
Yo sin poder mirarle a la cara, no sabía que decir, solamente me encogí de hombros, y moví la cabeza en señal de afirmación.
Se acercó a mí tocándose la polla por encima del calzoncillo, y mirándome a los ojos, me dijo sí quería tocársela.
Yo agachando la cabeza y temblándome las piernas, me encogí de hombros, en una clara sumisión.
Cogió mi mano llevándola a su paquete, diciéndome que la tocara.
No tengas miedo, ponte de rodillas y ve bajándome los calzoncillos.
Me puse de rodillas, y fui tirando de los calzoncillos hacia abajo, dejando aquella verga al descubierto.
Dios, si la primera vez que se la vi, me pareció enorme, ahora la veía todavía más grande y gorda. Llevé mi mano a aquellos genitales que le colgaban, empezando a palpárselos.
Así, así, ahora métela en la boca y mámala, me decía el capitán, llevando sus manos a mi cabeza, empujándola hacia su pelvis.
Sumiso y obediente, abrí la boca y empecé a chupar aquella verga. La polla del capitán no estaba más que a media asta, pero poco a poco al ir yo chupándosela, está empezó a crecer y ponerse cada vez más dura. Metía mi lengua por la piel del prepucio, luego de rodear el glande con mi lengua, chupaba aquella cabeza que cada vez era más gorda y colorada, ya apenas me cabía en la boca, pero yo seguía mamando aquel portento de verga, mientras con mi mano iba acariciándole los genitales.
El capitán empujaba con sus manos mi cabeza, en un claro intento de meterme toda la polla en la boca, cosa que no me cabía ya que aquello era demasiado grande y sobre todo gorda.
Así así, abre esa boquita y trágatela toda. Chúpala bien que luego me vas a dar ese culito tan redondito que tienes. Quiero follarte ese culito de tía que tienes, te lo voy a abrir con mi polla y te lo voy a dejar preñado con mi leche.
Yo como buen sumiso y con lo tímido que era, no hacía otra cosa más que abrir la boca, y dejar que el capitán me la follase. En ocasiones me la metía tan a dentro, que me abría en vómitos y me hacía que mis ojos llorasen y las babas cayesen por la comisura de mis labios. Estaba algo nervioso por la situación, pero sabía que allí no iba a venir nadie, la compañía estaba bacía y la habitación del capitán estaba cerrada con llave, cosa que había hecho el capitán, antes de que empezara a chuparle la verga. El cabrón, ya había venido para el cuartel, pensando en lo que iba hacer, y que no era otra cosa que follarme.
Después de estarle chupando la polla durante un buen rato, me ordenó que me levantara y que me quitara la ropa. Desnúdate que ahora vamos a follar ese culito de niñita que tienes, me decía pasando las manos por los cachetes de mi culito, que hasta ese día se mantenía virgen.
Yo nervioso y excitado, empecé a quitarme la ropa sin decir nada. Estaba muy nervioso ya que sabía que nunca me habían metido nada por el culo, y ver aquella polla enorme y gorda, me hacía temblar y me daba escalofríos, con solo pensar en que aquello me la iban meter por el culo.
Mientras yo me iba desvistiendo, el salido del capitán, situado a mi espalda, me iba magreando el culo. Me gusta el culito que tienes, me decía palpando con sus manos los cachetes de mi culo, parece el culito de una niñita, mmm, que ganas de follarlo tengo, pedazo de maricón.
Una vez terminé de sacar las botas, comencé a sacarme el pantalón, luego la camisa, y cuando empecé a bajarme el slip, el capitán, pegándose a mi espalda, empezó a morderme la nuca, manteniéndose pegado a mi culo.
Dios maricón que culito, así sin nada que lo tape, se ve más apetecible. Te lo voy a follar hasta reventarlo. Vas a ser mi puta particular, voy a hacer de ti, toda una zorrita.
Metiéndome mano por todas partes, manteniéndome abrazado por la espalda, fue llevándome hacia la cama. Al llegar junto a esta, agarrando mis pezones con sus dedos, empezó a pellizcarlos y retorcerlos, mientras restregaba su verga y genitales por mi culo, sin dejar de morderme la nuca y susurrarme lo bueno que estaba y las ganas que me tenía.
¡Ufff que bueno estás! Me gusta el culito que tienes pájaro, tan pequeñito y redondito, ufff, me vuelve loco, que ganas tenía de follarte, soñaba con tenerte así, desde que vi la cara que pusiste al verme la verga, sabía que ibas a ser mío.
Me tumbó boca abajo en la cama, echándose él encima mía. No paraba de restregarse y morderme la nuca y hombros. Abre las piernas y dame tu culito, que vamos a follarlo hasta reventarlo y dejarte bien preñado. Anda ábrete de piernas y deja que te de por el culo, que se que lo estás deseando, me susurraba mordiéndome la nuca.
Yo que cada vez estaba más excitado y caliente, me abrí de piernas, dejando mi culo totalmente expuesto y listo para ser sodomizado por el vergón del capitán.
El capitán levantando su pelvis, llevó su mano a mi agujero. Palpó con sus dedos mi esfínter, viendo que este estaba cerrado y prieto. Joder maricón, relájate y deja que se abra tu culito. Llevó su mano a mi boca, ordenándome que le chupara los dedos, cosa que obedecí al momento. Luego llevó de nuevo su mano a mi culo, y palpando mi esfínter con sus dedos, presionó de nuevo, intentando introducirme el dedo en mi interior.
Relájate joder, y deja que se abra tu culo. Joder que estás bien cerradito, decía empezando a introducirme uno de sus dedos en mi virgen ano. Sacó el dedo y noté como escupía en su mano, llevándola de nuevo a mi virgen hoyito, e introducía de nuevo el dedo en él.
Yo allí tumbado, cada vez más excitado y caliente, notaba como aquel dedo se iba introduciendo en mí, abriendo una y otra vez mi culito. Estaba nervioso, pero aquello me excitaba y deseaba que me follara el salido del capitán, desvirgándome el culito. Deseaba entregarle mi virginidad y que me hiciera suyo, quería ser su putita y que me preñara.
Ya había conseguido meterme un dedo y que mi esfínter se fuese relajando, pero todavía notaba muy apretado mi virgen hoyito, no conseguía meterme un segundo dedo. Joder maricón, pareces virgen, ¿te han follado alguna vez? Me preguntó.
No, le contesté, nunca me la metieron, le dije todo avergonzado, empezando a enrojecerme la cara.
Joder, ¿Por qué no me avisaste que eras virgen? Me dijo levantándose.
Ponte a 4 patas, me ordenó. Pues hoy vamos a desvirgarte, dijo dándome una cachetada en el culo mientras yo me colocaba a 4 patas sobre la cama.
Espera que vamos a buscar una crema para lubricar un poco este culito, y luego desvirgarlo bien desvirgado, volvió a decirme dándome otra cachetada, haciéndome enrojecer y avergonzar todavía más.
Vi como entraba al baño, saliendo al momento con un tubo de crema en sus manos. Se colocó justo detrás mía, abría el tubo de crema, echaba algo en su mano, llevándola luego a mi culo y empezaba a untarme con ella.
Metió uno de sus dedos en mi hoyito haciendo que mi esfínter se abriera, notando cómo iba metiendo su dedo e iba esparciendo aquella crema por todo mi conducto anal. Ahora sí, ahora ya había conseguido meterme 2 de sus gruesos dedos en mi culo, y mi esfínter ya no ponía tanta resistencia.
Después de un buen rato metiéndome 2 de sus dedos en mi culo, me dijo: Bueno putita, ahora ya estás preparado, ya te hemos lubricado bien este culito, dijo volviendo a darme 2 cachetadas en el culo, ya estás bien lubricado para ser desvirgado.
Observé como llevaba su mano a aquella verga que me iba a sodomizar por primera vez en mi vida, y la embadurnaba con la misma crema con la que me había lubricado el culo.
Se colocó de pie justo detrás mía, tiraba de mis caderas hacia él, notando como su polla y genitales se pegaban a mi culito. Su polla tiesa y dura, la arrimó a mi culo quedando, mirando para arriba justo en medio de mi canal, y como sus genitales se pegaban a la entrada de mi ano. Se colocó bien centrado y pegado a mí, llevó su mano derecha a mi polla y agarrándola empezó a acariciarla, viendo lo dura y empalmado que yo estaba. Estás caliente y bien salido, ¿eh? Decía acariciándome la polla y genitales.
Volvió a darme unas palmadas a mi culito, diciéndome que me relajara. Colocó la punta de su polla en la entrada de mi ano, y mientras me sujetaba con sus manos por mis caderas, iba empujando su verga en el interior de mi cuerpo.
Poco a poco aquella verga se iba introduciendo en mí, haciendo que mi esfínter se fuese abriendo y dejando paso a la enorme polla que me empezaba a desvirgar.
Yo nervioso, notaba como mi virgen esfínter se iba abriendo, dejando paso a aquel intruso que poco a poco se iba colando dentro mía.
¡Ohhh! Grité al notar como el grueso y colorado glande, había traspasado mi esfínter, dándome un agudo pinchazo.
Tranquila putita, tranquila, soltó el capitán dándome unas palmadas en el culo. Relájate que lo peor ya ha entrado. Y sin terminar de decir esto, tirando de mis caderas hacia él, terminó por meterme toda su verga en mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como me ensartaba aquella verga en su totalidad, abriéndome el culo. Notaba sus pelotas pegadas a mi ano, y como un sudor frío recorría por todo mi cuerpo.
Ya putita, ya está toda dentro, ya te he desvirgado. Ahora vamos a esperar a que tu culito se acostumbre a mi polla, y te deje de doler, ya verás cómo te pasa y luego como me vas a pedir más.
Yo notaba como mi culo estaba totalmente abierto, me sentía empalado. Había sido invadido por aquella polla que me había abierto el culo, llevándose mi virginidad. Sentía las enormes bolas del capitán pegadas en la entrada de mi ano, y sus bellos púbicos rozándome los cachetes de mi culo.
Después de unos segundos en los que me estuvo acariciando con sus manos, manteniéndome sujetado por las caderas ensartado en su polla, como si fuese un pincho moruno.
Recostándose sobre mi espalda, igual que el caballo cuando monta a la yegua, apoyó su cabeza sobre ella, y a la vez que me lamía y mordisqueaba, llevó sus manos a mis pezones empezando a retorcerlos y pellizcarlos, susurrándome lo bueno que estaba y lo calentito que se sentía dentro de mi culito.
Mientras me iba retorciendo los pezones, dio un impulso a su pelvis, clavándome más su polla en mis entrañas.
¡Ohhh! Grité al notar como su verga se movía clavándose más dentro mía.
Calla, no grites que ya verás como pronto te va a gustar. Ya veras como luego lloras por tenerla dentro. Ahora ya te he desvirgado, y vas a ser mi puta. Vas a ser toda una zorrita, vas a ser mi zorrita favorita.
Volvió a dar otra envestida a su pelvis, a la vez que llevaba sus manos por mi pecho sujetándome por los hombros.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gritar, notando como el capitán empezaba a mover su pelvis, deslizando su polla por mi interior.
Así, así, aguanta que ahora viene lo mejor, me decía empezando a taladrarme el culo.
Yo me sujetaba apretando mis manos a las sábanas de la cama, sufriendo las envestidas que el capitán me estaba dando. Gemía y lloraba notando como me daban por el culo por primera vez en mi vida.
¡Ohhh! ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba en un lamento constante, notando como aquella verga entraba y salía de mi culo, haciéndome suyo el capitán.
Cada vez el capitán iba más rápido, y las envestidas eran más fuertes y profundas. Con sus manos me iba acariciando la espalda, mientras no paraba de hablarme, sin dejar de culearme.
Así maricón, así, ves como ahora ya no te duele. Ahora lloras de gusto, ¿eh pájaro?
¡Ahhh que culito más rico! Dios que gusto da follarte. Me gusta el culito que tienes, pequeñito y redondito, y lo estrechito que se siente, ¡ahhh que gusto! ¡ahhh que gusto! Decía el capitán dándome por el culo en su cuarto, a 4 patas sobre su cama.
Yo sudaba y me sujetaba a las sábanas, apretando fuertemente mis manos. Ya hacía un buen rato que estaba disfrutando de aquella follada donde me acababan de desvirgar, y cada vez que la polla del capitán introducía su polla en lo más hondo, un calambrazo recorría mi cuerpo, haciéndome retorcer de gusto, al notar como su polla tocaba ese punto de mis entrañas.
Ya después de estar un buen rato siendo follado, el capitán empezó a moverse más rápido y mover mis caderas fuertemente con sus manos, haciendo que su pelvis golpeara los cachetes de mi culo, en un ritmo constante, pudiéndose escuchar el golpeteo que daba al chocar con mi culo, plof plof plof, plof plof plof.
Las piernas me temblaban, al igual que los brazos, teniendo que apoyar la cabeza y parte del pecho sobre la cama, mientras el capitán seguía desvirgando hasta ese día mi virgen culito. Mientras aguantaba la follada que me estaba dando el capitán, con la cabeza y parte del pecho apoyado sobre la cama, miraba como mi cuerpo temblando a causa del gusto que estaba sintiendo, se bamboleaba con cada envestida que el capitán me daba, cada vez que me ensartaba la polla en el culo. Veía como sus bolas chocaban una y otra vez en la entrada de mi ano, su gorda polla entraba y desaparecía, engullida por mi culo. Dios aquella visión de la polla del capitán entrando y una y otra vez en mi cuerpo, desvirgándome el culo, me excitaba y ponía aún más caliente de lo que ya estaba.
Veía mi polla tiesa y dura como rezumaba gotas de semen por la punta, pringando toda ella, se bamboleaba al ritmo de la follada que me estaba dando el capitán. Necesitaba llevar mi mano a ella, y empezar a menearla hasta correrme, aliviando así aquella tortura que tanto placer me estaba haciendo sentir la follada que me estaba dando el capitán.
De pronto noté como el capitán empezaba a gruñir, clavándome sus dedos en mis caderas, y gritaba que se venía.
Me vengo, me vengo, ya me vengo, ¡ohhh que gusto!¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba empezando a eyacular dentro de mi culo, descargando todo el esperma que sus pelotas contenían.
Noté como la cabeza de su polla se hinchaba dentro de mi culo, empezando a escupir el semen con el que iba regando mis entrañas, dejando preñado mi virgen culito con su semilla.
Cuando el capitán terminó de eyacular dentro mía, recostándose sobre mi espalda, llevó su mano a mis genitales, empezando a acariciarlos, mientras mantenía su polla dentro de mi recién desvirgado culo.
¡Oh que gusto! Decía el capitán, acariciando mis genitales con su mano. ¡Que culito, dios! Decía lamiendo y mordisqueando mi espalda, mientras iba acariciando mis genitales con su mano. Luego agarró mi polla con su mano, y nada más empezar a menearla, empecé a convulsionarme, empezando a soltar todo el semen que contenían mis genitales.
¡Ohhh! Me corro, me corro, gritaba derramando todo el semen sobre la cama donde terminaba de ser desvirgado por el capitán.
Extasiado y sudando, caí tumbado sobre la cama, mientras la polla del capitán iba saliendo de mi desvirgado culito.
Después de unos minutos en los que fuimos recuperando la respiración, allí tumbados sobre la cama, nos levantamos. Primero lo hizo el capitán, luego lo hice yo, ordenándome el capitán que ordenase y limpiara la cama un poco, mientras él se metía en el baño a limpiarse.
Una vez salió el capitán del baño, me dijo que entrara y me limpiara un poco. Entré en el baño y después de limpiarme un poco, salí, recogí mi ropa, empezando a vestirme.
Una vez vestido, sin saber que hacer o decir, miré para el capitán, a ver si me ordenaba algo, o me podía marchar.
Miró para mí desde la cama donde estaba tumbado, diciéndome que me podía marchar.
Antes de que me marchara, me dio las órdenes para el día siguiente, a que hora quería que lo llamara, y mientras me iba dando las órdenes para el día siguiente, se levantó de la cama, llevó su mano a mi culo dándole unas palmadas, me dijo: Y ya sabes este culito desde hoy lo quiero solo para mí, así que quiero que lo tengas siempre listo. Desde hoy además de mi chofer y asistente, vas a ser mi putita personal.
Y eso fui, fui su putita durante todo el servicio militar. Prácticamente me follaba todos los días, cuando no lo hacía en el cuartel, me follaba en su casa, cuando yo salía de paseo por Alicante. Era su puta personal, además de follarme él, me follaron varios de sus amigos, en los que me llevó a realizar tríos con ellos.
Siempre me folló a pelo, decía que el estaba sano y que quería dejar su leche en mi culito. Al principio lo pasaba algo mal, ya que era y soy bastante estrecho, y la polla del capitán era bastante gorda, además de tener un buen tamaño, hasta que de tanto darme por el culo, llegué a acostumbrarme a su polla.
Hoy recuerdo con satisfacción aquellos días de mi servicio militar, donde me desvirgó el capitán a mis recién cumplidos 20 añitos.
Este relato es la historia que vivió Miguel García, uno de los lectores de mis relatos, el cual me escribió diciendo que le gustaba como escribía los relatos, y pidiendo si podía escribir sus recuerdos de cuando fue desvirgado.
Espero que les haya gustado, y además de excitarlos, los haya dejado bien calientes, como me ha dejado a mí, escribir esta bonita historia que vivió Miguel García a sus recién cumplidos 20 añitos.
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me hubiera encantado me desvirgara ese machote