profesor atractivo de 35 años, busca…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por BABYBOY.
La confusa carretera de mis emociones lucía devastada, el sinuoso y mojado camino por el que venía conduciendo frente a mí, hacía juego con mi corazón marchito.
La tarde era lluviosa y gris, a mi derecha: una verde pradera, coronada por majestuosas montañas de color azul distante, un paisaje hermoso dibujado por maestras pinceladas, a mi izquierda: una frágil presa a medio construir, y frente a mí: mis desolados pensamientos, el viejo camino y melancolía.
Las gotas de lluvia en mi parabrisas me impedían ver con claridad, y mis lágrimas tampoco eran de gran ayuda, y cuando alcé la vista un irradiante y multicolor arcoiris como pintado a mano sobre el cielo taciturno, iluminó brevemente mi interior, como un faro encendido a lo lejos en una noche de tormenta.
Y entonces al igual que ese pacto divino para con los hombres que es el arociris, recordé la promesa que nos hicimos alguna vez, de no separarnos jamás.
Dos caminos se distinguen en la distancia, el de la derecha me lleva a una vida diferente lejos del amor frustrado de mi vida, y el de la izquierda de regreso a él, ¿qué camino debo tomar?
Giré el volante en la dirección correcta, cuando de pronto un estruendo enorme abrumó el ambiente, rocas cayendo sobre mi auto, agua; muchísima agua entrando, ¡estoy asustado! ¡no puedo salir! Un golpe en mi cabeza, y de la nada, una extraña luz mucha luz….
-¿Podrías apagar esa luz por favor?- le dije a mi pareja molesto porque a la mañana siguiente debía presentar mi examen final y la luz de la computadora no me estaba ayudando a conciliar el sueño.
-Claro que sí nene, no es mi intención molestarte- me respondió mi maduro amante.
Su nombre era Sergio, y había sido mi profesor de física en la universidad, era un hombre maduro, alto e interesante, con unas incipientes entradas en su frente que lo obligaban a traer el pelo casi a rapa, pero el cual le otorgaba un look, arrollador, varonil y terriblemente sexy, una hermosa piel bronceada, que recordaba el tipo de hombre italiano, su barba cerrada, unos ojos color miel, grandes y expresivos coronados por unas cejas pobladas, una boca pequeña, con un lunar debajo de su ojo izquierdo que le daba un toque inocente, y su cuerpo….no hay palabras para describir ese cuerpo que tantas noches me hizo enloquecer en la intimidad, peludo hasta los huevos, dotado de un pene mas pequeño que el largo normal, tal vez de 15 cms, pero tan grueso que lo hacía lucir enorme, unos brazos marcados y un par de piernas de ciclista, con un trasero firme y socarrón, y una sonrisa burlona y retadora.
No fue nada fácil hacer mi sueño realidad de dormir cada noche abrazado a su peludo pecho, ya que él alguna vez caminó por la vida como un hombre heterosexual, pero esta historia al igual que el que pensé que era el final de mi vida, no comienza aquí.
Nunca en mi existencia había sentido tal pasión por alguien, como la que sentí por Sergio en cuanto lo vi cruzar la puerta del aula de clases, la mañana de ese lunes de abril.
Llegó puntual y pulcro, con unos jeans oscuros y una camisa de vestir azul celeste, y el aroma fresco a recién bañado de su elegante loción inundó mis sentidos.
Sergio había llegado de la ciudad de Monterrey Nuevo León, México a impartir la materia de Física II en mi universidad, luego de presentarse y amenizar con unos cuantos chistes nuestra primera clase, mi nuevo profesor impartió su materia, y en el transcurso de esa hora, tan sólo pude concentrarme unos minutos, porque mi mente se la pasó divagando imaginándolo desnudo.
Yo era un chico de 19 años atractivo a mi manera, me llamo Gabriel, y mi fama de rompecorazones con los chicos gay, se vio destruida porque en cuanto supe de la existencia de este adonis, jamás pude ser el mismo.
Recuerdo que por aquella época no tenía definido casi ningún rasgo de mi personalidad, era inestable, rebelde e irrespetuoso, me gustaban las chicas que parecían chicos, y los chicos que parecían chicas, nada llenaba el vacío de mi interior, pero cualquier duda e inseguridad se disipaba cuando mi guapo profesor llegaba a su clase.
Las chicas de mi salón morían por él, y cuando veían entrar al “peloncito guapo” al aula, un silencio se creaba en el ambiente, varias veces las escuché decir que muchas se calentaban con él y que se imaginaban tenerlo en la cama.
Yo inteligente y astuto para conseguir lo que quería, ideé un plan para estar a solas con Sergio algunas horas extras a la semana, fingiendo no entender los problemas de su clase, y él pacientemente me explicaba una y otra vez a la salida de la escuela.
Yo lo miraba extasiado y cuando descubría alguna mirada incómoda de su parte, me disculpaba diciendo que estaba cansado, nunca noté ninguna tendencia gay en su persona y me sentía desesperado porque mis esfuerzos por conquistarlo, como los detalles que le regalaba de vez en cuando o mi rápido e “inusual” aprovechamiento en clase, resultaban fallidos.
Había algo en su arrasadora personalidad que me hacía querer ser mejor persona, y pronto olvidé mis borracheras de fines de semana y comencé a tomar con mas constancia mis estudios, y mi pasión mas grande: el ciclismo de montaña, el cual después de llevarme la grata sorpresa de que Sergio también disfrutaba grandemente esta actividad, la realizaba con mas entusiasmo.
Le dije a mi profesor que yo practicaba este deporte, por un hermoso camino en medio de un bosque pequeño y un río en mi comunidad y que estaba cordialmente invitado a acompañarme los fines de semana y él aceptó gustoso mi invitación, por lo que cada sábado en la mañana, tomábamos nuestras bicicletas y emprendíamos el camino de dos horas y media de ida y de regreso.
Por ese tiempo conocí que era divorciado y que no tenía hijos, que le gustaba la natación la caminata y el ciclismo, que nunca había sido muy noviero en su juventud, que le fascinaba el helado de chocolate con nuez y que uno de sus placeres ocultos era hacer bolitas sus mocos y aventarlos contra la ventana.
Su sencillez, su imponente presencia, su sentido del humor y su elocuencia, me tenían totalmente enamorado de él, y cada noche le dedicaba una deliciosa puñeta en la soledad de mi recámara.
En una ocasión lo vi orinando detrás de un árbol y al salir de éste pude ver por unos instantes la gorda y circuncidada cabeza de su pene, de un color rosa pálido, con una mata de pelo rebelde y sensual, y cuando se subió su short el impactante bulto de su verga y sus gordas pelotas resaltaba mucho detrás de la prenda de licra para ciclista.
Pero cada vez que tocaba algún tema homosexual, Sergio parecía incomodarse con la platica y rápidamente cambiaba el asunto y se las ingeniaba para convertirlo en un chiste, esta situación me confundía en ocasiones y en otras me dejaba dudando de su condición.
Así seguían mis días añorando su presencia por las tardes, y anhelando que el fin de semana llegara para poder verlo en su ajustada ropa de deporte, y la visión de su pene mientras orinaba me volvía loco y seguía fresca en mi memoria.
Luego de un tiempo de conocerlo y por azares del destino, una tarde me puse a navegar por internet, en una página de contactos personales para encontrar pareja, me gustaba leer los perfiles de hombres heterosexuales guapos, y de pronto encontré uno que me pareció muy familiar y que decía: Profesor atractivo de 35 años, tranquilo y sin vicios, amante del chocolate con nuez, del ciclismo y la vida al aire libre, busca mujer de 25 a 34 años para relación estable.
No tenía fotografía, pero con esa descripción estaba casi seguro que se trataba de mi profesor de Física, y de pronto tuve la idea de hacerme pasar por una mujer y escribirle al correo que dejaba en su perfil.
Esa noche de sábado, agregué a mi mensajero la dirección de este hombre esperando que fuera mi profesor, y así poder seducirlo chateando con él haciéndome pasar por una joven mujer, conseguí fotografías de una chica común pero linda y me inventé una nueva vida afín a la de mi maduro y atractivo amor platónico.
Estaba a punto de retirarme y apagar la computadora, cuando el misterioso hombre ingresó a internet, y después de presentarme y explicarle que había tomado su correo electrónico en respuesta de su anuncio, mi nuevo contacto puso su fotografía en la ventana del chat y mi corazón dio un vuelco de alegría: efectivamente se trataba de Sergio.
Luego de una interminable plática, salpicada de risas, chistes y profundos temas personales y de la vida, el amanecer nos sorprendió conectados a la computadora y antes de irnos a tomar un descanso, Sergio me dijo que yo era “una mujer bella, con bonitos sentimientos, inteligente y muy agradable”
Pasaron los días y las semanas y casi todas las noches “Gaby” mi seudónimo femenino, tomaba vida y chateaba con Sergio de mil cosas y cada vez sentíamos que había mucha química entre nosotros, y cuando mi profesor y yo salíamos a hacer deporte los fines de semana, me contaba sobre Gaby y de lo bien que se sentía platicando con ella, y yo sólo podía sonreír secretamente.
Una noche de verano, después de platicar algunos temas superficiales, la plática con Sergio comenzó a ponerse picante, e inocentemente yo le hacía preguntas como: -¿cómo un hombre tan viril y atractivo como tu, esta solo? me encantaría enamorarme de alguien como tu para cumplir sus fantasías mas secretas cada noche en la cama-
Sergio comenzaba a excitarse, cayendo en mi trampa de mujer inocente y sumisa, cuando la plática llegó al punto de que Sergio me pregunto si tenía web cam, a lo cual respondí que no pero que si le gustaría ver unas fotos atrevidas mías.
Mi maduro cyber-amante contesto que sí, y que si no me molestaba lo que íbamos a hacer, él pondría su web cam para poder masturbarse frente a mí.
Afortunadamente encontré muchas fotos de la misma chica pero desnuda por la que me hacía pasar, en un blog que encontré de esta joven que vivía en otro estado de la república Mexicana.
Cuando Sergio encendió su cámara, lo primero que vi fue su peludo pecho desnudo, y su fuerte y varonil mano acariciándose sensualmente, llevaba un short corto de color amarillo, que dejaba ver su verga erecta y sus peludas y musculosas piernas.
-¡Oh, mi amor! Me excité inmediatamente al verte con tu pecho desnudo, me sentí toda húmeda de mi cuevita- le escribí comenzando a sobar mi propia y erecta verga.
-Envíame una foto sexy tuya mi reina, que quiero ver esa vaginita y tus hermosos pechitos de nena- me ordenó mi profesor, y enseguida le mandé una foto donde aparecía esta chica desnuda de la cintura para arriba mostrando sus senos y sus rosados pezones, muy sonriente sentada con las piernas cruzadas sobre su cama.
-Ahhhh, ¡cosita linda! ¡mira nada más que ricas tetitas!- fue su respuesta después de ver la fotografía, frotándose fuertemente su hinchado bulto.
-¿Te gusta papi? Tengo muchísimas fotos más y más atrevidas que puedo mostrarte pero a mi también me gustaría ver mas de ti- le dije adivinando que su respuesta sería quitarse su short y enseñarme por fin esa verga en total estado de erección, que tanto anhelaba ver.
Pero estaba muy equivocado ya que mi guapo profesor no solo no descubrió su paquete sino que se anudó una toalla a la cintura como esperando ver cual sería mi reacción.
Yo sin dudarlo un segundo le pregunté de la manera mas cachonda que pude: -¿qué haces papito? Pensé que te quitarías ese short para poder ver tus atributos de macho-
Y enseguida se puso de pie y sin sacarse su toalla se quitó los shorts amarillos por debajo y con una sonrisa me los mostró por la web cam.
-¡Eso es jugar sucio mi amor!- le contesté muy caliente, y de este lado mi verga estaba a punto de estallar de deseo.
Volvió a sentarse sobando su hinchado paquete por encima de la toalla y de vez en vez me hacía sufrir subiendo un poco la toalla y dejándome ver su peludos y musculosos muslos.
Como no hacia nada mas que sonreír, rápidamente busqué una fotografía mas reveladora, donde la chica esta de espaldas con sus brazos cruzados totalmente desnuda y mostrando su gran culo.
Se la envíe y él al recibirla sonrió aun más complacido, y me dijo que me estaba portando muy bien y que ahora podría enseñarme un poco más de su anatomía.
Ahora subió un poco más su toalla y una gorda pelota peluda se asomó por unos instantes, yo estaba que reventaba de placer masturbándome frenéticamente, y luego de volver a taparse con la toalla me dijo que tendría que enviar fotos mas comprometedoras.
No pude más y le envíe la foto de esta chica totalmente desnuda sentada sobre su cama con la cabeza echada hacia atrás y sus piernas abiertas mostrando en todo su esplendor la raja depilada.
Su respuesta fue un marcado ¡uff! Y después de esto se quitó lentamente la toalla y al quedar su gordo palo peludo al descubierto puso sus manos en la cintura y sonriendo me preguntó que qué me parecía.
¡No podía creer lo que estaba viendo! ¡mi guapo profesor mostrándome su peludo cuerpo frente a mi monitor!
Yo casi al punto del orgasmo comencé a tomar fotografías de tan placentero espectáculo con un programa que tengo de computadora, para poder guardar la visón de mi profesor totalmente desnudo con su verga y gordos testículos al descubierto.
-¿Es lo que esperabas mi reina? Quiero saber si te la tragarías entera por esa vaginita de nena puta insaciable que tienes-
Tan solo pude responder un larguísimo –siiiiiiiiiiiiiii- y luego sobándose sus peludos testículos se puso otra vez de pie y se puso de espaldas dejándome ver su trasero peludo y blanco, se notaba que se había bronceado ya que el color claro de sus nalgas resaltaban muchísimo más del resto de su cuerpo bronceado.
Luego subió una pierna a su silla y comenzó a masturbarse, yo veía sus gordos huevos colgando entre sus piernas debajo de su hermoso culo de macho dominante.
Sus bolas se tambaleaban por aquí y por allá mientras jalaba el capullo de su chica pero gruesísima verga erecta.
Yo le lanzaba frases como: -¡estoy toda empapada de mi cuevita papito! Me estoy metiendo unos deditos en mi raja pensando que me haces el amor con esa tranca de macho que tienes mi rey-
Luego de un rato bajó su pierna y volvió a ponerse de frente, y acercando mucho su verga a la cam pude ver todos los detalles de ésta, peludísima, su tronco gordo del ancho más grueso que haya visto, bolas peludas y de color rosita, era un dios griego este rico macho.
Cuando se volvió a sentar masturbándose su gordo palo, le pedí que si era posible pusiera un brazo detrás de su nuca, y que lamiera un poco su axila mientras seguía jalándose su capullo, no pareció importarle y pronto adoptó la posición solicitada tocando con la punta de su lengua los pelos de su sobaco, con los ojos cerrados y con un largo ahhhhhh anuncié mi orgasmo, los trallazos de mi leche llegaron hasta el monitor y el escritorio, me llené hasta el cabello, con tan abundante corrida.
-Papitooooo no puedo más ayyy, mi vida ohhhh si papito me vengo mi vida ¡me vengo!-
le escribí fingiendo un orgasmo femenino y diciéndole que mis pezones estaban durísimos y que había tenido un múltiple orgasmo.
Él apresurando sus movimientos tuvo una corrida increíble, llenando sus huevos, su vientre y su peludo pecho de su blanca leche de macho.
Se quedó exhausto con los brazos detrás de su nuca y con una amplia sonrisa en su rostro, respirando agitadamente, y luego embarrando su leche con la mano, la esparció en todo su pecho.
Me dijo que debía limpiarse y que regresaba en un momento, yo lo esperé igual de relajado sin creer todavía lo que acababan de ver mis ojos.
Cuando regresó se había puesto su mismo short amarillo y ya limpio seguimos platicando de lo bien que la habíamos pasado y de que sería maravilloso hacerlo en la vida real y conocernos.
Yo por supuesto pensando en que eso tenía un pequeño inconveniente ya que no era quien decía ser.
En esos días seguíamos chateando y haciendo el cyber sexo de vez en cuando, y todas eran unas sesiones fantásticas, aunque debo confesar que lo que más me gustaba eran esas noches de sábado, cuando platicábamos trivialidades y cosas de la vida, haciéndonos preguntas indiscretas y riendo de chistes tontos sin sentido, nos estábamos convirtiendo en amigos muy cercanos y cómplices de sexo cibernético.
Pero al pasar el tiempo comencé a sentir celos de mi propia versión femenina ya que lo que mas anhelaba no era platicar con él como “Gaby” sino como Gabriel.
A estas alturas yo ya sabía demasiadas cosas íntimas de mi maduro profesor, sabía que le gustaba y que le disgustaba, cuales eran algunos de sus planes, sobre su familia y alumnos, amigos cercanos y demás y todo esto me parecía una información demasiada valiosa para ser desperdiciada en “Gaby” así que debía aprovecharla y comenzar a acercarme más como Gabriel a mi amado profesor de Física.
También me di cuenta que yo era bastante honesto en mis gustos y aficiones con él, mis conversaciones eran abiertas y sinceras, y por un momento me hizo sentir que en realidad lo que más le gustaba de mí era lo que pensaba y no tanto mi cuerpo ficticio.
Por esas fechas cuando salíamos a hacer deporte en bicicleta los sábados por la mañana, y me contaba de “Gaby” mi corazón se debatía entre la tristeza y la alegría, porque el hombre que más deseaba en el planeta estaba al mismo tiempo cerca y a millones de kilómetros de distancia.
Esa era mi triste realidad, no me atrevía a confesarle mi osadía que yo en realidad era esa “mujer” de la que se estaba enamorando y compartía sus secretos y fantasías y me conformé a sentirlo mío por las noches a través de un monitor de computadora.
Una noche como cualquiera y después de tener sexo cibernético de nuevo, Sergio me pidió que necesitaba conocerme y que el viernes entrante había una reunión con sus compañeros de trabajo y alumnos y que le encantaría que lo acompañara.
Yo inventando mil pretextos para no ir, me disculpé y él un poco triste me dijo que era una pena y que ojalá muy pronto pudiéramos conocernos.
Esa semana noté en las clases, que mi amado profesor se encontraba algo cabizbajo y adiviné enseguida que era por culpa de mi ficticio rival de amores “Gaby”.
Como un agente secreto con súper poderes de una vida paralela, deseé tomar el lugar y el cuerpo de mi adorado y a la vez odiado seudónimo, y así poder enamorar personalmente a mi delirio masculino….creo que leo muchas historietas de cómics.
Dos noches antes del viernes día de la reunión, Sergio estaba algo serio y distante, no era el mismo de todas las madrugadas y algo notaba raro en él, chateamos menos que lo acostumbrado y al día siguiente no se conectó, lo esperé como siempre pero nunca llegó.
El viernes en la mañana no nos tocaba clases con él por lo que no podría verlo sino hasta la noche en la fiesta.
El momento de irme a la fiesta llegaba y me arreglé como nunca, con unos jeans que me quedaban a la perfección y resaltaban mucho mi trasero, una playera de moda y unos tenis convers, ansiaba llegar al lugar y ver a Sergio porque me había decidido a decirle quién era yo y que hiciera el esfuerzo por corresponderme, que no había sido mi intención engañarlo así, pero que se diera cuenta de que él sentía algo por mi por la manera en que me hablaba incluso sin ver la foto falsa de “Gaby”
Llegué al lugar de la reunión y saludé a varios amigos y profesores que estaban pasando un buen rato, me senté en uno de los sillones frente a una ventana que daba hacia fuera para ver la llegada de Sergio, y cuando ví pasar su coche mi corazón comenzó a latir muchísimo, necesitaba armarme de valor y tomándome varios “caballitos” de tequila, esperé que entrara para decirle que necesitaba hablar a solas con él.
La puerta se abrió y un muy sonriente y animado Sergio entró, pero en vez de salir corriendo a su presencia, sentí una rabia espantosa, me levanté inmediatamente de mi asiento con cara de pocos amigos al ver que su tímida pero gran sonrisa de oreja a oreja se debía a otro motivo….
Continuará….
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