Putito para todos 02 Los sentidos despiertan
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Alvaro-L-de-H.
Pasaron varios días, era el inicio de verano, de mucho calor y sol y Antonio todas las tardes venía con sus cachorros a nuestro jardín, me mataba a jugar con ellos corriendo y a veces los metía a la piscina conmigo mientras ellos reían con sus cervezas y cigarros en la mano.
Como siempre cumplí lo que me tenían ordenado, cambiarme de bañador y no llevarlo puesto mojado, me quité el que había usado quedando desnudo ante ellos y cogí el que tenía seco para colocármelo, me apoyé en Antonio para meter mi pie y resbalé haciendo que mi codo quedara apoyado sobre el bulto de su bragueta, sentí como si una descarga eléctrica me atravesara al sentir la turgencia de lo que había dentro, mi penecito se me puso erecto en un segundo, Antonio y papá se miraron, en lugar de retirar el codo lo deslicé para alcanzar el bulto con mi mano.
-Antonio se te está poniendo tiesa como a mí.
–le hablaba inocentemente apretando su verga sobre el pantalón, entonces mi padre me cogió en sus brazos y me llevó hasta un sillón donde se sentó y me colocó el bañador.
Antonio no dijo nada pero me di cuenta de que le había crecido mucho su bulto y se lo agarraba con la mano.
Pronto olvidé el incidente, los cachorros me lamían la cara queriendo llamar mi atención y volví al juego con ellos.
-Joky va a tener razón y tenéis que hacer algo con él, es un chico que excita a cualquiera aunque no quiera, mira como me ha puesto a mi por una tontería, aunque sea tu hijo te tiene que excitar a ti también alguna vez o eres de piedra.
-No voy a decir que no, pero es muy fuerte lo que propone hacer Joky, somos su padre y su hermano.
-Si queréis yo os puedo hacer el favor, no me importaría hacerlo y siempre será mejor a que alguien lo desgracie.
Así me enteraba de algunas cosas de las que hablaban, sabía que se referían a mí pero no le hallaba el sentido.
Papa se río y le pidió que se callara.
Antonio no dejaba de frotarse su virilidad.
Mi hermano faltaba unos días de casa, se había quedado donde su amigo Andrés a dormir mientras preparaban algunos exámenes.
Este amigo era diferente a Jorge y Lorenzo, alguna vez les había gritado por pedirme que les hiciera cosas en los baños y hasta insultado.
Me trataba con mucho cariño pero no me besaba ni me pedía que le hiciera esas cosas que me pedían los demás.
Esa noche después de la cena papá me permitió que viera un rato la televisión, me tendí en el sofá colocando mi cabeza sobre sus muslos procurando que mi nuca quedara justo sobre su pene, lo hacía sin querer, como si fuera instintivo a mí.
Cuando noté que se le ponía duro, giré la cabeza y lo besé por encima del pantalón.
-Ángel, eso no se hace, no está bien.
–había cierto enfado en su voz y no sé qué cara pondría pero me sujetó la cabeza para elevarme y me besó en los ojos.
-No te estoy riñendo cariño, pero si haces esto con gente que no conocemos puedes tener problemas.
-Papi me gusta pero no lo hago con todo el mundo, solo con los que quiero.
–me coloqué montando sus muslos, podía sentir como latía su pene bajo mi culito y estaba muy a gusto abrazado a su pecho, sintiendo como se movía rozándose en la hendidura de mis nalgas y respirando muy agitado hasta que me dejó sentado en el sofá y salió deprisa hacia el baño de la cocina.
Cuando volvió me estaba quedando dormido, me cogió en sus brazos y comenzó a subir las escaleras para llevarme a mi habitación.
Me desperté sobresaltado y busqué con la mano el cuerpo de Joky, no estaba a mi lado y mi corazón empezó a latir de prisa, recordé que mi hermano estaba fuera y comencé a llorar en silencio sintiendo que la oscuridad me engullía y devoraba.
Salió un grito de mi garganta y me vi corriendo en el pasillo hasta llegar a la habitación de papá.
Al entrar encendí la luz.
-¿Qué sucede Ángel? -me tiré en sus brazos que me apretaron contra su pecho.
-Tengo miedo papi, desperté y estaba todo oscuro, Joky no estaba a mi lado.
–me acariciaba pasando su mano por mis rizos mirando mi cara.
-Eres igual a tu madre, ahora duerme, no te va a pasar nada malo estando con tu papá.
–me sentía protegido pegado a su pecho, sintiendo sus recios vellos a través de la tela del mi chaqueta de pijama, arrimé mi culito a su entrepierna hasta sentirle pegado a mis nalgas, me moví nervioso para que se adaptara, papi suspiro.
-Me parece que hablaré con tu hermano cuando regrese a casa.
–sentí que me besaba en la nuca y no desperté hasta que la luz alumbraba la habitación y papá no estaba junto a mí.
Unos días más tarde mi hermano regresó y me llenó de alegría el verle y sentir como me abrazaba, ese día jugamos un rato en la piscina con Antonio y papá, a Joky le gustan también los cachorros de Antonio, cenamos los cuatro y notaba que se miraban y hablaban entre ellos, luego nuestro vecino se marchó, nos quedamos los tres solos, papá ocupaba el solo un sofá tumbado en él y mi hermano y yo el otro.
Joky llevaba un pantalón muy holgado que se había puesto cuando terminamos de nadar, sin ropa interior al igual que yo, papá miraba la televisión como si estuviera solo y mi hermano cogió mi mano, la pasó por su pierna y sentía como sus vellos se encrespaban hasta llegar a la pernera de su pantalón, se lo levantó y metió mi mano, tenía su ingle muy caliente y cuando llegué a tocar los pelos de su pubis me estremecí, yo tengo también pelitos pero no la cantidad que tienen ellos.
Me besó en la cabeza y me dijo muy quedo.
-Juega con ella, es toda para ti.
–era como si esperara desde siempre su permiso y comencé a tocar sus huevos que estaban muy calientes y al tacto eran más gordos que los de sus amigos, luego sujeté su pene que no lograba cubrir con mi mano.
Jugué un poquito con él masturbándole y pasando la palma de mi mano por su cabecita, mi pollita estaba que me dolía de lo tiesa que la tenía.
Acaricié la parte baja de su glande y mi hermano suspiró ruidosamente, papá giró su cabeza pero hizo como si no pasara nada volviendo a mirar la tele.
-Sácala y chúpala, ¿lo sabes hacer? -le dije que si con la cabeza y cumplí con lo ordenado y que yo deseaba tanto.
Prefería bajarle los pantalones y dejarle desnudo y me levanté un momento, apareció ante mí su enorme verga con sus testículos colgando del borde del sillón.
Le había visto la polla y los testículos cientos o miles de veces, pero de esta manera jamás, tan excitado como estaba tenía una gota de precum trémula y temblando en el agujerito de su polla a punto de rodar.
Abrió sus piernas y me metí entre ellas, sujeté la base de su pene y me lo introduje en la boca, empecé a darle chupaditas y lamiditas en su glande, tenía bastante experiencia por lo que sus amigos me habían enseñado tantas veces.
Mi hermano gemía y acariciaba mi cabello.
-Sí, sí hermanito chupa más, lo haces muy rico.
–hablaba muy bajo para que papá no lo oyera, veía a mi padre como nos miraba abriendo mucho los ojos y masturbando su polla sin enseñarla, solo notaba un gran bulto bajo la tela de su pantalón.
No dejaba de chuparle la polla a Joky y me sabía muy, muy rica, más que las de sus amigos, lamía y aspiraba con fuerza mirando a mi hermano a los ojos hasta que comenzó a temblar y me llenó la boca de su jugoso fluido, lo fui tragando sintiendo lo que comía con un sabor saladito y dulce delicioso, cremoso y perfumado como el cuerpo de mi hermano.
Cuando lamí hasta la última gota que le salió le miré sonriente esperando su aprobación.
Se inclinó y me beso en los labios.
– Ángel lo haces delicioso, no he estado con una chica que lo haga mejor que tú.
-miré a papá, estaba despatarrado con sus manos tapando su bulto y una gran mancha que tenía en su pantalón, supe que también había eyaculado.
Nuestro padre nos miraba como asombrado, a mí sosteniendo la verga ahora flácida de Joky aunque el no la podía ver, no la quería dejar y esperaba que volviera a ponerse tiesa como había visto que les sucedía a Jorge y Lorenzo.
Miraba también a mi hermano inclinado sobre mí que ahora subía mi camiseta y metía su mano por la cintura de mi pantalón para alcanzar mi trasero, lo acariciaba y pellizcaba mis redondos glúteos, llegó con sus dedos a la entrada de mi ano.
Se sentía su mano tan agradable pasando muy suave sus dedos por mi anito, no me los metía como yo deseaba, como yo hacía con los míos.
Relajé mi culo y mi hermano lo notó.
-Voy a reponerme un poco y luego te meteré el pene, ahora descansa un momento.
–me senté a su lado, se subió sus pantalones pero yo no podía dejar de mirarle esperando una señal que me dijera que su polla se había recuperado.
Joky me observaba y parecía divertido por mis rápidas miradas a su entrepierna, comenzó a sobarse la polla, a veces la sacaba por la pernera como jugando.
-¿Te gusta? ¿La quieres? -yo la intentaba atrapar y entonces él la escondía, me tenía muy excitado, él y papá se habían corrido y yo lo necesitaba hacer.
– Joky, quiero que me la metas ya, por favor, deja de jugar.
–me sujetó el pantalón y me lo bajó, quedé desnudo con la camiseta elevada y me la quité yo mismo, me miraba extasiado y volví a mirar hacia papá, nos observaba y de sus labios pendía un hilillo de baba.
-Voy a llevar a Ángel a la cama, no aguanto más.
–se bajó sus pantalones y volvió a aparecer su polla brillante, roja y tiesa como si fuera a estallar, me cogió en sus brazos como hacía siempre que me llevaba a la cama, aunque esta vez sabía que era para otra cosa, yo no protestaba y me sentía totalmente entregado, acunado en los brazos de mi hermano.
Me llevó al sofá donde permanecía papá, se sentó y no pasó desapercibido para mí el tremendo bulto que ocultaba su pantalón, me pasaron de brazos y me besó como hacía todas las noches, primero en la frente, hizo un gesto de duda y unió sus labios a los míos.
-Ahora subo, voy a recoger un poco, ten cuidado con tu hermano Joky.
–mi hermano subió las escaleras conmigo en sus brazos hasta la habitación de papá, su cama es más grande que la nuestra, me depositó sobre ella y al inclinarse le agarré la verga.
-¿Me la meterás ahora? -Joky se rió muy suave y dándome un beso me soltó, se quitó su camiseta y quedó como yo desnudo.
Ahora veía la tremenda diferencia que había entre el cuerpo de mi hermano y el mío.
Se inclino arrodillado ante mí.
-No seas impaciente, tengo que prepararte antes, si te causo algún dolor papá me mata.
-me colocó boca abajo y se puso sobre mí, se fue dejando caer hasta que su pecho entró en contacto con mi espalda, su pene muy caliente tentaba en la raja de mis nalgas, poco a poco el contacto fue total, estaba apoyado en mi y abrí mis piernas para que su pene entrara entre ellas.
Así estuvo unos minutos, besando mi cuello, mi nuca, mis orejas y dejando su aliento enredado en los rizos de mi pelo.
-Hermanito, eres un putito delicioso, mejor que cualquier chica, te voy a meter mi polla y disfrutaras por primera vez de un hombre.
–era delicioso escucharle y sentir sus caricias.
Se elevó y tiró de mis caderas levantando mi culito, yo hacía también por abrirme para él, nunca había estado en esta posición con un macho a mi espalda dispuesto a meterme su verga, pero había visto la postura y más o menos sabía lo que vendría ahora.
Separó mis piernas con las suyas y con las manos abrió mis duras nalgas, primero sentí su aliento soplando en la entrada de mi ano, un estremecimiento recorrió mi espalda mientras mi ano se abría y vibraba, cuando su lengua toco el anillo de entrada a mi culo un enorme gemido salió de mi garganta, apreté mi pecho contra el colchón sacando mas mi trasero y elevándolo, mis manos se agarrotaron sujetando la tela.
-¿Estás bien cariño? -era la voz de papá, abrí los ojos y le vi sentado a nuestro lado observándolo todo.
-Estoy bien papi, me gusta lo que me hace mi hermanito, me gusta mucho papi.
–agarré muy fuerte su mano que tenía cerca de mi cara.
Me dio el segundo lengüetazo y me hacía gemir y casi sollozar del gusto que sentía tan rico.
Papá pasaba su mano por mi frente para secar el sudor que me escurría, acariciaba mis labios con ella, y cuando Joky metió su lengua en mi culito y jugó allí mordí la mano de mi padre para ahogar el grito que pugnaba por salir de mí.
-Papi, rico, rico, ¡qué gusto me da mi hermanito!
Mi hermano a veces dejaba de chupar mi culo y lo besaba pasando la lengua por toda la raja de separación de mis nalgas, era una impresión de asombrosa satisfacción lo que me hacía sentir.
Metió un dedo en mi culo y me preguntaba continuamente si estaba bien o me dolía, no sentía más que placer, tenía mi culo muy dilatado y estaba habituado a tener mis dedos dentro de él, pero los dedos de Joky eran más largos y gordos y entraban más profundo, más hasta el fondo y los movía mejor, metió dos e intentó meter tres haciéndome sentir muy abierto.
Me cambió de postura, me dejaba hacer y entre papá y él me colocaban, abrió mis piernas y se situó entre ellas, elevé la cabeza para ver lo que estaba haciendo, masturbaba su enorme verga para que adquiriera su máxima dureza y por primera vez tuve miedo de que aquello pudiera entrar en mi culo.
Papá debió de ver el miedo en mi mirada y pasó sus labios por mi frente.
-Tranquilo mi amor, tu hermano lo hará bien y disfrutarás de su verga, relájate y no tengas miedo.
–sujeté su mano con fuerza y la llevé a mi boca para besarla.
Tenía que confiar en ellos, papá y Joky nunca me causarían daño alguno.
Sentía el amor en la mirada de los dos, me amaban demasiado y además hasta ahora todo había sido placentero y hermoso, conseguí que mi ano se relajara y abriera y forcé mis piernas a abrirse para acoger entre ellas el cuerpo de mi hermano.
-Ahora te meteré mi polla, igual tienes algo de dolor, tú avísame.
–apoyó sus codos a los costados de mi cabeza y fue dejándose caer hasta que nuestros alientos se encontraron, besó mis labios y metió su lengua en mi boca, tenía un sabor muy raro y fuerte pero que me gustaba, llevó su mano derecha a su verga y trasteo con ellas punteando en mi culo.
La sentía empujando para entrar en mi, sus ojos no dejaban de mirar los míos, me reflejaba en ellos, su cadera avanzó con fuerza y el capullo de su verga venció mi resistencia, me sentía apretado y lleno pero no había dolor y eso me hizo sonreír para animarle a que siguiera.
Muy despacio, milímetro a milímetro su pene fue avanzando tomando posesión de mí, lo notaba, lo sentía, su dureza tan suave y blanda, todo el calor que llevaba consigo, todas las rugosidades de sus venas, el glande más ancho abriendo camino a su tronco.
Era divino, grandioso, ningún un dolor, solo plenitud y gozo.
Joky se detuvo y le miré interrogándole, quería que terminara, deseaba más polla, que me abriera.
-Ya está toda dentro pequeñín.
–era real, sus testículos se aprisionaban contra mi culo.
Elevé mis brazos para abrazarle del cuello y hacer que bajara su cabeza para besarle y comérmelo a besos agradecido.
-No me ha dolido nada, eres maravilloso hermanito.
–miré hacia papá buscándole, creo que sus ojos estaban húmedos, se acercó y besó mi frente.
-Pequeño, mi niño.
–me besó en los labios, se levantó e intenté agarrar su mano, se dirigió a la puerta y salió, yo no quería que se fuera, le quería tener a mi lado y miré a Joky.
-¿Por qué?, ¿por qué? -mi hermano se inclino y me besó en la oreja.
-Déjale, lo tiene que asimilar y entenderse así mismo, ahora viene lo mejor putito hermoso, vas a disfrutar como nunca de un macho.
–abracé su cuello como si tuviera miedo de que me dejara.
-Sí, Joky, hermano hazme gozar pero estoy muy bien contigo dentro de mí.
–comenzó a sacar su verga, estreché mi culo para evitarlo, no quería que la sacara.
-No, no la saques por favor.
–mi hermano se rió en mi oído y luego se levantó para volver a meterla y así una y otra vez entraba y salía llevándome en oleadas de sublime placer en un placentero vuelo flotando en el cielo.
-Te voy a follar fuerte pequeño, avísame si te hago daño alguna vez.
–creo que en estos momentos a mi hermano no le hubiera importado que me doliera, no fue así pero según como entraba y salía le hubiera sido imposible parar aunque yo le avisara y se lo pidiera.
Gemíamos los dos y su sudor se mezclaba con el mío al caer en gordas gotas sobre mi pecho.
– Joky, esto es divino, me voy a correr, tengo la polla a mil.
–me miró extraviado.
-Córrete y disfruta.
–un último escalofrío me sacudió y de mi pollita comenzó a salir ingente cantidad de semen sobre mi pecho y mi cuello.
Apreté mi culo para forzar a que mi leche saliera y grité.
-¡Ahhhhhhhh!, ¡ahhhh!, hermanito, Joky te quiero….
¡Ahhhhhh! -me ahogaba y era un placer continuo y persistente que hacía contraerse mi vientre.
Él no paraba de entrar y salir hasta que se quedó quieto unos segundos, su polla tembló y me lleno el vientre de su leche, jadeaba entrando con fuerza y dejando toda su simiente en las tripas de su hermano pequeño, cayó sobre mí cubriéndome con su cuerpo agitado y con temblores.
Mis manitas acariciaban su cuello y su cabeza y le daba cortos y repetidos besitos en su oreja.
-Joky, Joky, Joky, que dulce ha sido todo.
–se elevó sobre sus manos y con su lengua fue lamiendo mi pecho y mi cuello retirando los restos de mi semen.
-Tenemos que ducharnos pequeño y quitarnos todo esto, no sabía que eyacularas tanto.
–su verga iba saliendo de mi culo y hasta eso me daba gusto.
-Me ha gustado que me llames putito, vuelve a decírmelo otra vez, y Joky quiero hacerlo más veces, se esta tan bien con tu verga en mi culo.
–me besó apasionado en la boca.
-Putito, mi putito hermoso.
–me gustaba como me lo decía, sonaba como un piropo agradecido.
-¿Podré hacerlo más veces? Me ha gustado mucho.
–me miró fijamente.
-Puedes hacerlo cuando quieras, a mi me tendrás siempre dispuesto para darte placer, pero no debes hacerlo más que con la familia, otros podrían hacerte daño.
–quedé un poco decepcionado al escucharle, eso de solo poderlo hacer con la familia, a mi me gustaban muchos chicos del colegio y pensaba que podría dejarme coger por los que me la quisieran meter, luego pensé en que mi familia era muy grande, papá y él, Antonio, Tomas y Jesús que eran también nuestra familia y sus amigos a los que a veces llamaba hermanos.
Comencé a sonreír pensando en que no eran tan pocos los hombres con los podría dejarme follar, pero ahora tenía a mi hermano que sabía un montón para hacerme gozar y darme placer.
Fuimos a la ducha, me lavó y yo le lavé a él.
-Tienes que limpiar muy bien tu culito después de follar y tenerlo siempre limpio, y darte una crema para que esté siempre tan suave y apetecible.
–me lavó el culito metiendo los dedos y después de secarme me aplicó una crema por fuera y por dentro metiendo uno de sus dedos, eso me gustaba mucho y me excitaba.
Volvimos a la cama, íbamos a dormir en la cama matrimonial de papá y él estaría ya dormido en una de las nuestras o en una de las otras habitaciones.
Nos acostamos sin ropa y me envolvió en sus brazos, me sentía tan a gusto pegando la piel de mi espalda a su pecho y sintiendo su pene en mis piernas que me dormí enseguida.
Soñé, pero era un sueño bonito.
Había venido Jorge su amigo a hacer un trabajo con él, se fueron a una habitación y yo me quedé en la mía, estaba estudiando algo muy difícil y me distraía pensando en lo que podrían estar haciendo Jorge y mi hermano.
De repente entró Joky en escena y apareció por la puerta de mi habitación.
-Ángel, he hablado con Jorge y me gustaría que le mamaras la polla como le hacías en el colegio.
-me extrañó lo que me pedía pero le acompañé a la habitación donde estaba Jorge.
Estaba de pie nervioso y mirando a mí hermano.
-¿Estás seguro de que quieres que tu hermano me la chupe?, ¿luego no te enfadarás conmigo? –Joky no le respondió y me miró a mí.
-Ángel mámale la verga a Jorge.
–no me lo tuvo que repetir, me arrodillé y le bajé el pantalón y el bóxer hasta los tobillos.
Su pene estaba arrugado.
Lo llevé a mi nariz y me trajo el recuerdo de otras mamadas que le había dado.
Sabía muy rico, todos los penes me sabían deliciosos aunque no se parecieran en sabor y textura al de mi hermano, éste era algo especial.
Se lo chupé como el mismo me había enseñado que le gustaba y a las pocas chupadas lo tenía todo erecto y duro en mi boca, mi hermano se acercó y me ofreció a su vez la polla, cogí las dos en mi mano e intenté meterlas en mi boca juntas, me resultaba imposible y no podía meter más que las puntas.
Chupé y chupé hasta que noté que Jorge se contraía, deje sin atender la verga de Joky para recibir la leche de su amigo, me llenó la boca y no puede tragarla toda, la bebía sin notar el sabor que tanto me gusta de la leche de los hombres, cuando dejó de vaciarse me dedique a la verga que más interés tenía para mí, la mamaba a la vez que la masturbaba, quería mezclar el sabor de los dos hombres que me ofrecían su leche deliciosa.
Mi hermano se corrió en chorros más abundantes y con leche mas cremosa que la de su amigo Jorge, quedé extasiado ante su abundancia y fuerte olor, Joky debía tener una buena fábrica de semen y se le notaba en sus gordos, pesados y velludos testículos.
Mi hermano acarició mi cabeza y luego beso mi cabello.
-Gracias hermanito, tendrás toda la leche que necesites.
–había quedado con mi polla tiesa y con ganas de eyacular y comencé a menearla mientras lamía la polla de mi hermano.
-Deja tu polla tranquila.
–me lo dijo un poco brusco y me asusté, me puso de pie y se arrodilló ante mí, cogió mi penecito y lo trago todo él con mis testículos incluidos.
Era un placer que me hacía temblar y mis piernas se doblaban, me la mamó y sabía muy, muy rico, delicioso el sentir todo mi miembro en su boca caliente y su lengua jugar con mis huevos retorciéndolos alrededor de mi polla.
Me corrí sin darme cuenta y sin poder avisarle, Joky se tragaba mi leche sin protestar y aspiraba de mi verga para sacarme todo mi semen, se sacó mi verga y el último chorro cayó en su nariz, le colgaba y llevó la punta de su lengua para lamerlo, yo me incline y lo recogí para ofrecérselo con la mía.
Cuando chupó mi lengua metiéndola en su boca sentí sus fuertes brazos que abrazaban mi cintura.
-Ángel, Ángel, despierta pequeño.
–abrí los ojos, me sentía rodeado por sus brazos y sus manos húmedas frotaban mi abdomen.
-Has estado soñando y te has corrido.
-me sujetó y me dio la vuelta para que le mirase.
¿Con quién soñabas pequeño? -ese era mi hermano que velaba por mí y me protegía hasta en mis sueños.
-Soñaba que te la mamaba a ti y a Jorge y os corríais en mi boca, era delicioso daros placer a los dos.
–le conté con todo detalle mi sueño, Joky suspiró y me llevó hacía él para besar mis labios, mordió mi oreja y murmuró.
-Hermanito vas a terminar siendo el putito de todos.
–no debía de ser tan malo ser el puto de mi familia porque él me abrazaba y sentía lo mucho que me quería.
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