Qué fácil es el sexo, parte 1 – Julián
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Danielgay18.
Julián es el típico niño de 13 años que estudia la secundaria y se la hace de machito con sus amigos.
Julián es un niño moreno, más bien quemado por el sol, de ojos y cabello negros.
Mide 1.60 y pesa 58 kilos; no es delgado pero tampoco gordo, podría decirse que tiene un lindo cuerpo que culmina en unas nalgas redondas y levantadas y unas piernas gruesas y definidas por jugar futbol.
En su cara ya aparecen unos pequeños rastros de bigotes.
Vive con su madre y su hermano mayor de 17 años, Ramón, que es lo opuesto a él.
Ramón es un muchacho delgado, de 1.65 de altura, tiene el cabello lacio y unos bonitos ojos cafés claros, es muy guapo y son muchas las chicas que quieren andar con él.
Pero Julián sospecha que es gay.
Su padre los abandonó cuando Julián tenía unos meses de nacido y, desde entonces, han sido una familia unida.
Julián ve a Ramón como un ejemplo, como alguien en quién apoyarse y, a pesar de sus caracteres diferentes, se quieren.
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Julián llega a casa después de la escuela y, como todos los días, no hay nadie: su madre trabaja casi todo el día para mantener a sus hijos y su hermano, Ramón, llega media hora después de él.
A sus 13 años, Julián ya sabe lo que es la masturbación, por lo que va a habitación que comparte con su hermano y, aprovechando el tiempo que tiene, se quita la camisa, dejando descubierto su pecho lampiño y moreno, y se baja rápidamente el short.
Una erección se le marca en la trusa roja que se le ajusta, remarcando sus nalgas también.
El niño comienza a sobarse el pene sobre la ropa interior y ésta comienza a mojarse con el precum que sale de la punta de su verga, Julián no puede resistirse más y se saca la verga, aún pequeña de 13 centímetros, pero con la cabeza muy mojada, y comienza a jalársela muy rápidamente.
En su cabeza se imagina cogiéndose a alguna de sus compañeras de escuela y comienza a gemir más fuerte.
Su mano sube y baja sobando el trozo de carne que tiene y, de vez en cuando, le unta un poco más de saliva para lubricarlo mejor.
No puede resistir mucho tiempo más cuando unas cuantas gotas de un líquido muy transparente salen de su verga y al mismo tiempo tiene un orgasmo.
Julián se retuerce en su cama, respira profundamente y luego limpia los restos de semen con su playera, que se vuelve a poner.
No le interesa el olor, nunca se ha detenido a pensar que su hermano podría notar que se ha masturbado, o quizá es que no le interesa, con su actitud de niño machito que puede hacer lo que quiera.
Después de un rato se queda dormido solo con su trusa y su playera.
Después de un rato, Julián despierta.
Abre los ojos lentamente y luego toma su celular.
Tiene un mensaje de su hermano Ramón:
‘’Ya llegué a casa, no te quería despertar así que mejor te envié un mensaje.
La comida está en la cocina, yo vine con un amigo para que me ayude con matemáticas.
Estaré en la habitación de mamá.
NO MOLESTES’’.
El mensaje le había llegado unos minutos antes, por lo que Julián se dio cuenta que apenas durmió una media hora y que su hermano apenas estaba llegando.
Salió de su cuarto y se dirigió a la cocina para comer cuando, al pasar por la puerta de Ramón, escuchó gemidos.
Los reconoció enseguida, había visto suficientes videos porno como para reconocer el sonido que hacen dos personas teniendo sexo.
El niño se sobresaltó: aunque sospechaba que su hermano era gay, el hecho de imaginar a su hermano cogiendo con otro hombre detrás de la puerta le sobresaltaba, incluso le causaba un poco de asco.
No sabía qué hacer, por lo que le hizo caso a su primer impulso: tomó la manija y abrió la puerta rápidamente.
Estaba abierta.
Julián se quedó petrificado cuando vio a su hermano siendo penetrado por otro muchacho.
Había visto al otro muchacho algunas veces más en su casa.
Sabía que era un año mayor que su hermano y que iba a ayudar a su hermano con su tarea, pero ahora se daba cuenta de que no era así.
El desconocido penetraba a Ramón violentamente mientras le jalaba el cabello y Ramón, quien tenía los ojos cerrados y una cara de placer, no paraba de repetir ‘’más fuerte, cógeme, soy tuyo’’.
No habían notado la presencia de Julián quien se encontraba de pie en la puerta, solo con su camisa manchada de semen y su trusa roja.
Pero en un momento Ramón vio a su hermano y todo se hizo confuso.
Ramón se levantó rápidamente mientras decía ‘’Cristian, detente, vístete’’ y se cubrió con la sábana mientras que Cristian, el otro chico, aún no comprendía del todo qué era lo que sucedía.
Julián salió corriendo de la habitación mientras les gritaba que eran unos ‘’malditos asquerosos’’ y se encerró en el suyo.
El resto de la tarde fue muy incómodo para los hermanos.
Después de que Cristian se fue, cada uno se quedó dónde estaba.
Apenas y se atrevieron a ir a la cocina a almorzar y a bañarse por el temor de encontrarse con el otro.
Julián jamás había visto algo así, ni siquiera en videos porno.
No podía entender como a un hombre le podía parecer excitante estar con otro hombre, o peor aún, que le metan la verga por el culo.
La tarde siguió, la madre de los chicos llegó a casa y los tres tuvieron la cena más tensa de sus vidas.
Los hermanos compartían cuarto, por lo que, cuando llegó la hora de dormir, Ramón entró a la habitación y se acostó en su cama sin decir ni una sola palabra.
Hubo unos minutos de tensión hasta que Julián habló.
-Me das asco.
No hubo respuesta de Ramón.
-No puedo creer que te atrevieras a hacer eso.
Silencio.
-Le diré a mamá lo que hiciste, que tiene un hijo puto al que le gusta que le metan la verga por el culo.
-No por favor, no lo hagas, te lo suplico.
-Lo haré.
Es más, iré ahora a decirle.
-No lo hagas, mamá ya está dormida, tiene que trabajar mucho tiempo para pagar nuestras cosas, lo menos que necesita es otra preocupación.
-No me interesa, tiene que saberlo.
-Por favor, no lo hagas, haré lo que quieras- Ramón se levantó de su cama y se acercó a la de Julián, rápidamente puso su mano sobre la pierna de su hermanito y comenzó a acariciarlo.
Julián sintió un escalofrío que recorrió desde su pierna hasta la punta del pene, se sintió excitado y eso lo confundió.
Jamás nadie lo había tocado, lo más cercano al sexo que había tenido eran las masturbaciones que se hacía.
El tacto de la mano de Ramón le agradó, era una nueva sensación y quería que continuara.
Pero estaba mal, no podía gustarle así que bruscamente, apartó la mano de su hermano.
-¡ERES UN ENFERMO! Yo no soy ningún puto como tú, le contaré a todo mundo lo que haces.
Ramón comenzó a llorar y le pidió perdón a Julián, le dijo que no quería asustarlo, pero que estaba desesperado, que en verdad no quería que alguien se enterara de su homosexualidad.
-¿Estás tan desesperado que me querías jalar la verga? Ni así dejas de ser puto.
No hubo respuesta, la cabeza de Julián daba vueltas.
‘’Yo no le voy a tocar el pene, podría cerrar los ojos e imaginar que es una mujer’’, ‘’no, yo no soy puto, que asco’’, ‘’aunque solo será un ratito, él está tan desesperado que lo haría’’, ‘’pero es mi hermano, eso está muy mal’’.
Julián levantó la mirada y vio a su hermano con los ojos rojos, hinchados.
Se puso de pie y, sin pensarlo más se bajó el short y la trusa, y su pequeño pene erecto saltó.
Ramón se sorprendió y se quedó viendo el trozo de carne de su hermanito.
-¿No que eso querías? Pues apúrate, puto.
–Dijo Julián.
Ramón, de rodillas se acercó a su hermano y comenzó a acariciar su verga.
El niño suspiró.
La nueva sensación le encantaba: la mano de Ramón jalaba rápidamente su verga y le sobaba la cabeza con sus dedos.
Con la otra mano, comenzó a jugarle los huevos que no tenían ni un rastro de vello.
Sus ojos y los de su hermano se encontraron, Julián se sentía un macho: ver a su hermano mayor de rodillas complaciéndolo lo hacía sentir superior.
Ramón comenzó a acariciar el pecho de su hermano y a pellizcarle un pezón, con su otra mano masturbaba a Julián rápidamente.
Le acariciaba los huevos y masajeaba su glande.
Ramón observaba como su hermanito disfrutaba el momento, miraba hacia el pene que tenía en sus manos y deseaba sentirlo en su boca, deseaba sentir cómo Julián lo cogía por la boca, no podía resistirse, así que cuando Julián cerró los ojos y levantó la cabeza, Ramón se agachó un poco más para chuparle la verga: pasaba la lengua por todo su pene, lamía desde los huevos hasta el glande y se metía con facilidad la verga de su hermanito que no podía evitar gemir.
Comenzó a chuparle la polla y por nada del mundo quería desprenderse de ella, mientras tenía su verguita en la boca y jugaba con ella con su lengua, comenzó a masajear las nalgas redondas y firmes de su hermanito.
Lo que Julián sentía era indescriptible, su hermano le chupaba la verga como toda una puta, con cada lengüetazo que Ramón le daba a su polla, Julián se retorcía.
Ramón siempre había pensado en lo rico que su hermano lucía cuando dormía solo con su trusa, Ramón siempre se detenía en las mañanas, cuando su hermanito aún dormía, a observar cómo se marcaba su erección en la pequeña trusa desgastada con la que Julián dormía.
Se sentía tentado a sobarle la verga cada mañana, a quitarle la trusa y a chuparle la polla.
El hermano mayor siempre había fantaseado con esta situación, pero nunca hubiera imaginado que se haría realidad.
Ramón se sacó la verga y le pidió a Julián que se lo cogiera por la boca.
Torpemente el niño lo hizo, metía y sacaba su pene por los labios de su hermano mayor.
Después de un rato Julián se sentó en la cama y Ramón se sacó su propia verga del bóxer para masturbarse.
Le chupaba el pene con facilidad y con ganas, succionaba la cabeza para no desperdiciar ni una gota del precum que salía de ella.
La besaba, la lamía y se la metía completa.
Luego, Ramón bajó a los huevos, que se metió uno por uno a la boca.
Ambos estaban excitados, parecía que se habían olvidado de todo lo que había sucedido.
Julián estaba por llegar al orgasmo cuando sintió como la lengua de su hermano bajaba de los huevos a su ano.
Quería protestar y zafarse, pero Ramón ya le había levantado las piernas y había comenzado a hacerle su primer beso negro.
Julián gimió y en ese momento olvidó lo macho que era.
En ese momento solo era un niño de 13 años disfrutando como su hermano mayor le lamía el ano.
La lengua de Ramón intentaba cruzar ese año rosado y virgen.
Ramón escupía y recogía la saliva con su lengua para repetirlo otra vez.
Le mordisqueaba una nalga y luego aspiraba para sentir el aroma a puberto que el niño desprendía.
Se había bañado muchas horas antes, por lo que no olía a jabón precisamente.
Pero a Ramón no le interesaba, cada cosa, cada olor, cada parte de su hermanito lo excitaba terriblemente.
-Ponte en cuatro, para que te chupe el culo mejor.
Julián obedeció mientras Ramón se quitaba toda la ropa.
Se puso en cuatro sobre la cama y comenzó a masturbarse mientras Ramón pasaba su lengua por toda su raja, le mordía una nalga y le daba una nalgada en la otra.
La lengua de Ramón intentaba entrar en su cerrado y rosado hueco, Ramón comenzó con su dedo a jugar en el ano de su hermanito, luego se dirigió a su cama y sacó algo debajo de su colchón: un tubito transparente con un líquido azul dentro.
Luego, rápidamente y sin que Julián se diera cuenta, puso su celular sobre la base de la cama, encendió la cámara y la dirigió hacia donde estaba su hermanito.
Se acercó a Julián, se puso un poco del lubricante en su dedo, otro poco en el culo del niño y comenzó a introducirle el dedo.
-No lo hagas pendejo, me duele, sácalo.
-Relájate –Ramón comenzó a acariciar la espalda de su hermano- hasta ahora todo lo que te he hecho te ha gustado, verás que esto también.
El dedo del hermano mayor comenzó a entrar y salir del culito del niño, luego un dedo se volvió dos y luego tres.
El lubricante ayudaba a que los dedos se deslizaran muy bien y a que el dolor disminuyera.
Julián estaba extasiado, no pensaba en nada más que en que su hermano le metiera la verga.
Pasó de ser el pequeño machito que fantaseaba con cogerse a sus amigas a ser al que estaban a punto de cogerse.
Ramón puso su verga, de 17 centímetros, no muy gruesa, pero con una cabeza grande, en el culo virgen de su hermanito.
Comenzó a sobar la punta de su polla con el culo de Julián.
Ambos se estremecían de placer y esperaban lo que estaba a punto de suceder.
Ambos lo deseaban, uno deseaba ser el primer hombre del otro y el otro necesitaba saber por qué su hermano sentía tanto placer cuando se lo cogían.
Ramón se embarró un poco más de lubricante y empujó.
-Ahora vas a ser mío, vas a saber por qué me gusta que me cojan por el culo, vas a terminar pidiendo más.
Julián iba a gritar, pero Ramón le tapó la boca a tiempo.
Toda la excitación que había sentido desaparecía con cada centímetro más que la verga de su hermano lo penetraba.
Comenzó a llorar en silencio y, una vez que toda su verga entró, Ramón se detuvo a esperar a que su hermano se acostumbrara y le quitó la camisa.
-Me duele mucho, sácamela, no lo soporto, me duele, por favor.
-Tranquilo, es normal, no me moveré hasta que te deje de doler, porque va a dejar de doler y entonces vas a sentir lo que es el placer.
Un par de minutos después Ramón comenzó con un mete y saca lento, Julián había dejado de llorar y ahora gemía cada vez que la verga de su hermano estaba completamente dentro de él.
El dolor desaparecía poco a poco y cada vez se lo cogían más rápido.
Su verga se puso dura otra vez y comenzó a masturbarse.
Los huevos de Ramón chocaban con las nalgas de Julián y hacían un sonido de ‘’plas, plas’’ con cada embestida que daba.
Julián sentía como la verga de su hermano salía completamente de su culo y, en seguida, entraba de golpe otra vez.
Jamás había sentido tanto placer como en ese momento.
Ramón le acariciaba el cabello y le besaba el cuello mientras le decía ‘’tienes un culito muy rico, sí, llevaba mucho tiempo queriendo cogerte, te amo, hermano, te amo.
Apriétame la verga, sí, así, soy tu macho, eres mi putita, dilo’’, ‘’soy tu putita’’ contestó instintivamente Julián.
Su hermano se detuvo y le ordenó que se acostara boca arriba en la cama y así lo hizo, Ramón tomó sus piernas y las puso sobre sus hombros, y en posición de misionero comenzó a cogerse aún más fuerte a Julián.
Jamás se había cogido a alguien tan joven por lo que el pequeño ano de su hermano menor le apretaba la verga de una manera deliciosa.
Con cada embestida Ramón se volvía más adicto al culo de su hermanito y no quería terminar.
Se miraron a los ojos y, detrás del sexo y el morbo, se vieron como los hermanos que eran, como hermanos que habían pasado sus vidas juntos, que habían salido adelante y se habían apoyado cuando el otro lo necesitaba.
Ambos, en sus propias mentes, pensaban en que esto no podía ser malo.
Se amaban, pero no se habían dado cuenta de que el amor que sentían iba más allá que solo el amor hacía un hermano, se amaban lo suficiente para disfrutar lo que estaban haciendo.
Ramón inclinó su cuerpo aún más hacia el de Julián, introduciendo su verga más adentro de su hermanito y haciendo que este gimiera y, luego, lo besó.
Comenzó con un beso pequeño, romántico, pero con el calor y la excitación del momento pasó a ser un beso más intenso.
El niño no sabía que hacer por lo que el hermano mayor fue el que comenzó a meterle la lengua dentro de su boca.
Sus lenguas se unían y bailaban en un cálido beso.
Luego, Ramón comenzó a lamer el cuello y la oreja de Julián, mientras continuaba penetrándolo.
Julián se masturbaba con violencia hasta que un único gran chorro de semen transparente salió de su verga y terminó en su pecho, respiraba fuertemente mientras su hermano aún se lo cogía duro.
Ramón, al sentir las contracciones del culo de su hermano cuando éste se vino, comenzó a coger más rápido y, con un dedo, limpió el semen del pecho de Julián y se lo llevo a la boca.
Su hermanito lo vio con asco, pero a él no le importaba, había logrado que su hermano disfrutara ser cogido, lo había vuelto tan puto como lo era él, y esa leche que había sacado era su premio.
-Paremos, por favor- dijo Julián.
-No, yo aún no me vengo, me lo merezco.
Julián cerró los ojos y se dejó coger por su hermano mayor.
Ramón lo penetraba con fuerza, le metía sus 17 centímetros de golpe, los sacaba y los volvía a meter.
Ramón, a pesar de haber perdido la excitación con su orgasmo, seguía disfrutándolo y gimiendo, se llevó la mano a su pene flácido y comenzó a masturbarse otra vez.
Después de un rato, su verga estaba dura nuevamente.
Ramón paró de cogerlo, se acostó boca arriba en la cama y apuntó su verga hacia arriba.
-Siéntate en ella, métetela tú, sé que te encanta, sé que eres igual de puta que yo, hazlo.
Aunque Julián se sintió ofendido aceptaba para si lo mucho que le estaba gustando ser cogido, así que de una sola se sentó sobre toda esa verga y con un gemido ya tenía todo el pollón de su hermano dentro de sí.
No sabía qué hacer, así que Ramón lo tomó de las nalgas y lo fue ayudando a que se levantara y se dejara caer.
Pronto, Julián ya daba sentones como todo un profesional, como si lo único que le interesara fuera sentir como esa verga lo penetraba y le sacaba gemidos.
-Ramón, te amo hermano, perdóname por ser cruel.
-Dime que te encanta.
-Me encanta, cógeme, cógeme más fuerte, déjame tu leche dentro.
Ramón comenzó a embestirlo más fuerte mientras Julián se masturbaba, se sobaba el pene con muchas ganas hasta que nuevamente llegó al orgasmo.
Unas pequeñas gotitas salieron apenas de su pene, pero las contracciones en el ano fueron suficientes para hacer que Ramón disparara chorros y chorros de leche en el interior de su hermano menor.
Le metió la verga hasta el fondo por última vez y luego empujó a Julián, que cayó desnudo y rendido sobre la cama.
Ramón se levantó, le dio un beso en la frente a su hermanito y dijo:
-Ahora sabes por qué me encanta que me cojan el culo.
Julián se fue quedando dormido mientras pensaba que acababa de llegar a un punto sin retorno en su vida, en la relación que tenía con su hermano.
Poco a poco iba aceptando que había dejado de sentirse como un machito, que en verdad quería repetir esa noche con su hermano.
Y la repetiría…
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Este es el primer relato de una saga cuyos protagonistas serán cuatro chicos.
Todos los relatos los publicaré en la sección ‘’GAY’’, debido a que todos los protagonistas son hombres, sin embargo la historia está abierta a más temáticas (incesto, dominación, maduros, fetichismo, etc.
).
La saga se titula Qué fácil es el sexo y, junto al título, estará el nombre del protagonista del relato (en este caso, Julián).
Cada protagonista tiene su historia, cada protagonista tiene sus propias vivencias y relatos y, conforme la saga vaya avanzando, veremos cómo las cuatro historias se van entrelazando para formar una sola.
Agradezco los comentarios, ideas y sugerencias que me hagan, pues ustedes serán los que me ayuden a escribir esta historia.
Cuando el segundo relato se publique, les dejaré el link en los comentarios, pero, aun así, les recomiendo checar mi perfil (danielgay18) para ver qué relatos han sido publicados.
Si son de Mérida envíenme privado y espero que la historia los atrape.
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