Qué fácil es el sexo, parte 2 – Julián
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Danielgay18.
Desperté desnudo sobre mi cama, observé mi cuarto y me di cuenta de que Ramón no estaba ahí.
Cuanto me senté, sentí una punzada en mi ano; lo sentía abierto y entumido, llevé mis dedos hacia ahí y sentí cómo el semen de Ramón había escurrido por mi agujero abierto.
Las imágenes de lo que había hecho la noche anterior regresaban a mi cabeza y me invadió un sentimiento de culpa.
¿Por qué lo hice? ¿Soy gay? No quiero ser gay.
Me sentía sucio, asqueado y comencé a llorar.
Me sentía culpable de que me haya gustado que mi hermano me cogiera.
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Era sábado, por lo que no teníamos clase y mamá trabajaba, y eso significaba que me quedaría todo el día en casa solo con Ramón.
Tenía miedo de bajar, me daba vergüenza tener que verlo y deseaba que no mencionara absolutamente nada de lo que había pasado.
Con una servilleta me limpié los restos del semen y me puse la misma trusa y el mismo short de la noche anterior.
Salí sin camisa de la habitación y vi a mi hermano sentado en el sofá de la sala viendo Friends en la televisión.
Pasé frente a él sin mirarle a los ojos y me senté del otro lado del sofá.
-Hueles a mi semen, deberías bañarte, Julián –Fue lo primero que me dijo.
-En un rato- le contesté con voz temblorosa.
-Mmm, se me hace que te gusta sentir mi leche dentro de ti.
Toda la vergüenza y culpa que sentía se transformaron en rabia, autentica rabia.
En un impulso me levanté y me lancé hacia él y le di un puñetazo en el estómago.
Yo podía ser más bajito, pero era más robusto y, después de todas las peleas que había tenido en la escuela, sabía cómo golpear.
Ramón cayó al piso y, antes de que se levantara le pateé justo en el culo.
Él se retorcía mientras se sobaba las nalgas e intentaba recuperar el aliento.
Yo comencé a llorar del coraje y le grité:
-¡TE ODIO! Soy tu hermano, ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡Me usaste! Le diré a mamá, le diré todo lo que me hiciste.
-No, no lo harás –Ramón se levantó, sacó su celular y me enseñó un video, yo palidecí al verme a mí mismo en la pantalla del teléfono, en cuatro patas y recibiendo la verga de 17 centímetros de mi hermano.
–Te grabé, y si dices algo, si me vuelves a amenazar o a golpear, todos tus amigos te escucharán diciendo que eres mi putita.
No pude ni mirarlo, salí corriendo al baño y me encerré ahí, me senté en el piso y comencé a llorar.
Lo odiaba, me odiaba.
No sé en qué pensaba cuando me quité la ropa, cuando acepté que me lamiera el culo, cuando dejé que me cogiera.
Me sentía sucio pero imaginé que ni con todo el jabón del mundo me quitaría esa sensación.
Pasó una hora, yo seguía tirado en el piso cuando Ramón tocó la puerta.
-Julián, ábreme por favor, hablemos.
-Lárgate, no quiero verte.
-Hermanito, solo quiero disculparme, por favor –silencio-.
Bueno, está bien, pero escúchame: Quiero pedirte perdón por todo lo que te dije en la mañana, por… todo.
Fue un error hablarte así, fue un error haberte hecho lo que te hice ayer.
No debí, pero ¿Sabes? Lo hicimos, y nada puede cambiar eso.
Nada puede cambiar que disfrute estar contigo, que disfruté estar contigo más de lo que he disfrutado con otro hombre.
Te amo, hermano, hemos vivido muchas cosas juntos y lo de anoche fue una nueva experiencia, una que me gustó mucho y ¿Sabes por qué? Porque fue contigo.
No te voy a obligar a repetirla, ni siquiera te voy a pedir que lo hagamos nuevamente porque te quiero y te respeto, pero no quiero perderte.
Por favor, perdóname.
Sé que estás confundido, yo también lo estuve mucho tiempo pero me tienes a mí, puedes hablar conmigo, puedes decirme y contarme cómo te sientes y yo te aconsejaré como tu hermano.
Perdóname.
Mis ojos estaban inundados, mis emociones vibraban y peleaban en mi interior para salir.
Me levanté y abrí la puerta: Ramón estaba ahí, llorando, frágil, vulnerable.
Nos miramos a los ojos y supe que podía contarle lo que fuera.
-A mí también me gustó.
Pero… no, no quiero ser gay, no puedo ser gay.
Siempre me he sentido culpable cuando me imagino a mis compañeros desnudos, cuando te observaba mientras dormías solo en ropa interior.
Sé que está mal, siempre me he dicho que eso está mal.
No quiero ser gay, no quiero que lo de anoche me haya gustado.
-No es una decisión, Julián.
Es algo de lo que te vas dando cuenta.
Es normal que sientas miedo, aterrado y confundido.
Pero eres un niño, tienes 13 años y aún estás descubriendo quien eres.
Las etiquetas solo juzgan, olvídate de etiquetarte en si eres gay o hétero.
Sigue tus instintos, sigue lo que tu corazón te diga.
Ramón me limpió las lágrimas de los ojos y sonrió.
El tacto de su mano me erizó todo el cuerpo y me hizo sentir querido, de la misma manera en que me sentí ayer.
Un escalofrío fue de mi cabeza hasta mis pies e incluso pasó por mi pene.
‘’Sigue lo que tu corazón diga’’.
Me acerqué a él y le di un beso; fue un beso torpe, mi inocencia y su sorpresa se unían y construían ese beso con cada movimiento de labios, era una experiencia única, sentía vibrar algo dentro de mí, sentía que nada de eso podía estar mal.
No, sentirse querido, sentir que quieres a alguien no puede estar mal.
-Te amo, Julián, te amo más que a un hermano.
-Yo también, quiero estar contigo siempre.
Quiero estar contigo.
Llevé mi mano al pene de Ramón.
Era la primera vez que lo tocaba y lo sentí duro bajo sus short de algodón, era diferente al mío, me parecía enorme.
Lo acaricie un poco y podía sentir cómo se contorneaba su glande, lo presioné un poco y Ramón gimió, luego se acercó a mi cara y volvió a besarme; su lengua envolvía la mía mientras yo presionaba su verga dura que comenzaba a mojar su ropa.
Ramón se arrodilló, yo solté su pene y lentamente me bajó el short.
Se quedó un momento observándome, contemplaba mi erección de 13 centímetros marcándose en mi trusa y comenzó a acariciar mis piernas; lentamente fue llevando sus manos a mis nalgas redondas.
Tocó y masajeó cada centímetro de piel y tela que podía.
‘’Estás muy rico, bebé, me encantas’’ me decía.
Poco a poco se acercó a mi pene que se contorneaba en la tela azul de la trusa, lo tomó sobre la ropa y comenzó a masajearlo, pasaba su mano desde la base hasta la punta, donde una mancha de precum se comenzaba a formar.
Comenzó a lamerme sobre la trusa, me daba mordiscos y yo me retorcía y gemía por la sensación, me apretaba las nalgas y me sobaba los huevos; Ramón succionaba donde mi trusa ya estaba mojada, ‘’está saladito, está muy rico bebé’’, ‘’chúpamela, Ramón, por favor’’, ‘’con calma’’.
Ramón me masajeaba los huevos con una mano y metió la otra dentro de mi trusa, para tocar mis nalgas directamente, dirigió un dedo a mi orificio y cuando éste punzó para entrar me estremecí y gemí muy fuerte; Ramón jugueteaba mi ano, movía su dedo en círculos y luego lo metía un poquito para hacerme gemir.
Sacó su dedo y ambos vimos que estaba pegajoso.
-Aún tienes mi semen.
-Me gusta sentirlo, me hace sentir que soy tuyo.
-Eres mío, bebé, eres mío y siempre serás mío, y yo seré tuyo.
-Chúpamela Ramón, por favor.
-Paciencia, primero bañémonos.
Con su cara a unos cuantos centímetros de mi bulto, Ramón me bajó la trusa lentamente provocando que mi verga saliera disparada y dándole un golpecito en la cara; se sintió tentado asi que sin perder tiempo Ramón lamió toda mi cabecita limpiando todo el líquido que había sacado, lo saboreó un momento y se metió mi verga a la boca.
Pude sentir el calor de su boca, cómo sus labios presionaban mi pene y como su lengua jugaba con mi glande, yo gemía como loco y me retorcía, tuve que apoyarme a la pared para no caer.
Me mamaba la verga mucho mejor que ayer, lo hacía con ganas, mi verga entraba y salía de su boca y el me acariciaba las nalgas al mismo tiempo.
Luego me lamía los huevos, lo que me provocaba cosquillas, se metía un huevo a la boca y luego el otro, y cuando los sacaba los sentía llenos de saliva.
Ramón me escupía la verga, me masturbaba muy fuerte y luego me la chupaba otra vez, yo sentía que estaba por venirme pero no quería, no quería que la excitación terminara tan pronto, así que lo detuve, él se puso de pie y ahora yo estaba de rodillas.
Ramón se quitó toda la ropa y observé su cuerpo desnudo, delgado, de piel blanca sin ni un pelo en su pecho y con el pubis depilado; se veía muy sexy con su cara de niño y su cabello largo, con su pene erecto que se doblaba ligeramente a la derecha.
Su pene era inmenso, al menos me parecía inmenso, no podía creer que había tenido semejante trozo de carne dentro de mí; nunca había visto otro pene así que hice lo primero que se me ocurrió, lo tomé con mis manos y sentí el calor de su piel, la dureza de su miembro.
Me pregunté que se sentiría tenerla dentro de la boca pero no me atreví así que comencé a masturbarlo.
Ramón gemía sin miedo con cada sobada que le daba, yo movía mi pequeña mano de arriba abajo, le bajaba el prepucio y dejaba al descubierto su glande brilloso por el lubricante, con la otra mano comencé a acariciarle las piernas, eran delgadas, más delgadas que las mías pero no dejaban de encantarme; pasé mis manos por sus nalgas y sentí la firmeza de ellas; poco a poco acerqué mi dedo a su ano; Ramón bajó la mirada hacía a mí y me sonrío justo antes de lanzar un gemido.
Mi mano izquierda sobaba su pene con una maestría inigualable, quería hacer que mi hermano disfrutara todo, quería hacer que le gustara tanto que siempre volviera por más; mi mano derecha estaba sobre su nalga, mi dedo índice se adentró entre la línea que separaba su culo; sentí sus vellos y luego encontré su ano, Ramón se estremeció y lanzó un gemido cuando sintió como mi dedo intentaba abrirse paso para entrar a su interior.
Cuando ya tenía medio dedo dentro, me dijo ‘’Muévelo bebé, de un lado a otro, como si estuvieras rascando, y mételo y sácalo’’.
Solté su verga me sujeté de su pierna mientras metía y sacaba mi dedo de su culo, sentí un poquito de asco pero no se comparaba con el sentimiento de tener a mi hermano para mí, de tenerlo ahí, diciéndome que hacer, enseñándome a darle placer.
Ramón comenzó a masturbarse y me pidió que le metiera otro dedo.
Con dos dedos dentro, sentía como su agujero me apretaba más y escuchaba como mi hermano mayor gemía descontroladamente con cada metida que le daba, se jalaba la verga violentamente y, cuando su culo se contrajo aprisionando mis dedos, un gran chorro de semen salió disparada y cayó justo en mi cachete; me quedé atónito y luego otros cuatro chorros más salieron, quedando un poco más de su leche sobre mí.
-Me manchaste, Ramón –Sentía un poco de asco.
Le saqué los dedos de su culo y mi hermano aún se recuperaba, su respiración era agitada y tenía los ojos cerrados.
-Perdóname, no me controlé, me dedeaste muy rico bebé.
-Me quiero bañar, tu leche apesta mucho.
-Ven te la limpio.
La lengua de Ramón pasó por mi mejilla, mi cuello y mi pecho, donde su semen había caído.
Me sorprendió lo caliente que mi hermano era para comerse su propio semen.
Lamía cada gota y yo sentía cosquillas, mi verga estaba dura y me comencé a masturbar; la sensación de jalarse la verga y de tener a Ramón lamiéndome y besándome de esa manera me excitaba, así que no resistí mucho y grité ‘’Me vengo’’.
Ramón rápidamente bajó a mi verga y se la metió a la boca justo cuando un único chorro de semen salió disparado y golpeó el fondo de su garganta.
La boca de mi hermano era una prisión hirviendo para mi verga, el orgasmo me había puesto sensible la polla por lo que cada rozadura de su verga me causaba cosquillas que me hacían gemir.
Ramón se puso de pie y abrió la boca: tenía su semen y el mío en la boca, lo miré con un poco de asco y él sonrió, luego, cerró y tragó nuestras leches combinadas; cuando abrió la boca ya no tenía ni una gota.
-No me veas con asco, verás que una vez que la pruebes vas a quererla siempre.
–Ahora me doy cuenta de cuánta razón tenía.
Abrimos la llave de la regadera y me estremecí cuando el agua fría tocó mi piel.
Las manos de Ramón enjabonaban mi espalda y lentamente bajaba hasta mis nalgas, sus dedos cruzaban mi raya y jugueteaban mi anito, limpiando todo el semen que tenía.
Me masajeó mi pene flácido y yo hice lo mismo con el suyo.
Embarré de jabón su pecho y disfruté tocar cada centímetro de su piel.
Cuando terminamos de bañarnos lo miré a los ojos.
Me sentí protegido, amado; me di cuenta que con solo estos dos días, habíamos llegado a un punto en el que éramos más que dos hermanos.
Nos secamos con la toalla y caminamos a nuestra habitación, abrí el cajón para buscar una trusa y una playera pero Ramón se acercó y lo cerró.
-No, quedémonos desnudos.
–Me ordenó con voz autoritaria.
Yo me sentí intimidado.
-Me da pena.
-Relájate, somos hombres, ambos tenemos esto –me tocó el pene- además, me gusta verte desnudo, te vez muy rico, me encanta ver tus nalguitas.
Ramón se acercó a mí y me abrazó de frente, puso sus manos en mis nalgas y comenzó a sobarlas.
Por nuestra corta diferencia de estatura me fue muy fácil besarlo.
Adoraba sentir su lengua jugueteando con la mía, poco a poco bajó de mi boca a mi cuello, me besaba de manera sensual y comenzó a succionar justo en mi clavícula.
Yo lo disfrutaba, mi verga estaba dura nuevamente y comencé a masturbarme; me sobaba la polla con ganas, me acariciaba los huevos y me masajeaba la cabeza.
Ramón se detuvo y me miró a los ojos.
-Vete en el espejo -.
Me acerqué al espejo y vi un chupetón en mi pecho.
-No mames, pendejo, mamá lo va a ver.
-No, se debe cubrir con la playera bebé.
–Los dos nos reímos- ¿Qué quieres hacer ahora? –Quería besarlo, quería que me la chupara, quería hacer todo con él.
Mis hormonas de adolescente revoloteaban y en lo único en que pensaba era en coger todo el día.
Pero me intimidaba mi hermano, me daba pena decirle.
-¿Quieres que cojamos? –Abrió un cajón y sacó el mismo lubricante de anoche.
-Sí, sí quiero, pero…
-¿Me la quieres meter tú? Quiero sentir como me coges, quiero ser tuyo.
Quiero ser con el que pierdas tu virginidad.
No me dio tiempo de responder cuando se subió a la cama y se puso en cuatro patas levantando el culo.
Mi verga dio un salto al ver esta escena; recordé cómo me imaginaba a mí cogiéndome a mis amigas pero ninguna de ellas podría parecerse a Ramón jamás; Ramón era sexy, era hermoso.
Verlo ahí, ofreciéndome las nalgas y dispuesto a quitarme la virginidad me hizo pensar en que en verdad me amaba, no solo quería sexo, no quería engañarme o abusar de mí; quería que ambos disfrutáramos haciendo el amor.
Me dijo ‘’lámeme el culo, así como te lo hago’’.
‘’Me da un poquito de asco’’, ‘’Estoy limpio, acabamos de bañarnos, por favor, hazme sentir tuyo’’.
Me acerqué a él y me incliné hacia su culo; no me resistí y le solté una nalgada que hizo que el gimiera, comencé a sobarle las nalgas y se las separaba para ver su agujero: tenía algunos vellos alrededor y era rosadito, más claro que su piel.
Pasé mi dedo por su raja y Ramón se estremeció, luego unté un poco de lubricante en su ano, otro más en mi dedo y se lo metí de un golpe.
Mi hermano mayor se estremeció y lanzó un grito ahogado, ‘’ ¿Te dolió?, perdóname Ramón’’, ‘’No te preocupes, me encanta coger así’’.
Comencé a mover mi dedo de adentro a afuera y de un lado a otro, mi hermano gemía y movía su trasero como si bailara; luego le metí otro dedo y Ramón volvió a gritar: ‘’Más, más fuerte, más profundo’’.
Continué con el mete y saca mientras le mordía y lamía sus nalgas.
Le daba nalgadas y mi hermano me pedía más y más, me quedó en claro que mi hermano era una puta a la que le encantaba el sexo fuerte, y me encantaba eso.
Saqué mis dedos de su interior y acerqué mi cara a su culo, aspiré hondo y sentí olor a jabón, a limpio; me decidí y metí mi nariz entre sus nalgas, saqué mi lengua e hice el primer beso negro de mi vida.
Lamía su ano con ganas, punteaba su agujero con mi lengua y sentía el sabor a limpio que tenía, besaba y chupaba por primera vez un culo, le apretaba y le nalgueaba mientras mi cara seguía hundida en su culo.
-Así, sigue así, mete tu lengua, soy tuyo, soy tu perrita.
Mi hermano había cambiado completamente, estaba tan sumiso y me excitaba mucho.
Sentía pena, pero al final de cuentas era mi hermano, con quien había compartido mi vida así que me dejé llevar.
-Te voy a coger bien duro, vas a terminar pidiendo más.
-Métemela ya, quiero sentir mi culo lleno de tu verga, cógeme.
Puse un poco de lubricante en mi verga y acerqué el glande a su entrada.
Presioné con fuerza y mi hermano soltó un quejido, en ese momento no me interesaba si le dolía, cuando estás por perder tu virginidad no piensas en nada más que en continuar, así que empujé con fuerza y de un golpe ya tenía mi polla ensartada en el culito de Ramón.
-AHHHHHHHHHHH, me duele, espérate pendejo.
Yo no escuchaba, el calor de su cavidad envolvía mi verga y me daba una sensación nueva, aunque mi verga no era muy larga, era de un grueso considerable, por lo que sus paredes me presionaban mi miembro muy rico.
Comencé a sacar mi verga y cuando solo tenía mi cabeza dentro volví a meterla de golpe; mi hermano gritó otra vez; repetí eso unas cuantas veces, sacaba casi toda y la volvía a meter hasta el fondo y mi hermano se quejaba, pronto comencé a embestirlo más rápido, un poco torpe, pero con la misma violencia, mi hermano dejó de quejarse y comenzó a gemir y a pedirme más, a rogarme que se la metiera más fuerte, más duro.
Recordé la tarde anterior, cuando vi a mi hermano siendo penetrado, implorando por ser cogido aún más fuerte.
Ramón se dejó caer sobre la cama pero dejó su culo levantado, lo sujeté de la cintura y lo penetré otra vez, mi verga entraba y salía de su culito rosado y abierto y mis huevos golpeaban sus nalgas con cada embiste; el sudor escurría por mi cara y caía en la espalda de Ramón, quien levantaba la cabeza y apretaba el ano, lo que me producía cierto placer.
-Deja que yo te de placer, bebé.
-Tienes un culito delicioso, aprietas muy rico.
-Y ahora es solo tuyo, cada vez que quieras cogerme será tuyo.
Me acosté boca arriba en la cama como Ramón me dijo y él se sentó sobre mi verga.
Costó un poco de trabajo, por mi tamaño, pero en un momento mi hermano mayor ya estaba montado sobre mí, cabalgando mi polla.
Subía y bajaba por el largo de mi verga, apretando bien su ano para que ésta no escapara de su orificio; su cabello estaba revuelto y se sacudía con cada sentadilla; ambos estábamos llenos de sudor y nuestros cuerpos brillaban.
Su verga un poco flácida daba vueltas y vueltas cada vez que brincaba sobre mi pene.
Llevé mis manos a su pecho y comencé a acariciar sus pezones.
-Pellízcamelos.
Comencé a apretar sus pezones entre mis dedos, lo que provocó que su verga se parara inmediatamente; Ramón comenzó a masturbarse sin dejar de cabalgar mi polla.
Yo estaba en éxtasis, sentía mi orgasmo muy cerca; la presión que el culo de mi hermano ejercía sobre mi pene iba más allá de las simples chaquetas que me hacía.
Ramón comenzó a jadear mientras se apresuraba a sobarse la verga, pronto, tres chorros de leche espesa y blanca terminaron en mi pecho.
Las contracciones en su ano aumentaron mi placer y estallé dejando mi semen en su culo.
Ambos gemíamos y jadeábamos con nuestros respectivos orgasmos mientras Ramón daba los últimos sentones sobre mi pene, que estaba muy sensible y me provocaba un placer inhumano y de su miembro escurrían las últimas gotas de semen.
Ramón se safó de mi polla con un ‘’plop’’ y se dejó caer a mi lado, apoyando su cabeza despeinada sobre mi pecho sudado y con leche y pegando su verga babosa y con restos de semen en mi pierna.
Comenzó a embarrarme su leche en mi pecho, jugando con ella mientras soltaba unas risitas.
Lo abracé y el cerró los ojos.
-Te amo, Ramón.
-Yo también te amo.
-No, yo te amo de verdad, no solo como hermano.
Te amo más que solo eso.
No quiero a nadie más en mi vida, te quiero a ti.
-Tienes 13 años y acabas de tener tu primera vez, no sabes lo que dices.
-Quizá no, pero ahora mismo sé que quiero que seas el único hombre en mi vida, y yo quiero ser el único hombre en la tuya.
Se mi novio, por favor, quiero ser tu novio.
Quiero estar contigo cada vez que podamos, quiero llegar de la escuela y darte un beso.
Quiero ser tu novio.
Me besó.
No dijo nada más, pero supe que con ese beso habíamos pasado a una nueva etapa en nuestra relación.
No me importaba nada más, Ramón era ahora mi novio y ese era un secreto que nadie debía saber.
-Vamos a bañarnos, bebé.
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Cuando tenga el link del siguiente relato lo pondré en los comentarios, de igual manera pueden checar mi perfil (danielgay18) para ver los relatos que se vayan publicando.
Espero les haya gustado esta nueva historia y los cambios que hice con el narrador.
Esperen la siguiente, viene un nuevo personaje.
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