¡que noche la de anoche!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por soyputo.
¡QUE NOCHE LA DE ANOCHE!
Hola, queridos amigos, acá estoy para contarte lo que me pasó la otra noche, ¡que noche!
Estaba yo, tomando un café en el boliche de la esquina, sentado sobre la vidriera, mirando pasar a la gente e imbuido en mis pensamientos, no era que estaba pensando que pasara algo, pero uno siempre esta alerta. En esa cuadra había varios boliches, de todo tipo, bares, confiterias, pooles y todos tenían su clientela y tipos de clientes. En el que estaba yo, como lo podríamos decir, no era un lugar de levante, sólo para tomar algo y tener encuentros con amigos, toda gente seria y que no se metía en lo que hacían los demás. Cruzando la calle en la esquina hay una heladería y pegado a ella un boliche con pool, siempre atestado de jóvenes y no tan jóvenes, siempre el juego llevó a cautivar a personas de todas las edades, yo no los prefería de ninguna edad, me daba lo mismo, pendejos, maduros, lo importante era otra cosa. No era habitué de ese lugar, pero me gustaba mirar los ejemplares que estaban o entraban o salían del lugar. Siempre se veía algo interesante.
Estaba en mis cabildeos, cuando veo llegar al pool a un espécimen de macho, con todas las características que me podían atraer. Alto, musculoso, pelo largo, ropa ajustada, para ser más específico, un pedazo de macho impresionante. Llevaba camiseta calada negra, sin mangas, que dejaba ver sus brazos, musculosos, bien formados, sus pectorales bien marcados, ¡me lo quería comer!, además, pantalones bien apretados, negros, ¡imposible no mirarle el bulto!, mis ojos se posaron inmediatamente en su entrepiernas. ¡qué pedazo de macho! ¡cómo me lo comería entero! Si pudiera. Todo eso montado en una moto de gran cilindrada, pero eso es una anécdota, la moto no me interesaba, lo que me interesaba era lo que venía con ella, y eso si que me interesaba. Tendría unos treinta años.
Pero la moto, que no me interesaba, fue la excusa para poder conocerlo y entablar una conversación con él.
Pagué mi café, me levanté y salí del boliche para dirigirme hacia el pool, donde él estaba, aunque sea para mirarlo un poco más de cerca. Cuando me acercaba se me ocurrió que si me ponía a mirar la moto, él se podría acercar y le sacaría una conversación, aunque sea poder charlar algo con él.
Estaba observando la moto, lo hacia en forma ostensible cosa que él se diera cuenta, que le llamara la atención. Y tuve éxito.
Él se acercó y me pregunto que estaba haciendo, le contesté que miraba la moto, que me había llamado la atención.
-¿hace mucho que la tienes?-le pregunté
-un año, más o menos, pero siempre me gustaron las motos y prácticamente me dedico a esto, tengo taller de motos, y voy a todos los encuentros de motoqueros que puedo-contestó
Ahí caí, en la ciudad ese fin de semana se desarrollaba un encuentro de motos y seguramente estaba participando del mismo.
-¿te gustan las motos?- me preguntó a lo que yo le contesté que no era un fanático de ellas, pero que algunas me interesaban.
¿y de ésta, que te interesó?-preguntó
-lo que venía arriba de ella- le contesté así nomás, me miró se sonrío y nada más. Después que lo dije, me sonrojé, como para que no quedaran dudas
-disculpa, se me escapó- agregué
-no hay problemas-me encanta cuando son directos
Bueno, ya estaba, le había tirado el bocadito y no se asustó, la cosa iba bien. Podía haber pasado cualquier cosa, desde una puteada, hasta una bravuconada, pero no, no había pasado nada de eso, lo que me daba algunas esperanzas.
Además, si de lejos me había calentado, ahora que lo tenía a centímetros mío, ni les cuento, de sólo sentir su cercanía, ya estaba todo mojado, ¡que ganas! Tomé coraje y le pregunté:
-¿estas jugando?
-todavía no, estaba viendo si había alguno que quisiera jugar, pero como no conozco a nadie, y además recién llego.-contestó
-si, te vi llegar, estaba tomando un café en la esquina- le contesté, como para que no queden dudas
-¿quieres jugar?-me dijo
Lo miré, no salía de mi asombro, no sólo no lo había asustado, sino que no lo molestaba y ¡ahora me invitaba a jugar al pool!
-al pool- me aclaró malintencionadamente
-si, por supuesto- le contesté
-o querías otra cosa-increpó
-por ahora al pool esta bien-como diciéndole, "dale, por ahora al pool, pero…….
Entramos al boliche, saqué una moneda y abrí la mesa, a la vez que le pregunté si tomaba algo. Me contestó que bueno, una cerveza estaba bien.
Jugamos, dos partidos mientras tomábamos la cerveza, y mientras conversábamos, así me enteré que era de Mar del Plata, que efectivamente había venido al encuentro de motos y que había salido a pasear un rato, vió el pool y decidió parar.
¡gracias pool!, dije para mis adentros. Aunque el no se había asustado con mi confesión, ni me había echado flit, tampoco había demostrado al parecer ningún interés por mis sentimientos. Decidí cuando terminamos el segundo partido, que cuando termináramos el siguiente me lo encararía, mientras durante ese partido, le iría recordando por que estaba yo ahí. No iba a dejar pasar la oportunidad, que fuera lo que quisiera. Pero no hubo necesidad, él sacó el tema:
-¿siempre sos así de directo?-me dijo
-¿cómo directo?- le repregunté
-y te pregunté si te gustaba la moto y sin más me dijiste que lo que te interesaba era lo que venía arriba de la moto, o sea yo.
-la verdad, no sé que me pasó, pero no suelo hacer ese tipo de confesiones, tan directas, disculpa si te molesté- le contesté
-no hay problema, me llamó la atención, nada más, lo que pasa es que uno no esta tan habituado a expresiones tan sinceras, pero no me molesta, al contrario. Y ¿cuanto te interesó?
-y mucho-le contesté-no te voy a mentir
Mientras discurríamos en el tema, seguíamos jugando y terminamos la cerveza, le pregunté si tomábamos otra,
-¿vamos a seguir jugando?,
-no sé, por mi, que tenías pensado?- le contesté interesado
-pensé que por ahí tenias ganas de ir a dar una vuelta en moto
-y la verdad, que a mi me gustaría más eso que seguir jugando-le contesté.
-Bueno, entonces la cerveza la dejamos para la vuelta
150. 180 pulsaciones debía tener mi corazón en esos momentos, y mi bombachita, si, usaba bombachitas, hacia años que había dejado de usar slip, ya estaba totalmente mojada. No podía creer que me estuviera ocurriendo, lo que me estaba ocurriendo, y eso que todavía no había pasado nada.
Terminamos el tercer partido, ni sabía como habíamos salido, pero a quien le importaba eso, si estaba a punto de comerme un bombón.
Salimos del pool, y puso en marcha la moto y me explicó que por la forma del asiento era mejor que yo fuera adelante, pues sino iría muy incomodo, yo le dije que bueno, ¡que más quería yo! Que tenerlo detrás de mí, además de esa forma obligadamente tenía que recostarse sobre mí.
Lo que sentí cuando el se sentó en la moto y puso sus brazos alrededor mío, para tomar el manubrio, no se los puedo contar con palabras, su pecho apoyado en mi espalda, y su bulto directamente sobre mi cola, en cualquier momento, estallaba.
Arrancó despacio, salí de esta calle, por favor, le dije
-¿Qué pasa?, ¿por qué?-preguntó
-déjalo ahí- le contesté
No le quise decir que no quería que me vieran, tan regalado con un macho y que en esta calle había mucha gente, pero después que lo dije me arrepentí, si total ya estaba totalmente jugado, además tenía el temor que se molestara y no terminara la cosa como tenia que terminar, como yo quería que terminara, hace falta decirlo, creo que no, pero por las dudas lo digo para que no tengan ninguna duda de lo que estoy diciendo, quería terminar cogido, pero bien cogido por ese macho que tenía en esos momentos detrás de mi.
Ya habíamos salido del centro, las calles estaban más solitarias, serían las 2 de la madrugada de un día hábil sólo en el centro podía haber gente, más que algún auto a las perdidas, pero nada más y yo en esos momentos estaba en trance.
De pronto su cara se acercó a la mía y me preguntó si no conocía algún lugar donde no nos pudieran molestar, no sabía que contestarle, me quedé pensando, no le iba a preguntar para qué, era obvio, sólo atiné a preguntar:
-eso es según a lo que te quieras referir o mejor dicho de que estilo
-vamos, ¿no sabes a que me refiero? O no queres.
-¡Claro que quiero!, pero no tengo lugar donde ir, salvo…..
-digo, algún lugarcito, aunque sea al aire libre, pero que haya intimidad, un telo, no,
-bueno,-contesté
Lo llevé a la costanera, a esa hora no habría nadie, y tenía muchos lugares donde pasarla bien. Estacionó la moto y quedamos ahí arriba el aproximo su cara a la mía, me beso en el cuello:-vamos, me dijo.
Se bajó de la moto y empezó a caminar hacia el borde del río, yo lo seguí, cuando estuvimos al borde del río, se detuvo, yo me puse al lado de él, su mano se posó en mi espalda, y la empezó a acariciar, yo me incline sobre él, y giré, él también lo hizo y quedamos uno frente al otro, me abrazo, ahora con los dos brazos, mientras con sus manos acariciaba mi espalda y de a poco iba bajando, yo empecé a acariciar su torso con mi mano, y en medio de mis palpitaciones, lo besé, puse mis labios sobre los de él y lo bese desesperadamente, con mi otra mano le acariciaba su pelo, mientras la otra seguía recorriendo su pecho, sus manos ya estaban sobre mis nalgas, acariciándolas, a la vez que con sus dedos me las estrechaba, mi mano que estaba sobre su pecho de a poco fue bajando, hasta llegar primero a su abdomen y luego a su bajo vientre, mientras mis labios y mi boca, toda, se comía la suya, en un éxtasis que todavía no sabía de su máxima expresión.
Mi mano llegó al lugar esperado, a su bulto y lo toqué desesperadamente, y ahí empecé a delirar de lo que me esperaba, eso estaba recién empezando. No se cuanto tiempo estuvimos así, no tenía noción del tiempo, el mundo estaba detenido en ese momento para mi.
De a poco fui retirando su camiseta, sin dejar de besarlo un momento y él dejaba que yo actuara, cuando toda su camiseta estaba sobre sus hombros, no sin trabajo, separe mi boca de la de él, y la retiré completamente, cosa que quedara su torso totalmente desnudo. Entonces volví a acariciarle el pecho. Esta vez con mis dos manos, no quería perderme un centímetro de su hermoso torso sin explorar, acerqué mi boca a su pecho y lo besé, y lo bese…, no quedó nada de sus pechos sin que mi boca lo recorriera, junto a mis manos, que lentamente fueron buscando su bulto, de a poco fui bajando con mi boca por el pecho, cada vez más abajo, hasta llegar a su abdomen. Para esto mis manos ya habían aflojado su cinturón y bajado su cierre, preparando el asalto final, cuando mi boca llegó a la cintura y se encontró con su pantalón, con mis manos a ambos lados fueron bajándoselo lentamente y a medida que bajaba mi boca también lo hacía, hasta que su pantalón dejó de sostenerse y cayó, mi sorpresa fue doble, no tenía ropa interior, así que al caer el pantalón su hermoso miembro quedó delante de mí, no podía creer lo que veían mis ojos, todavía fláccida, su tamaño me sobreexcitó, era impresionante, ¿podía ser verdad que todo eso iba a ser mío?, ¡estaba siendo mío!
Con mi mano empecé a acariciarlo, mientras con la otra fui desabrochando mi camisa, puse mi boca en su bajo vientre y con mi lengua fui recorriendo todo su alrededor, mientras, mi mano, acariciaba su enorme miembro. Llegué con mi boca a los testículos y los recorrí todo con mi lengua, luego mi lengua reemplazó a mi mano y se posó sobre su verga, hermosa verga, toda para mí, con mi lengua fui acariciándola toda y dejándola así caida por efecto de la gravedad, fui bajando y subiendo con mi lengua, una vez que estuve sobre la cabeza la empecé a besar y de a poco abriendo cada vez más mis labios, estos se posaron sobre su cabeza, lentamente fui introduciéndomela cada vez dentro de mi boca con movimientos de adentro hacia fuera, y lentamente tragándola cada vez más, hasta llegar a que la punta de su verga tocó mi garganta, y con movimientos lentos oscilatorios fui sacándomela y metiéndomela una y otra vez. Dentro de mi boca sentí como esa hermosa porción de carne de mi macho fue erectándose cada vez más y más. Sentía los latidos de su pija en mi boca, notaba su erección y como iba agrandándose dentro de mi.
Cuando ocurrió esto, él tomo la iniciativa, me hizo levantar, me dio vuelta y quedé de espaldas a él, me empezó a abrazar su pecho se posó sobre mis espaldas, mientras su pene se apoyaba en mi cola, estaba yo apoyado sobre la baranda que separaba la costa del río y quedaba mi cintura justo a la altura del borde de la baranda, sus manos recorrían mis pechos, su boca sobre mi cuello, me besaba, estaba totalmente a su merced, como yo quería y había soñado.
De pronto sus manos fueron llegando a mi cintura y el de un solo movimiento bajó mis pantalones, noté su excitación, y me susurró, que linda bombachita que tenes putito, a la vez que su pene acariciaba mis nalgas, hasta posarse en el medio de ella, en cualquier momento yo estallaba. De a poquito fue bajándome la bombachita, hasta que esta también cayó, ya no había nada que se interpusiera entre su pija y mi cola. Y esta pedía a gritos que su visita. Con movimientos, imperceptibles fui quitándome de encima los pantalones y la tanguita de mis pies, él con su pecho, me fue inclinando hacia delante, hasta quedar en posición, con sus pies me indicó, que fuera abriendo mis piernas, mientras su pija cada vez estaba más cerca de mi.
Con su mano acarició primero la nalga, las separó un poco más y luego tomó su verga en la mano y acomodó la punta sobre mi ano, comenzó a ejercer presión sobre él y lentamente, mi ano fue cediendo a esa presión, y empezó lentamente a introducírmela en el culo, lentamente, pero firmemente, sentía como mi culo se habría y se llenaba de placer, no sabía si la iba a poder aguantar toda dentro, pero iba a hacer todo lo posible, lentamente fue entrando más y más, hasta que mis nalgas sintieron sus testículos, la tenía toda adentro, que placer mamita mía, para esto él me susurraba barbaridades, que a mi me encantaba que me las dijera y me hacia volar, "que hermoso culito que tenes" "que putito que sos" "te voy a partir en dos", "goza con la verga que tenes adentro, guacho", "que pedazo de puto" y así seguía, y yo volaba de éxtasis, como nunca, su verga se retiraba de mi culito, y volvía al ataque, primero lentamente, pero cada vez un poco más rápido y entraba y salía y entraba y salia, cada vez más rápido, cada vez más adentro, me estaba matando, me estaba pegando la mejor cogida en muchos años, mi culito estallaba de placer, y el ir y venir de su pija dentro mío ya era incesante, cada tanto, cuando estaba toda dentro mío el hacia más presión, como que quisiera que me entrara más y yo gozaba.
Que hermoso que era, que placer me daba tener esa pija dentro mío, ya su ir y venir era frenético y de pronto dijo ahí voy, y me introdujo su pija todavía más y ya la dejó ahí, y su pija estalló dentro de mí, sentí como su leche me inundaba todo mi culo, como se metía en todos mis poros. Descargó dentro mío toda su leche, yo no podía más de placer, si fue hermoso, sentir su pene dentro mío, no saben lo que fue, esa descarga de esa monstruosa verga dentro de mi culo. Lentamente la fue sacando, y quedo ya fuera de mí, siguió acariciandome, con sus manos las nalgas, sus dedos pasaron por mi ano, y yo con mi mano sobre mi pija, también acabé, lentamente, fue retirándose y me dejó que me recompusiera, levantó su ropa y me dejó solo, yo me quede mirando al río, sin poder moverme, todavía sentía los efectos, tenía que volver las pulsaciones a un nivel normal, pero cómo se podía hacer después de lo que había sentido. Lentamente fui reponiéndome, de a poco volví a mi, me vestí, lentamente, ¡QUE MACHO! ¡QUE PEDAZO DE MACHO! ¡QUE COGIDA ME PEGO! No quería moverme, pero había que hacerlo, terminé de vestirme y el estaba esperándome al lado de la moto, fui hasta él, lo bese, y me subí a la moto, el hizo lo mismo y arrancó, me llevó de nuevo al centro, no dijimos una sola palabra en todo el camino, no había necesidad de decir nada, estaba todo dicho.
Me baje de la moto, no había nadie en la calle y si lo había en esos momentos no me importaba nada, lo besé, tampoco dije nada, sólo dijo: -si vas a Mar del Plata, llámame, acá tienes mi teléfono. Dicho esto lo miré, como diciéndole, claro que voy a ir, me iría ya con vos.
Arrancó nuevamente la moto y se alejó, lo seguí con la mirada, ojalá, se detuviera y volviera, quería la repetición de la jugada ¡ya!. Pero no tuve suerte, así que al poco tiempo tuve que viajar yo a Mar del Plata, pero eso se lo contaré otro día, hoy ya fue demasiado.
Para terminar, una última reflección: ¡QUE MACHO!, ¡QUE PEDAZO DE MACHO!
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