Que su dolor sea mi placer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Vergón20cm.
Desde siempre ha sido así, me encanta meter la verga con violencia, sin complacencias, disfruto mucho y me excita abrir un culito apretado, ahogarlos de verga por la boca, que les den arcadas. No me importa si les duele o los lastimo, incluso si me lastimo, con la tremenda verga que me cargo, imponer con violencia el sexo es lo que realmente gozo. Poseer por completo el cuerpo y voluntad de la otra persona.
Por ejemplo, en el sexo oral, las primeras veces sólo me deje hacer, me vaciaba y ya. Pero, en cierta ocasión, yo con 24 años cumplidos, un tipo, mayor que yo, de unos 35 años, me la mamó super bien, completa, a puros labios, boca y garganta, sin meter las manos, al final se tragó toda mi leche, que por cierto me salen de 6 a 10 tiros, fuertes y espesos. No dejó de mamar mientras tragaba los lechazos. Hasta entonces me supe los que era una verdadera mamada, y del poder que mi vergota ejercía en quien la buscaba.
A partir de ese momento supe cómo quería el sexo, y que quien buscara algo conmigo tendría que saber que: su dolor sería mi placer. Cuando alguien quería mamarme la verga, lo primero que hacía era empujar su nuca con fuerza hacia mi verga, y empujaba mi pelvis con fuerza hacia arriba, era la primera prueba, si no se la tragaban completa o se quejaban del trato, me la guardaba y no se las daba (hasta hoy sigo haciendo lo mismo). Los dejaba con las ganas y obvio, yo me quedaba con ganas de disparar leche en una deliciosa, húmeda y caliente garganta.
Si bien, ha habido algunos que no la maman completa, porque no tienen la habilidad, les he dado verga porque se dejan violar por la boca, darles unas estocadas fuertes, que les dañan la garganta, lagrimean, se ahogan, les dan fuertes arcadas pero resisten, se aguantan, aunque sea sólo la mitad de mi verga aguantan la violencia contra su persona. Creo en el fondo, que si actúan así, es porque valoran al macho que tienen enfrente, saben que valgo, centímetro a centímetro el daño que les hago. Y eso me excita, sus ojos llorosos, una mirada lastimera y de sumisión total, su tos fuerte, sus arcadas de ahogo, su saliva excesiva escurriendo por mi palote. unos vergazos en la cara. Tomarlos por el cabello y azotarlos contra mi verga en su boca es delicioso.
Y cuando les doy por el culo, pienso, si ya saben que son pasivos y andan buscando verga en los lugares de ligue y encuentro sexual, su obligación es andar bien lubricaditos del culo, traerlo relajado, para sólo ponerlo y esperar a ser penetrados de inmediato. Que de mí no esperen amor o caricias suaves, no soy su novio, ni su marido, ni el amor de su vida, soy la verga que les rompe el culito, que les satisface sus ganas de macho.
Eso sí, no me laten afeminados, ni delgados con cuerpo de niño o hombre a medio terminar, tampoco jovencitos, de voz chillona, ni que se quejen como putas,o usen tanga de teibolera, me gusta estar con machos, someterlos y forzarlos a puro vergazo. Es super excitante ver el culito cerradito de un cabrón que espera verga, ponérserla en la entrada, sujetarlo fuertemente, y dejársela ir lo más hondo posible, sentir como trata de safarse, como opone resitencia, y escuchar sus gritos de dolor o cuando muerde la almohada. Cuando trata de safarse del daño que le provoco, más me excita sujetarlo y obligarlo a aguantar al macho que ha buscado, lo que quería.
Algunos han sangrado de su culito, otros son bien tragones, a otros les ha dolido pero han aguantado y sin mayores daños, pero siempre los violo, no quiero amarlos, sólo entrar en sus culitos y darles dolor mezclado con un intenso placer. Así ha sido, porque, después de haberles roto el culito, todos regresan por más, quieren ser violados otra vez. Abiertos y sacrificados en el nombre del placer entre machos. Unos cuantos se han enamorado y quieren que a diario les rompa el culito, pero a mi me gusta la variedad de cabrones que hay en el mundo, no podría ser de un sólo culito.
En Guadajara conocí a un chico de Michoacán, tenía mucho miedo de acompañarme, tenía poca experiencia, y lo pude seducir y convencer, la primera vez lo penetre colocándolo boca abajo, tuve la consideración de ponerle saliva y lo deje que él mismo se pusiera, en cuanto lo hizo le puse la verga en la entrada de su moreno y peludo culito se la deje ir en dos movimientos, gritó de dolor, lo sujete del cabello y le hundí la cara en la almohada, le deje la verga dentro, para sentir la apretura de su culito y las palpitaciones por la violenta entrada, trató de safarse, lo sujete con fuerza, y empece a sacar y meter la verga, era un placer enorme sentir su culito super apretado y pegado a mi palote.
Terminé dentro de su culito, y me dormí, dejándolo sollozando y moqueando a mi lado. A las dos o tres horas deperté con una erección, etiré la mano, sentí su cuerpo, toqué sus nalguitas, me giré subí en su espalda y lo desperté con una nueva penetración a su culito. Por un momento pensé en el daño que le había hecho hace rato y ahora de nuevo, pero, no se quitaba, no trataba de safarse, sólo se quejaba mucho, del dolor, pero quería seguir sintiéndome, pues no se quitó ni se quitaba, entonces arremetí con todo, para abrirle bien su culito, y los mecos anteriores me sirvieron de lubricante y se lo llené nuevamente de calientes mecos.
Me desplomé cansado a su lado, lo abrace y me dormí. A media mañana me desperté con otra erección, vi que ahí estaba el culito michoacano de la noche anterior, le tomé una mano y lo hice tocarme la erección, despertó un poco atontado, se giró hacia mí, lo sujete de la cabeza y lo baje a mamarme la verga, yo también estaba como medio despierto, lo puse a mamar en lo que despertaba al cien por ciento. Lo deje mamarme mal la verga, sólo chupaba la cabeza y me masturbaba el resto del pene. Cuando respiré profundo y desperté al cien, lo sujete con fuerza de la cabeza y le traté de meter completa la verga, pero no le cabía ni la mitad y le daban arcadas, pero no se quitaba. No me gustaba como estaba mamando, así que lo quite y le pedí se pusiera boca abajo. Me vio con cara de miedo, de terror, de dolor anticipado, y le pregunté ¿hay algún problema? ¿te quieres ir ya? bajó la mirada y se colocó en cuatro, me hinqué detrás de él y de un sólo golpe se la deje ir y me quede así quieto. Gritó y trató de safarse, se hizo hacia adelante del dolor y lo jale hacia mi, y deje caer todo mi peso, y volví a arremeter contra él.
Estuve bombeando y él mordiendo la almohada, pujando y respirando arritmicamente, apretando los dientes y lagrimeando por la violencia de la penetración, en un momento me quede completamente dentro de él y quieto. Gozando las palpitaciones de su culito, y respire hondo varias veces, observe que ya era tarde, que afuera había mucho sol, y yo tenía a un cabrón delicioso atorado en mi verga. Y al observar el entorno, vi que las sábanas tenían unas gotas de sangre, la muestra de la violencia desde la primera penetración, eso me excitó, el daño hechó y él seguía ahí con el culo destrozado y mi verga dentro. Comencé a darle con toda mi fuerza y terminé dentro de él. Al mismo tiempo que él terminaba, y apretaba con su culito mi verga al ritmo de su venida.
Se despidió, me dijo que le temblaban las piernas cañón, que el culito lo tenía escosido, y sentía resbalar mi leche por sus piernas pero tenía que irse rápido pues lo esperaban por un compromiso laboral y ya iba media hora tarde. Lo he visto otro par de veces, y siempre se repite la historia, lo violo, le hago daño y él sumisamente se entrega, se coloca y aguanta, me da obsequios como libros, botellas de vino, y otros, en cada visita, como desde la primera vez, y me agradece mucho por violarlo y darle con tanta fuerza, dolor y daño, tanto que un buen tiempo no tiene que salir a buscar macho. Y mientras se recupera de su culito, espera mi regreso.
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