Querido Viejito Pascuero
Carta de navidad al viejito pascuero.
Diciembre de 2018
Querido viejito pascuero:
Te escribo para contarte que este año me he portado muy bien; he hecho mis deberes escolares, he obedecido a mi papá y a mi mamá en todo lo que me han pedido y no he peleado con mi hermano mayor (también te cuento que mi hermano es quien me está ayudando a escribir la carta, porque yo todavía estoy aprendiendo a escribir).
¿Te acuerdas que el año pasado te pedí un celular nuevo? ¡Pues, me llegó! Y hasta tenía ya instaladas las aplicaciones que yo quería; Ahora puedo salir a cazar pokemones y también me pongo a jugar Fruit Ninja, ¿lo conoces?, ¡es muy divertido! Hay una app que se llama Grindr, pero mi papá me dijo que esa no la puedo usar todavía porque porque es para cuando esté más grande, ¿Conoces ese juego?
Viejito, cuando mi papá me llevó al centro comercial en la navidad pasada, yo no sabía que te iba a conocer, pero cuando mi papá me dijo que tenía que contarte a tí lo que quería de regalo ¡me puse muy nervioso! porque pensé que tú me ibas a preguntar por lo que había hecho en el año y había algunas cositas que no quería contarte, pero después me quedé tranquilito cuando pasó eso, ¿te acuerdas?, es que yo no sabía que tú me ibas a permitir tocarte ahí cuando me senté en tus piernas, eso me gustó mucho, pero como a tí solo puedo decirte la verdad, reconozco que fue una casualidad que me resbalara y me afirmara en ese lugar. Cuando sentí que tenías ahí lo mismo que mi papá, ¡me dio una impresión! ¡Yo creía que tú no tenías eso!, pero cuando se puso duro me di cuenta que a tí también te gusta jugar como juego con mi hermano y mi papá, por eso te conté todo cuando me preguntaste cómo me había portado.
Viejito, quiero que sepas que te quiero mucho y que no se me ha olvidado de lo que me dijiste en secreto en mi oreja; eso sí que mi papá me preguntó y yo le conté todo; supongo que no importa, ¿verdad?; de hecho, mi papá se sonrió y me dijo que tenía que hacerte caso.
Ojalá este año también pueda ir a verte antes de la navidad; mi papá me dijo que en unos días más vamos a ir al centro comercial; ¿Otra vez podré tomar tu varita mágica en mis manos? ¡Te prometo que nadie se dará cuenta!
Respecto de las cosas que me dijiste al oído para que nadie escuchara, te cuento que he tratado de seguir tus consejos, especialmente el de ser bueno con mi papá y mi hermano, y lo otro es que tal como tú me dijiste, he tratado de mirar a los hombres justo ahí en el medio de las piernas, aunque algunos no se dan ni cuenta; pero de los que sí se han dado cuenta, la mayoría piensa que se les quedó el cierre abierto y se miran y después me miran confundidos, esos son los que no tienen hijos, ¿verdad?
Pero no importa porque lo que te quiero contar es de los otros, de esos que sí se dieron cuenta y que seguramente también te conocieron cuando eran chiquitos, porque tú tienes muuchíiiisimos años, ¿verdad?
Bueno, al primero que miré fue a mi vecino, don Manuel. Don Manuel es viejito, pero no tan viejito como tú; su esposa es una señora bien gordita y bien risueña y sus hijos son grandes. Un día que estaba jugando en la calle con la pelota que tú me regalaste, él estaba regando el jardín ¡Y el balón cayó justo a su lado! No fue mi culpa, fue casualidad, pero casi le pegué a él con la pelota y me dio vergüenza, pero cuando me acerqué, él no estaba enojado, me dijo que pasara a buscarla y yo entré al jardín y me agaché a recogerla y justo ahí me acordé de tí y lo miré ahí y parece que me demoré un poquito porque él se dio cuenta y no me dijo nada, sólo miró hacia la calle y con una mano se la arregló hacia el costado del pantalón y ¡se le notó toda, viejito! No tan larga, pero sí se notó como un bulto grueso y yo lo miré y él se estaba sonriendo. Después se dio vuelta y siguió regando como si nada, pero yo salí despacito del jardín tratando de ver más, pero él estaba de costado y no pude.
Entonces yo seguí jugando y nuevamente la pelota fue a dar al jardín del vecino Manuel, pero, viejito, esta vez yo le pegué un chute a propósito para que cayera en el jardín y él solo me hizo un gesto de que la fuera a buscar, pero en eso, él cerró la llave del agua y se puso a recoger la manguera y cuando yo ya tenía la pelota en mis manos, me preguntó si le podía ayudar con la manguera y con la mano ¡tenía agarrado el pico, viejito! Y yo quedé todo confundido, porque no sabía de qué manguera estaba hablando porque con una mano tenía agarrado el pico (con la mano por fuera del pantalón eso sí) y en la otra tenía la manguera del agua y como vio que yo estaba confundido, se sonrió y empezó a enrollar la manguera y me pasó la otra punta para que yo la sujetara. Yo me decepcioné, viejito, porque yo quería ayudarle con la otra manguera, pero una vez que la tuvo toda enrollada me dijo que la entrara a la casa y ahí él entró detrás mío y me preguntó con quien estaba en la casa. Yo le dije que con mi mamá y él miró por la ventana a la calle y me preguntó si me gustaba. Yo no tuve que preguntarle nada, porque cuando me dijo eso tenía agarrado el pico nuevamente y yo le dije que sí antes que se arrepintiera y él rápidamente se bajó el cierre y lo sacó y ¡era muy grueso, viejito! Yo creo que a lo mejor tú también lo tienes así.
Entonces yo, sin que me dijera nada, me agaché y se lo chupé tal como tú me dijiste, viejito; por eso sé que este año también voy a recibir los regalos que pedí, porque he sido muy obediente. Eso sí que no duró mucho rato y se derramó con harta leche y yo me la tomé toda; eso es bueno ¿cierto? Mi papá dice que eso me ayuda a crecer y yo quiero ser alto y fuerte como mi hermano (cuando le dije a mi hermano que escribiera esta parte se sonrió, me desordenó el pelo y me dio un besito en la boca, ja ja ja)
Don Manuel me dio toda la leche y cuando se acabó, él se lo guardó muy rápido y me dijo que me fuera a jugar y que eso sería un secreto entre los dos y cuando salí no había nadie en la calle, pero un rato después vi a la vecina que venía del paradero de buses.
Mi hermano dice que no es necesario que te cuente todo lo que he hecho en el año, porque de todos modos tú sabes tooodo lo que he hecho, ¿es verdad, viejito? Entonces tengo que decir que algunas veces no me he portado tan bien, pero he tratado, viejito— Si he tratado de portarme bien, cuenta igual que si me hubiera portado bien, ¿o no? Mi hermano me dice que no me preocupe porque si cuento todas las veces que me he portado bien y le descuento las veces que me he portado mal todavía tengo saldo a favor (pero yo todavía no sé matemáticas, por eso pregunto).
Otra cosa que quiero contarte es que mi papá está remodelando la casa, así es que por mientras nos cambió a mi hermano y a mí a una pieza chica y nos dio a elegir si queríamos dos camas ahí o una sola grande, pero preguntó por preguntar no más porque él ya sabía que nosotros queríamos una sola camita no más, para dormir juntos; así es que ahora duermo con mi hermano y los dos dormimos desnudos en la parte de abajo, pero no nos sacamos la polera por si entra mi mamá a la pieza.
Mi hermano me abraza y juega con mi pichulita tomándola entre sus dedos y me hace dar tiritones de gusto y cuando ya se hace tarde y mis papás están durmiendo me mete debajo de las sábanas y me mete la pichula en la boca, ¡la tiene bien rica, viejito!, pero seguro que tú la tienes más grande, ¿verdad?
Mi hermano me la pone en la boca todas las noches hasta darme la leche y en las mañanas también (es como mi desayuno, dice él) y cuando no está mi mamá, a veces viene mi papá y también se la chupo con hartas ganas; mi papá tiene un chuto muy grueso y con muuuchos pelos y más grande que mi hermano y me gusta porque se le pone muy duro y me da mucha leche también.
Viejito, hace unos días mi papá me dijo que ya va siendo hora de que pruebe la verga de mi hermano, yo no lo entendi porque yo se la pruebo todas las noches y a veces, incluso a los dos juntos; le pregunté a mi hermano y me dijo que pronto me va a enseñar a probarla de otro modo. Cuando vaya a verte, y aprovechando que tú lo sabes todo, te preguntaré de qué se trata, ¿ya?
Viejito, además quiero pedirte que a mi hermano también le traigas lo que él quiera, aunque él dice que ya es muy grande para pedirte cosas, pero yo creo que él debería tener un lindo regalo también porque lo quiero mucho (al escribir esto, mi hermano me dio otro beso en la boca, pero ahora se sacó el pico y me lo dio a mamar, así que continuaré en un rato más).
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Querido viejito, perdón por la interrupción, pero mi hermano me dijo que estaba demasiado caliente y tuve que chuparle la verga. Mi hermano también tiene la pichula grandota, pero por sobre todas las cosas, la tiene muy caliente y la cabeza es coloradita y le salen gotitas saladitas cuando la chupo y las bolas se le agrandan y me gusta mirarlo a los ojos mientras tengo el pico en la boca porque hace gestos raros y él no se da cuenta, ja ja.
Hoy me dio mucha leche porque, según me dijo, estaba muy cargadito— así dijo él, pero no sé muy bien por qué si yo le chupo el pico todas las noches, ¿será que tengo que mamarlo más seguido, viejito?, ¿qué piensas tú?
Viejito, mi hermano dice que no debo escribirte una carta tan larga, porque tú tienes que leer las cartas de todos los niños del mundo, ¿es verdad eso, viejito? ¡Con razón usas lentes! Entonces para terminar quiero decirte que pronto te iré a ver y te llevaré mi lista de deseos para este año, pero para que te vayas preparando con tiempo, algunas de las cosas que quiero son un buttplug (no sé qué es, pero mi hermano me dijo que lo pidiera), un nintendo switch y cuando te vaya a ver te llevaré la lista con lo demás.
Te quiere,
Dieguito
Torux
Uffff… Que carta tan tierna… Me corrí nada más de imaginar a Dieguito haciendo esas cosas, que niño tan bien portado…