QUIERO TENER UN CASO CON ESTE PIBE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Conocí a Adroaldo en una reunión de trabajo. Me gustó de él su osadía. Sin estar seguro de mis tendencias sexuales, se me aproximó y sin ningún protocolo me confesó que yo le gustaba. Me contó que trabaja en una empresa de transporte y que andaba buscando un compañero y que yo le había gustado físicamente y como persona pues me veía serio, formal y con un cierto morbo en los ojos que le hacían pensar que yo debía ser rico en la cama. Yo me reí al escucharle decir esto. Pero creo que sí, Adroaldo tiene razón, vivo todo el tiempo con mi mente ocupada pensando en sexo e imaginando cosas con alguien que me gustó de vista. Adroaldo es guapo. De piel blanca, pelo negro liso, tipo europeo, miope, usa anteojos gruesos, pero eso no le quita su belleza. A mí el chico me gustó.
Por eso acepté su invitación para que fuéramos a un motel para pasar un buen rato. Este chavalo es lindo todo él. Por eso cuando lo vi desnudo mi verga se levantó rápidamente y mi boca comenzó a besar la piel de aquel efebo, le mordí de leve, le besé en la boca, le metí mi lengua y a Adroaldo le gustó. Le besé sus tetillas, su ombligo, sus pies. Pasé mi barba hirsuta por sus piernas y muslos y chupé sus testículos. El chico gemía en señal que estaba disfrutando el cariño profuso que le estaba dando. Entonces él en tono de súplica me dijo:
-chúpame el culito-.
No precisó decírmelo dos veces. Lo puse de cuatro, le mandé a abrir bien las piernas y le metí mi lengua en su ano. Escupí en su culito, se lo mamé, le mordí las nalgas peluditas. Me quedé un buen rato metiéndole mi lengua como si fuera un pequeño pene. La temperatura del chico aumentó. Él se movía de aquí para allá y continuaba gimiendo. Entonces de repente, se volvió para mí y me preguntó:
-¿querés cogerme?-
-sí, claro-, le contesté. Entonces preparé mi herramienta. Pasé lubricante en ella y en el culo que se me ofrecía. Metí un dedo y después dos. Adroaldo abrió un poco más las piernas y esperó ansioso. Yo arrimé mi verga y se la empujé.
–aaahhhhh-, pujó el chico. Yo se la metí toda. El pibe tenía un culo apretadito y caliente. Con su esfínter apretaba mi pene. Se la saqué un pedacito y se la volví a meter. –cogeme rico, cógeme-, me ordenó. Yo obedecí.. se la empujé con fuerza. A cada embestida mía, Adroaldo soltaba un gritillo fino mezcla de placer y dolor. Él también se movía y empujaba su culo para ir al encuentro de mi verga. Hacía círculos también. El chico era espectacular dando el culo. En el espejo que había enfrente yo podía ver todo. Mi verga morena siendo engullida por aquel culo blanco. Mis piernas peludas, mis pelos pubianos rozando aquel culo. Muy excitante.
Pero yo quería besar al chico y por eso lo puse de gallinita asada. Él abrió bien las piernas y recibió mi camote todo. Me quedé inmóvil y le besé. Que beso rico fue aquel. Mi verga pulsando dentro y Adroaldo apretándomela con su esfínter. No se de donde me salió, quizás fue debido a la emoción del momento, al beso, que le dije desde el corazón:
-te quiero-. Adroaldo me contestó dándome un efusivo beso con lengua. Así en aquel beso inicié mis embestidas y sentía que mi verga estaba siendo bien recibida. Después de un rato en aquel rico metisaca, no me aguanté y sentí que iba a gozar.
Aceleré mis movimientos. Grité y me derramé dentro del chico. Él me besó mientras me abrazaba y gemía. Sentí su gozo llegando en un chorro de esperma tibio que me bañó el abdomen. Así fue de rico la cogida con Adroaldo. Este chico me está gustando un chingo, quería cogérmelo todos los días. Creo que voy aceptar tener un caso con él.
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