Ración de leche de la verga mas cabezona que he conocido.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El 2 de agosto me asignaron una actividad laboral en la zona serrana del norte de Veracruz. Así que tuve que interrumpir por un día mi estancia en el centro del país, y debido a la distancia y dificultad en medios de transporte público local después de cierta hora, pedí que me asignarán un coche y chofer ya en la noche para recogerme y recorrer el último tramo de 2 horas. 3 horas antes de llegar al punto acordado llamé para confirmar la hora de llegada al punto.
¡El coche y chofer ha sido asignado, llegará en el punto acordado a la hora acordada! -respondió un guardia del otro lado de la línea-
Perfecto. Allí estaré atento -dije yo-. Enseguida me proporcionaron su número de celular. Ignoraba la identidad del conductor.
Llegué a las 8 de la noche, como estaba planeado. Y sabiendo nuestra impuntualidad muy mexicana preferí cenar para hacer mejor la espera. Cargué mi celular porque estaba que casi moría. Terminé y nada. Así, dieron las 10 pm. Salí del restaurante para refrescarme y pensar en un plan B (hospedarme en el pueblo y viajar hasta el siguiente día).
Con esto en mente sonó el teléfono:
Ei, ¿donde estas? Preguntó
Aquí, ya a punto de irme a dormir. Respondí.
Ya estoy aquí, no te veo…
Y en eso pasó frente a mí y a mi señal se detuvo y estacionó el coche.
Fue muy agradable escucharlo en el fon, mas aun tenerlo allí, de frente, guapo, alto, alegre. El ejemplar de macho deseado. A quien he tenido ganas antes pero a quien nunca he insinuado nada. Ahora estaba allí. Y las ganas despertaron en mi. Y me dispuse a jugar. Sabía que el admiraba mi trabajo, pero aunque había intentado anteriormente acercarme la oportunidad de estar juntos los dos no se había dado. Y en esta ocasión debía hacer todo:
Hace calor, te apetece una chela para el camino? Pregunté.
Si. Compra un six, -dijo el-.
Modelorama estaba enfrente de donde se había estacionado. Así que fuí y compré el six de modelos.
Una vez arriba el equipaje subí al asiento de copiloto y avanzamos en la vía federal. Esperamos a salir al camino estatal para disponernos a destapar la primera ya fuera de la ciudad.
Le destapé la primera cerveza y se la dí.
Debía ser cuidadoso para tener ese macho. Tenía que ser audaz, pero muy prudente.
Platicamos del trabajo. De sus amigos. Su familia. Tiene años que nos conocemos. Pero nunca le había insinuado nada. El respeto existía, y ahora podría perderlo todo. El me quería como solo amigos y me había resignado hacía tiempo. Hoy eso podía cambiar si me arriesgaba.
El macho en cuestión lo es en toda la extensión de la palabra. Le gusta la caza, los caballos, el ganado, el jaripeo. Le gustan las armas. Tiene un hijo de 10 años y vive con su segunda esposa. Es muy amigo de su patrón, pero pasan por una etapa en la que no está satisfecho del trabajo ni de la paga. Es blanco, fuerte, tiene 42 años. Súper bien conservado. Tiene bigote. Usa gorra. Vestía un jeans y una playera de algodón que resaltaba su virilidad. Su voz es fuerte, masculina, pero suave a la vez de modo que te inspira confianza desde el primer momento.
Por ser pueblos pequeños debía saber de mi orientación, pero como buenos amigos, no le importaba, además de que soy amigo de los patrones.
El camino seguía y a la segunda cerveza dijo que esta bebida le provocaba orinar mucho. Que por eso prefería el whisky. En lo que bajaba ofrecí agarrarle la cerveza. Al volver la puso nuevamente entre las piernas. Le mencioné que si gustaba se la iba deteniendo por los baches, pero se negó. En tanto puse mi mano izquierda en la pierna. Le dije que era en buena onda. Que somos amigos.
Si, pero no te preocupes, ya estoy acostumbrado y no se riega la cerveza, dijo.
Pero si puedo tocarte la pierna? Me gustas y lo sabes, eres lo mas macho que he conocido… Así me lancé al ataque.
Si. No te preocupes. Esta bien. Y no quité mi mano de allí.
¿No hay problema de que toque, verdad? Casi afirme yo mismo. Y acepto sin problema.
Bajaba seguido y se detenía en el camino a cada rato.
Al volver yo continuaba con mi trabajo en su pierna. 1 vez bajamos ambos a orinar. Pero volvíamos a subir como si nada.
Más adelante llevé mi mano a su entrepierna en una mayor ofensiva. Y escuché lo que esperaba: ¡no le sigas porque me la vas a parar! ¡Además la tengo chica!
Soy como el toro -continuó-
¿Cómo es el toro? -interrogué-. Mientras continuaba acariciando la pierna en los lados y entre sus huevos directamente…en tanto el seguía conduciendo.
Me ilustró: El toro, deja que la vaca se caliente… Ella lo provoca… Le da vueltas al toro… Y el actúa como si nada… Ella se acomoda, berrea… cuando el ve el momento preciso… Se monta y le entierra toda la verga… La vaca no puede ni safarse aunque quisiera… Hasta se dobla por el peso y la verguiza, pero es lo que estaba queriendo y la tiene que aguantar….
A la… debe ser fuerte… doloroso y rico… -dije yo-.
Pues si, -siguió- el toro se la entierra toda… le suelta toda la leche adentro. Y una vez satisfecho ya la desmonta.
Y volví yo con mi ofensiva: ¡qué rico se oye!… Yo quisiera una montada como esa… Que me dejes caer tu peso de toro sobre mi… Y toda tu verga tenerla enterrada… Quiero sentir tu respiración fuerte en mi espalda… Que me dez una montada de macho que nunca se me olvide…
Ja ja ja – se carcajeó- neta quieres algo asi?
Si… Si quiero. -dije lo mas sensual que pude-. Yo ya estaba como la hembra que quiere todo de su macho. Que espera pasivamente. Que sabe que va a ser poseída…
Me interrogó enseguida: ¡ya neta… Dime qué quieres!
Y cerré mi ataque final: ¡la verdad, lo quiero todo… O Lo que tu quieras… Te la mamo solamente… Tu elige… Tu ordéname… Sabes que me gustas… Pero también sabes que todo queda entre nosotros… Nadie sabrá… Te veré como si nada hubiera pasado nunca…. Y cuando tu quieras… Repetiremos…
Ah bueno… -sentenció-: Yo quiero así. Como si nada hubiera pasado… Y lo haremos las veces que quieras… Donde sea… Pero todo es secreto… Me gusta poner en cuatro a las viejas… Patitas al hombro…
El pacto se selló. El era el macho quien mandaba. Yo obedecía.
La luz iluminaba el ambiente… El viaje de dos horas estaba a más de la mitad y habíamos empezado la tercer cerveza. Era ya la medianoche. Una llama entre ambos se había encendido. Más adelante, En un pequeño claro a orillas de la carretera se detuvo y fue atrás del coche… Orinó… Yo abrí la puerta como en todas las paradas que hizo…
Avanzó hacia mi lado del coche en la parte trasera.
Ei… Ven ya si me la quieres mamar… No pasa nadie ahora… Y más adelante pueden conocer el coche…
A pesar de mi experiencia temblé… No creía posible tener ese ejemplar de hombre solo para mi… Bajé y me acerqué… Me arrodillé preparándome mentalmente para una verga ordinaria como el había adelantado… Y con la luz de la luna vi un grueso tronco. Mis dedos índice y pulgar no llegaban a las 3 cuartas partes de la circunferencia del tronco… Su cabeza era aún mucho mayor… Dude si cabria en mi boca… Olía a limpio… Semierecta se ofrecía a mi vista… A mi boca… Tragaba yo saliva… Lo exploraba con la vista… Con mis manos… Mordía mis labios… El largo era como de 16 cm… Pero extremadamente cabezona y gruesa.
¡Te gusta?… ¡ chupala¡ -me indicó-
Y me acerqué para darle un primer beso… Le bese la cabeza completa… Lamí el tronco… Toqué sus huevos que aún se ocultaban bajo la ropa interior y el pantalón.
¡Sácala toda por favor… Quiero lamer tus huevos… Es la vergota mas gruesa y cabezona que he visto y la quiero disfrutar -pedí sensualmente- ¿te parece amor?
Y se bajó los pantalones a la rodilla.
En eso se acercaba un auto. Y me pidió que me metiera al auto en tanto el simulo que solo orinaba. Al irse el coche me pidió volver a su verga.
La mamé como pude. Entre sus huevos… La cabeza… El tronco… Estaba erecta al full… Me tomó la cabeza para guiar la cogida oral que me estaba dando… Me llegaba a la garganta… Y seguía y seguía… Me puse de rodillas en el suelo… Y las metidas y sacadas seguían intensas… El tenía agarrada mi cabeza con ambas manos.
En un momento la sacó y se chaqueteó Con la mano izquierda, preguntando: …. Me vengo en tu boca o en tu culito?
Vente en mi boca, pedí.
Acércate, pidió.
Y acerqué mi boca a su cabezota.
Cuando era inminente la venida me pidió tragarme todo su tronco. Sus pelos los tenía en los labios. Nada estaba afuera y mis brazos rodeaban su cuerpo.
En mi garganta y boca sentí los espasmos de su abundante venida. El grosor aumentó en tanto chorros y chorros escurrían mi garganta.
Su respiración intensa llego también al climax. Me tenía agarrada la cabeza y la fue aflojando después.
Cuando me fui librando saboree los restos en su verga.
Con paciencia esperó que se la limpiara toda. Se dejó que disfrutara aún de su tronco que decaía… De sus huevos.
Todo era para nosotros dos. Dos hombres que disfrutan del placer carnal. Tal cual… Los dos, con la luna como testigo la medianoche del 2 de agosto de 2015.
Y fue el ruido de un coche con sus luces a lo lejos lo que nos hizo regresar del letargo… Me pare… Ambos acomodamos nuestras ropas y subimos…. Encendió el coche… El viaje aún faltaba para concluir.
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