Rafa y yo Parte II, en la arboleda despues del colegio.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Drakodian.
De esa noche llena de pasión y erotismo paso una semana sin que supiera nada de lo que Rafael pensaba al respecto de lo que había sucedido, de hecho solo lo veía en el colegio pero nunca a solas, y no recibía mensajes a mi celular de su parte, por lo que intente llamarle pero no contestaba. Yo me moría de la ansiedad, de la preocupación, por no saber que sucedía.
Era justamente viernes, una semana después de haber estado con Rafael, y me dispuse a hablar con el costara lo que costara, y aliviar esta ansiedad que me comía por dentro. Las primeras clases no las llevaba junto con él puesto que nos dividían en dos grupos, no lo vi al iniciar la jornada y solo podía pensar en sus besos, en su cuerpo magnifico, su abdomen marcado y sus brazos fuertes con los que esa noche me tomo y por supuesto en su rica verga, ansiaba ponerla en mi boca otra vez y saborear sus jugos, no deseaba mas otra cosa que sentirlo dentro de mí desencadenando la pasión de su deseo y la fuerza de su cuerpo rodeándome por completo.
Cuando llegó la cuarta hora, que era la clase en la que estábamos juntos los viernes, lo vi ingresar al salón, llevaba su ropa de deporte puesto que ese día en la última hora recibíamos gimnasia y deporte, se veía tan bien con ese uniforme porque el pants le marcaba ese trasero redondito, bien durito y también marcaba un poco su entrepierna se notaba que su bulto era grande y escondía un instrumento de placer ilimitado. La su camiseta marcada mostraba sus pectorales y brazos fuertes muy varoniles, verlo me arrancaba siempre un suspiro.
Entro al salón y saludo a sus otros amigos, muchos de ellos eran chicos que nos molestaban a nosotros los más débiles, si recuerdan Rafael es muy amigo de Roni, Armando y mío, que éramos los nerds del salón, aunque parezca extraño que un chico como él que estaba en dos de los equipos de deporte del colegio, era popular y siempre competía en gimnasia, muchos ya comentaban lo raro que era que pasara tiempo con nosotros tanto como con los abusadores, resultado de esta amistad era que los abusadores ya no nos molestaran puesto que nos volvimos sus protegidos. Luego de saludarnos camino hasta donde estaba Roni y Armando que se sentaban delante de mí, los saludo, como ya era costumbre mientras nos despeinaba con su mano:
– Roni!! Amigo ¿cómo te va? – pregunto mientras ponía su mano en la cabeza de Roni y lo despeinaba.
Hizo lo mismo con Armando y luego se acerco a mí. Se detuvo justo frente a mi pupitre me miro directamente a los ojos y sentí como su mirada me decía algo como “hola niño precioso”, me sonrío y aparto su vista, puso su mano en pupitre y de un salto paso hasta el otro lado de la columna de pupitres ya que él se sentaba junto a mí en esa clase, se sentó y me volvió a mirar, y me dijo:
-Recibí tus mensajes, pero no tenia saldos en el cel por eso no te conteste- me lo dijo en voz baja, luego bajo la mirada y cabizbajo me dijo:
– Mi papá se fue hace unos días de la casa…
Por un momento puede notar que tenia deseos de llorar, su rostro se lleno de tristeza, aunque también sonaba como si estuviera aliviado de que todo hubiese pasado como paso.
– Mamá dice que está bien, que las cosas no podrían estar mejor ahora que se fue- me dijo mientras su mirada huía de la mía. – Mi hermano esta con mis abuelos mamá no quería que viera todo eso, he estado solo en casa estos días mamá está trabajando en el turno nocturno, no te imaginas cuanto he pensado en todo esto- Sin duda estaba devastado y por un momento me sentí mal por pensar que lo que sucedió aquella noche en mi casa para él no había sido importante, era solo que tenia cosas más importantes en que pensar.
Rafa se disponía a contarme más de lo que había experimentado pero la clase estaba a punto de comenzar por lo que me dijo que hablaríamos en gimnasia. Las clases siguieron una tras otra sin más que breves charlas o chistes entre nosotros. Cuando llego el receso perdí de vista a Rafa posiblemente se fue con los brabucones por ahí, luego del receso todos nos desplazamos hacia los casilleros con el fin de prepararnos para la clase de gimnasia, todos comenzaron a avanzar hacia las canchas de futbol y al área de gimnasia, puesto que era la ultima hora y nosotros éramos de ultimo año el colegio estaba a esa hora casi abandonado, ya que los de menor grado que nosotros salían mucho más temprano. Roni y Armando corrieron hacia el gimnasio para tomar pelotas antes que se terminaran, la clave para sobrevivir gimnasia estaba en fingir hacer algo como jugar con la pelota, correr alrededor de las canchas o algo así, el instructor de la asignatura era un muchacho de apenas 25 años que se dedicaba a ver a las chicas correr por ahí o platicar y coquetear con ellas, así que era fácil para un nerd pasar desapercibido por él.
Yo me retrase dejando mis libros en el casillero, saque mi mochila y me disponía a acompañar a Armando y Roni cuando escuche algo.
-Shiiiii!! Hey!! – Susurro una vos al fondo del pasillo…
Yo mire hacia atrás y vi a Rafa en la puerta del pasillo, estaba recostado en el marco y tenía su mochila colgada del hombro.
– ha!! Eres tu- conteste mientras caminaba hacia él. – ¿Qué haces?- Le pregunte…
– Me voy a zafar la clase, no quiero hacer gimnasia hoy- me dijo
– Pero ¿Dónde iras? Y ¿Cómo te la vas a zafar? No hay manera de salir – le pregunte mientras lo miraba.
– Ven conmigo y te muestro por donde salir- me propuso mientras su rostro denotaba picardía.
Me tomo del brazo y me halo por el pasillo, caminamos hasta salir al patio del ala sur del colegio ahí estaba el vivero donde plantábamos flores y vegetales para el proyecto comunitario, caminamos por el callejón formado entre el vivero y el muro del colegio, mientras me contaba que había descubierto esa salida el año anterior con sus amigos los brabucones, y en efecto al fondo el muro estaba dañado en la parte superior pero no se notaba por lo intrincado del lugar y además el musgo había crecido y no se notaba.
Me dijo que trepáramos y así lo hice, saltamos al otro lado del muro donde había una pequeña arboleda y al fondo cruzaba un riachuelo.
-Vamos date prisa- me dijo mientras brincaba en las rocas del riachuelo.
Caminamos unos minutos y llegamos hasta una reja que dividía la arboleda. Yo le pregunte:
– ¿Y esto?
El contestó – Esta reja divide la propiedad de la mansión Sánchez- La mansión Sánchez era una casa abandonada muy famosa en área, hasta donde sabia era peligroso entrar hasta la casa, Rafa me dijo que entráramos hasta un lugar donde a él le gusta descansar. Y así fue entramos y caminamos hasta la parte profunda de la arboleda al pie de un árbol muy grueso y frondoso. Rafa se refirió al lugar como “su lugar secreto”. Nos sentamos al pie del árbol y rafa se trepo hasta unas ramas bajas y bajo una mochila de plástico de donde saco unas barras de chocolate que comimos mientras me platicaba lo del pleito de sus padres. Notaba a Rafa distante de mí físicamente al punto que mientras nos quedamos en silencio mirando hacia las copas de los arboles le pregunte:
– Rafa ¿Qué opinas de lo que paso en mi casa hace una semana?
-¿Tendría que opinar algo? Me pregunto en tono altivo…
-No de hecho- le respondí desconcertado, cerré mis ojos y suspire.
Luego sentí su mano pasar por mi rostro, abrí los ojos y lo vi justo encima de mí, sus ojos me transmitían esa calidez, su cuerpo se acopló sobre el mío y su boca fue directamente a mi cuello, su labios me rosaban mientras yo me retorcía del placer, sus manos buscaban acariciar mi cintura y poco a poco fue metiendo su mano por mis pants hasta que alcanzo mi trasero, la sensación era tan excitante, estábamos ahí en medio de la arboleda lejos de todo mientras me entregaba poco a poco a sus deseos.
Se levanto un poco para sacarse la camisa, estar en esa posición y moviendo su cuerpo le había dado calor y ya comenzaba a sudar un poco, sus pectorales quedaron expuestos, la tenue luz que se colaba por las ramas de los arboles hacia que su cuerpo brillara por lo húmedo del sudor, yo levante la mano mientras él estaba sobre mi y acaricie su abdomen, la noche que habíamos pasado juntos no tuve la oportunidad de contemplar a cabalidad su cuerpo, mis dedos rozaban su piel, podía sentir su abdomen contraerse por la respiración, es una sensación llena de tanto morbo. Se acerco de nuevo, me quito la camisa y fue directo a mis pezones, comenzó con un suave vaivén de su lengua, la sensación me volvía loco, luego poco a poco la intensidad aumente y paso a mordisquearlas un poco, cuando hizo eso no pude evitar que un gemido de placer intenso emergiera de mi boca, hizo esto por un momento, yo inclinaba mi cabeza hacia atrás por el placer que me daba esa experiencia, me perdía viendo la luz que atravesaba las copas de los arboles.
Luego sentí como sus manos bajaban mis pants, yo tenía una erección bien puesta, miro mi pene erguido y vacilo un poco antes de ponerlo en su boca, mi reacción fue –woow- no podía creer que Rafa me estuviera mamando la verga, era un poco brusco y torpe al hacerlo, pero la experiencia me hacía sentir tan caliente casi a punto de explotar en su boca. Luego la saco de su boca, y me dijo:
-Es tu turno- Mientras se bajaba los pants y el bóxer.
Y ahí estaba de nuevo frente a mi esa enorme verga que salió de un brinco de sus pants, el se acerco a mi puso sus rodillas entre mis brazos y me dejo su verga justo frente a mí para que hiciera mi labor, sin dudar la metí en mi boca lo mas que pude, jamás olvidare el sabor, no era desagradable, no olía mal, ni siquiera a sudor. Mientras estaba dentro mi lengua trataba de rodearla mientras la sacaba y la metía; Rafa estaba perdido sus ojos cerrados y su boca entre abierta me indicaban que disfrutaba de lo que le hacía, y de vez en cuando soltaba un gemido y me decía:
– uuuf siii hazlo así-
Sus palabras eran como ordenes para mí, sentía tanto morbo tener esa verga en mi boca, 19cm en plena erección, me encantaba ver las venas que se le marcaban y su vello púbico recortadito y super limpio, me excitaba sentir esa enorme verga en mi boca. La mamada ya llevaba varios minutos, yo solo me acomode sentándome y recostándome en el árbol mientras él seguía de rodillas empujándome cada vez más su verga por mi garganta, mientras yo me masturbaba como loco, sin pensarlo pasaron casi quince minutos, y me dijo:
– ya me falta poco, quiero penetrarte y acabar en ti
Se levanto y yo hice lo mismo, me tomo del brazo, y me planto tremendo beso, a lo que yo le respondí, estábamos de pie besándonos con tanto deseo y pasión, podía sentir su lengua entrando en mi boca y acariciando la mía. Nuestros penes totalmente erectos se rozan uno al otro mientras seguíamos besándonos.
Me dio la vuelta y puse mis manos apoyadas en el árbol, mientras le ofrecía mi culo, el puso su mano en mi muslo izquierdo y aplico fuerza mientras me decía:
– Ábrete mi niño te voy a requisar
Se agacho y abrió mis nalguitas y fue directo a chuparme el culo, una vez más no pude evitar gemir, pero esta vez fue más fuerte y pude sentir espasmos en mi pene y en mis bolitas, casi estuve a punto de venirme de solo sentir su boca chupándome ahí atrás.
Se apresuro y puso un poco de saliva en su verga, mi ano estaba dilatado por la excitación, estaba vez la metió de un solo empujón:
-Haaaa!!! Grite… mientras sentía como su verga se abría paso por mi culito, que aunque estaba dilatado, no era suficiente para las dimensiones de la verga que recibía.
Solo bastaron unos tres empujones para que yo me volviera loco de placer, en ese momento sentí el orgasmo más intenso que había tenido hasta ese momento, baje mi cabeza y vi como de mi pene broto disparado un chorro de leche, tras otro, otro y otro, cuatro enormes tirones de leche cayeron al suelo lleno de hojas secas. Yo solo exclame un débil gemido mientras sentía como si me elevara mis piernas no me respondían, al punto que solo sentí como Rafa me sostenía con sus brazos me apoyo sobre él mientras el también daba sus últimos empujones, solo escuche como Rafa soltó un gemido de placer cerca de mi oído, y sentí las palpitaciones de su pene en mi ano mientras su leche se drenaba dentro de mí.
Nos tiramos al suelo, y ahí descansamos por un buen rato, podía ver la tarde que caía sobre la arboleda y la luz se tornaba naranja mientras el sol descendía. Rafa me abrazo todo el tiempo y yo me recostaba sobre su pecho y abdomen, mientras el tarareaba un melodía, una canción viejita de los 90’s.
Esta tarde jamás la olvido, no solo por la pasión que desbordamos sino porque podía sentir como Rafa y yo poco a poco nos vinculábamos más. Cuando solo faltaba una hora antes de anochecer cruzamos la reja y nos dirigimos, a casa, el me acompaño hasta la entrada, se despidió de mí y me dijo:
– Bien, sano y salvo en casa, es hora de que yo vuelva a mi infierno. Mientras me tomaba entre su brazo izquierdo y con su mano derecha me sobo mi cabeza, como siempre lo hacía yo sonreí y lo mire directo a los ojos, esos ojos que siempre me decían lo que sus labios no podían. Entre a la casa y vi por la ventana como cruzo la calle y se alejaba.
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