Rafita mi vecinito enamorado.
Mi nombre (falso obviamente) es Alex, tengo 24 años y vivo con mi madre en un fraccionamiento que aún está en construcción. Por lo tanto somos muy pocos vecinos dentro del complejo. Si me permito contar en este momento, debemos ser máximo 6 familias en toda la colonia.
Ya es normal para todos ver desérticas todas las calles siempre, casi todos los vecinos están a una calle de distancia de algún otro, exceptuando mi caso, pues por alguna razón, hace medio año se mudó una familia justo a un lado de mi casa. (De todas las casas libres, dio la casualidad de que justo a un lado sí vive alguien) Quizás lo hicieron intencionalmente para poder llevar una relación con vecinos. Y esque desde el primer día que llegaron se presentaron y han sido muy amables conmigo y mi mamá.
La primera vez que tocaron la puerta, ya había notado los camiones de mudanza así que sabía que eran nuevos en el vecindario.
Mi madre abrió y yo solamente observé de lejos.
– Buenas tardes, venía a presentarme a mi y a mi familia.
Estaremos viviendo a un lado y esperamos llevemos una bonita amistad de vecinos.
– Dijo Pera, quien traía de la mano a un niño de 7 años y detrás de ellos venía otro de 10.
– Ellos son Luis y Rafita.
– Ambos niños saludaron.
Rafita era el de 10 años.
Un niño delgado, un tanto rubio de cabello pero no tan blanco de su piel.
Muy sonriente y extrovertido.
Mi madre los invitó a pasar y tuve que ir a presentarme.
– ¿Tienes juegos de mesa? – Fue lo primero que rafita me preguntó
– No tengo pequeño, todos están incompletos.
– Dije, pero al instante recordé de un viejo twister que tenía en mi armario.
Así que le propuse jugarlo y Rafita y Luis aceptaron.
Nos quitamos los zapatos y Comenzamos a jugar.
Luis tuvo la idea de que si nos quitábamos los calcetines sería menos resbaloso hacer los movimientos.
Debo decir que soy bueno con el twister y Rafita no se quedaba atrás.
Luis no lo encontró divertido y bajó con su mamá para que le diera su Nintendo DS.
Así que Rafita y yo nos quedamos jugando.
En algún momento, me tocó hacer un movimiento en el que mi cara quedaba justamente frente a su piecito.
– Me haces cosquillas cuando respiras jaja – Dijo Rafita al sentir mi respiración sobre su pie.
E inmediatamente lo moviopegandolo a mi cara.
– Así ya no siento tus respiros.
– Dijo para anunciar su gran idea.
En ese momento, tenía su pie en mi mejilla y eso despertó un poco de calentura en mi.
No pensé y comencé a pasar mi lengüita con el pretexto de quererlo tirar con cosquillas.
Rafita comenzó a reir
– Oye, eso no se vale – Dijo.
Y sosteniéndose de sus dos manos y el otro pie, levantó el que estaba yo chupándole.
Él reía pero dentro de él comenzaba a pensar otra cosa, porque comenzó a acercar su pie de niño a mi cara en el piso totalmente.
Yo abría mi boca y él metía su pie.
Chupaba todo lo que cabía de su pie en mi boca y él lo sacaba para jugar ahora conmigo de forma un tanto inocente pero dominante.
Cuando sacaba su pie de mi boca, me miraba de una manera que me hacía notar que él tenia el control en ese momento y yo debía conformarme a cuando a él se le antojara volver a meter su pie.
Fue entonces cuando me cansé y me dejé caer, o sea, perdí el juego.
Él al ver que era el ganador, simplemente se relajó.
Y se soltó.
Sin notar que caería sentado arriba de mi, sobre mi estomago.
Ambos reímos y no pensé en más que en aprovechar el momento.
Lo distraje con comentarios y bromas para que no se diera cuenta de que se quedó encima mio.
Fue entonces cuando empecé a acariciar sus pequeños dedos de los pies.
– Que fue eso de tu pie en mi boca eh? – pregunté
– No se, solo jugaba jajaj – Respondió rafita.
– Bueno, a mi me gustó el juego, tú no sentías rico?-
– Sí, se sintió bonito jaja.
Entonces volví a tomar su pie, olí su planta, la pegué a mi cara y solo comencé a chuparlo.
Fue ahí donde él acercó su otro pie y sólo observaba lo que les hacía con mi boca.
Estábamos pasándola super bien, yo disfrutando esos preciosos pies y él viéndome, cuando su mamá le llamó.
-Es hora de irnos hijo – Dijo Perita.
Entonces él sacó su pie de mi boca y corrió a ponerse los zapatos.
– Nos vemos, me divertí mucho – Dijo mientras corría hacia abajo.
Entonces se fueron y yo quedé super caliente.
Pero pensé que debía dejarlo pasar y no meterme en problemas.
Una semana después mientras estaba solo, tocaron a mi puerta.
Eran Luis y Rafita.
– ¿Podemos ver películas contigo? – La primera vez que vinieron a mi casa les mostré que tengo una colección de 240 películas.
– Claro – Acepté por que no tenía nada mejor planeado.
Ellos eligieron ver la Sirenita pero a la mitad de la película Luis cayó dormido.
Rafita se veía algo aburrido.
Comenzó la escena en que Ariel tiene que besar a Eric, y de pronto me dijo: – Tú ya besaste a alguien? –
– Sí, a mi novio – contesté.
Rafita no hizo ningún tipo de gesto que delatara que se sintiera incómodo, y al contrario, contestó.
– Yo no he dado un beso nunca.
¿Me enseñas?
No, eso tienes que hacerlo a su tiempo.
– Respondí
– Andale, solo uno pequeño para saber que se siente.
– Insistió.
– Ok pero no hay que contarle a nadie, lo prometes? –
– Prometido.
Entonces acerqué mi cara a él, y le di un beso rápido.
– No se vale, así ni contó.
– Cómo entonces? – Pregunté.
Rafita se acercó y tomó mi cara, comenzó a besarme y no paraba.
Yo sentía sus pequeños labios pegándose a los mios y fue entonces cuando me dejé llevar.
Olvidé por completo que su hermano estaba ahí pero por fortuna tiene el sueño muy pesado.
Me recosté en el sillón y rafita se puso arriba mio.
Seguía besándome de una forma muy tierna.
Sin lengua, sólo nuestros labios.
Duramos como 5 minutos besándonos y a mi se me ocurrió introducir mi mano por debajo de su playera.
Poco a poco se la fui subiendo y yo subía la mia hasta llegar un momento en que estaba su pequeño cuerpo más en contacto con el mío.
De pronto Rafita dijo:
– Tengo calor – Y se quitó su playera y la camisita que traía debajo.
Yo hice lo mismo sin decir nada.
Con mis manos acariciaba su pequeñita espalda.
Y tocaba sus pezoncitos rositas pequeñitos.
Mientras lo besaba tan lindo como sólo he besado a él.
No podíamos seguir quitándonos más ropa puesto que su hermanito estaba ahí.
Así que decidimos subir a mi habitación.
Y aprovechar el tiempo hasta que despertara.
Subimos los dos y al entrar a mi cuarto,Rafita se acostó en mi cama frente a mi, sin playera.
Podía ver su cuerpo pequeño y sus pezoncitos rosas.
Me acerqué a èl y mirándolo a los ojos desabroché su pantaloncito.
y se lo bajé.
Entonces tenía frente a mi dos piernitas lampiñas y un mini calzoncito de spiderman.
Bajé mis pantalones también y ambos quedamos en calzones.
Metí mi mano y sentí un pene pequeño pero duro.
Muy duro.
Él metió su mano y sintió mi pene de 17 cm.
Y quedó sorprendido.
Lo sacó y le enseñé como frotarlo.
¡Tenía a Rafita pajeandome! Le bajé su clazoncito y quedó desnudo completamente frente a mi.
Es lo más hermoso que he visto.
Y era sólo para mi.
Por desgracia recordé que mi madre no tardaría en llegar así que intenté hacerle una paja a él mientras él me la hacía a mi.
No parabamos de besarnos.
Él me hacia la paja y yo a él, cada vez más rápido, hasta que llegó un momento en que Rafita hizo un sonido y dijo: Espera me voy a hacer pipiiiii.
Fue ahí cuando salió un liquido que no era semen, era más transparente.
Yo comencé a jalármela y él no dejaba de besarme.
Hasta que logré sacar toda mi leche.
Ambos quedamos embarrados.
Rafita volvió a besarme y me preguntó.
¿Quieres ser mi novio?
– Sí.
– Contesté y enseguida volví a besar esos pequeños labios que me enamoran cada día más.
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