Ramoncito el nene adicto a la verga 8

En el taxi con papi..
Regresábamos en taxi a mi casa, era un carro pequeño, con los interiores algo sucios y un olor a cigarro muy marcado. Mi mama iba atrás hablando con mi hermana de lo tarde que era y de cómo mi papa estaría furico porque tenía el compromiso del día de campo de su trabajo. Yo veía por la ventana desde el asiento delantero a los carros que circulaban y luego volteaba a ver al taxista, como manejaba, el me vio de regreso y sonrió, tenía los dientes algo manchados por el cigarro. Era un hombre entrecano con vello facial sin mucha forma, moreno con cara amable, vestía una playera blanca de botones al frente y un pantalón de tela en color café, donde se le veía un bulto grande, se le notaba la verga marcándose por un lado.

Voltee a ver a mi mama pero ella no nos prestaba atención. Lamí mis labios viendo el bulto del taxista el cual se hincho y brinco un poco, yo estaba embelesado, el en un movimiento rápido se lo apretó con la mano izquierda, abrí mas los ojos apreciando su forma a través de ese pantalón, el me guiño un ojo rápido.

Llegamos cerca de la casa, era un viaje corto, vi a mi papa afuera de mi casa. Mi papa abrió la puerta y antes de que mi mama bajara ya estaban discutiendo. Era una pelea en medio de la calle, vi que varios vecinos se asomaban. Mi mama le decía que ella tenía que arreglarse para estar lista y mi papa le reclamaba que ella ya sabía que era importante y que lo había hecho a propósito, que era un evento familiar y que aunque fuera el solo iria.

Luego de varios gritos y reclamos abrí la puerta para bajar, volteando a ver por última vez ese bulto del taxista, pero mi papa me empujó hacia dentro, sentándose en mi lugar y a mi sobre su regazo.

Papa: me voy con Ramoncito, al rato volvemos, no puedo faltar.

Mi mama se acercó muy enojada y discutieron un rato más, acordando que era lo mejor y luego de preguntarme si quería ir y yo asentir, el taxi arranco de nuevo.

Papa: estas mujeres chingado.

El taxista asintió. Estaba un poco encorvado tratando de disimular su erección, era obvio que lo habían tomado por sorpresa ese cambio de destino, de hecho apenas le habían dicho a donde iríamos.

Papa siguió hablando quejándose de mama, decía que ese día de campo era muy importante, luego me conto que habría juegos para mí y postres, lo cual yo no sabía y me alegro.

Papa: usted esta casado?

Taxista: si, ya jajaja

Papa: y no se arrepiente? Jajaja puros problemas con estas viejas.

Ambos rieron y papa aprovecho para sentarme sobre su ingle, sintiendo su verga flácida pero gorda en mis nalguitas. El taxista volteo viéndonos de arriba abajo.

Papa: él es Ramoncito, mi hijo varoncito, tiene 4 años. – adelanto mi papa sin antes escuchar pregunta sobre mí.

Yo sonreí y vi su bulto, el cual para nada había disminuido.

Taxista: si ya lo conocí, me ha acompañado todo el camino aquí adelante.- me sonrió.

Papa: ah si? Y se ha portado bien? Porque es muy cabroncito. – y me dio un beso en la nuca restregándome su verga con un movimiento de cadera.

Taxista: jaja no se preocupe, se ve que es buen nene, muy obediente. –dijo con una mirada analizadora, viendo primero a mi papa, luego a mi y al final a la unión de mis nalguitas con el bulto de papa.

Papa paso la mano derecha sobre mi ingle, dejándola ahí, mientras la radio sonaba, afuera solo se escuchaba el motor de los carros. Mi verguita sentía el calor de la mano de mi papa, y en mis nalguitas sentía que la verga de papa había crecido.

Papa rompió el silencio que llevábamos hace unos minutos, luego de varias miradas de reojo.

Papa: usted tiene hijos?

Taxista: si, tengo dos, ambos varoncitos, uno de 3 y otro de 2.

Papa: que bien, y que tal lo lleva? Son muy juguetones?

Taxista: si. – luego de un rato viendo al frente siguió- ambos son muy obedientes y juguetones, como el suyo.

Luego el taxista se agarró el bulto sin descaro, yo me asombre de que lo hiciera frente a papa. Sentí la mano de papa moviéndose acariciándome la verguita, para luego meterla por un lado de las piernas.

El taxista nos veía de reojo, tratando de seguir el camino. Mi papa metió su otra mano bajo mi camiseta acariciándome, yo me recargue sobre el disfrutando de las caricias, viendo a los ojos a aquel taxista.

Taxista: que bebe? Te gusta como tu papi juega contigo?

Yo asentí, con la mirada perdida. La mano de papa bajo entre mis la nalguitas acariciándolas y poniendo un dedo en el culito.

Yo gemí. El taxista sonrió apretándose la verga que parecía que le quería romper el pantalón. Mi papa tomo su bulto con la mano izquierda, bajándole el cierre. Yo veía sorprendido todo lo que pasaba, a la vez que sentía el dedo punzándome el culito.

Del cierre del pantalón del taxista mi papa saco una verga gorda, morena y larga, tenía el prepucio corrido y ya babeaba de la cabeza rosa. La mano de mi papa manipulaba esa verga con maestría. El carro iba más despacio, papa le dio unas instrucciones para llegar, como podía pues sus manos estaban ocupadas una en mi culito y otra en la verga del taxista.

Papa: ya estamos próximos a llegar.

El taxista asintió, mi papa tomo mi cabeza bajándola hasta meterme la verga del conductor, la cual estaba babeante detenida por la mano izquierda de papa.

Papa: sácale la leche bebe.

Yo me puse a chupar con ganas esa verga, succionaba rápidamente moviendo mi cabeza de arriba abajo, su entrepierna olia fuerte a sudor. Estaba muy caliente, mi cuerpo estaba temblando mientras mi culito era penetrado por el dedo de papa.

El carro seguía andando, aunque despacio, el taxista gemía mientras el sonido de mi boca retumbaba entre cada mamada que daba. Su verga se sentía mas hinchada, estaba próxima a descargarse.

Papa: dale la leche a mi hijo, correte en su boquita, el se la va a tragar toda, es un un nene muy obediente.

Taxista: ay cabron, no puedo más. – y soltó el primer disparo el cual era abundante, sabía muy fuerte, yo me atragantaba pero trague rápido antes del segundo y tercero, la leche se me desbordaban por las comisuras de la boca.

Papa: así así, traga hijo, es lechita rica.

El dedo de papa ya estaba dentro en mi interior dando círculos, lo cual me hacía retorcer.

Papa: limpalo bien hijo, no dejes sucio al señor.

Entonces yo me puse a limpiar todo mi desastre, tragando cada rastro de semen, mientras escuchaba las direcciones que le daba papa al taxista.

Sentí como me levantaban sacándome el dedo del culo y acomodándome la ropa, estábamos por llegar, el taxista se guardó la verga que ya estaba flácida, rendida.

Papa: es aquí delante, llegamos, cuanto te debo?

El taxista esta sorprendido de todo lo que había pasado, me veia como aun me saboreaba la leche en la boca y como mi papa acomodaba su erección.

Taxista: no es nada, yo invito.

Papa: en serio? Pues muchas gracias jajaja

El asintió y cuando bajamos pregunto.

Taxista: no necesitan taxi de regreso?

Mi papa giro sonriendo y asintió, entonces se pusieron a hablar mientras yo contemplaba el lugar donde habíamos legado, era un jardín enorme, con payasos y globos. Corrí a disfrutar ese dia de campo ya recién merendado de lechita fresca.

Continuara.

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